¡Tema mítico! ¡Tema mítico! Harry Oldmeadow: Los falsos profetas del modernismo. Parte 4: Sigmund F

Sapere_Aude

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Harry Oldmeadow: Los falsos profetas del modernismo. Parte 4: Sigmund Freud.​

Sigo con la serie de hilos sobre la conferencia de Harry Oldemadow titulada "La tradición traicionada: los falsos profetas del modernismo (Darwin, Marx, Freud y Nietzsche).

Recomiendo leer la primera, segunda y tercera parte antes de leer esta cuarta:

¡Tema mítico! Harry Oldmeadow: Los falsos profetas del modernismo. Parte 1: la crisis de la modernidad - Burbuja.info - Foro de economía

¡Tema mítico! Harry Oldmeadow: Los falsos profetas del modernismo. Parte 2: Charles Darwin - Burbuja.info - Foro de economía

¡Tema mítico! ¡Tema mítico! Harry Oldmeadow: Los falsos profetas del modernismo. Parte 3: Karl Marx - Burbuja.info - Foro de economía





Sigmund Freud, el indiscutible padre de la psicología y la psiquiatría modernas, comentó en una carta: “En el momento en el que un hombre cuestiona el significado y el valor de la vida está enfermo, ya que, objetivamente, ninguno tiene existencia alguna.” [1] Desde un punto de vista tradicional, uno no tiene más que citar esta extraordinaria afirmación para rechazar por completo las teorías de Freud. Como sabemos, Freud mismo albergaba una inquina hacia la religión que, en sus mismos términos, sólo podría describirse como patológica. Nadie necesita recordar que las relaciones entre la psicología moderna y las religiones tradicionales no han sido siempre amistosas. Freud produjo un discurso centrado en la insistencia en que, por resumir el asunto tanto como sea posible, las creencias religiosas eran una prolongación poco camuflada de los traumas y patologías de la infancia. Freud identificó “tres poderes que podrían disputar la posición predominante de la ciencia”: el arte, la filosofía y la religión, de las cuales, según dijo, “sólo la religión ha de tomarse seriamente como enemigo”. La filosofía, sugirió, es básicamente inofensiva porque, a pesar de sus ambiciosas pretensiones, “no tiene una influencia directa en la gran masa de la humanidad: sólo es de interés para un pequeño número de avanzados intelectuales y es apenas inteligible para el resto.” El arte “es casi siempre inofensivo y beneficioso; no busca ser nada más que una ilusión.” [2] Esto deja a la religión como “un inmenso poder” y un imponente obstáculo para la ilustración científica de la humanidad, el proyecto en el que el mismo Freud creía estar inmerso.

La última contribución a la crítica del Weltanschauung* religioso [escribió], fue llevada a cabo por el psicoanálisis, al mostrar cómo la religión surgió de la impotencia de los niños y al rastrear su contenido hasta su supervivencia en la madurez de las necesidades de la infancia. [3]
Freud identificó tres golpes fatales contra lo que él llamó el “narcisismo” del hombre, con lo que se refería a la creencia en que el hombre estaba hecho a imagen de Dios: la cosmología copernicana, la biología darwiniana y la psicología psicoanalítica. [4] No tenemos tiempo de excavar en los cimientos de lo que Schuon ha denominado “el fraude psicológico” y la usurpación de las funciones religiosas que se encuentran más allá de su competencia, pero se puede señalar la tendencia de la mayor parte del pensamiento de Freud a través de una pequeña muestra de citas, cuyas siniestras implicaciones se le harán inmediatamente aparentes. De New Introductory Lectures on Psychoanalysis:

[La Weltanschauung* de la ciencia] afirma que no hay fuentes para el conocimiento del universo más allá de la reflexión intelectual de observaciones cuidadosamente analizadas...y, al mismo tiempo, no hay conocimiento que se derive de la revelación, de la intuición o la profecía. [5]
Muchas de sus observaciones sobre la religión son ya muy bien conocidas. Aquí van unas cuantas:

[La religión es] el equivalente a la neurosis que los individuos civilizados tienen que atravesar en su paso de la infancia a la madurez. [6]

Debería insistir...en que los comienzos de la religión, la moral, la sociedad y el arte convergen en el complejo de Edipo. [7]

[Las ideas religiosas] son ilusiones, consumaciones de los más antiguos, fuertes y urgentes deseos de la humanidad. [8]



Y esta, sobre la naturaleza del ello, al que Freud se refería como “el núcleo de nuestro ser”:

Es la parte oscura e inaccesible de nuestra personalidad... lo consideramos un caos, un caldero de bullentes excitaciones...Está lleno de una energía que surge de los instintos, pero no tiene organización, no produce ninguna voluntad colectiva, sino sólo un empeño por producir la satisfacción de las necesidades instintivas sujetas al cumplimiento del principio del placer...El ello, por supuesto, no conoce juicios de valor...el factor cuantitativo, que está estrechamente vinculado al principio del placer, domina todos sus procesos. Las cargas instintivas que buscan liberarse – esto, en nuestra opinión, es todo lo que hay del ello. [9]



Las teorías de Freud sobre la “psicogénesis” de la religión y sus grotescas especulaciones sobre la antigua historia de la humanidad, presentan un aspecto claramente evolucionista. Aquí tiene un fragmento representativo:

Mientras que las diferentes religiones pelean entre ellas por ver cuál está en posesión de la verdad, nuestra opinión es que la verdad de la religión podría dejarse completamente de lado. La religión es un intento por dominar el mundo sensorial, en el cual nos encontramos por medio de este mundo ilusorio, que hemos desarrollado en nuestro interior como resultado de necesidades biológicas y psicológicas. Pero no puede conseguir esto. Sus doctrinas llevan la impronta de los tiempos en los cuales surgieron, los ignorantes tiempos de la infancia de la humanidad. [10]
Como Guénon y otros han señalado, la agenda de Freud bien podría resumirse en una de sus frases preferidas de Virgilio, y que grabó en la portada de su primera gran obra: “Si no puedes doblegar a los dioses, revolveré el infierno.” [11] Guénon llamó la atención a algunas de las influencias infernales desencadenadas por el psicoanálisis freudiano, tratando el asunto de la forma más breve cuando observó que “Mientras que el materialismo decimonónico cerró la mente del hombre a lo que está por encima de él, la psicología del siglo veinte la abrió a lo que está por debajo.” [12] – un tema que desarrolló Frithjof Schuon:

Lo que llamamos “fraude psicológico” es la tendencia a reducirlo todo a factores psicológicos y a dudar no sólo de lo que es intelectual o espiritual – lo primero relacionado con la verdad y lo último con la vida en y por la verdad – sino también el espíritu humano como tal, y por lo tanto su capacidad de adecuación y, lo que es aún más evidente, su ilimitación y su transcendencia interior. La misma denigrante y verdaderamente subversiva tendencia se propaga por todos los dominios que el “cientifismo” asegura aceptar, aunque su más aguda expresión se encuentra, más allá de toda duda, en el psicoanálisis. El psicoanálisis es, al mismo tiempo, causa y finalidad, como siempre ocurre con las ideologías profanas, como el materialismo y el evolucionismo, de las cuales es realmente una ramificación lógica y fatal y un aliado natural. [13]



Por tratar el asunto de una forma algo diferente, podríamos decir que el materialismo, el evolucionismo y el psicologismo no son, de hecho, tres teorías distintas sino más bien variantes de una cosmovisión singular y estrafalaria que Guénon reveló en El Reino de la Cantidad (1945). Antes de dejar el tema del psicoanálisis podríamos también considerar las implicaciones del siguiente fragmento de Titus Burckhardt, que trata del cientifismo en general y del psicologismo en particular:

...la ciencia moderna exhibe cierto número de fisuras que no se deben sólo al hecho de que el mundo de los fenómenos es indefinido y que, por lo tanto, ninguna ciencia podría llegar a su final; esas fisuras se derivan especialmente de una ignorancia sistemática de todas las dimensiones incorpóreas de la realidad. Se hacen evidentes justo en los cimientos de la ciencia moderna, y en dominios tan aparentemente “exactos” como el de la física; se vuelven enormes grietas cuando uno se vuelve hacia las disciplinas conectadas con el estudio de las formas de vida, por no mencionar la psicología, donde un empirismo, que es relativamente válido en el orden físico, se inmiscuye de extraña manera en un campo extraño. Estas fisuras, que no afectan sólo al reino teórico, están lejos de ser inofensivas; representan, al contrario, en sus consecuencias técnicas, muchas semillas para la catástrofe. [14]




*Cosmovisión

[1] Carta a Maria Bonaparte, de Letters of Sigmund Freud, citado en Philip Rieff, The Triumph of the
Therapeutic, Harmondsworth: Penguin, 1973, 29.

[2] Sigmund Freud, New Introductory Lectures on Psychoanalysis, London: Hogarth Press, 1974, 160-161.

[3] Sigmund Freud, New Introductory Lectures on Psychoanalysis, 167.

[4] Sigmund Freud, Collected Papers, Vol 1, citado en Whitall Perry, “The Revolt Against Moses: A New Look
at Psychoanalysis”, en Challenges to a Secular Society, Oakton, VA: Foundation for Traditional Studies,
1996, 17-38.

[5] New Introductory Lectures on Psychoanalysis, 159.

[6] New Introductory Lectures on Psychoanalysis, 168.

[7] Sigmund Freud, Totem and Taboo, London: Routledge & Kegan Paul, 1950, 156.

[8]The Future of an Illusion (1927), en The Complete Psychological Works of Sigmund Freud, Vol XX1, ed.
James Strachey, London: Hogarth Press, 1964, 30.

[9] New Introductory Lectures on Psychoanalysis, 74-75.

[10] New Introductory Lectures on Psychoanalysis, 168.

[11] de Virgilio, inscrito en Die Traumdeutung, señalado en René Guénon, The Reign of Quantity, nota 139, 355.
Para algunos comentarios más sobre las ideas de Freud sobre la religión ver Wolfgang Smith, Cosmos and Transcendence,
109, y Alister McGrath, The Twilight of Atheism, London: Rider, 2004, 66-77.

[12] de L’Erreur Spirite (1923), citado en A.K. Coomaraswamy, Hinduism and Buddhism, Delhi: Munshiram
Manoharlal, 1996, 61. La crítica más devastadora de Guénon hacia el psicologismo se encuentra en The Reign of
Quantity (1945).

[13] Frithjof Schuon, “The Psychological Imposture”, en Survey of Metaphysics and Esoterism, Bloomington:
World Wisdom, 1986, 195.

[14] Titus Burckhardt, “Cosmology and Modern Science”, in The Sword of Gnosis, 131.
 
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Plvs Vltra

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Otro excelente hilo para gente culta que explica la inversión de valora en Occidente y el fenómeno de "liberación sexualidad" como control político
 

xrr

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Estos textos son buenísimos. Hace falta mas material así.