Estamos en guerra, basta salir a la calle para verlo: tanquetas, soldados con fusiles de asalto y todo tipo de material bélico. Pero no es una guerra de trincheras, ni una guerra relámpago, ni siquiera una guerra de guerrillas, es algo nuevo, es la brutalidad instantánea e indiscriminada en virtualmente cualquier punto de la geografía, uno, dos o tres zumbados entran armados donde sea y dan el pasaporte tranquilamente a docenas sin encontrar a una sola persona armada que les pueda hacer frente. Los soldados en las calles se revelan inefectivos. En esta guerra, las antiguas reglas y métodos no funcionan, y mientras no entendamos eso y asumamos las consecuencias vamos a seguir siendo masacrados sin posibilidad alguna de defensa.
El estado no garantiza nuestra seguridad, en este contexto no puede hacerlo, el estado no puede poner un soldado en cada metro cuadrado de país, es físicamente imposible.
Sólo nos queda recuperar nuestro derecho a portar armas para defendernos nosotros mismos. Sólo así en el próximo Bataclán morirán 9 en vez de 90, y sólo así el próximo atentado con camión tipo Niza causará 8 muertos en vez de 84.
Y aclaro,
1. No estoy diciendo que todo el mundo deba ir armado, basta con que un porcentaje amplio de los ciudadanos vaya armado.
2. Quien vaya armado debe pasar los mismos controles sicológicos y siquiátricos que las FCSE, además de un examen que pruebe que sabe manejar el arma.
3. En caso de atentado cualquier ciudadano armado cerca lugar quedaría militarizado y subordinado militarmente a las FCSE presentes, si las hubiera. La militarización temporal de civiles no es algo novedoso, ya se planteó con los controladores aéreos, en una situación mucho menos grave.