Los crímenes y lágrimas de Robert McNamara

M. Priede

Será en Octubre
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14 Sep 2011
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Que al final todos aceptamos los hechos consumados es algo que apenas nadie discute; al menos mientras esa consumación aun impera sobre los derrotados. Sin embargo conviene al vencedor guardar las formas ante el vencido, precisamente para ganarse su amistad, o al menos no acrecentar su enemistad.

¿Es que no pueden aparcar a este sujeto de una puñetera vez? Hombre, cuando alguien se desgasta, hay que apartarlo de la vida política, que este sujeto, Kissinger, es una vergüenza. Al menos que otro hable por él:

”No le falta razón al activista Reed Brody al describir el final de muchos tiranos en términos matemáticos. Si matas a alguien vas a la guandoca, si tiroteas a 20 personas en un McDonald's acabas en un psiquiátrico y si eliminas a 20.000 enemigos políticos te buscan asilo político.”

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Resulta que a los presidentes los jubilan pero a los asesores --y más que asesores-- no solo no los jubilan sino que cada día los promocionan más.

McNamara: “LeMay dijo: [jefe de bombardeos sobre ciudades alemanas y japonesas, y partidario de destruir Cuba cuando la crisis de los misiles]: de haber perdido nos habrían juzgado como criminales de guerra. Y tiene razón: nos comportamos como criminales de guerra. ¿Y por qué es inmoral si pierdes y no lo es si ganas?”.

En una noche quemaron a 100 mil civiles en Tokio. Le preguntan a McNamara: “¿Sabía usted que eso iba a ocurrir?”. “Bueno, digamos que yo formaba parte de un mecanismo que en esencia, lo recomendó”. Se le humedecen los ojos. A lo largo de la entrevista le ocurre dos veces más; una de ellas cuando describe cómo eligió el lugar del cementerio donde enterrar a Kennedy.

Es fácil condenarlo, pero no olvidemos que los japoneses causaron 15 millones de muertos en China (oficialmente, porque como Japón ha sido perdedor nunca hay que fiarse de las cifras que da el otro bando; Gorbachov, de buenas a primeras, subió el número de muertos soviéticos en la segunda guerra mundial de 20 millones a 27, poco antes de pedir perdón a Polonia por la matanza de Katyn). Pero que hubo desproporción eso no cabe ninguna duda; lo mismo con Alemania.

La destrucción de ciudades japonesas y la comparación con ciudades de los Estados Unidos: 58% de destrucción en Yokohama, que es como Cleveland; Tokio 51%, que era como N. York; 99% de Toyama, que era como Chattanooga; 40% de Nayoga, que era como Los Angeles; y así decenas y decenas de ciudades. McNamara: “dar de baja de la suscripción de la vida del 50% al 90% de los habitantes de 67 ciudades japonesas y luego tirarles dos bombas atómicas.”

En Vietnam, según confesiones de McNamara, arrojaron, cuando menos, el doble de bombas que en Europa. El resultado fue 3,4 millones de vietnamitas muertos, cuyo equivalente en la población de Estados Unidos habría sido de 27 millones.

Es cierto que el repruebo, y más aun si anida en el alma, si permanece en el tiempo, no conduce a nada bueno. Y es más dañino para el que odia que para el odiado, que a fin de cuentas muchas veces no es consciente del repruebo que suscita; por eso resulta imperdonable no aparcar de una vez a un sujeto odiado por media humanidad, como Kissinger. A McNamara lo mantuvieron durante 15 años en esa covacha que es el Banco Mundial (a todos, cómplices por acción o por omisión, los jubilan opíparamente, también los norteamericanos lo hacen con los españoles, sin ir más lejos miren a Aznar, a Ana de Palacio, a Rodrigo Rato). Mcnamara: “Diga lo que diga quedaré mal, y prefiero quedar mal y no decir nada.”

Es un criminal de guerra y es un buen tipo. Si ven el documental se darán cuenta de lo que les digo. Murió en julio de 2009, a la edad de noventa y tres años, y cuando concedió la entrevista tenía creo que ochenta y cinco. No es un viejo schoscho, ni mucho menos; tampoco un arrepentido; es un hombre al que le pesa la vida, que analiza los aciertos, los errores, muchos de ellos trágicos y además reiterados, y no encuentra manera de redimirse.

En estos tiempos de power-point, de basura televisiva y cinematográfica, esta entrevista es una joya para todo aquel que aspira a entender, o cuando menos contemplar de cerca, la conducta humana y sus conflictos éticos y morales, inseparables de las circunstancias en las que se desarrollan y de las responsabilidades adquiridas. McNamara no es una bestia. Hay que verlo desde su perspectiva, y de esa manera entendemos su sufrimiento, lo mismo cuando le condenamos que cuando le disculpamos. Él también lo hace así: sufre, ríe, y siempre relata con orden, con precisión.

De haber caído en manos de unos vietnamitas que hubiesen visto este documental, es posible que muchos de ellos fueran capaces de matarlo sin sentir repruebo, incluso sintiendo compasión (en el sentido honorable y verdadero del término: padecer junto a otro; no en el sentido vulgar, que no esconde más que desprecio). Muy similar a lo que ocurre con el oficial que mata a Kurtz en Apocalypse Now, aunque McNamara no sufriera un proceso de autodestrucción como el de Kurtz.

Y ahora cabe preguntarse: ¿por qué no le sucede lo que a Kurtz? ¿Por no haber dado de baja de la suscripción de la vita con sus propias manos? ¿Solo por eso? El general LeMay, que aunque veía la muerte desde miles de metros de altura sí que estuvo más cerca del crimen ¿es mejor o peor que McNamara? ¿Es mejor o peor que Kurtz? (Durante la crisis de los misiles con Cuba LeMay quería arrasar la isla con bombas nucleares. En la segunda guerra mundial subió a un avión para comandar una operación de bombardeo y amenazó a sus pilotos con llevarlos ante un tribunal si alguno volvía sin llevar a cabo la misión, ya que tenían un 20% de vuelos abortados con disculpas, por miedo, y eso que tan solo sufrían un 4% de bajas por salida).

McNamara da unos consejos a todos aquellos que tengan responsabilidades similares a las que él tuvo, y el documental hace hincapié en ello. Se divide en once partes (dura una hora y tres cuartos): las once lecciones de Robert Mcnamara:


1) Empatiza con tu enemigo

2) La racionalidad no va a salvarnos
...McNamara no parecía muy esperanzado en el futuro de la humanidad. "Kennedy era una persona racional", dijo. "Kruschev era una persona racional. Castro era una persona racional. Individuos racionales estuvieron a punto de destruir totalmente a sus sociedades".... Y a lo largo de siete años por tres veces estuvieron cerca de una guerra nuclear

3) Hay algo más allá de uno mismo.

4) Maximiza la eficiencia.

5) La proporcionalidad debe ser una directriz en la guerra.

6) Obtén los datos.

7) Lo que ves y lo que crees, con frecuencia es erróneo.

8) Debes estar preparado para reexaminar tus razonamientos.

9) Para hacer el bien puedes tener que involucrarte en el mal.

10) Nunca digas nunca.

11) No puedes cambiar la naturaleza humana.


Robert McNamara - Wikipedia, la enciclopedia libre

La confesión:

Fog of War Multi Subtitles

Reedito:

Han hecho desaparecer el vídeo subtitulado en español. Lo tienen aquí, troceado y en peor calidad.

Niebla de guerra 1 - YouTube

Edito: 21 de septiembre de 2013.

Reino Unido respaldó el ataque nuclear de EE.UU. contra Hiroshima y Nagasaki

¿Cómo desarrolló EE.UU. la bomba nuclear?
 
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