El Estado ha cambiado el helado de vainilla del nacional Catolicismo por el helado chocolate del Nacional NWOismo.
Sabe diferente, parece diferente pero el helado de vainilla es -nutritiva y funcionalmente- exactamente lo mismo que el de chocolate.
Con el chocolate quedas saciado, con la vainilla siempre te apetece más, sacia poco.
En la religión católica existe el perdón, la penitencia, los pecados pueden ser salvados, el contador se puede poner a cero otra vez. Ya sea individualmente (con el bautismo se limpia el pecado original, y en la vida posterior mediante la confesión y penitencia) hasta que tú y solo tú peques otra vez, o socialmente con fiestas de guardar (celebraciones de Navidad que reconcilian con el nacimiento de la vida, Miércoles de Ceniza que para los excesos del carnaval -don carnal- o Semana Santa que recuerda que la fin del Señor fue por la salvación de toda la humanidad) que como un reloj, el calendario celebra, sí o sí, todos los años.
La internacional NWOista no redime, no sacia, nunca perdona del todo. El pecado original no hay manera de limpiarlo y durante el resto de la vida siempre queda por dar un paso más, siempre queda algo por hacer. Nunca se es lo suficientemente multicultural, o comprometido con el medio ambiente, no se lucha lo suficiente por la libertad de los oprimidos,.... Siempre queda y siempre quedará por dar un
Salto Adelante.
Es una
Revolución Cultural permanente, siempre pendiente, que nunca culmina, en perpetuo movimiento.
Y se logra mediante la acción concertada de los llamados "
Intelectuales Orgánicos", que 24 horas 365 días están diciendo al parroquiano de la aldea global del siglo XXI cual es la posverdad que hay que creer del neocatecismo progre: que estamos siempre en deuda con los oprimidos, una opresión que no se toca ni se huele pero que está siempre presente, de la que por nuestro pensamiento, (palabra no, que para eso son ellos los que tienen el altavoz, y si no persiguen twitter o acaban con el anonimato en las redes sociales), por obra u omisión, somos partícipes.
No olvidemos enjuagar nuestras conciencia colaborando con las ONGs. Nuestro deber se ve simplificado por el automarcado que nos da la casilla nuestra de cada declaración, por una promesa, siempre futura, de paz con todos nosotros y con nuestro espíritu. Y hasta que nos pasen el próximo cepillo, es recomendable aunque no obligatorio, el ejercicio espiritual de oir el sermón de los Intelectuales Orgánicos en las TV UHD 4K, ubicuos en todos sus altares domésticos. Letanías que en cita puntual a las 9 de la mañana, a las 3 de la tarde y otra vez a las 9 de la noche, nos recuerdan que en nuestro paso por la vida ciudadana, para marchar en paz, debemos de hacerlo después de hacer caso a la publicidad institucional. Es por nuestro bien.