La Carta de la Bolsa
Lo que no está claro (y, pienso, debería estarlo)
Santiago Niño Becerra -
Martes, 24 de Agosto de 2010
Hoy va de cosas simples, directas, telegráficas; por eso van a ser breves, concisas. Van a ser mensajes comprimidos en un puñado de letras: para que los mediten muy despacio.
- Hoy es competitiva la economía que tiene una elevada productividad: cuanto más elevada es su productividad más competitiva es esa economía debido a que más reducidos serán sus costes de producción y más eficiente será en el uso de las commodities que precise.
- Hoy crecer y competir a través de reducir salarios no tiene sentido, ni siquiera para economías que hasta hace cuatro días lo tenía, como Vietnam. China, de momento, puede seguir con su modelo porque, además de fabricar cosas baratas de forma barata financia a su principal cliente las compras de esas cosas.
- Para aumentar la productividad hay que invertir, tanto en tecnología como en conocimiento, pero para que esa inversión esté justificada, o bien el valor de lo que se fabrique ha de ser elevado y creciente, o bien, si el valor de lo fabricado es reducido, se ha de ser, casi, casi, proveedor único mundial.
- Hasta ahora la idea que ha movido al planeta ha sido la de ‘economías nacionales avanzando’, lo que se conseguía haciendo lo necesario para que ‘avanzase cada trozo de esas economías nacionales’. Quien primero vio que eso no era posible fue Mao: era imposible que toda China creciese a la vez, de ahí que inventase el denominado ‘Crecimiento Desequilibrado’: en unas zonas se dedicarían casi todos los recursos disponibles, esas zonas crecerían, y los influjos de ese crecimiento se trasladarían al resto de zonas. En China las cosas hoy siguen yendo por ahí (otra cosa es como ha funcionado esa teoría), y pienso que en el resto del mundo por ahí van a ir: no hay recursos reales para todos en todas partes para hacer de todo de todas las maneras imaginables.
- En el siglo XIX la economía que menos dependiente era en lo importante más potente era: pensemos en The UK, en su poder y en su declive, pero hoy todas las economías son dependientes porque todas se hallan interconectadas, lo que sucede es que unas lo son más que otras, y algunas aún más debido a que dependen en elementos que son más esenciales.
- España no puede, insisto, no puede competir vía reducciones salariales: siempre habrá alguien con salarios más bajos; además la estructura del PIB español: lo que España fabrica, no justifica, en innumerables casos, las inversiones que serían precisas para que la productividad española aumentase a fin de que creciese la competitividad de España; más además la economía española siempre se ha basado en ‘el volumen’ (no es casualidad que tengamos 46 millones de residentes: eran necesarios para generar el PIB que España generaba), pero dependía de que otros financiasen gran parte de la fabricación de eso que fabricaba España y de que otros comprasen lo aquí fabricado (incluyendo, claro está lo que compraban los que de fuera aquí venían).
España tiene un problema, pero no es de salarios elevados o de cotizaciones sociales excesivas. España tiene un problema que es la suma de muchos problemas, de muchos.
Acongojante, ¿verdad?, acongojante porque la solución lo es debido a que es selectiva, parcial, quirúrgica.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.