Las lágrimas del imán

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Atentados Barcelona: Las lágrimas del imán. Blogs de De Algeciras a Estambul

La patria de los yihadistas europeos es el islam de los saudíes. Han traicionado el islam de sus mayores, el que mandaba no dar de baja de la suscripción de la vida. Los imanes deben combatir esa maquinaria tras las masacres

Dios mío, qué hemos hecho mal. Esto se lo está preguntando Driss Sally, imán suplente de la localidad de Rubí, llorando en brazos de Javier Martínez, padre de un niño de tres años que murió en el atentado yihadista de las Ramblas en Barcelona. Cómo puede ser que nuestros chavales, chicos criados en nuestras barriadas, hijos de gente que acude a nuestras mezquitas, cojan y masacren a cualquiera que se les ponga por delante, invocando encima el islam.

Javier Martínez acaba de perder a un hijo, pero Driss Sally acaba de descubrir que sus hijos, o quienes pudieran serlo, se han convertido en asesinos. Dios mío, qué hemos hecho mal, se pregunta. Como deberían preguntarse los políticos, analistas, sociólogos y periodistas de media Europa. Y especialmente los de España, porque los atentados de las Ramblas y Cambrils se veían venir. No hacía falta ser profeta, y menos tras París, Londres, Bruselas, Niza, Berlín, Estambul o Mánchester.

Driss Sally tiene motivos para llorar, porque sabe que nada se resuelve con la fórmula, repetida como un mantra desde hace décadas: "Estos asesinos no tienen nada que ver con el islam". Sabe que tienen que ver. Mal que le pese. Y que él es uno de los culpables.

Voy a dar por hecho que Driss Sally nunca ha predicado la violencia, que siempre ha creído que el islam es paz y servicio al prójimo, tal y como creen con sinceridad cientos de millones de fieles a la religión del amor. También, que desde su modesto cargo no podría haber hecho gran cosa para cambiar el mundo. Pero forma parte de un colectivo, el clero de la religión del amor, que es culpable de haber llevado al islam hacia donde se ha deslizado: hacia un sistema de poder despiadado, dedicado a la opresión de los fieles a la religión del amor.

Porque los muertos de las Ramblas o de París son solo una llamarada momentánea de un fuego que va devorando desde hace décadas todas las sociedades musulmanas. Digamos desde la Revolución islámica del imán Ruholá Jomeini en 1979, y de su fetua contra Salman Rushdie en 1989, aquella en la que se arrogó poder sobre la vida y la muerte de cualquiera que hablara del islam. Desde entonces, los wahabíes pagados por Arabia Saudí, Qatar y vecinos han tomado la delantera respecto a los jomeinistas financiados desde Irán —tienen acceso a más petrodólares—, pero la diferencia es nula. Tratan de convertir una religión antigua y diversa en un monolítico bloque de leyes incontestables, una maquinaria que tenga control sobre cada uno de los mil y pico millones de fieles a la religión del amor que hay en el mundo.

Esa maquinaria, que busca convertir a todos los fieles a la religión del amor en robots de su fe, es la que está en el origen de las masacres yihadistas. Contra ella deberían protestar los imanes que aún creen que el islam predica paz y amor. No basta con declararse contrario a la violencia.

Contrarios a la violencia se mostraron los gobiernos de Arabia Saudí y de Qatar cuando enviaron delegados a la manifestación contra la masacre de 'Charlie Hebdo' en París en 2015. Contrarios a la violencia ejercida sin control, con kalashnikovs, querían decir. Porque de haber caído bajo su ley los caricaturistas, los habrían decapitado gustosamente. En juicio público y acorde a lo que ellos llaman islam.

Y lo que los saudíes llaman islam es lo que se enseña en todas las mezquitas de Europa. También en las de Rubí. Que una mujer musulmana debe llevar un velo para no excitar a los hombres. Pero, sobre todo, para no confundirse con las demás. Para identificarse como musulmana. Para ser controlable. Que no debe juntarse con hombres ajenos y que solo se puede casar con fieles a la religión del amor. Y que a los hombres les corresponde vigilarlas, ser guardianes del colectivo, peones de esa maquinaria que forja la comunidad musulmana como bloque distinto al resto de la humanidad.

Lo que hoy se llama islam en Europa es una ideología que predica la segregación. Por vía doble: la separación entre mujeres y hombres desde la adolescencia —incluso antes— y la división entre fieles a la religión del amor y quienes no lo son (en el neolenguaje wahabí, llamados infieles, aunque dudo mucho de que el imán de Rubí incurriera en un error teológico tan grave).

Es esa segregación, esa conciencia de ser un colectivo superior, la que facilita que los chavales de barriadas catalanas se conviertan de un día para otro en asesinos. Porque la religión que les han enseñado, y les han dicho que es la suya, les ordena no formar parte de los 'infieles', apartarse, distinguirse, uniformarse, si son chicas, con el velo. No creer en las leyes de los demás, no seguir sus normas, no asumir sus derechos ni sus deberes. Ser otra cosa. Algo superior, miembros de la fe definitiva, la que Dios quiere para toda la humanidad. Un colectivo solo responsable ante Él, las escrituras y los imanes, nunca ante alcaldes, jueces, policías, ante 'infieles'.

Esta es la violencia pequeña y cotidiana ejercida contra el propio colectivo: quien nace de la religión del amor (y sobre todo, musulmana) y no cumple con las normas divinas, es traidor. Apóstata. Merece la muerte. Eso piensan. No, la inmensa mayoría de los fieles a la religión del amor europeos no mataría a nadie. Pero cada vez más lo justificarían. Lo constata Sanaa el Aji, periodista jovenlandés, al divulgarse que entre las 39 víctimas de la masacre yihadista en el club Reina en Estambul la pasada nochevieja hubo varias marroquíes. La reacción en internet: ¿y qué hacían unas marroquíes bebiendo alcohol en una fiesta cristiana?

Y bastan un par de páginas de Daesh en internet y el discurso de alguien que dice ser imán para redirigir esta violencia cotidiana y lanzarla contra 'los otros', esos que a diario con su ejemplo corrompen a los nuestros, les ofrecen alcohol, buscan acostarse con nuestras chicas, quieren destruir nuestra fe. Ellos tienen la culpa, es fácil de ver. Y así se agarra un kalashnikov o el volante de una furgoneta.

El islam en Europa busca la separación entre mujeres y hombres desde la adolescencia y la división entre fieles a la religión del amor y quienes no lo son
¿Sorprende? Los jóvenes alemanes que en 1914 acudían masivamente al frente como voluntarios no eran unos patológicos violentos que odiaban Francia. Pero se habían educado en colegios públicos donde vestir uniforme se pintaba como la máxima gloria, y morir por la patria como el máximo deber del ciudadano. Cuando alguien les decía que tocaba morir matando a franceses, hicieron cola.

La patria de los yihadistas de Mánchester, París, Londres y Cambrils es el islam. Lo que los saudíes llaman islam. No tienen otra. Se han olvidado de que sus padres y madres eran marroquíes, argelinos, paquistaníes. Han traicionado el islam de sus mayores, ese que mandaba no dar de baja de la suscripción de la vida, que era apenas un complemento difuso, abstracto, para quienes se sentían ciudadanos de un país, miembros de un pueblo, quizás incluso defensores de una nación o una ideología política. No es que ellos no fueran capaces de dar de baja de la suscripción de la vida: lo hacían en nombre de la independencia, de su nación, quizá del marxismo o del panarabismo. Nunca de la fe. Una fe muy distinta de la que ahora conforma la única identidad de sus hijos y que les llega por las cadenas satélite y por las páginas web de las asociaciones islámicas europeas, esas que tienen fondos públicos y forman parte de los consejos estatales. Y desde las mezquitas.

Ya decíamos que el gran error, el crimen de Europa, es no haber aceptado realmente como compatriotas a los pagapensiones que invitó para que mantuvieran sus industrias, limpiaran sus casas y calles, pagaran las jubilaciones de sus ancianos. Pero lo que ha hecho el clero de la religión del amor en los últimos 20 años es impedir a toda costa que se convirtieran en compatriotas, ni aunque adquiriesen el pasaporte o nacieran con él bajo el brazo. Ha gastado mucho dinero en conseguir que dejen de ser franceses, británicos, españoles, y se conviertan en fieles a la religión del amor.

Por eso es tan equivocada la solución que se propone desde muchas tribunas: colaborar con el 'islam moderado' para frenar el yihadismo. Porque el 'islam moderado' es hoy día el islamismo: la Universidad de Al Azhar en El Cairo ya no defiende nada esencialmente distinto al wahabismo saudí que inspira al Daesh. El islam de la generación de los padres y abuelos de esos yihadistas, aquel islam que predicaba no dar de baja de la suscripción de la vida, ya no tiene portavoces, no tiene mezquitas (y nunca las tuvo: entonces los fieles a la religión del amor eran capaces de vivir su fe sin necesidad de prédicas). Está en vías de extinción, y su nombre ha sido usurpado por una ideología inhumana. Una ideología que impide con un enorme esfuerzo, con dinero, con horca, fusil y cuchillo, que las sociedades musulmanas pasen por el proceso de ilustración mediante el que la sociedad civil de Europa anuló, tras siglos de sangre, el poder mortífero de la Iglesia católica.

Si Driss Sally quiere que sus hijos no sean asesinos, debe decirles que la segregación es inhumana. Que las escrituras no pueden ser motivo para incumplir las leyes. Que ninguna ley es divina sino que todas son convenciones humanas. Que el pelo de la mujer no es más diabólico que sus uñas o sus cejas. Que nadie es mejor musulmana por llevar velo, y que nadie es fruta por no llevarlo. Que irse a la playa en bikini no es una ofensa a Dios ni una invitación a ser amada sin consentimiento. Que una se puede enamorar de quien quiera y casarse con quien le pida el cuerpo.

Que uno puede comer lo que quiere en casa de quien quiere, y que la industria 'halal' no es más que un invento imperialista para sacar dinero, mucho dinero, de la ideología de la segregación. Que no pasa nada por leer una novela de Salman Rushdie y que es lógico discutir sobre el proceso de creación y composición del Corán. Que si uno deja de creer en la religión que le asignaron al nacer, que la abandone sin miedo. Pero que mientras crea, que crea en Dios, no en un galimatías de normas contrarias a la razón. En fin, que si una no es capaz de ser musulmana tomando el sol en berzas en una playa, es que una no es musulmana.

Si los periodistas le quieren echar una mano a Driss Sally en esta empresa, podrían dejar de machacar a su público, día tras día, con entrevistas a mujeres conversas que proclaman orgullosamente su derecho a identificarse mediante el velo, es decir, a colaborar con la maquinaria que segrega la ciudadanía en dos bloques, puras y pilinguis. Podrían preguntarse por qué jamás han ido a preguntar a las chicas forzadas a llevar velo, forzadas a segregarse, por su familia, su barrio, su gueto catalán o madrileño.

Si los que se hacen llamar expertos quieren ayudar a Driss Sally, podrían dejar de afirmar que el islam verdadero, coherente e inmutable es el que proclama el Daesh, con su retahíla de versos guerreros que tan bien se saben de memoria, y admitir que durante 14 siglos, el islam era otra cosa, una religión como cualquiera, indistinguible casi del cristianismo y el judaísmo, formada en cada momento por quienes la componían; podrían acordarse de que también son fieles a la religión del amor tradicionales los marroquíes que bailan en una romería de gayses.

El islam que predicaba no dar de baja de la suscripción de la vida está en vías de extinción y fuera de las mezquitas. Su nombre ha sido usurpado por una ideología inhumana

Si los policías quieren poner de su parte, en lugar de ponerse medallas por su puntería, podrían aclararnos quién les ha ordenado disparar a dar de baja de la suscripción de la vida, no solo en Cambrils sino en media Europa, siempre a dar de baja de la suscripción de la vida, aunque los sospechosos no lleven ni armas, como si el objetivo fuera no dejar testigos, no tener a nadie a quien interrogar, no conocer qué hubo detrás de ese momento de terror, no permitir que hablen quienes podrían contarnos cómo se llega a yihadista.

Si los políticos quieren que el islam que crían en sus barrios no sea el de unos asesinos, podrían dejar de hablar de 'diversidad', ese término acuñado para engalanar el racismo, y podrían asumir que los derechos humanos no son diversos, sino únicos para todos. Podrían dejar de adornar sus partidos con alguna concejala con 'hiyab', ese gesto de moda con el que se adhieren a la ideología de la segregación sensual y religiosa. Podrían dar puerta a los islamistas a los que ahora invitan para marcar el currículo en los colegios públicos, y podrían, de paso, revocar las licencias de los colegios católicos que sigan segregando a los alumnos por sexos. Podrían anular el Concordato y establecer que ningún Estado extranjero, ni jovenlandia, ni Arabia Saudí, ni el Vaticano, debe tutelar a los ciudadanos españoles, y que ningún misionero debe enseñar dogmas en el colegio. Ninguno.

También podrían negar fondos públicos a las fundaciones que promocionan negocios 'halal' y utilizan el término 'islamofobia' como arma arrojadiza para silenciar toda crítica al islamismo, esas que piden a las ciudadanas ponerse el velo para "solidarizarse con las musulmanas", es decir, para respaldar a quienes quieren segregarlas, marcarlas, controlarlas. Podrían dejar de financiar seminarios en los que las conversas españolas con becas en el Golfo y velo en el cerebro tergiversan la palabra libertad. Podrían pensar en dar voz a algunas de estas mujeres marroquíes, egipcias, palestinas o argelinas que se juegan día tras día la salud, la libertad y la vida, para no ser engullidas, aplastadas, encarceladas, asesinadas por ese 'islam' cuya difusión se paga con dinero público español.

Y desde luego, los políticos catalanes, ya puestos, podrían dejar de hacer el ridículo protestando contra la presencia del Rey en una manifestación antiyihadista —por inútil que fuese—, y antes de hablar de los "negocios de España con Arabia Saudí" podrían darse de baja, primero, de cierto club de fútbol que durante seis años —hasta el 1 de julio pasado— lucía el nombre de Qatar en la camiseta.
 

Agropecuario

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Lo más cachondo de la representación teatral, digo perdón, de la escenificacion del perdón es que al iman le falto mandar a la mujer a fregar, no le hace ni puñetero caso.

Yo creo que por eso no lo están machacando mucho en TV
 

Kyle Reese

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¿El enfoque ultralaico ha funcionado en Francia?

Me parece que es una manera de justificarse al final para que no lo tilden de islamófobo. El Vaticano como mucho puede engendrar iluso con sus doctrinas, y creo que ni eso, de todos los católicos que conozco el más simple hace relojes. Pero la Umma al-Islamiyah engendra matones, resentidos, gente alienada en su país o en los nuestros...no se puede poner al mismo nivel.

Hubo un programa del Évole, hace unos cuatro años, sobre la situación en Lérida: dos imanes, uno radical y el otro más tradicional, los jovenlandeses iban en masa a rezar con el más incendiario y el otro se quedaba con los cuatro viejos que no querían amones. ¿Hasta que punto se puede acusar a los imanes, y no a los fieles de elegir libremente el veneno más potente?

En ese mismo programa si recordais, salia un ex reo afgano de Guantánamo paseando tranquilamente por Lavapiés, alabando lo mucho que gozaba con el régimen de los talibanes, hasta el Évole estaba flipando en colores...pero el tío estaba viviendo aquí, y no allí con sus rebanapescuezos queridos. Es decir, suelto como un pitbull rabioso para hacer propaganda entre los suyos. Y a nadie le importaba.

Os recomiendo que lo veiais. Era tan dolido el asunto hace ya cuatro años, que en la tele más progre no fueron capaces de darle un lavado de cara a los jovenlandeses.
 

frangelico

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¿El enfoque ultralaico ha funcionado en Francia?

Me parece que es una manera de justificarse al final para que no lo tilden de islamófobo. El Vaticano como mucho puede engendrar iluso con sus doctrinas, y creo que ni eso, de todos los católicos que conozco el más simple hace relojes. Pero la Umma al-Islamiyah engendra matones, resentidos, gente alienada en su país o en los nuestros...no se puede poner al mismo nivel.

Hubo un programa del Évole, hace unos cuatro años, sobre la situación en Lérida: dos imanes, uno radical y el otro más tradicional, los jovenlandeses iban en masa a rezar con el más incendiario y el otro se quedaba con los cuatro viejos que no querían amones. ¿Hasta que punto se puede acusar a los imanes, y no a los fieles de elegir libremente el veneno más potente?

En ese mismo programa si recordais, salia un ex reo afgano de Guantánamo paseando tranquilamente por Lavapiés, alabando lo mucho que gozaba con el régimen de los talibanes, hasta el Évole estaba flipando en colores...pero el tío estaba viviendo aquí, y no allí con sus rebanapescuezos queridos. Es decir, suelto como un pitbull rabioso para hacer propaganda entre los suyos. Y a nadie le importaba.

Os recomiendo que lo veiais. Era tan dolido el asunto hace ya cuatro años, que en la tele más progre no fueron capaces de darle un lavado de cara a los jovenlandeses.
Es que el Islam es un imán para resentido y cafres de todo tipos: hay que maltratar a mujeres y a infieles (que socialmente son superiores), reprobar es sano, mentir tambien... lo tiene todo, un buen orate se convertiría sin dudar.
 

Pinchazo

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Han traicionado el islam de sus mayores, ese que mandaba no dar de baja de la suscripción de la vida, que era apenas un complemento difuso, abstracto, para quienes se sentían ciudadanos de un país, miembros de un pueblo, quizás incluso defensores de una nación o una ideología política.
Ese Islam no ha existido nunca en el ámbito religioso. Quizás haya gente que lo haya practicado, desde un discurso parcial de la parte del Corán buenista.
Pero basta que uno se lea el Corán así un poco de pasada para darse cuenta que como sigas las directrices de este, el Islam es conquista.

El único Islam pacífico es el que no está basado en el Corán. Es decir, no es Islam sino algo que llamas Islam pero que no lo es.

Más les valdría apostatar que intentar la cuadratura del círculo de interpretar el Corán y a Mahoma pacíficamente.
Pero ya nos olemos todos que no va a ser así. Cuanto más les recordemos la realidad, más se radicalizarán y nos echarán la culpa de ello.
 

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Por enésima vez, el Corán se presenta como libro revelado, el Corán tiene instrucciones precisas no interpretables, un Imán se ha leído el Corán y sabe lo que hay así que o miente a su congregación y les vende una versión light del Islam, que ya no será Islam, o tira pa'lante con su fé y que sea lo que Alá quiera. Si tienes un flujo constante de fieles a la religión del amor venidos del monte es imposible hacer una reforma.

Y.. Pinchazo se me adelantó.
 
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M

Miembro eliminado 2827

Guest
¿ De que islam pacifico de 14 siglos habla el iluso este ?

Esto es de traca, si la realidad historica no casa en mi credo buenista me invento otra.

El islam siempre ha sido asi , los unicos instantes de moderacion fueron impuestos manu militari , por los Omeyas , por Ataturk , por Saddam Hussein , por Reza Palevi , por Gadaffi , por la legion francesa , por Assad o por Mohamed VI y no hay mas .

En el momento en que un grupo suficientemente numerosos de fieles a la religión del amor goza de libertad real , tal como sucede en Europa , el islam se muestra como lo que es una fruta secta supremacista , absorbente , violenta , iracional , alineante , machista , agresiva . . .
 

Ernesto o lo otro

Será en Octubre
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¿ De que islam pacifico de 14 siglos habla el iluso este ?

. . .
Sinceramente, creo que es imposible que escriban un artículo mínimamente crítico con el islam sin intentar hacer un lavado de imágen, aunque sea parcial y referido a otros tiempos
 

Sr. Obdulio

Madmaxista
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Si pudiese, a los infieles nos freiría a impuestos y al que le apeteciese le cortaba el cuello.

 

Quemasangres

Himbersor
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Islám pacífico ? ... esto... sí, bueno... fieles a la religión del amor pacíficos, mejor dicho.

En todo caso, yo creo que centralizar el conflicto en algo tan simple como la religión, es un error. El problema es cultural y viene de muchísimo más atrás. El Islam no es otra cosa, que una consecuencia; un reflejo fiel de la cultura oriental. Si le quitas el Islam, ellos montarían el "Islóm". Nada nace del Islam, solamente se define y se propaga en forma de doctrina, es la primera vez que su cultura se encuaderna y se predica en las mezquitas.

---------- Post added 28-ago-2017 at 18:44 ----------

El programa antiguo de Évole, lo he encontrado.

Minuto 14, los imanes de Lérida, minuto 30, el ex-talibán.

Cataluña Islámica - YouTube
Quizás tenga algo de razón Rayola, pero la caga estrepitosamente en su planteamiento incial:

"el tema no era Alemania, eran los nazis...
el tema no era Rusia, era el estalinismo..."

Si os fijáis nombra dos países, y acto seguido su filosofía política. Y ahora viene cuando quiere meter al islam, y obviamente la caga:

"el tema no es la religión, el tema es la ideología".

Señora, la ideología es islámica, y la filosofía política se llama "sharia".