Lo primero es que solo se hacen grandes reservas de añadas que son de por sí excepcionales. Por eso solo hay de determinados años, no de todos.
Esas cualidades excepcionales ya determinan una estructura del vino que le permite conservarse largamente y seguir madurando -lo que no deja de ser un proceso químico que convierte azúcar en alcohol- durante un largo periodo de tiempo.
Lo segundo es que si abro un gran reserva y sabe a madera, lo tiro por el fregadero. Si sabe a madera es que o la barrica era mala o no se controló la fermentación adecuadamente. Este sabor a madera lo he visto más en jóvenes roble que en reservas o grandes reservas. Un Gran Reserva en todo caso tiene que saber a fruta negra, a minerales, a regaliz o a cuero y tabaco, todo ello con un toque de madera buena, que no es malo.
Lo tercero es que no todas las uvas permiten una alta permanencia encerradas. Los taninos y el azucar del ribera (tinta fina) lo permiten más que los del Bierzo (mencía), pero menos que los oporto (touriga y amarela fundamentalmente) por su contenido en azúcares. De ahí que todo vino tiene HASTA una fecha optima de tomar. Pasada esa fecha, tiene que haberse conservado en condiciones exquisitas para estar bueno. Y sobre todo el corcho debe ser de una calidad excepcional.
Hace un tiempo participé en el descorche de tres botellas de pomerol del año 1973. Se tiró al fregadero, la primera, y también la segunda. La tercera era puro néctar.
Y soy asiduo consumidor de Grandes reservas de Rioja de 1995 y hasta ahora no he tirado ninguna.
Por cierto, y pese a lo dicho, prefiero un buen crianza a un gran reserva.
---------- Post added 03-oct-2013 at 19:54 ----------
eso es otra cosa que tambien se podria comentar aunque no era mi idea, para eso ya tendrian que opinar los entendidos, es normal que vinos malos se envejezcan y embotellen en lujo y acompañen de marketing y corrupcion soumillerista?
Un vino malo está malo aunque cueste cien euros y venga en botella de oro.
Creo sinceramente, y no lo digo por meterme contigo, que no has probado un buen vino, o has tenido la mala suerte de no enganchar alguno óptimo. Fíjate que ya la biblia distinguía entre vinos buenos y malos. Pues lo mismo hoy en día: El buen vino le gusta hasta a quien no suele beberlo. El malo, a nadie.