M. Priede
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Me envía la noticia un amigo, y me dice que le sorprende lo que cuenta. Le respondo que a mí no, que Jabois es un columnista florido, nada más; escribe bien y eso es todo, lo cual no es poco.
Es cierto que su estilo recuerda constantemente a Julio Camba, y no sólo a él sino a tantos escritores gallegos, magníficos además: Valle Inclán, Fernández Flórez, Cunqueiro, maestros de la ironía y de recrearse en la prosa. El chascarrillo vulgar sostiene que de los gallegos nunca sabes qué pensar, si cuando te los tropiezas en la escalera suben o bajan. Se debe a la ironía fina que gastan (la mitad de ellos, la otra mitad desayuna anfetaminas), que les exige distanciamiento con los asuntos que están a debate, de ahí esa pose que tienen. Gente lista, y lo sé bien porque soy asturiano y los conozco. Nada que ver con el tremendismo de mi tierra, o con el vasco, no digamos con el estilo fallero catalán o valenciano.
El problema de los estetas, y más aun de los irónicos de profesión, es que se vienen abajo cuando se meten en asuntos que exigen rigor conceptual y atención a los hechos; ahí no caben florilegios, y por eso sin querer acaban mostrando lo que en sus columnas ocultan: si ignoran o si tienen discernimiento, si saben o si desconocen del asunto que tratan. No en vano dicen que la ironía simula conocimiento, por eso se abusa tanto de ella.
Y si la ironía permite pasar por encima de la materia que se juzga, no debería de extrañarnos que cuando no queda más remedio que abordar el problema con rigor, el irónico se nos quede con el ojo ciego al aire. Es el caso de Jabois:
"Una especie de azar", dice. Más bien muchas especies y muchos azares diferentes. Ved lo que sigue:
Pero ya digo, no es sólo un azar, una "especie de azar" que dice Jabois, sino muchas especies y muchos azares. Continúa la serie.
Aun hay más:
Continúan los azares:
Ahora, faltaría más, viene el recurso habitual del españolito cultureta, de derecha o de izquierda, porque esto lo firmaría desde cualquier anglómano perioputa hasta PIT pasando por Pérez Reverte:
Es, como tantos españoles, la mayoría, el vivo ejemplo de aquello que con tanta pasión denuncia.
Ahí lo tenéis. Podéis comprobar que para ser periodista en España no hace falta pensar mucho, sólo decir lo conveniente y, a ser posible, caso de Jabois, llevarlo a cabo con estilo, escribir bien.
Leer más: Atentados 11M: Si defiendes que tras el 11-M no se mató nadie en Leganés, ¿qué pretendes?. Noticias de Cultura Atentados 11M: Si defiendes que tras el 11-M no se mató nadie en Leganés, ¿qué pretendes?. Noticias de Cultura
Es cierto que su estilo recuerda constantemente a Julio Camba, y no sólo a él sino a tantos escritores gallegos, magníficos además: Valle Inclán, Fernández Flórez, Cunqueiro, maestros de la ironía y de recrearse en la prosa. El chascarrillo vulgar sostiene que de los gallegos nunca sabes qué pensar, si cuando te los tropiezas en la escalera suben o bajan. Se debe a la ironía fina que gastan (la mitad de ellos, la otra mitad desayuna anfetaminas), que les exige distanciamiento con los asuntos que están a debate, de ahí esa pose que tienen. Gente lista, y lo sé bien porque soy asturiano y los conozco. Nada que ver con el tremendismo de mi tierra, o con el vasco, no digamos con el estilo fallero catalán o valenciano.
El problema de los estetas, y más aun de los irónicos de profesión, es que se vienen abajo cuando se meten en asuntos que exigen rigor conceptual y atención a los hechos; ahí no caben florilegios, y por eso sin querer acaban mostrando lo que en sus columnas ocultan: si ignoran o si tienen discernimiento, si saben o si desconocen del asunto que tratan. No en vano dicen que la ironía simula conocimiento, por eso se abusa tanto de ella.
Y si la ironía permite pasar por encima de la materia que se juzga, no debería de extrañarnos que cuando no queda más remedio que abordar el problema con rigor, el irónico se nos quede con el ojo ciego al aire. Es el caso de Jabois:
Ahí vemos muy bien el autoengaño del oficialnoico habitual, que se niega a entrar en el debate cuando alguien cuestiona la versión oficial alegando que de ser así, de haber participado tanta gente, alguno se iría de la lengua. Sin embargo eso mismo les vale de coartada (que no de argumento aunque ellos le llamen así) cuando se trata de defender la versión oficial por más contradictoria y ridícula que sea.
"Una especie de azar", dice. Más bien muchas especies y muchos azares diferentes. Ved lo que sigue:
Claro, hombre, continuamente, de ahí que en las academias a los aspirantes a inspectores de policía ya no los formen en el estudio de los hechos sino en el cálculo de probabilidades, pero con una particularidad: cuanto más azarosa y peor armada esté la hipótesis más posibilidades de que sea verdadera.
Pero ya digo, no es sólo un azar, una "especie de azar" que dice Jabois, sino muchas especies y muchos azares. Continúa la serie.
Especialista en escuchas. El agente se dedicaba a eso y las dos viviendas contiguas, la suya y la de los jovenlandeses, eran de la policía. No hablemos de la falta de sangre en los restos de la explosión o de que -los bombazos hacen milagros- uno de los fiambres apareció con los pantalones para atrás. Casualidades, claro. No suele ocurrir, pero sucesos azarosos tampoco faltan, caso, por ejemplo, del ancianito despistado al que la bombona del gas pilló con la cerilla en la mano y por hacerle una frutada, estalló, no sin antes cambiarle las zapatillas de los pies, el número del DNI y vestirle con el pijama del vecino, que curiosamente le debía una fortuna. Caprichos del butano. Azar, siempre hay que contar con el azar. Imponderables, que dicen.
Aun hay más:
¿Ven el alcance de la ironía? ¿Ven lo que da de sí un columnista de profesión irónico?
Continúan los azares:
Es posible que Jabois no haya abadonado en esta entravista la ironía que gasta habitualmente, aunque yo creo que en lugar de azares le habría dado más jugo la idea de Destino, de ese modo Jabois fidelizaría aun más lectores, tal y como la bruja Lola atrajo clientes y se hizo de oro. De no ser así vamos a pensar que el cerebro de Jabois opera como las partículas subatómicas y que sólo la física cuántica podrá explicar por qué razón este hombre, que no es ningún petulante, habla como si lo fuera, o como si nos tomara a los demás por tal cosa.
Ahora, faltaría más, viene el recurso habitual del españolito cultureta, de derecha o de izquierda, porque esto lo firmaría desde cualquier anglómano perioputa hasta PIT pasando por Pérez Reverte:
España es un país de charlatanes, que hablan sin centrarse en los argumentos del otro para luego poder rebatirle; y de creyentes, que aquí están mis ideas y mis opiniones, que como son mías valen -cuando menos- tanto como las de cualquier otro. Y lo valen porque son mías, por supuesto. Y como son mías y yo sé mucho y no soy cainita, pues valen más que las de la inmensa mayoría de los españoles. Por eso digo que "Como no quiero profundizar en ningún agujero neցro del 11-M ni en ninguna teoría similar, tomo como base lo que me parece la verdad, y la verdad está en la sentencia. No voy a tomar como hechos probados lo primero que me encuentre por Internet o en un periódico sino lo que dice la justicia española".
Es, como tantos españoles, la mayoría, el vivo ejemplo de aquello que con tanta pasión denuncia.
Ahí lo tenéis. Podéis comprobar que para ser periodista en España no hace falta pensar mucho, sólo decir lo conveniente y, a ser posible, caso de Jabois, llevarlo a cabo con estilo, escribir bien.
Leer más: Atentados 11M: Si defiendes que tras el 11-M no se mató nadie en Leganés, ¿qué pretendes?. Noticias de Cultura Atentados 11M: Si defiendes que tras el 11-M no se mató nadie en Leganés, ¿qué pretendes?. Noticias de Cultura
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