A lo puesto en negrita...¿En qué quedamos?
Por lo demás. O eres un troll o simplemente estulto. De todas formas de lo que, de ser cierto el relato, hay certeza es de que eres un DELINCUENTE y además con muy poca vergüenza porque justificas tus actos con alegaciones peregrinas.
Si estás en paro, algo cobrarás, si no es la prestación es la paguita. Como te han dicho hay asociaciones, banco de alimentos, cáritas...donde te dan esos productos, no tienes que salir a hurtarlos. Dices que tienes para pagarlos pero que no te da la gana y te excusas con el precio, con la inflación, con tu situación....son excusas de zascandil. Si tienes, lo pagas, y si no, a otra cosa que también se puede vivir sin AOVE.
A mi también me parece muy caro el precio del gasoil, o de una comida fuera de casa, pero no por ello voy por ahí delinquiendo.
La sociedad que te permite vivir siendo un parásito es la misma que ha creado esta serie de garantías legales para que nadie se tome la justicia por su mano, ni tú, ni quien te pilló hurtando, de esa manera tú aún estás vivo o conservas todos los dedos de las manos, en otras sociedades no estaríamos hablando de lo mismo. Creeme que sin esas garantías llamadas leyes, tanto de manera explícita (las que están escritas) como implícita (las que se asumen por civismo, costumbre y ética) quizá ahora mismo no estarías escribiendo esto.
Hay muchas cosas que mejorar en la sociedad que a todos nos joroban o no nos gustan pero si hemos decidido vivir en sociedad es para adaptarnos a unas normas y hemos dotado de ciertos mecanismos para ir cambiando esas normas. Has equivocado al enemigo porque con tu acto no solo no has obtenido un beneficio, incluso si hubieras tenido "éxito" el beneficio es exiguo, inapreciable, sino que además te has generado problemas legales que te obligarán a, probablemente, trabajar para pagar tu deuda (trabajos en beneficio de la comunidad) y, por el camino has ocasionado una serie de gastos con la actuación policial y judicial que, en mi opinión, también deberían entrar en la cuenta para la reposición de la normalidad. Has generado una situación incómoda y de estrés entre los trabajadores de ese supermercado (que no tienen culpa ni de tu malestar ni de la política de precios) y también entre la gente que viese el espectáculo (hay mucha gente sensible y esto les puede generar miedo en su vida diaria, tener una sensación de inseguridad). El enemigo eres tú. No has pensado en positivo, no has intentado nada para que puedas tener lo que quieres tener, en cambio, has pensado en negativo, en buscar otros culpables, en exculparte a tí mismo y atribuirte galones de juez y parte, en dejar al lado la empatía, has actuado no contra ese supermercado ni contra los malvados que mueven los hilos, no, contra la propia sociedad.