Hilo de los grandes científicos de España

53) Lógica simbólica por Pedro Hispano

Pedro Hispano fue un filósofo, teólogo y médico que pasó a la historia del pensamiento hispánico por escribir una obra de gran relevancia en el campo filosófico de la Lógica como fue Summulae logicales.

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Pedro Hispano, cuyo nombre en latín Petrus Julianus, nació en 1226 en Lisboa, aunque algunas fuentes aseguran su origen en ciudades de la Corona de Castilla o incluso en Estella, en el Reino de Navarra. Estudió humanidades, filosofía y teología en la Universidad de París, siendo discípulo de Juan de Parma y de Guillermo de Shyreswood, de quien heredó su entusiasmo por la Lógica, y sucesor de San Buenaventura. También estudió medicina en la Corte de Federico II, en Sicilia, con maestros de la escuela de Salerno.

En 1246, impartía clases de medicina en el Estudio General de Siena, y escribió libros sobre medicina y uno sobre el género filosófico de la lógica Summulae logicales, siendo deán de Lisboa en 1261 y arcediano de Vermuy en 1268. No tomó posesión del arzobispado de Braga en 1273. Gregorio X le nombro su protomédico, y después cardenal-obispo de Tusculum, llevándole al Concilio de Lyon, donde recibió la consagración episcopal.

La importancia de Pedro Hispano reside en su obra médica y en su aportación a la lógica y la filosofía. Es empirista y aristotélico, en medicina se remite a Avicena, y en teología fue fiel a San Agustín. Heredero y seguidor de Aristóteles, Boecio, Avicena, prevalece en su metodología científica lo empírico sobre lo racional, tomando de Aristóteles, en el plano racional, la abstracción interpretada con la iluminación de Avicena. El gran número de copias manuscritas e impresas de sus obras es un buen indicador de su éxito en la baja Edad Media y el comienzo de la Moderna.

Entre sus obras de medicina y de ciencias naturales la más célebre es Thesaurus pauperum, una especie de breve enciclopedia médica que estudia las enfermedades de mayor difusión y los remedios para combatirlas. Estaba destinado para el uso de estudiantes de medicina pobres que no podían adquirir las voluminosas obras de la materia. Escribió también diversos comentarios médicos a Hipócrates, Galeno, Aristóteles, Humayn ibn Ishaq, Isaac Israel¡, etc., aparte de algunos tratados originales sobre oftalmología como De oculis, Regimen sanitatis, etc.

Sobre filosofía y teología destacan sus comentario aristotélicos De anima, Parva naturalia, Historia Animalium. así como Scientia libri de anima y Exposiçao sobre os libros do beato Dionisio Aeropagita.
Dentro de sus comentarios y tratados sobre el alma merecen Scientia libri de anima, Quaestiones libri de anima y Expositio libri de anima, que junto con el Liber de morte el vita y el Liber naturalis de rebus principalibus naturarum.

En teología siguió la línea tradicional del Agustinismo contra el Aristotelismo averroísta, rechazó expresamente el Monopsiquismo. Suyo es Exposigáo sobre os livros do beato Dionisio Areopagita, que es un comentario al pseudo Dionisio. Otra obra teológica son los Sermones praedicabiles.

Su obra cumbre fue Tractatus, más tarde conocido como Summulae logicales magistri Petri Hispani, que alcanzó gran difusión gracias a que su contenido concordaba perfectamente con la solución gnoseológica del realismo moderado, predominante en las principales corrientes filosóficas de la época. Este tratado fue un importante manual de lógica que se utilizó en las universidades europeas desde el siglo XIII hasta el XVII, cuando fue desbancado por la filosofía y la ciencia modernas. Los iniciadores de esta tendencia estaban en la Facultad de Arte de la Universidad de París fueron Guillermo de Shyreswood y Lamberto de Auxerre, de los que Pedro Hispano fue discípulo. Se hicieron 48 ediciones de su Summulae logicalis, aunque con diversos títulos y contenidos.

El carácter meramente formal de su doctrina lógica hizo que fuese compatible con las diversas tendencias filosóficas, consiguiendo una gran aceptación de este compendio como texto escolar. De ella derivan los versos y palabras mnemotécnicas de la lógica formal clásica.

La lógica simbólica es un sistema formal que analiza los signos y lo que designan. Tradicionalmente, la Lógica positiva entiende que el significado es la relación que existe entre las palabras y las cosas, y su estudio tiene un fundamento empírico: puesto que el lenguaje es un reflejo de la realidad, sus signos se vinculan con cosas y hechos. Por el contrario, la Lógica simbólica de Pedro Hispano usa una notación matemática para establecer lo que designan los signos, y lo hace de forma más precisa y clara que la lengua también constituye por sí misma un lenguaje, concretamente un metalenguaje (lenguaje técnico formal) que se emplea para hablar de la lengua como si de otro objeto se tratara: la lengua es objeto de un determinado estudio semántico.

Súmulas de lógica tiende a fijar la significación de los términos de la lógica y el valor de los argumentos con vistas a la disputa escolástica, con recursos nemotécnicos para el aprendizaje, por lo que pone en dísticos latinos diversas reglas de lógica, inspiradas en Aristóteles, Profirio y Boecio, pero reelaboradas por él.

Esta obra puede dividirse en dos partes principales. La primera versa sobre las doctrinas de la "lógica antigua" (logica vetus) y la "lógica nueva" (logica nova), y la segunda parte contiene doctrinas que han sido tratadas por la lógica moderna, esto significa que discurre sobre las propiedades de los términos.

No solo fue una de las obras más editadas en la Edad Media, sino también comentadas. Fueron insignes comentaristas Simón de Faversham, Roberto Anglicus y Guillermo Arnaldi, en el siglo XIII, y Juan Versor, Gerardo de Harderwijk, Pedro Tartareto, Juan Buridan y Marsilio de Inghem en el XIV. Continuaron sus comentarios en los primeros siglos de la Edad Moderna, época que viajó hasta América y a otras partes, gracias a las órdenes misionales, como por ejemplo Domingo de Soto, Alonso de la Vera Cruz o Tomás de Mercado. No es para menos pues, las Súmulas de Pedro Hispano junto con la Suma de lógica de Lamberto de Auxerre y las Introducciones a la lógica de Guillermo de Sherwood, fueron los textos que mejor recogieron el legado medieval de la Lógica filosófica.

LÓGICA SIMBÓLICA DE PEDRO HISPANO

Pedro Hispano | Real Academia de la Historia

Zeferino González, Pedro Hispano
 
54) Artes matemáticas liberales de Pedro Sánchez Ciruelo

Teólogo y matemático del siglo XVI, Pedro Ciruelo destacó entre los catedráticos de teología nominalista de la Universidad de Alcalá de Henares. Este humanista se dedicó al estudio de las matemáticas desde el tradicional Quadrivium de las Artes Liberales: aritmética, geometría, perspectiva y música.Estas disciplinas fueron desarrolladas en su Cursus quattuor mathematicarum artium liberalium (Curso de las cuatro artes matemáticas liberales).

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Pedro Sánchez Ciruelo era natural de Daroca (Zaragoza) donde nació en 1470. Estudió gramática y retórica en el Colegio de San Ildefonso de Alcalá de Henares, y desde 1482 artes en la Universidad de Salamanca, siendo discípulo en Artes de Rodrigo Basurto. Así lo explicó el licenciado con grado de maestro:

"Aprendí todas las artes liberales, especialmente las matemáticas, de preceptores peritísimos."

De Salamanca marchó a París en 1492, donde se doctoró en teología por la Universidad de la Sorbona. Allí estuvo durante diez años relacionándose con Gaspar Lax, Miguel Francés, Jacobo Ramírez y Alfonso Osorio en la escuela decalculatores. Alternó sus estudios teológicos con la enseñanza de las matemáticas en la Sorbona y la publicación de obras de esta materia. Su primera obra fue Tractatus aritmaticae practice, de 1495, varias veces reimpreso.

De regreso a España, en 1502, consiguió una cátedra de filosofía en el Colegio de San Antonio de Portaceli, en Sigüenza, donde se ordenó sacerdote, y tres años más tarde marchó a la universidad de Zaragoza.

En 1509, el cardenal Cisneros, que conocía su valía, le eligió para dirigir la cátedra de teología de la Universidad de Alcalá de Henares que estaba construyendo. Una vez fundo el Colegio Mayor de San Ildefonso de Universidad Complutense. Allí enseñó Tomismo (teología de Santo Tomás) durante más de 20 años, teniendo a Domingo de Soto como alumno. Su gran prestigio en el claustro de Alcalá lo demuestra el hecho que fuese encargado de dar misa para los funerales de Cisneros, en 1517, como de Nebrija, en 1522. Probablemente enseñó también matemáticas, pues en 1516 publicó Cursus quattuor mathematicarum artium liberalium.


En 1527, acudió a las Juntas teológicas de Valladolid, que juzgaba la ortodoxia de Erasmo de Rotterdam, ante las cuales se posicionó en contra. Entre 1533 y 1537 residió en Segovia, como magistral de la catedral, dedicado a estudios bíblicos. La última etapa de su vida la pasó en Salamanca llegando a ser canónigo magistral, sin que existan pruebas de que enseñara en la universidad.

Sus conocimientos preferidos eran la filosofía y las matemáticas, pero su saber se extendió a la música, la historia, la teología y las humanidades en general, de donde vino el dicho general popular de "saber más que Ciruelo".

Los escritos de matemáticas de Pedro Ciruelo, aunque no destacaron por su originalidad, contienen una portentosa erudición y algunas aportaciones menores. No fue un matemático renacentista porque no se integró y ni interesó por el movimiento científico que se estaba iniciando en Italia y en el sur de Francia, con el importante desarrollo del álgebra que impulsaron Lucas del Burgo y Chuquet.

Las fuentes utilizadas para redactar esta sus libros sobre matemáticas fueron laArithmética de Severino Boecio y otros autores medievales como Bravardino y Jordano, por el De arte numerandi de Johannes de Sacrobosco, a quien sigue en buena parte de su obra, y por la Aritmética speculativa y la Geometría speculativa de Thomas Bradwardine. Una obsoleta escuela por la que se vio influenciado durante su larga estancia en París, que no le impidió conseguir cierto prestigio en el estudio de las ciencias exactas.

El Tractatus aritmaticae practice es un estudio sobre los números enteros, y "fracciones físicas", por su interés para los estudiantes de filosofía, y las fracciones sexagesimales, por sus aplicaciones astronómicas. Lejos de ser un tratado de cálculo mercantil, excluyó explícitamente lo que llamó "cuestiones curiosas y difíciles de los comerciantes".

En el tratado generalizó el teorema de Campano y editó la Sphera de Johannes de Sacrobosco, que incluye las catorce cuestiones de Pierre d´Ailly, unos comentarios de Ciruelo y un diálogo entre "Darocensis" y "Burgensis". Con estas obras, Ciruelo trataba de proporcionar la base que él consideraba indispensable para los estudios filosóficos y teológicos.


En su Cursus quattuor mathematicarum artium liberalium (Curso de las cuatro artes matemáticas liberales) supo sintetizó los trabajos de Bradwardine y de algunos matemáticos árabes, sirviéndose del medieval quadrivium de las artes liberales: aritmética, geometría, perspectiva y música.

El curso de aritmética es el mismo tratado de Thomas Bradwardine en el que expone las distintas teorías filosóficas sobre unidad y número. Al estudiar las proporciones, Ciruelo explica con una gran erudición, por qué los adjetivos "aritmética" y "geométrica" se usan para nombrar ciertas proporciones. Señala que estos términos no se introdujeron para indicar el campo de aplicación (la aritmética y la geometría), sino para aludir a una relación métrica que se da tanto en aritmética como en geometría.

La parte de geometría es un compendio basado en el tratado de Thomas Bradwardine editado por Ciruelo, con algunas adiciones. En el capítulo de las "figuras de ángulos salientes" son originales las reflexiones sobre la consideración de los polígonos de ángulos salientes (estrellados), como resultado de unir los puntos de división de una circunferencia (idea que pudo adquirir de Ramón Llull) y la ampliación del teorema de Campano, relativo a la suma de los ángulos del pentágono estrellado de primer orden a todos los polígonos y a todos los órdenes.

El tratado de perspectiva reúne la Perspectiva communis de John Peckham y un estudio de la visión basado en Ibn al-Haytham (Alhazen), al-Kindi (Alkindus), y otros autores, con comentarios del propio Ciruelo.

El estudio sobre la música reproduce el tratado Elementa musicalia del teórico francés Jacques Le Févre d'Estaples (Jacobus Faber Stapulensis), comentador, a su vez, de la música de Boecio. A este trabajo del Stapulense, Pedro Sánchez Ciruelo antepuso un breve prólogo original, pues era un pedagogo tradicional y un teórico especulativo de la música. Primero presentó dichos tratados y luego añadió sus propios comentarios.

El Cursus también contiene dos pequeños tratados sobre la cuadratura del círculo: el primero ya figuraba en la Geometría de Bradwardine que editó Ciruelo; el segundo es de Charles Bouvelles (Carolus Bovillus). Termina con un comentario en el que indicaba la posibilidad de la cuadratura de la circunferencia, si fuese exactamente conocida.

Con estas obras matemáticas, Ciruelo trataba de proporcionar la base que él consideraba indispensable para los estudios filosóficos y teológicos.

Tradujo el Génesis al latín, publicó además escritos de astrología, tres obras de lógica y diez Paradoxae quaestiones, que contiene su peculiar concepción de la gravedad y del impetus.

En materias filosóficas Ciruelo participó del Eclecticismo de la mayoría de los filósofos españoles de aquella época que estudiaron o enseñaron en la Universidad de París. Pensaba que "las ciencias son como los ríos, crecen por un aflujo continuo". Su vasta formación le condujo a creer solamente en el influjo físico de los hechos que admitía como fundamentales y causales la ciencia aristotélica. Declaró perfectamente libres los actos humanos y los sucesos que dependían de la voluntad del hombre por cualquier modo y bajo cualquier forma.

Como teólogo defendió la ortodoxia católica contra el Erasmismo. Y como buen representante de la cultura científica académica, combatió la astrología judiciaria y escribió contra la Cábala judía siguiendo las ideas de Giovanni Pico della Mirandola (autor de la paradoja del gatopardo).

También criticó las supersticiones generales en su muy difundido y reeditandoReprobación de supersticiones y hechicerías, publicado en Alcalá de Henares, en 1538. Mediante este tratado, proponía que el método de investigación utilizado por la Inquisición española fuese el deductivo empírico, y que décadas más tarde sería realizado de forma oficial gracias a la intervención de Alonso de Salazar y Frías.

Su escolástica decadente marginó grandes corrientes de la Edad Media como el Tomismo, Escotismo y Buenaventurismo (doctrinas escolásticas de Santo Tomás, Duns Escoto y San Buenaventura). Se centró en cuestiones secundarias, repitiendo, abreviando y comentando libros heredados de la antigüedad clásica (el Organom de Aristóteles, la Isagoge de Porfirio, las Súmulas de Pedro Hispano, el Mammotretus de Juan Machesini, el Florentus y el Cornetus de Juan de Garland y las Sentencias de Pedro Lombardo). Otorgó mucha importancia a la Lógica, pero discutiendo por discutir en las riñas, sobre temas como cuántos ángeles caben en una cabeza de alfiler, si Dios podía habernos redimido en forma de guisante, etc.; escrito en un latín poco equilibrado y con terminología bárbara.

Ciruelo supuso el último eslabón de una Escolástica en decadencia que terminaría a comienzos del siglo XVI. Con la especulación moderna y el descubrimiento del Nuevo Mundo, así como las aportaciones de Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, la teología española destacó sobre el resto de la europea, durante los siglos XVI y XVIII, renovando los métodos teológicos a cargo principalmente de dominicos y jesuitas.

ARTES MATEMÁTICAS LIBERALES DE PEDRO SÁNCHEZ CIRUELO

Pedro Ciruelo - Wikipedia, la enciclopedia libre
 
55) José Comas y Solá, el catalán que descubrió un asteroide y lo llamó “Hispania”

José Comas y Solá José Comas Solá (Barcelona, 17 de diciembre de 1868-ibídem, 2 de diciembre de 1937) fue un astrónomoespañol. Nació en Barcelona el 17 de diciembre de 1868. Vivió prácticamente toda su vida en la misma ciudad, por la que llegó a sentir tanta pasión como por la astronomía. El día de su funeral, poco tiempo después de que falleciera el 2 de diciembre de 1937, fue despedido por miles de personas.


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Trabajos de juventud

De siempre mostró una gran predilección por los estudios científicos. Tenía 15 años cuando estudió un meteorito que cayó cerca de Tarragona, publicando el resultado de su búsqueda en la revista Astronomie. También de joven realizó algunos trabajos de un eclipse lunar y del enjambre meteórico de las Andromédides de noviembre de 1885.

En 1886 comienza los estudios de física y matemáticas en la Universidad de Barcelona, hasta obtener la licenciatura, y nada más terminar la carrera inició sus investigaciones astronómicas.

En 1890 comenzó sus observaciones de Marte con un anteojo Bardou de 108 mm cuyo resultado fue la confección de un mapa de este planeta, que presentó a la Real Academia de Ciencias y Artes de su ciudad natal. Con este pequeño telescopio estudió también Júpiter, Saturno y el Sol.

Hay que destacar que Comas se opuso a la corriente liderada por el astrónomo norteamericano Percival Lowell que proponía la existencia de canales que atravesaban la superficie del planeta.

Fue astrónomo del Observatori Català13 de Sant Feliu de Guíxols (Gerona) desde 1895 a 1897, realizando un viaje de estudios a Italia y a Sicilia dos años más tarde, visitando los principales observatorios y los volcanes Vesubio y Etna.

Eclipses de Sol de 1900 y 1905

La Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona le encargó la organización de una misión en Elche para estudiar el eclipse de Sol del 28 de mayo de 1900. Fue un impulsor de la fotografía y el cine aplicadas a la Astronomía. Aprovechando el eclipse de Sol de 1905 una misión del Observatorio Fabra se desplazó hasta Vinaroz (Castellón) para observar el fenómeno. Comas se sirvió de un cinematógrafo Gaumont y adaptándole el prisma del espectrógrafo, registró en cine, por primera vez en el mundo, el espectro de la cromosfera solar.

Determinó el diámetro de Mercurio observando su tránsito por delante del Sol de 1907 y 1909.

Observación de Júpiter y Saturno

A principios del siglo XX, centró su atención en el planeta Júpiter, sus numerosas observaciones planetarias le permitieron descubrir la interacción entre la Banda Templada Sur (STB) y la Gran Mancha Roja (RS). Observando sus satélites, llegó a resolver sus discos y detectar detalles de albedo en los mismos, detectando una zona más clara en Ganímedes, que interpretó erróneamente como un casquete polar.

Respecto a Saturno, las observaciones de este planeta fueron continuadas por Comas y Solá desde 1890 hasta 1937. Entre los resultados más importantes podemos citar su teoría de las variaciones luminosas del anillo en función de la diferencia de azimutes, con relación a su plano, del Sol y de la Tierra; el descubrimiento del periodo de rotación de la mancha blanca de Barnard (1902), y la rotación diferencial (el ecuador gira más rápido que el polo) de la atmósfera de Saturno (1903).

La atmósfera de Titán

Mención aparte son las observaciones en 1907 de Titán, que demostraron la existencia de atmósfera en este satélite. Comas Solà pudo observar una propiedad de las atmósferas planetarias denominada "limb darkening" (oscurecimiento hacia el limbo). La luz difundida y reflejada por el limbo atraviesa un camino más largo a través de la atmósfera, siendo así más atenuada que la radiación difundida por el resto del disco. El efecto de limb darkening de Titán y por lo tanto la existencia de una atmósfera en el mayor satélite de Saturno, sólo pudo ser confirmado en 1944 por Gerard Kuiper, quien lo corroboró espectroscópicamente al encontrar metano. Estos trabajos fueron publicados en la prestigiosa revista Astronomische Nachrichten. 179 (4290). p. 289-290. (1908).

Comas observó y fotografió con regularidad el retorno del cometa Halley el año 1910, estudiando su actividad, cambios de su estructura de las colas y erupciones gaseosas.

Después de analizar las direcciones y el radiante de los meteoros de la lluvia del 9 de octubre de 1915, dedujo que estos procedían del cometa Giacobini-Zinner, recibiendo la lluvia el nombre de Giacobínidas.

Los asteroides

Asteroides descubiertos: 11
(804) Hispania 20 de marzo de 1915
(925) Alphonsina 13 de enero de 1920
(945) Barcelona 3 de febrero de 1921
(986) Amelia 19 de octubre de 1922
(1102) Pepita 5 de noviembre de 1928
(1117) Reginita 24 de mayo de 1927
(1136) Mercedes 30 de octubre de 1929
(1188) Gothlandia 30 de septiembre de 1930
(1626) Sadeya 10 de enero de 1927
(1655) Comas Solá 28 de noviembre de 1929
(1708) Polit 1 de diciembre de 1929

También destacó por sus estudios de los asteroides, ideando un procedimiento fotográfico para reconocerlos, descubriendo así once de ellos, el primero en 1920 que son: (804) Hispania, (925) Alphonsina en honor a Alfonso X el Sabio, (945) Barcelona asteroide peculiar por su gran inclinación del plano de la órbita, (986) Amelia dedicado a su segunda esposa, Amelia Sala, (1102) Pepita, (1117) Reginita, (1136) Mercedes, (1188) Gothlandia, (1626) Sadeya, (1655) Comas Solá y (1708) Polit.

También desarrolló un nuevo método por el cálculo de las órbitas de estos astros. Pudo aportar los elemento orbitales (que determinan con exactitud la órbita del asteroide) para 8 de los astros. Los otros 3 no pudieron ser redescubiertos hasta más tarde, 1927AA fue observado en 1960 por el observatorio de Cincinnati y renombrado posteriormente SADEYA, quedando dos sin nombre, (A1929SHA y 1929WG) al morir Comas antes de que pudieran ser reencontrados.

Comas reencontró a (193) Ambrosia (del que no se tenían noticias desde su descubrimiento, 37 años antes) y (629) Sernardina y aportó muchas medidas que permitieron determinar con exactitud las órbitas de otros asteroides.

Actualmente no descubre un asteroide quien primero le observa, sino quien más observaciones aporta para la determinación exacta de su órbita (para poder permitir su seguimiento y estudio). Los asteroides con órbita conocida reciben un ordinal secuencial y el nombre que les da su descubridor; a principios de siglo se nombraban con nombres de mujer. Los asteroides sin órbita totalmente confirmada se designan con el año de su descubrimiento y dos letras que hacen de ordinales.

Se le deben igualmente estudios sobre los cometas, descubriendo en 1925 casi simultáneamente con el astrónomo Schain, el denominado Schain-Comas Solá (C/1925 F) de órbita hiperbólica, pasando por el perihelio el 6 de septiembre de 1925; y en 1926 un segundo cometa: El 4 de noviembre de 1926 Comas encontró un cometa periódico y que con una órbita elíptica se acerca a la Tierra cada 8,83 años. Llamado inicialmente 1927f (el sexto cometa encontrado aquel año) recibió el nombre de su descubridor una vez confirmada su órbita.

Las órbitas que siguen estos astros dentro nuestro sistema solar están definidas por una serie de parámetros llamados elementos orbitales. Con estos parámetros y algoritmos adecuados, se puede determinar la posición del astro en cualquiera momento del pasado o del futuro (efemérides astronómicas).

Astrometría y estrellas dobles

En la vertiente fotográfica, Comas preparó un atlas de 43 fotografías de campo amplio titulado Atlas Fotográfico de la Zona Eclíptica, considerado el primer atlas fotográfico de esta zona del cielo; también practicó la fotografía estereoscópica desarrollando técnicas que le permitieran obtener astrometría (medidas de la posición de los astros) de gran precisión y descubrir un par de estrellas variables, entre los que hay que destacar una variable de tipo cefeida en la constelación de Libra y otra en Orión. Realizó mediciones micrométricas de unas 200 estrellas dobles y descubrió la estrella doble SOL 1.14

En el campo de la sismología se le debe una estadística sismológica completa, resultado de sus observaciones efectuadas en el Observatorio Fabra y en una estación sismológica propia desde 1913, así como una porción de estudios y trabajos, entre los cuales hacemos mención del "Cálculo de las profundidad hipocentral de los terremotos", procedimiento ideado por él para determinar esta profundidad valiéndose simplemente de los datos de un solo sismograma y eliminando así, las inevitables discrepancias horarias que tanto influyen en los métodos del hodógrafo.

Aportaciones originales

En la edición de 1933 de su obra 'Astronomía', Labor, pág 197, afirma Josep Comas i Solá: 'El autor de este libro cree haber probado que la interpretación de la velocidad radial por el desplazamiento del espectro hacia el rojo es errónea, y que este desplazamiento se debe no precisamente a una velocidad radial, sino a la disminución de frecuencia ondulatoria de las radiaciones procedentes de aquellas remotísimas nebulosas, a consecuencia, cuando menos, de los choques mutuos de unos rayos con otros ocurridos durante tan formidable viaje, choques que darían por resultado la expulsión de fotones o elementos de radiación, con la consiguiente disminución de frecuencia ondulatoria. De ahí, para esas lejanísimas nebulosas, el desplazamiento hacia el rojo, desplazamiento que, de acuerdo con la teoría, sería sensiblemente proporcional a la distancia, y, por consiguiente, inapreciable para astros relativamente próximos'. Se trata de un fenómeno semejante al publicado en 1934 en: Physical Review, por G Breit y J A Wheeler y que se conoce como 'Proceso Breit-Wheeler'. El concepto se asemeja a lo que se llamó Luz cansada, 'Tired light'. Propone también (Pag 92 op.cit.), que la gran emisión de luz de las estrellas: 'Nova', se debe al calentamiento rápido de una gran masa de gases puestos en contacto con una estrella ya existente, por ejemplo, al entrar una estrella en una nube de gas nebuloso, en el curso de la órbita de la estrella.

Su papel en la sociedad

Fue director del Observatorio Fabra desde su creación el año 1904.

Fundó en 1911 la Sociedad Astronómica de España (posteriormente llamada Sociedad Astronómica de España y América, Sadeya) con Alberto Carsí, y que fue promovida por Manuel Olió, de la que fue nombrado presidente, cargo que ocupó hasta su fallecimiento. Esta sociedad se creó en claro antagonismo con Salvador Raurich y Eduard Fontserè, los cuales habían creado un año antes (1910) la Sociedad Astronómica de Barcelona, coincidiendo con el paso del Cometa Halley. Los dos científicos llevaron así su rivalidad científica y personal al plan asociativo, pero vale a decir que cuando menos este hecho permitió la extensión y la divulgación de la Astronomía a mucha gente. También fue director del Servicio de Astronomía de la Generalidad y miembro de honor de numerosas Sociedades Astronómicas europeas.

Muchísimas de sus observaciones fueron efectuadas desde su propio observatorio de "Villa Urania". Al morir el 2 de diciembre de 1937 a causa de una bronconeumonía, legó su casa, Villa Urania, y terrenos y sus valiosos aparatos astronómicos a la ciudad de Barcelona. Por su popularidad, su entierro fue un de los más multitudinarios vistos nunca en Barcelona. Pero puede que sean las incontables visitas guiadas al Fabra y al observatorio de Villa Urania las que más hicieron por difundir y acercar la astronomía entre los barceloneses.

También forma parte del legado Comas y Solá la colección completa de los artículos de Comas y Solá publicados por la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona y donada por Francisco Almor a Aster, Agrupación Astronómica de Barcelona.

De igual manera fue miembro de la Academia de las Naciones, una organización Internacional Presidida por el Dr. Arvid Reuterdahl, y con miembros altamente destacados como Robert T. Browne Secretario General y Autor del Misterio del Espacio, Hudson Maxim, J. G. A. Goedhart, Sten Lothigius, Stjepan Mohorovicic entre otras eminencias de la época.

Su papel divulgador

Comas y Solá tuvo una importante faceta de periodista y divulgador científico dejando un enorme caudal de literatura científica y trabajos de divulgación astronómica. En 1893 comienza a escribir una columna quincenal de astronomía en el diario La Vanguardia, actividad que no se interrumpió hasta su fin en 1937.

Entre sus trabajos de divulgación destacan su obra Astronomía (1935) y se citan frecuentemente sus obras: El cielo, El Cometa Halley, El espiritismo ante la ciencia (una mirada escéptica a la floreciente moda espiritista de principios de siglo), Teoría elemental de sustentación de los aeroplanos, Ensayos de Filosofía científica, Estadística sismológica de Cataluña y Geografía sismológica de Cataluña mostrando los diferentes campos científicos que interesaban a Comas y Solá. También publicó más de 600 artículos en el diario La Vanguardia.

En memoria de su aportación a la Astronomía el selenógrafo inglés H.P. Wilkins dio su nombre a un cráter de 65 km de diámetro que se encuentra situado al sur de Cordillera Montes, y al oeste del cráter Lagrange; al sudoeste de la cara visible de la Luna, muy próximo al limbo de nuestro satélite En 1973 la Unión Astronómica Internacional (IAU), organismo responsable entre otras cosas de dar los nombres a oficiales a astros y a sus detalles geográficos, reformó el nomenclátor de la Luna perdiendo Comas Solà su cráter para ganar uno en Marte. El cráter Comas Solà de Marte es un cráter de 132 km de diámetro, situado 19° 54′ 0″ S, 158° 30′ 0″ W.

José Comas y Solá, un barcelonés con estrella
 
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56) Santiago Ramón y Cajal, padre de la neurociencia

(Petilla de Aragón, 1 de mayo de 1852-Madrid, 17 de octubre de 1934) fue un médico español, especializado en histología y anatomía patológica. Compartió el premio Nobel de Medicina en 1906 con Camillo Golgi «en reconocimiento de su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso». Mediante sus investigaciones sobre los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, desarrolló una nueva y revolucionaria teoría que empezó a ser llamada la «doctrina de la neurona», basada en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales. Humanista, además de científico, está considerado como cabeza de la llamada Generación de Sabios.

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Nombre

El nombre que él mismo usaba era "Santiago Ramón Cajal". Debido a ser su primer apellido también un nombre de pila, se le suele añadir "y" entre los dos apellidos, para evitar malentendidos, y también por tener este modo de nombrar cierta tradición en Aragón. En algunos círculos se le nombra solo por su segundo apellido, "Cajal". Su segundo nombre de pila era Felipe, y su nombre completo era por tanto Santiago Felipe Ramón Cajal.

Infancia y juventud

Ramón y Cajal con alrededor de un año de edad. Colgado al cuello lleva un "mordedor", precedente del chupete.
Nació en Petilla de Aragón, —un enclave navarro situado en la provincia de Zaragoza—, hijo de Antonia Cajal y Justo Ramón Casasús, ambos procedentes de Larrés. Vivió su infancia entre continuos cambios de residencia por distintas poblaciones aragonesas, acompañando a su padre, que era médico cirujano; así, con apenas dos años la familia dejó Petilla de Aragón para mudarse a Larrés, el pueblo del padre, y de allí a Luna (1855), a Valpalmas (1856) y a Ayerbe (1860).

Realizó los estudios primarios con los escolapios de Jaca y los de bachillerato en el instituto de Huesca en una época marcada por la agitación social, el destierro de Isabel II y la Primera República, proclamada justo cuando finalizaba sus estudios de bachillerato en Huesca. Según sus propios relatos biográficos, Ramón y Cajal mostró, desde pequeño, vocación por las artes plásticas, en especial por el dibujo; también comenta en ellos de su vida como estudiante, su naturaleza traviesa y su negativa a memorizar de carrerilla, dos circunstancias que le granjearon la enemistad de los frailes que le impartían clase, en una tradición de métodos violentos y autoritarios (la letra con sangre entra). En ese periodo inició su afición a la montaña, que luego reforzaría su contacto con los miembros de la Institución Libre de Enseñanza y su proverbial defensa de la vida sana en contacto con la Naturaleza.

Vida adulta y carrera profesional

Cursó la carrera de medicina en Zaragoza, a donde toda su familia se trasladó en 1870. Ramón y Cajal se centró en sus estudios universitarios con éxito y, tras licenciarse en medicina en junio de 1873, a los veintiún años, fue llamado a filas en la llamada Quinta de Castelar, el servicio militar obligatorio ordenado por el célebre político, presidente en aquel momento de la efímera Primera República.

Médico en la guerra de Cuba (1873-1875)

Los primeros meses en la milicia transcurrieron en Zaragoza, y al poco se convocaron oposiciones para el Cuerpo de Sanidad Militar, en las que, entre cien candidatos para treinta y dos plazas, obtiene el nº 6. Es destinado como 'médico segundo' (teniente) al regimiento de Burgos, acuartelado en Lérida, con la misión de defender los Llanos de Urgel de los ataques de los carlistas.

Durante esa época, Cuba, aún provincia española, libraba una guerra por su independencia, conocida como guerra de los Diez Años. En 1874 Ramón y Cajal marcha destinado a Cuba con el grado de capitán, ya que el paso a Ultramar conllevaba el ascenso al empleo militar inmediato.

Ramón y Cajal se sintió atraído por los maravillosos parques y jardines de La Habana, así como por la flora tropical en general, pues se había fascinado por ella en sus lecturas. Tarda poco tiempo en comprobar, sin embargo, que la admirada y soñada manigua resultaba insoportable para los europeos. La ausencia de la exuberante fauna y flora que se había imaginado, más los omnipresentes mosquitos, propagadores del temido paludismo, consiguieron deshacer por completo el ideal romántico y aventurero de la isla que Cajal se había formado.

Su padre le había conseguido, para que tuviera un destino más favorable, algunas cartas de recomendación, que él rehusó utilizar; quizá ello influyera en que fuese enviado al peor destino médico posible: la enfermería de Vistahermosa, en la provincia de Camagüey, en medio de la manigua pantanosa. Una instalación insuficiente para acoger el gran número de soldados enfermos de paludismo y disentería. Muy pronto el joven médico cayó enfermo y, tras una primera convalecencia en Puerto Príncipe, fue trasladado a la enfermería de San Isidro, aún más insalubre que la de Vistahermosa.

Las experiencias con el sistema administrativo y militar vividas por Ramón y Cajal en esta estancia ultramarina fueron para él tan amargas como las enfermedades allí contraídas. Cajal tuvo que enfrentarse al caos administrativo, a la incapacidad e inmoralidad de ciertos gobernantes y algunos mandos del ejército, desde el comandante del puesto hasta los cocineros y parte de la oficialidad del destacamento, que tenían la costumbre de sustraer para sí la comida y los recursos que faltaban a los enfermos y heridos. Experiencias amargas que lo llevaron a solicitar la licencia para abandonar Cuba, atendida el 30 de mayo de 1875 tras ser diagnosticado de «caquexia palúdica grave» y declarado «inutilizado en campaña". «Llegó a España en junio de 1875 por el puerto de Santander, Cantabria, convertido en una ruina humana, que en nada recordaba al vigoroso y atlético joven que arribara un año antes a Cuba».

Para conseguir recuperar la mitad de sus pagas atrasadas tuvo que sobornar al funcionario de turno pues, de lo contrario, amenazaban con dilatarse indefinidamente. Sin embargo, «vale aquí señalar que parte de los ahorros de su estancia en Cuba fueron las bases financieras que le permitieron a Cajal adquirir el microscopio, un microtomo, reactivos químicos y colorantes con que a su regreso habilitó un modesto laboratorio en el que iniciaría las investigaciones histológicas». El regreso a España y los cuidados que le prodigaron su progenitora y sus hermanas devolvieron progresivamente a Santiago Ramón y Cajal la salud y le permitieron retomar su carrera académica, camino ya de la docencia (1876) y el doctorado (1876-1877).

Inicios de su vocación investigadora

El año 1875 marcó también el inicio de su doctorado y de su vocación científica. Santiago se compró su primer microscopio antes de ganar, en 1876, una plaza de ayudante de guardias, llevaba también los enfermos privados de cirugía de su padre, en el Hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza.

Se doctoró en junio de 1877, a la edad de veinticinco años, con la tesis titulada Patogenia de la inflamación.

También en 1877 se encuentra documentado su ingreso en la logia masónica Caballeros de la Noche, perteneciente al Gran Oriente Lusitano, con el número de miembro 96 y el nombre simbólico de Averroes, el médico andalusí.

En estos años comenzó para Ramón y Cajal una época de altibajos, con un 1878 terrible, marcado por la enfermedad de la tuberculosis, y un 1879 de logros, con la obtención de la plaza de Director de Museos Anatómicos de Zaragoza y su boda el 19 de julio, por amor y contra la opinión de sus padres y amigos, con Silveria Fañanás García, con la que a lo largo de cincuenta y un años de tranquila y colaboradora convivencia tendría siete hijos: Santiago, Felina (Fe), Pabla Vicenta, Jorge,8 Enriqueta, Pilar y Luis, de los que dos (Santiago y Enriqueta) fallecieron antes que él.

Ganó la cátedra de Anatomía Descriptiva de la Facultad de Medicina de Valencia en 1882, donde pudo estudiar la epidemia de cólera que azotó la ciudad el año 1885.

Descubrimiento de las neuronas

En 1887 se trasladó a Barcelona para ocupar la cátedra de Histología creada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Fue en 1888, definido por el propio Cajal como su «año cumbre», cuando descubrió los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas de la materia gris del sistema nervioso cerebroespinal.

En mayo de 1888 publicó en la Revista Trimestral de Histología Normal y Patológica que los tejidos cerebrales no eran compuestos de conexiones continuas como se creía hasta la fecha dadas las investigaciones de Camillo Golgi, que si bien permitían ver los nervios y los tejidos cerebrales su precisión no permitía evidenciar las neuronas.

Su teoría fue aceptada en 1889 en el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana, celebrado en Berlín. Su esquema estructural del sistema nervioso como un aglomerado de unidades independientes y definidas pasó a conocerse con el nombre de «doctrina de la neurona», y en ella destaca la ley de la polarización dinámica, modelo capaz de explicar la transmisión unidireccional del impulso nervioso.

En 1892 ocupó la cátedra de Histología e Histoquímica Normal y Anatomía Patológica de la Universidad Central de Madrid, actualmente conocida como Universidad Complutense de Madrid. Logró que el gobierno creara en 1901 un moderno Laboratorio de Investigaciones Biológicas, en el que trabajó hasta 1922, año de su jubilación y momento en el que pasó a prolongar su labor en el Instituto Cajal, llamado ya así en su honor, en donde mantendría su labor científica hasta su fin.

Entre 1897 y 1904 publicó, en forma de fascículos, su obra magna Histología del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados.

Gracias a los detallados exámenes histológicos de Ramón y Cajal se descubrió la hendidura sináptica, un espacio de entre 20 y 40 nanómetros que separa las neuronas; este espacio sugería la comunicación mediante mensajeros químicos que atravesaban la hendidura y permitían la comunicación entre las neuronas, estudios continuados por el fisiólogo inglés Henry Hallett Dale quien descubrió el primer neurotransmisor, la acetilcolina, sentando así las bases de la comprensión del funcionamiento tanto a nivel del Sistema nervioso central como del Sistema nervioso periférico de la mayoría de drojas existentes y de las que se desarrollarían posteriormente.

Propuso la existencia de las espinas dendríticas, una pequeña protuberancia en la membrana del árbol dendrítico de ciertas neuronas donde, típicamente, se produce la sinapsis con un botón axonal de otra neurona, y en ocasiones contactan varios axones. La prueba de esto mismo sólo llegó una vez desarrollada la microscopía electrónica durante la segunda década del siglo XX.

Santiago Ramón y Cajal descubrió también el cono de crecimiento neural, una expansión cónica del extremo distal de axones y dendritas en desarrollo, descrita por primera vez por él, que constituye la extensión de un axón en desarrollo para conseguir una conexión sináptica adecuada a lo largo del sistema nervioso.

Después de crear excelentes descripciones de las estructuras neuronales y su conectividad, y proporcionar descripciones detalladas de los tipos de células, descubrió un nuevo tipo de célula, la celula intersticial de Cajal (ICC). Estas células se encuentran intercaladas entre las neuronas incrustadas dentro de los músculos lisos que recubren el intestino, sirviendo como generador y marcapasos de las lentas ondas de contracción que mueven el material a lo largo del tracto gastrointestinal, mediando la neurotransmisión de las neuronas motoras a la células blandas del músculo liso.

Premios y distinciones en vida

Tras su regreso del congreso de Berlín le fueron llegando otros tantos triunfos e invitaciones, desde el Premio Internacional Moscú (concedido durante el XIII Congreso Internacional de Medicina de París 1900)15, hasta la Medalla Helmholtz (1905), pasando por los nombramientos de doctor honoris causa de las universidades de Clark, Boston, la Sorbona y Cambridge en 1899, el mismo año en el que publicó el tercer fascículo de su Textura del sistema nervioso del hombre y los vertebrados, que se completaría en 1900 y 1901 y cuya traducción francesa contribuyó mucho a su conocimiento internacional. A partir de la concesión del Premio de Moscú, y respondiendo en parte a un clamor generalizado entre la ciudadanía y la prensa, el gobierno español, como ya se dijo, crearía para él el Laboratorio de Investigaciones Biológicas, que dio origen a la Escuela Española de Neurohistología, uno de los centros científicos más importantes del país.

Entre sus medallas y premios figuran además, cronológicamente, el Premio Fauvelle (18 de abril de 1896), concedido por la Société de Biologie de París; Premio Rubio (1897), concedido por la Real Academia de Madrid por su Manual de Histología, la Gran Cruz de Alfonso XII (20 de junio de 1900) y la Gran Cruz de Isabel la Católica (28 de febrero de 1901), el Premio Martínez y Molina (25 de enero de 1902, de 4000 ptas., concedido junto a su hermano Pedro por el trabajo Centros sensoriales en el hombre y animales), la Gran Cruz de la Legión de Honor francesa con el grado de Comendador (1914), la Cruz de la orden imperial alemana «Pour le mérite» (1915),la Medalla Echegaray, concedida por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (7 de mayo de 1922) y la Medalla Plus Ultra (abril de 1926). Fue nombrado senador vitalicio en 1908.

El Premio Nobel

Sus trabajos y aportaciones a la neurociencia —difundidos en Europa por su amigo el anatomista suizo Rudolph Albert von Kölliker— fueron reconocidos en 1906 con la concesión del Premio Nobel en Fisiología o Medicina, galardón que compartió con el investigador italiano Camillo Golgi, cuyo método de tinción aplicó Ramón y Cajal durante años,26 pero con cuyas tesis, curiosamente, no estaba ni estuvo nunca de acuerdo.

Sobre lo que significó aquel primer Premio Nobel español en Ciencias, pueden compararse dos opiniones, la de Ortega y Gasset que opinó que el caso de Ramón y Cajal era una vergüenza para España, en lugar de un orgullo, porque constituía una excepción. Años después, Severo Ochoa, otro galardonado con el Nobel, concluyó que la investigación en biología y medicina en España era pobre, pero sin Cajal habría sido nula.

Tras el Nobel, Cajal publicó algunas obras biográficas, además de sus Estudios sobre la degeneración y regeneración del sistema nervioso (Madrid, 1913-1914). Su último artículo científico, una suma de sus ideas, fue ¿Neuronismo o reticularismo?: Las pruebas objetivas de la unidad anatómica de las células nerviosas. Había sido encargado por una revista alemana, pero los cuatro años de retraso en recibir las pruebas de Alemania hicieron temer a Ramón y Cajal que moriría antes de corregirlo y verlo impreso, como así fue. Sin esperar la respuesta de los germanos, el científico procedió a aligerar su texto y publicarlo en España. Esta suma científica apareció también en francés y, ya póstumo, en Alemania (1935). Más tarde, en 1954, y con motivo del primer centenario del nacimiento de su fundador, hubo una edición preparada por el Instituto Cajal.

Últimos años.

En 1926, recién jubilado, fue inaugurado por Alfonso XIII el monumento a Santiago Ramón y Cajal, obra de Victorio Macho, en el paseo de Venezuela del parque del Retiro de Madrid.

En agosto de 1930, el fallecimiento de su mujer por tuberculosis supuso para él un importante golpe. A pesar de ello, en sus últimos años continuó trabajando, preparando publicaciones y reediciones, y se consagró a sus alumnos. Varios de ellos (en especial su discípulo predilecto desde 1905, Jorge Francisco Tello, que le había sucedido en su cátedra y en la dirección del Instituto), por expreso deseo del propio Ramón y Cajal lo acompañaron en su fin, el 17 de octubre de 1934, tras el agravamiento de una dolencia intestinal que debilitó su corazón. Muy poco después se publicaría su autobiografía El mundo visto a los ochenta años, que había terminado y corregido poco antes. Sus restos reposan, junto a los de su esposa, en el cementerio de la Almudena de Madrid.

Sobre la mesilla, junto a la cama, había un calendario abierto por la fecha del día: 17 de octubre 1934. Fe Ramón Fañanás tomo la pluma allí abandonada por su padre y escribió: «Este día, a las once menos cuarto de la noche, murió mi padre»

Legados

Santiago Ramón y Cajal y su esposa dejaron dispuestos cuatro legados de 25 000 pesetas cada uno, con cuyas rentas se concederían cuatro premios, dos anuales (al mejor alumno de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza y al mejor alumno de Histología y Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de Madrid) y dos bienales (uno a la mejor memoria publicada sobre Anatomía Patológica, Histología o Bacteriología y otro al mejor trabajo publicado sobre Psicología comparada en un grupo cualquiera de animales o de una especie determinada).

La honestidad de Ramón y Cajal

«Amemos a la patria, aunque no sea más que por sus merecidas desgracias.»

Además de sus virtudes como científico y personalidad humana, Cajal fue un insólito ejemplo de honestidad y de patriotismo bien entendido. Valgan estos tres ejemplos:

- Nombrado director del Laboratorio de Investigaciones Biológicas, el Gobierno le asignó un sueldo de diez mil pesetas anuales. Ramón y Cajal pidió que se lo rebajaran a seis mil.

- Rechazó el cargo de ministro de Salud e Instrucción Pública, y si aceptó el nombramiento de senador vitalicio que propuso Canalejas, fue porque era gratuito (no tenía asignación económica).

- Siendo presidente de la JAE, envió al extranjero a su hijo Jorge, investigador como él, pagando los gastos de su bolsillo. Preguntado sobre por qué no le había pensionado con una beca, como era habitual, y más siendo su hijo, Cajal respondió: «Por eso mismo, por ser mi hijo».

Santiago Ramón y Cajal

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Ramón y Cajal: los secretos de un genio
 
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57) Expedición botánica a Nueva España por Martín Sessé

Martín (de) Sessé y Lacasta (Baraguás, Huesca, 11 de diciembre de 1751 – Madrid, 4 de octubre de 1808) fue un botánico español. Viajó a Nueva España (México) para estudiar y clasificar la flora del territorio.

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Biografía

Médico, Botánico, Naturalista. Cursó estudios de medicina en Zaragoza; en 1775, al no conseguir una plaza en la Universidad de Huesca, marchó a Madrid donde pudo practicar sus conocimientos y tener los primeros contactos con los naturalistas del Jardín Botánico. En 1779 prestó sus servicios en un hospital del ejército, durante el bloqueo de Gibraltar, partiendo algún tiempo después con destino a Cuba como miembro del personal médico de la escuadra del marqués de Socorro. Tras una importante labor sanitaria llevada a cabo en la propia travesía y posteriormente en la isla antillana, decidió trasladarse a México donde desembarcó en los primeros años de los ochenta, Su llegada al que entonces era denominado virreinato de Nueva España, marcó el inicio de un proyecto que le ocuparía el resto de su vida y le llevaría a recorrer una buena parte de su amplísima y variada geografía.

Previamente y después de un dilatado intercambio de correspondencia a causa de la distancia, con los responsables del Jardín Botánico de Madrid, con fecha 20 de mayo de 1785 había obtenido el nombramiento de Comisionado de esa institución en México, para el reconocimiento de la flora de su extenso territorio, a la par que se fundaría en la capital una cátedra de Botánica con su correspondiente jardín.

Abandonando el ejercicio de la medicina, se entregó de pleno al estudio de las ciencias naturales, remitiendo muestras de plantas al Botánico madrileño con las correspondientes explicaciones sobre el uso que hacían los naturales para combatir las enfermedades. Después de nuevas peticiones y con las recomendaciones pertinentes, entre ellas la del director del Jardín Botánico Gómez Ortega y algún influyente político, se consiguió, por fin, que Carlos III diese las órdenes pertinentes para organizar la expedición a Nueva España, propuesta por Martín Sessé.

Real Expedición Botánica al Virreinato de Nueva España

La Real Expedición Botánica al Virreinato de Nueva España fue organizada bajo la dirección científica del Real Jardín Botánico entre los años 1787-1803, para continuar los estudios sobre plantas medicinales de Nueva España y todo lo relacionado con su historia natural.

La Expedición Botánica al virreinato de Nueva España se generó como resultado de la recuperación desde el Colegio Imperial de Madrid de los manuscritos de Francisco Hernández de Toledo. Este había sido el médico de Felipe II que en 1570 había efectuado la primera expedición científica para el estudio de la flora americana. La noticia fue comunicada a José de Gálvez, ministro de Indias y antiguo visitador de Nueva España. La flora y la fauna de México era hasta entonces poco conocidas para la ciencia Occidental y las especies conocidas no habían sido clasificadas científicamente.

En aquellas fechas el médico aragonés Martín Sessé, establecido en México, expresó sus deseos de realizar una expedición botánica destinada a la catalogación de los recursos naturales del virreinato de Nueva España y a la institucionalización de las nuevas enseñanzas sanitarias en el territorio ultramarino. Su iniciativa fue solicitada al médico, botánico y farmacéutico Casimiro Gómez Ortega, director del Real Jardín Botánico de Madrid, quien promovió ante la Corte una nueva Expedición Botánica al Virreinato de Nueva España.

En marzo de 1787, el rey ilustrado Carlos III autorizó esta gran expedición que tendría como director a Martín Sessé. Su objetivo principal era la creación de un Jardín Botánico en México destinado, como el de Madrid, a continuar la obra de Francisco Hernández renovando los estudios sanitarios y centralizando los trabajos de catalogación de las riquezas naturales del virreinato.

La preparación de la expedición fue larga. Sessé recorrió Santo Domingo, Puerto Rico y Cuba, dónde se estaban realizando expediciones similares, para colaborar y aprender. En Cuba participó en la búsqueda de un remedio para una enfermedad parasitaria que se estaba extendiendo con rapidez.

En la expedición participaron un grupo de botánicos de España elegidos por Gómez Ortega entre los que se incluyen: Vicente Cervantes, uno de sus discípulos que fue nombrado catedrático de Botánica en México; Juan Diego del Castillo, botánico agregado que fue comisionado del Real Jardín desde 1785 en Puerto Rico, José Longinos Martínez, agregado naturalista que fue alumno de Cervantes en el Real Jardín de Madrid; y Jaime Senseve, incluido como profesor farmacéutico.

La expedición comenzó en octubre de 1787. Durante el primer año se realizaron cortas exploraciones: Sessé y Senseve herborizaron en el desierto de los Leones, mientras Cervantes preparaba las enseñanzas en el Jardín Botánico mexicano, que se inició en mayo de 1788. Los seis meses de aquella docencia fueron aprovechados por Longinos, Sessé y Senseve para visitar Morelos. Tras su vuelta a México, se incorporaron al equipo expedicionario Juan del Castillo, procedente de Puerto rico, y dos dibujantes novohispanos, Vicente de la lechona y Atanasio Echeverría, formados en la Real Academia de San Carlos de México. Durante la primavera de 1789 los expedicionarios iniciaron su segundo periplo y visitaron, entre otros lugares, Cuernavaca, Tixtla, Chilpanzingo y Acapulco, lugares en los que fueron recogiendo numerosas y valiosas muestras.

En 1790, se incorporaron a la expedición dos alumnos de Cervantes formados en el Jardín Botánico de México, José Mariano Mociño y José Maldonado, en sustitución de Senseve, que fue trasladado contra su voluntad al jardín para hacerse cargo de las labores de disección y preparación de animales. Esta dirección molestó al naturalista de la expedición, José Longinos. Sus discrepancias como Sessé lo llevaron a abandonarla y a crear por su cuenta un Gabinete de Historia Natural en la Ciudad de México del cual se autoerigía en director. Juan a Senseve, realizó algunos viajes de exploración hacia el territorio de las Californias. Cuando el virrey de Nueva España les ordenó reintegrase a la expedición para estudiar los territorios de Guatemala, lo hicieron a disgusto, separándose del resto de los exploradores. Longinos permaneció en Guatemala hasta que las autoridades virreinales les obligaron a regresar a la Península.

Los exploradores realizaron una tercera salida para reconocer los territorios del noroeste novohispano, atravesando Michoacán, Sonora y Apatzingán hasta llegar a Guadalajara. Allí el grupo formado por Mociño, Castillo y Echeverría se dirigió hacia Aguascalientes, a través de Los Álamos y la sierra Tarahumara; mientras que Sessé alcanzó esta misma localidad cruzando el desierto de Sinaloa. Dos años que tardaron en hacer este recorrido (1790-1792). En Aguas Calientes recibieron la orden de desplazarse hasta la costa noroeste para estudiar la isla de Mazarredo (Nutka). Tenía un importante interés comercial para los gobiernos de España y Gran Bretaña y en aquellos tiempos se encontraba en disputa entre ambas potencias por hacerse con su control.

Allí zarparon Mociño, Echeverría y Maldonado en 1792. Juan del Castillo quedó enfermo de escorbuto en Aguas Calientes, donde murió en 1793. Los exploradores se integraron así en la parte de la Expedición de Límites dirigida por Juan Francisco de la Bodega y Quadra.

A la fin de Castillo, Sessé volvió a la Ciudad de México con el propósito de fomentar el valor académico de los estudios impartidos en el jardín mexicano e iniciar los trámites burocráticos necesarios para la incorporación oficial de Mociñon a la expedición, en sustitución del difunto Castillo.

Una vez finalizada su estancia en Nutka, la expedición decidió afrontar el estudio del sur del virreinato: Mociño y Dela lechona emprendieron viaje hacia Mixteca y la costa de Tabasco; Sessé, Del Villar y Echeverría se dirigieron a Jalapa y Guaztuco. Ambos grupos debían de confluir en Córdoba para, desde allí, partir a Veracruz. La expedición regresó a Ciudad de México pasando por Tehuantepec y Tabasco.

En 1794, Martín Sessé solicitó permiso a la Corte para una última exploración durante dos años. Su objetivo era reordenar las colecciones formadas y concluir el estudio de la América Central, esta vez en el Reino de Guatemala y las islas de Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico. Mientras tanto, Cervantes permanecería, en Ciudad de México ocupándose del traslado del jardín botánico desde su pantanosa anterior ubicación hasta el Palacio Real. El resto del equipo expedicionario se dividió en dos grupos:

Por una parte, Sessé, Senseve y Echeverría emprendieron viaje hacia Cuba y llegaron a La Habana en junio de 1795; en marzo de 1796 se encontraban en Puerto Rico y desde allí retornaron a Cuba a la espera de conseguir permiso para visitar Santo Domingo. La situación de guerra y la sublevación de los esclavos neցros en la isla hicieron que aquel viaje resultara imposible de realizar. Sessé y Senseve regresaron a México, adonde llegaron en mayo de 1798. El dibujante Echeverría no los acompañó, pues en La Habana se enroló en la expedición de fomento dirigida por el conde de Mopox.

Por otra parte, Mociño y De la lechona, acompañados a distancia por Longinos, emprendieron el viaje a Guatemala, pasando por Tehuantepec. Mociño tardaría dos años en componer su Flora de Guatemala, trabajo que simultaneó con la realización de informes sobre la viabilidad del comercio entre Guatemala y las posesiones españoles en México y las Californias. El límite sur de ese viaje se encuentra en León de Nicaragua, donde Mociño y De la lechona llegaron en mayo de 1797. Desde allí emprendieron viaje de vuelta a Ciudad de México; en su viaje visitaron Chiapas, durante el cual Mociño se entretuvo en estudia la potabilidad de sus aguas, minas de mercurio, el índigo y remedios para la posible curación de la lepra. Vicente de la lechona llegó a México a finales de 1798 y Mociño en febrero del año siguiente.

En México, Sessé emprendió la recopilación y preparación del material que habría de trasladar a España. En esta tarea, en la que se invirtieron dos años, colaboró todo el equipo expedicionario, salvo Longinos. Durante dos años Mociño trabajó en el Hospital General de Naturales, en compañía de Luis Montaña, un médico criollo; ambos elaboraron un conjunto de notas farmacológicas que luego resumió Cervantes bajo el título Ensayo a la materia vegetal de México.

Sus trabajos en el Hospital General de San Andrés sentaron las bases para el desarrollo de la clínica moderna, sustituyendo la terapia humoral por la brownista (una derivación vitalista), de la que fueron firmes divulgadores.

Tras solucionar algunos problemas, personales e institucionales, los expedicionarios decidieron regresar a la península. Mociño y la parte de los materiales que transportaba llegaron a Cádiz en julio de 1803. Sessé y Senseve, tras una larga estancia en La Habana, lo hicieron en octubre del mismo año junto a la parte correspondiente de las investigaciones. Vicente Cervantes permaneció definitivamente en México a cargo del Jardín Botánico de la capital, incluso hasta después de la independencia con respecto a España.

Los resultados que Sessé y Mociño ofrecieron en Madrid fueron más importantes y decisorios en los aspectos médicos y políticos que en los botánicos. Sessé promovió las reformas de las doctrinas médicas en la erradicación de la llamada “fiebre amarilla" aparecida en Andalucía en 1804, concienciando a los otros médicos españoles de que la causa de la enfermedad se debía a condiciones ambientales e higiénicas y no al supuesto efecto transmisor. Los trabajos médicos de ambos expedicionarios consiguieron su entrada como miembros de la Real Academia de Medicina de Madrid, en 1805.

El 4 de octubre de 1808 muere Martín Sessé. José María Mociño tuvo de abandonar España en 1812, refugiándose en Montpellier, por ser considerado un afrancesado. Allí conoció a De Candolle, a quien confió los manuscritos y dibujos de la Flora Mejicana cuando éste se trasladó a Ginebra. Finalmente murió en 1820 en Barcelona.

EXPEDICIÓN BOTÁNICA A NUEVA ESPAÑA POR MARTÍN SESSÉ

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58) Gregorio Marañón, el genio de la medicina

Gregorio Marañón y Posadillo (Madrid, 19 de mayo de 1887-íd., 27 de marzo de 1960) fue un médico endocrinólogo, científico, historiador, escritor y pensador español, perteneciente a la generación de 1914,1 cuyas obras en los ámbitos científico e histórico tuvieron una gran relevancia internacional. Durante un largo período dirigió la cátedra de Endocrinología en el Hospital Central de Madrid y se le considera un protagonista incuestionable del nacimiento de la endocrinología española. Fue académico de número de cinco de las ocho Reales Academias de España (Real Academia Española, de la Historia, de las Bellas Artes, Nacional de Medicina y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales). Tuvo un papel destacado en la proclamación de la Segunda República española, como uno de los fundadores —junto a Ortega y Gasset y Pérez de Ayala— de la Agrupación al Servicio de la República, aunque criticó posteriormente la incapacidad de la Segunda República para aunar a todos los españoles.

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Marañón fue iniciado en el estudio de la endocrinología, disciplina que en España estaba entonces en sus comienzos, por Madinaveitia y Sañudo, estudiando los síndromes tiroideos con el primero y los pluriglandulares con el último. En 1910 hizo investigaciones quimioterápicas en el laboratorio de Paul Ehrlich en Frankfurt. Vuelto a España, comenzó a trabajar en el Hospital General de Madrid en 1911. Pensó que la endocrinología había nacido como disciplina autónoma y consideró la obra de Artur Biedl, Innere Sekretion, publicada en 1910, como la exposición paradigmática del papel de las secreciones internas en fisiología.

Este conjunto de saberes, acumulado durante lo que denominó período de crecimiento explosivo de la endocrinología, lo presentó al público español en La doctrina de las secreciones internas, que fue, en principio, un curso dado en el Ateneo de Madrid en 1915. Marañón desarrolló su versión de la teoría endocrinológica en la siguiente década, fundamentalmente en su libro sobre el climaterio, La edad crítica, publicado en 1919, y en su discurso de recepción en la Academia de Medicina, pronunciado en el año 1922 y titulado Problemas actuales de la doctrina de las secreciones internas.

En este último trabajo, Marañón percibió la crisis que había en la disciplina, ocasionada por los ataques hipercríticos a la teoría de las secreciones internas por parte de investigadores como el francés E. Gley y el inglés Swale Vincent, quienes intentaron una definición más estricta de las hormonas, para excluir los estimulantes metabólicos generales. En España, como en todas partes, la adrenalina se convirtió en el primer campo de batalla, con Marañón y sus discípulos del Instituto de Patología Médica, que defendían un enfoque más amplio de la acción hormonal, y con fisiólogos como Juan Negrín y Augusto Pi Suñer, que estaban a favor de un concepto más restringido.

Típica del acercamiento de Marañón a la endocrinología fue su defensa entusiástica de la organoterapia en los años veinte y su participación en un buen número de aireados trasplantes de cápsulas suprarrenales y gonadas, en colaboración con León Cardenal. Al igual que Cardenal, se interesó en los métodos de rejuvenecimiento de Eugen Steinach y Serge Voronoff. En La edad crítica y en otros escritos posteriores, aseguró que el envejecimiento y el declive de las funciones sensuales estaban muy ligados, y que el primero podía ser descrito perfectamente con la terminología del último. Conservó su interés por el envejecimiento y puede ser considerado como uno de los fundadores de la gerontología en España.

Marañón fue un importante comentador español del psicoanálisis y de las teorías psicosexuales de Freud. Fue el único médico español importante que conoció personalmente a Freud y uno de los pocos biólogos que fue considerado seriamente por los primeros psicoanalistas. Por eso, Marie Bonaparte (en cuya casa Marañón había conocido a Freud) escribió en De la sexualité de la femme que Marañón era "un autor no alineado en las filas de los psicoanalistas, pero su trabajo llamó la atención de ellos". Bonaparte citó su trabajo de 1930, La evolución de la sexualidad y de los estados intersexuales, en el cual Marañón defendía que cada ser humano estaba dotado con características de ambos sexos y que éstos están más diferenciados a medida que se avanza en la escala filogenética.

Para Marañón, como para Freud, la libido (a la que Marañón llamaba "hambre sensual") era un impulso primario. Pero para el endocrinólogo esta energía específica era producida, originalmente, por un fenómeno químico: la irrupción en la sangre de las secreciones internas de las gónadas. Freud lo admitió, pero puntualizó que los orígenes químicos de la libido eran irrelevantes para su psicología.

Debido al apoyo biológico que había ofrecido a las teorías de Freud, los trabajos de Marañón sobre la sexualidad fueron muy populares en Italia, donde el movimiento católico de oposición a la psicología freudiana era muy grande. Aceptó el concepto freudiano de sexualidad infantil y creyó que ambos sexos pasaban por etapas de intersexualidad, los hombres en la adolescencia y las mujeres en la menopausia. A nivel filosófico, pensó que el psicoanálisis y la endocrinología eran tareas complementarias, ya que las dos perseguían establecer la idiosincrasia del individuo, y que la mayor contribución de Freud a la medicina había sido restaurar una perspectiva humanística.

El interés clínico de Marañón no se limitaba al campo de la sexualidad. Llevó a cabo investigaciones sobre la pituitaria, las suprarrenales (enfermedad de Addison), las paratiroides y, fundamentalmente, sobre el tiroides, glándula a la cual dedicó más de cuarenta trabajos. Fue el primero en demostrar la frecuente aparición de hipertrofia muscular en las piernas de los niños con mixedema e inyectó, experimentalmente, adrenalina para conseguir un estado hipermetabólico en casos de disfunción tiroidea.

En 1931, Marañón fundó el Instituto de Patología Médica y resultó elegido diputado para las Cortes Constituyentes republicanas. Un año después fue nombrado sin oposición catedrático de Endocrinología. En los últimos días de 1936, a causa de la guerra civil, hubo de abandonar España, instalándose en París hasta el año 1943, fecha en la que regresó a Madrid. A su vuelta, su reaparición pública tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad, donde pronunció una conferencia.

En 1945 se resolvió la cuestión de su reincorporación para ejercer la docencia de la Endocrinología. En 1946 fue nombrado vocal del Pleno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (organismo creado por las autoridades del régimen de Franco, instaurado tras finalizar la guerra) en representación del Patronato "Santiago Ramón y Cajal". En 1948 el Consejo creó, a petición suya, el Instituto de Endocrinología Experimental, que posteriormente se integró en el Centro de Investigaciones Biológicas.

Se interesó a lo largo de su carrera por la historia y la estructura de la ciencia. En su discurso académico de 1922, señaló que todas las disciplinas científicas pasan por una serie de fases obligadas: precientífica, latencia, crecimiento explosivo, aceptación hiperbólica, movimiento de reacción y período "clásico" de madurez. En el mismo trabajo señaló otro importante factor que afectaba a la ciencia española: la falta de tradición científica y del número suficiente de investigadores para suministrar un mínimo de crítica, rigurosa y personal, al desarrollo de la teoría científica. Como historiador, su mejor estudio fue el dedicado a las ideas biológicas de Benito Jerónimo Feijoo (1934), en el cual, si bien sobrevaloró el papel de Feijoo y sus contemporáneos como renovadores científicos, consiguió, por contra, llamar la atención sobre la indudable vitalidad de la ciencia española de la Ilustración.

Como escritor destacó en el campo del ensayo, la biografía y la historiografía. Laín Entralgo, su más señalado biógrafo, ha destacado de su figura tres facetas: la de médico, la de historiador y la de jovenlandesalista. A la suma de varias de ellas se deben obras como Las ideas biológicas del padre Feijoo (1934), Vocación y ética (1935) o El médico y su ejercicio profesional en nuestro tiempo (1952), aunque lo principal de su obra literaria son las biografías en las que caracteriza a diversos personajes históricos, convirtiéndolos en emblemas de una época y en prototipos de un carácter, lo que no significa, como por desgracia se ha entendido a veces, que esos personajes "fueran" así, sino que Marañón deduce de su actuación determinadas características que convierte, como ya se ha señalado, en prototípicas del personaje o de la época.

Son obras como Enrique IV de Castilla y su tiempo (1930, reeditado en 1941 como Estudio biológico sobre Enrique IV de Castilla); Amiel. Un estudio sobre la timidez (1932); El Conde-duque de Olivares (la pasión de mandar) (1936); Tiberio. Historia de un resentimiento (1939); Luis Vives (Un español fuera de España) (1942); Antonio Pérez (El hombre, el drama, la época) (1947); Cajal: su tiempo y el nuestro (1950) y El Greco y Toledo (1956), a los que se sumó póstumamente Juan Maragall y su tiempo (1963).

A estos ensayos se suele unir, a pesar de no tratarse de un personaje histórico sino mítico, Don Juan. Ensayos sobre el origen de su leyenda (1940), de gran interés por confluir en su valoración del mito con visiones como las de Ramón Pérez de Ayala o Miguel de Unamuno. Marañón examinó a los personajes como si se tratase de casos clínicos, interpretó su vida desde un punto de vista médico y destacó su condición de individuos situados fuera de la normalidad. El ejemplo más polémico y difundido de su singular punto de vista son sus juicios sobre el mito de don Juan, al que consideró un personaje escasamente viril en contra de la idea popular, que lo hizo emblema de la masculinidad.

Su estilo, base indudable de su éxito, se caracteriza por su capacidad expositiva, que se sitúa a medio camino entre la prosa científica y la expresión literaria. Por ello está considerado no sólo como uno de los principales ensayistas de nuestro tiempo, sino también como el eslabón entre el ensayo literario y el específicamente científico.

Biografia de Gregorio Marañón

Gregorio Marañón, el genio de la Medicina que se habría opuesto al MIR

La ciencia de Gregorio Marañón

Gregorio Marañón - Wikipedia, la enciclopedia libre
 
59) Manuel Iradier, olvidado explorador de África

Manuel Iradier fue un explorador y científico cuya gran obra fue la realización de varias investigaciones etnográficas, geográficas, botánicas y lingüísticas en África. A finales del siglo XIX, reclamó para España más de cincuenta mil kilómetros cuadrados de la parte continental del golfo de Guinea, que reducidos a solo veintisiete mil, sentaron las bases de la nación Guinea Ecuatorial.

Manuel Iradier y Bulfi nació en Vitoria-Gasteiz, el 6 de julio de 1854. Cuatro años después falleció su progenitora, dejando cuatro hijos. Su padre, sastre, les abandonó tras la fin de su mujer y se marchó a Burgos. Manuel volvió entonces bajo la tutela de su tío Eusebio, quien deseaba que siguiera la carrera eclesiástica, pero él se negó e ingresó en el Instituto de Vitoria.

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Creció entre sueños de aventuras y lecturas de libros de viajes. Desde joven había deseado viajar a tierras remotas y, ya en 1868, pronunció una conferencia sobre su proyecto Viaje de exploración a través de África. Para llevarlo a cabo, organizó laSociedad Viajera La Exploradora en el convencimiento de que era necesaria la colaboración de otras personas que tuviesen las mismas inquietudes.

En 1870, confeccionó un ambicioso proyecto que recorrería desde Ciudad El Cabo, al sur de África, hasta Trípoli, en el Mediterráneo, en tres años y por cien mil pesetas, con la intención de reconocer el legado africanista que habían descrito Burton y Speke. Tras ser aprobado el proyecto en abril de ese mismo año, sus socios mantuvieron continuas reuniones para discutir cuál debía ser el equipaje, el trayecto, etc., y aumentaron la biblioteca con los últimos tomos acerca de las exploraciones.

En el curso de 1870-71, Iradier se matriculó en la facultad de Filosofía y Letras; y entre 1869 y 1873 escribió varios cuadernos etnográficos con el título Recuerdos de Álava. Su objetivo era realizar un álbum descriptivo de toda la provincia con meticulosas observaciones de todo tipo, incluyendo flora, fauna, climatología, costumbres, etc.

Su inquietud y la influencia de Henry Morton Stanley lo atrajeron a la exploración científica. Iradier admiraba a Stanley, un gran explorador inglés. Dio la casualidad de que el 2 de junio de 1873, en pleno desarrollo de la tercera Guerra Carlista, Stanley pasó por Vitoria como corresponsal del New York Herald, famoso ya por haber encontrado al desaparecido doctor David Livingstone y por haber escrito un libro-relato. Iradier consiguió hablar con él y exponerle su proyecto de atravesar África. Mantuvo una conversación en la que el vitoriano le describió su proyecto. Stanley, una vez que le puso al corriente de sus recursos, le aconsejó cruzar el continente de Oeste a Este, partiendo de las posesiones españolas del golfo de Guinea y le animó, asegurándole que, tras la primera expedición, gozaría de todas las ayudas que necesitara. Tras la entrevista, modificó sus planes y los expuso en el Ateneo de Vitoria.

El 30 de septiembre de 1874, Iradier consiguió su licenciatura en Filosofía y Letras y, el 16 de noviembre, se casó con Isabel Urquiola, dos días más joven que él e hija de un panadero de la ciudad.

La presencia europea de Guinea databa de 1470, cuando el portugués Fernando Poodescubrió la actual Bioko, que entonces se bautizó con su nombre. En 1778, Portugal se la cedió a España a cambio de unas tierras americanas, junto a la isla de Annobón, con derecho al libre comercio en la costa del sur muy sur entre cabo Formoso, en la desembocadura del río Níger, hasta cabo López, al sur de Gabón, teniendo España el derecho a disponer de las tierras continentales comprendidas entre dichos puntos. Ese mismo año se envió una expedición que tomó posesión de Fernando Poo. Los británicos también la deseaban, por eso, en 1783, llegaron varios militares ingleses para negociar con los bubis, los nativos de la isla. En 1819, estaban plenamente establecidos en la isla y hasta bautizaron la actual Malabo como Port Clarence. El gobierno español la cedió a Gran Bretaña en 1827, como base para la lucha contra el tráfico de esclavos. En 1841, el gobierno pensó incluso en vendérsela para saldar una deuda. Se abrió un debate y se comenzó a buscar utilidad a aquella isla olvidada.

En 1841, se envió a la Marina para que tomara posesión y sustituyera los nombres ingleses. Rebautizó la capital como Santa Isabel, pero se hubo de nombrar gobernador a un inglés, pues no había habitantes españoles. Toda la población de Clarence Town era inglesa o nativos de las posesiones británicas que dominaban a los autóctonos de la isla. Al tomar posesión, los españoles llevaron un barco con colonos. De ellos, en cinco meses falleció el veinte por ciento y la mayoría de los supervivientes fueron repatriados. En 1864, el gobernador Pantaleón de la Torre propuso a las autoridades la ocupación de seiscientos kilómetros de costa entre río Bonny y Cabo Esterias, pero su propuesta cayó en el olvido hasta 1883.

Este era el panorama de Guinea Ecuatorial durante el siglo XIX, y en este marco político Iradier realizó grandes trabajos preparatorios para su primera expedición por aquellas tierras que se estaban perdiendo para España. Era una aventura que se entrevía peligrosa, puesto que hasta entonces los intentos de colonización de aquellos territorios habían sido poco menos que desastrosos. Partió en diciembre de 1874 con su mujer Isabel, su cuñada Juliana y diez mil pesetas. Llevaba instrumental científico, lápices, papel y dos fusiles. Se detuvo en Canarias, donde, el 24 de abril de 1875, embarcaron en el vapor Loanda.

Iradier realizó varias escalas a lo largo de la costa del sur muy sur y en la actual Ghana. El 16 de mayo desembarcó en Santa Isabel, la capital de Fernando Poo. El gobernador trató de desanimarle, pero como vio que era inútil, se puso a su servicio. Allí se dio cuenta del abandono por parte del gobierno español y la falta de aprovechamiento de las grandes riquezas, de las que sólo sacaban beneficios los ingleses, siendo de esa nacionalidad también los transportes que unían la isla con Canarias. Se habían hecho concesiones de tierras a españoles pero estos no las ponían en explotación. La goleta española apenas visitaba las otras islas de Corisco y Elobey Chico. Annobon, muy alejada, estaba totalmente abandonada.

Se estableció en la isla de Elobey Chico, en la desembocadura del río Muni, en el golfo de Guinea. Construyó una cabaña y montó unas huertas, que serían base de futuras expediciones al interior africano. Su mujer se ocupaba de las mediciones meteorológicas. Iradier contó con un asistente, Elombanguani, que le acompañaba en sus marchas. Adquirió una embarcación con la que recorrer los ríos de la zona.

Durante el tiempo que duró su primera expedición, 830 días, Iradier recorrió casi 1.900 kilómetros, desde Aye hasta el río Muni. Después de remontarlo, llegó hasta otro río, el Utamboni, para intentar alcanzar la región de los Grandes Lagos, y desde allí llegar a la desembocadura del Muni. Visitó las islas de Corisco y Elobey Grande, así como Inguinna, Aye y el cabo San Juan, los ríos Muni, Utongo, Utamboni y Bañe, así como la cordillera Paluviole y la sierra de Cristal. Tomó contacto con diversos pueblos, como los vengas, itemus, valengues, vicos, bijas, bapukus, bandemus y pamues. Realizó estudios antropológicos, etnológicos y lingüísticos, recogió datos geográficos y tipográficos, numerosas muestras faunísticas y botánicas, y llegó a reconocer numerosas especies animales hasta entonces desconocidos para la ciencia.

En sus relatos explicó diferentes episodios: pasó una noche entera en lodo sin poder salir, sufrió incendios, naufragios, envenenamientos, e incluso en una ocasión un grupo de elefantes destrozó su campamento. Padeció fuertes fiebres palúdicas en varias ocasiones, sin contar las de carácter menos grave. Así lo escribió Iradier:
"Yo no era un hombre vivo, era el esqueleto de un cadáver... Mi cabello había caído, mechones de pelo había adheridos a la dura almohada en que descansé la cabeza, el rodete de las uñas había desaparecido y estas, largas y encorvadas, daban a la mano escuálida el carácter de la de un tísico."
"Las selvas son la desesperación del viajero. Sobre un terreno húmedo, encharcado, compuesto de capas superpuestas de vegetales en descomposición que los siglos han ido amontonando, se elevan variedad inmensa de vegetales buscando la luz del sol y alcanzando alturas considerables."
Se quejaba de los animales salvajes. Pero decía que "los peores enemigos eran el clima y la humedad".

En la sierra de Cristal le abandonaron muchos de los indígenas que le acompañaban, por lo que hubo de retornar a Fernando Poo. Al llegar, a finales de enero de 1876, fue nombrado profesor interino de la escuela de niños de Santa Isabel, profesión que ya ejercía su mujer en dicha institución.

En Santa Isabel sufrió sesenta y seis ataques de fiebre, treinta y siete su esposa, dieciséis su cuñada y quince su hija, quien falleció el 28 de noviembre de 1876, en el transcurso de la expedición. Ante esta tragedia decidió mandar a Canarias a su mujer y a su cuñada.

El segundo viaje de exploración se inició poco tiempo después de finalizar el primero, a finales de 1877. Permaneció 15 meses más en la región de Fernando Poo, recorriendo cuando la salud se lo permitía, aunque sus observaciones no consiguieron la resolución de las efectuadas en Muni. Escaló al monte Santa Isabel, ahora llamado Basilé, donde encontró una botella con los nombres de los que lo habían subido antes. Entre otros se encontraba el nombre de Richard F. Burton, el explorador, que había estado allí como cónsul en 1861. Añadió su nombre con la fecha de 1877.

A partir de los datos obtenidos pudo trazar los mapas de las zonas visitadas, los cuales serían publicados por la Sociedad de Africanistas y Colonistas de Madrid a su regreso a España.

Poco después de su segunda expedición, partió rumbo a Canarias, donde le esperaba también su nueva hija Amalia. El 24 de noviembre de 1877, zarparon rumbo a Cádiz. En Madrid, hubo de pedir quince pesetas para trasladarse a Vitoria donde llegaron el 10 de diciembre. Fue a dar una conferencia en el ateneo provincial pero sufrió un ataque de fiebre y sólo pudo balbucear algunas frases incoherentes. En total se gastó 10.000 pesetas y recorrió 1.870 kilómetros durante más de 800 días.

Publicó un mapa en la Sociedad Geográfica de Madrid, numerosas observaciones y dibujos de todo tipo, vocabularios y gramáticas de las lenguas de las tribus que visitó, así como numerosas anotaciones sobre observaciones astronómicas, etnográficas,climatológicas y comerciales.


MAPA GEOGRÁFICO DEL PAÍS DE MUNI SEGÚN IRADIER


En Vitoria pasó muchas privaciones y se embarcó en negocios e inventos que no tuvieron ningún éxito. Durante 1878, se dedicó a realizar excursiones por los alrededores mientras redactaba sus libros. Ese año publicó África. Fragmentos de un diario de viajes de exploración en la zona de Corisco. Continuó el rechazo a sus proyectos por parte de la Sociedad Geográfica de Madrid y de la Asociación Española para la Exploración del África, creada en 1877.

El 16 de octubre de 1879, convocó una reunión ante los socios de La Exploradora para que la asociación financiara el viaje. Allí explicó la intención de continuar su labor para que España no se quedase rezagada en la carrera colonial:
"Viajeros de todas las naciones se encaminan al interior de África buscando lo desconocido y no está lejano el día en que todo aquel continente se conozca. España, por el porvenir que le ofrecen sus posesione en el golfo de Guinea, no debe abandonar a otros países la exploración de la rica zona limítrofe."
Presentó el proyecto que fue acogido con entusiasmo, aunque no consiguió los fondos necesarios. Comenzaba con las siguientes palabras:
"El porvenir de España está en África y la gloria de Euscaria es que sus hijos la exploren."
Su idea consistía en adentrarse a otras potencias europeas y reclamar para España la región explorada, así como otras que pudieran ser añadidas.

En 1880, Iradier fue nombrado académico corresponsal en Álava de la Real Academia de la Historia española, para entonces trabajaba como profesor interino en el Instituto de Vitoria.

El 11 de junio de 1883, recibió una carta de la Sociedad Geográfica de Madrid proponiéndole participar en un congreso para debatir sobre la posibilidad de enviar una o dos expediciones al interior de África. Por problemas de salud no pudo asistir, pero mandó sus propuestas por escrito explicando las estaciones comerciales que debían establecerse en el territorio del Muni con un presupuesto de un millón de pesetas.

Se propuso la creación de una compañía colonizadora como tenían otros países desde siglos. No se logró, pero se creó otra sociedad, La Sociedad Española de Africanistas y Colonistas. Iriader preparó un plan, que fue aceptado, aunque con un ridículo presupuesto de veintisiete mil pesetas, que no permitía el establecimiento de factorías comerciales, ni cabañas. Propuso realizar acuerdos con jefes a los que, a la firma, se les asignaría un pequeño sueldo. Y finalmente, la Sociedad consiguió reunir los fondos necesarios para que, en julio de 1884, Iradier comenzase su tercera expedición africanista.

La nueva misión trataba de adquirir territorios del golfo de Guinea, a pesar de que en numerosos puntos de aquella geografía ondeaban las banderas francesa y alemana. Estuvo acompañado del doctor Amado Osorio, quien, como el propio Iradier, participaba como delegado de la Sociedad de Africanistas.

En esta expedición, Iradier recorrió los territorios ya explorados en la primera de ellas y algún otro. Exploró la orilla izquierda del Muni y los ríos Noya, Utambani y Bañe. Navegó el río Ulongo hasta donde fue posible. Desde allí pasó al río Congo hasta el río Muni, por el que descendió hasta la costa de Buru, sita al noreste de la bahía de Corisco. Logró adquirir, mediante acuerdos con los jefes locales, cincuenta mil kilómetros cuadrados de territorio.

Iradier enfermó de fiebres, tuvo que iniciar viaje de regreso a España, en noviembre del mismo año, cinco meses después de su llegada. Osorio permaneció en Guinea y, en agosto de 1885, emprendió una nueva expedición por el curso alto del río Noya y del Utamboni, logrando otros 18.000 kilómetros para España y firmado más de trescientos setenta tratados de reconocimientos de la soberanía española.

En febrero de 1885, Iradier entregó a la Sociedad de Africanistas y Colonistas de Madrid diversos documentos, contratos de anexión y actas notariales. Aquellos documentos trataban de proporcionar a España la legitimidad y dominio sobre centenares de miles de kilómetros cuadrados alrededor del río Muni, mediante la obtención del reconocimiento de dicha soberanía por parte de decenas de jefes indígenas, especialmente de los fang, el grupo más numeroso y dominante. Su presencia fue suficiente, no tuvo que enfrentarse a ningún acto hostil. Los naturales le respetaban y admiraban, y el alavés de igual manera a ellos.

Posteriormente, escribió Iradier:
"Lo digo de legítimo orgullo, sobre la bandera de mi querida España que tremolé durante tres años en los países jovenlandeses, que no se ha escrito el nombre de ninguna víctima ni caído una sola gota de sangre humana."
Durante la Conferencia de Berlín de 1885 para el reparto colonial de África, se fijaron las posesiones españolas en el golfo de Guinea, gracias a las exploraciones de Iradier y Osorio. El Tratado de Berlín asignó a España 300.000 kilómetros cuadrados. El acuerdo con Francia de 1901 los redujo a una docena, 25.000 veinticinco mil kilómetros cuadrados y 130.000 habitantes. Y, finalmente, una extensión de 14.000 kilómetros cuadrados de territorio, y 327 pueblos con unos 50.000 habitantes, proporcionaban a España el dominio colonial denominado comoGuinea Española. Este territorio permaneció bajo la soberanía nacional hasta 1968, año en el que obtuvo su independencia y pasó a denominarse Guinea Ecuatorial.

Los relatos de Iradier se publicaron en dos tomos al poco tiempo de llegar a Vitoria, bajo el título de África. Viajes y trabajos de las Asociación La Exploradora.

Manuel Iradier y su esposa ya no volvieron más a Muni, en parte desencantados por la política llevada a cabo por las autoridades españolas, que nombraron en los puestos del gobierno local a personas con poco o ningún conocimiento de la realidad del sur muy sur. En Vitoria, continuó con sus negocios y sus inventos, entre ellos: una caja de imprenta silábica, un avisador de incendios, un contador divisionario, un fototaquímetro, etc. En 1888, tuvo un hijo y, a partir de 1896, las relaciones con su mujer se deterioraron mucho. Tres años más tarde, su hija Amalia, de veintiún años, se arrojó por el balcón de casa.

El Desastre del 1989, por el cual España perdió sus últimas posesiones ultramarinas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), le afectó de forma profunda. Su amigo Irastorza escribió:
"He encontrado a Iradier casi delirante abrazado a un mapa de Filipinas y estrujando un montón de papeles."
Destacó de él una frase: "Nos vamos a quedar sin la España asiática y sin la americana!"

En 1901, el gobierno le ofreció un puesto de subalterno en el Negocio de Colonias. Al respecto dijo:
"Yo no quiero saber nada de ese engendro que nos ha despojado de la mitad del Muni y de si hinterland, ni tampoco presentarme a darlo por bueno, por un triste plato de lentejas. Yo busqué el país del Muni para España. Si otros lo han desaprovechado allá ellos. La historia nos pedirá cuentas y las mías están claras."
Un amigo le regaló Bizcaya por su independencia, libro en el que Sabino Arana exponía por primera vez su ideario. Y ésta fue su respuesta:
"Veo que cuando las cosas de España marchan mal, no se nos ocurren sino soluciones a la desesperada. Pero yo, que me siento muy éuscaro, prefiero como modelo a Juan Sebastián Elcano."
Iradier obtuvo trabajando durante una temporada en la Compañía Española de Minas de Bilbao. En 1903, consiguió trabajo en Segovia en una compañía maderera. A partir de 1908, su salud empeoró notablemente. En enero de 1911, se trasladó a Valsaín, en la provincia de Segovia, para intentar recuperarse, pero falleció el 19 de agosto de 1911, a los cincuenta y siete años de edad, ignorado por todos.


EXPEDICIÓN ETNOGRÁFICA A GUINEA ECUATORIAL POR MANUEL IRADIER
 
7) Bartolomé de Medina. Obtención de plata, beneficio de patio.

Bartolomé de Medina (Sevilla, España, 1497-Pachuca de Soto, México, 22 de enero de 1585) fue un metalurgista español, radicado años más tarde en Pachuca, México donde descubre el Beneficio de Patio, procedimiento minero para separar la plata o el oro de otros metales, mediante el uso de mercurio y sales

Biografía

Nacido en 1497 en Sevilla y fallecido en 1585, se convirtió en un próspero comerciante de dicha ciudad. Más conocido por su "proceso de patio". Éste proceso de obtención de plata supuso la fuente de plata primaria hasta 1900 cuando se sustituyó por el proceso de cianuración.

Embarcó en la expedición de Francisco Montejo tras serle revelado por un químico alemán (llamado maestro Lorenzo) los secretos para extraer de mejor forma el oro y la plata. Al no serle permitido ir a tal viaje al alemán, viajó sólo e intentó aplicar el método descrito por éste. Llegó a Nueva España en 1554 aplicando este método:

«Muela muy fino el mineral, revuélvalo con revoltura salmuera cargada, agregue azogue y mezcle bien. Repita la revoltura diariamente por varias semanas. Cada día tome una muestra del mineral hecho lodo y examine el azogue. ¿Ve? Está brillante y titilante. Al paso del tiempo debe oscurecerse conforme los minerales de plata se descomponen por la sal y la plata forma aleación con el azogue. La amalgama es pastosa. Lave el mineral empobrecido en agua. Queme el sobrante de la amalgama; se va el mercurio y queda la plata».

Experimentó sin obtener resultados positivos pero siguió investigando hasta que descubrió que era necesario un ingrediente más, el "magistral", catalizador de sulfato de cobre que produjo la reacción esperada y revolucionó en sus minas de plata el método de amalgamación conocido como "beneficio de patio" que fue aplicado durante más de 300 años.

Lo que seguramente ocurrió fue que el alemán le transmitiese un método de los antiguos griegos en los que usaban clorargirita AgCl mientras que en las minas de Pachuca se encontraba en forma de sulfuro de plata AgS. Lo que Medina hizo fue descubrir el proceso de lixiviación clorurante en el que el sulfuro se oxida a sulfato en presencia de cloro, de ahí el uso de la salmuera). El cloruro de plata formado reaccionaba con el mercurio para dar lugar a la plata metálica que habría de ser separado por calor más adelante.

Según:
CuSO4 + 2NaCl --> CuCl2 + NaSO4
Ag2S + 2NaCl +2O2 --> Na2SO4 + 2AgCl
2AgCl + 2Hg --> 2Ag + Hg2Cl2
Ag +Hg --> amalgama


El método consistía en la amalgamación de la plata con mercurio purificado en un patio ventilado, en forma de tortas. El mineral era troceado y juntado con salmuera (agua muy salada), se añadía sulfuro de cobre o hierro y se le añadía el mercurio. después de mezclarlo bien y esperar varias semanas. El cloruro de cobre o hierro al reaccionar sulfuros con sal común hacía que luego el mercurio reaccionase con la plata a medida que iba liberándose en forma de cloruro argéntico. Más tarde se calentaba la amalgama para recuperar la plata y el azogue.

En 1555 el Virrey Luis de Velasco le otorgó la patente de creación a Bartolomé de Medina por el Proceso de patio y le dotó de derechos sobre la explotación mediante este método. Numerosos sitios no reconocieron su patente y derechos e hizo que el empresario empezara a tener problemas económicos por lo que pidió a Felipe II una cuantía por su descubrimiento. Medina murió pobre en Pachuca.
El azogue o mercurio se convirtió así en un mineral estratégico del imperio gracias a la mina de Almadén en España y al yacimiento de Huancavelica en Perú.

En 1571, Pedro Fernández de Velasco introducía en el Reino de Perú este sistema. Se cree que los altos niveles de mercurio en el hemisferio sur pudieron estar determinados por el uso de esta técnica en la extracción de plata.

Beneficio de Patio

Antecedentes


En 1527, embarcó en la expedición de Francisco de Montejo. Los ensayos de Bartolomé de Medina tuvieron desde sus comienzos gran resonancia, e interesaron mucho al rey. Medina, desde Jilotepeque (Xilotepec, estado de México), el 29 de diciembre de 1555, se dirige al virrey don Luis de Velasco y Castilla, en los siguientes términos:

«Digo yo, Bartolomé de Medina: que por cuanto yo tuve noticia en España, de pláticas con un alemán que se podía sacar la plata de los metales sin fundición, ni afinaciones y sin otras grandes costas; y con esta noticia determiné venir a esta Nueva España dejando en España mi casa e mi mujer e hijos, y vine a probarlo por tener entendido que saliendo con ello, haria gran servicio a Nuestro Señor e a su Majestad e bien a toda esta tierra y venido que fui a ella, lo probé muchas y diversas veces y habiendo gastado mucho tiempo, dineros y trabajo de espíritu y viendo que no podía salir con ello, me encomendé a Nuestra Señora y le suplique me alumbrase y encaminase para que pudiese salir con ello e le ofrecí que en su nombre haría limosna de la cuarta parte de todo. el provecho que ubiese de la merced que el ilustrísimo señor visorrey en nombre de su Majestad me hiciese, dándolo a pobres y plugo a Nuestra Señora de alumbrarme y encaminarme a que saliese con ello e visto por el ilustrísimo señor don Luis de Velasco el gran servicio que de ello redundaba a la hacienda real de su Majestad, y generalmente a toda esta tierra, me hizo merced en nombre de su Majestad de que nadie dentro de seis años no lo pudiese usar, si no fuese pagándomelo con un tanto, que a nadie pudiese llevar más de trescientos pesos de minas y por que yo quiero cumplir la promesa que ofrecí, he comunicado con el ilustrísimo Visorrey don Luis de Velasco a parecido no haber obra más aceta en esta tierra, que el ayudar a la conservación, que sustentación de la casa e Colesio de las niñas u uerfanas del colegio de la ciudad de México, por tanto, digo por ésta firmada de mi nombre, que daré al factor e diputados que son e fueren de la Cofradía del Santísimo Sacramento y Caridad de la ciudad de México a cuyo cargo está el dicho colesio y casa de Nuestra Señora en las niñas uerfanas pobres que allí están y estuvieron recogidas y no en otra cosa por ser conforme ala promesa que fize e porque así lo cumpliré e di y entregue ésta, firmada de mi nombre al ilustrísimo señor Visorrey don Luis de Velasco para que su Señoría Ilustrísima la dé de su mano al dicho rector y diputados que es fecha en el pueblo de Jilotepeque a veinte y nueve de diciembre de mil y quinientos cincunta y cinco años.-Bartolomé de Medina-».

Bartolomé de Medina, era un próspero comerciante en Sevilla cuando tuvo contacto con un metalúrgico alemán que él llamaba “el maestro Lorenzo”, quien le transmitió los secretos para beneficiar plata y oro con un sistema distinto y sustancialmente más barato que el que en ese entonces se usaba. Después de varios experimentos en España, decidieron venir a América para aplicar su sistema. El Gobierno español negó el permiso de viaje al alemán por lo que Medina se trasladó solo, escogió Pachuca por su creciente fama como centro minero y por su cercanía a la ciudad de México.

Medina empezó a construir la hacienda de la Purísima Concepción en las faldas del cerro de la Magdalena, junto al río de las Avenidas. Ahí puso en práctica al pie de la letra las instrucciones que recibiera del alemán:

«Muela muy fino el mineral, revuélvalo con revoltura salmuera cargada, agregue azogue y mezcle bien. Repita la revoltura diariamente por varias semanas. Cada día tome una muestra del mineral hecho lodo y examine el azogue. ¿Ve? Está brillante y titilante. Al paso del tiempo debe oscurecerse conforme los minerales de plata se descomponen por la sal y la plata forma aleación con el azogue. La amalgama es pastosa. Lave el mineral empobrecido en agua. Queme el sobrante de la amalgama; se va el mercurio y queda la plata».

A pesar de sus esfuerzos, el método no funcionaba. Descubrió que faltaba un agente catalizador, el magistral sulfato de hierro (o cobre), que finalmente produjo la reacción esperada.

Descripción

Este proceso permitía beneficiar de un modo económico los minerales de plata; para esto, era necesario mezclar el mineral pulverizado con agua, sal, mercurio, y otros compuestos. Se extendían las "tortas" en patios muy grandes, donde se debían incorporar los reactivos; Dar los repasos, es decir, mezclar con ayuda de animales y cuidar que las reacciones se efectuaran adecuadamente a fin de que la plata formara amalgama con el mercurio. Después de varias semanas se lavaba la torta para retirar los materiales indeseables y la mencionada amalgama se pasaba a un horno especial donde, con mucho cuidado, se volatizaba el mercurio y quedaba la plata en forma esponjosa, y finalmente se fundía para obtener las barras del blanco metal. Este proceso se le conocía también como beneficio de patio.

Etapas del beneficio

1. Trituración y molienda. Separada la mena que se destina a amalgamación y a la fundición (a ésta, las de rica ley), se tritura con mazos o molinos (éstos, del tipo de atahonas o arrastras), y se tamiza; obteniéndose así, la harina.

2. Montones. Con la masa molida, en eras o patios circulares o rectangulares, al aire libre o bajo techado, se hacen montones de unos 18 a 35 quintales. De donde el nombre de beneficio de patio o 1 por patio que se dio al método de Medina.

3. Ensalmorado. Adición de sal común, previo humedecimiento de los montones a razón de 2.5 a 3 libras por quintal (se sobreentiende que se trata de sal limpia); Se traspalean los montones.

4. Curtido. Si lo exige la naturaleza de la llena se añade magistral. Por obtenerse el magistral por tostación de piritas de cobre y hierro, resulta ser una mezcla de sulfatos de cobre y óxidos de hierro. Se añade de 8 a 12 libras de magistral por montón. A veces se agrega cal, según la naturaleza de la llena y la cantidad relativa de magistral que se ha añadido, aun en cantidades mayores o menores a las indicadas.

5. Incorporo. Adición de azogue: 10 a 12 libras por montón.

6. Repasos. Trilla con los pies (en los últimos tiempos coloniales, se utilizaron caballerías) de los montones extendidos en el patio formando tortas; primero sólo unas veces por día; luego, mayor número, y todo el tiempo que se considere necesario para que el azogue absorba la máxima cantidad de plata, de acuerdo con un previo ensayo menor, de la riqueza de la llena, y de las tentaduras que se realizan durante los repasos. Estos duran desde unas semanas a 2 o 3 meses, según la naturaleza de la mena, el clima y las circunstancias sean o no favorables.

7. Lavado. Cuando se considere que la masa está ya en sazón, se echa en tina con agua, donde es agitada; separándose la pella o amalgama de plata, de los Iodos finos o lamas y arenosos o relaves o jales o jalsontes (argentíferos).

8. Separación de la pella. Se exprime la masa y con ella se confeccionan las piñas, que son sometidas al desazogado.

9. Desazogado. Separación de la plata (a veces junto con pequeñas cantidades de oro) del azogue, por destilación en vasijas corrientes en la época.

10. Fundición y apartado. Por último, el metal, ya separado se sometía a fundición; y apartado del oro en las casas de Apartado.

Consecuencias

Bartolomé de Medina no se podía contentar con las normas generales o el esquema que acaba de hacerse. Es evidente que hubo de dar reglas concretas relativas a las dosis precisas, número y fuerza de los repasos, normas para graduar la temperatura de la masa, para conocer los defectos del beneficio y sus remedios y el modo de descubrir cuándo la operación ha llegado a su fin. Reglas que, establecidas por Medina, pasaron de azoguero a azoguero, en el curso de tres siglos y medio, constituyendo en cierto modo su patrimonio técnico y valioso, aun ignorando las más de las veces a quien las estableció.

En 1571 o 1572, Pedro Fernández de Velasco introducía en el reino del Perú el beneficio de Medina, adaptándolo a las minas y condiciones climáticas de Potosí y de la altiplanicie peruano-boliviana en general, mediante el beneficio de cajones, recibiendo nuevo impulso las minas de Potosí que ya comenzaban a decaer. Posteriormente, Álvaro Alonso Barba inventa en Bolivia, en 1590, su célebre beneficio de cazo y cocimiento.

La biblioteca carpetana: Bartolomé de Medina. Obtención de plata, beneficio de patio.

Creo recordar que este metodo de obtencion de oro y plata (y creo que tambien de platino, descubierto por los españoles), fue patentado 300 años mas tarde por un cientifico aleman.
 
Sigue......

Utilizando una diversidad de elementos de este tipo, pone a punto una máquina para resolver ecuaciones algebraicas: resolución de una ecuación de ocho términos, obteniendo sus raíces, incluso las complejas, con una precisión de milésimas. Un componente de dicha máquina era el denominado «husillo sin fin», de gran complejidad mecánica, que permitía expresar mecánicamente la relación y=log(10^x+1), con el objetivo de obtener el logaritmo de una suma como suma de logaritmos. Como se trataba de una máquina analógica, la variable puede recorrer cualquier valor (no sólo valores discretos prefijados). Ante una ecuación polinómica, al girar todas las ruedas representativas de la incógnita, el resultado final va dando los valores de la suma de los términos variables, cuando esta suma coincida con el valor del segundo miembro, la rueda de la incógnita marca una raíz.

Con propósitos de demostración, Torres Quevedo también construyó una máquina para resolver una ecuación de segundo grado con coeficientes complejos, y un integrador. En la actualidad la máquina Torres Quevedo se conserva en el museo de la ETS de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid.

Un nuevo enfoque: las máquinas electromecánicas de cálculo

Una nueva teoría, la automática

En sus Ensayos sobre automática publicados por primera vez en 1914, Torres Quevedo formula lo que será en adelante una nueva rama de la ingeniería, la automática.

Se encuentran en las descripciones de máquinas ejemplos muy numerosos de estas intervenciones bruscas; pero es evidente que el estudio de esta forma de la automatización no pertenece a la cinemática. Así es que nunca se ha estudiado sistemáticamente, que yo sepa. Esa deficiencia debería corregirse agregando a la teoría de las máquinas una sección especial, la automática, que examinara los procedimientos que pueden aplicarse a la construcción de autómatas dotados de una vida de relación más o menos complicada.

Con el desarrollo del Telekino, Torres Quevedo llegó a la conclusión de que con él no sólo había fabricado el primer control remoto de la historia, sino que esta máquina, era en sí un autómata, es decir, una máquina que podía funcionar de forma autónoma ejecutando acciones respondiendo a órdenes y en función de ciertas circunstancias de su entorno.

El estudio del telekino, fue el que me encaminó en esta nueva dirección. El telekino es, en suma, un autómata que ejecuta las órdenes que le son enviadas por medio de la telegrafía sin hilos. Además, para interpretar las órdenes y obrar en cada momento en la forma que se desea, debe tener en consideración varias circunstancias. Su vida de relación es, pues, bastante complicada.

Es esta nueva teoría la que aplicó en la creación de su Ajedrecista.

El aritmómetro electromecánico, el primer computador

Partiendo de esta conclusión, Torres explotó las posibilidades que le brindaba esta nueva rama de la teoría de las máquinas y la aplicó al desarrollo de máquinas de cálculo. Gracias a ello, pudo salvar las numerosas dificultades que hasta entonces había planteado la creación de estas máquinas por métodos exclusivamente mecánicos, y donde Charles Babbage había fracasado, no por falta de medios o talento, él logró resultados satisfactorios.

Fue necesario el genio mecánico de Babbage para afrontarlo, y, sin embargo, aunque durante largos años de ímprobo trabajo le dedicó por entero su gran inteligencia, aunque gastó a manos llenas en estos estudios su dinero y el de su país, no obtuvo ningún resultado satisfactorio.[...] Pero a pesar de sus grandes méritos, indiscutibles e indiscutidos; a pesar de su inteligencia, su entusiasmo y su constancia, fracasó. Sus dibujos y sus modelos se conservan en el museo de Kensington; pero es de temer que jamás sean útiles para nadie.

En estos Ensayos sobre automática, Torres desarrolla la teoría de lo que posteriormente será su aritmómetro: una máquina electromecánica capaz de realizar cálculos de forma autónoma con un dispositivo de entrada de comandos (una máquina de escribir), una unidad de procesamiento y registros de valores (un sistema de listones, poleas, agujas, escobillas, electroimanes y conmutadores), y un dispositivo de salida (de nuevo una máquina de escribir). Es en definitiva lo que «debería consagrar internacionalmente a nuestro ingeniero como el inventor del primer ordenador en el sentido actual de la historia».

Ya en este texto, Torres Quevedo describe no sólo la idea de una máquina de funcionamiento secuencial para realizar los cálculos, sino la aritmética en coma flotante, gracias a la cual se pueden manejar en los cálculos números muy grandes, en lo que constituye la primera aparición de la idea de la aritmética en coma flotante de la historia.

El enfoque filosófico: ¿pueden las máquinas desempeñar tareas propias de los humanos?

Con la obra mencionada, Leonardo Torres Quevedo sienta las bases de lo que más adelante se daría en llamar inteligencia artificial y describe cómo las máquinas pueden ser construidas para desempeñar más tareas que únicamente aquellas para las que no es necesario 'pensar'.

[...] se cree que [...] las operaciones que exigen la intervención de las facultades mentales nunca se podrán ejecutar mecánicamente. [...] Intentaré demostrar en esta nota -desde un punto de vista puramente teórico- que siempre es posible construir un autómata cuyos actos, todos, dependan de ciertas circunstancias más o menos numerosas, obedeciendo a reglas que se pueden imponer arbitrariamente en el momento de la construcción. Evidentemente, estas reglas deberán ser tales que basten para determinar en cualquier momento, sin ninguna incertidumbre, la conducta del autómata.

En una entrevista a Torres Quevedo realizada por la revista Scientific American en 1915, Torres Quevedo afirma que al menos en teoría casi todas las operaciones de una vasta gama de ellas podrían ser realizadas por una máquina, incluso aquellas de las que se supone que precisan la intervención de una considerable capacidad intelectual.

El texto de Ensayos sobre automática por otra parte se adelanta a la formulación del experimento de la 'habitación china' de John Searle. La afirmación de Descartes de que un autómata jamás sería capaz de mantener un diálogo razonable, nunca mencionada por Alan Turing, es ya discutida por Torres Quevedo al afirmar que:

No hay entre los dos casos la diferencia que veía Descartes. Pensó sin duda que el autómata, para responder razonablemente, tendría necesidad de hacer él mismo un razonamiento, mientras que en este caso, como en todos los otros, sería su constructor quien pensara por él de antemano. Creo haber mostrado, con todo lo que precede, que se puede concebir fácilmente para un autómata la posibilidad teórica de determinar su acción en un momento dado, pesando todas las circunstancias que debe tomar en consideración para realizar el trabajo que se le ha encomendado.

Con todo ello, Torres Quevedo se adelanta varias décadas a los teóricos de las Ciencias de la Computación del siglo XX como Alan Turing o Konrad Zuse entre otros.

Inventos pedagógicos

En los últimos años de su vida Torres Quevedo dirigió su atención al campo de la pedagogía, a investigar aquellos elementos o máquinas que podrían ayudar a los educadores en su tarea. Patentes sobre las máquinas de escribir (patentes n.º 80121, 82369, 86155 y 87428), paginación marginal de los manuales (patentes n.º 99176 y 99177) y las del puntero proyectable (patente n.º 116770) y el proyector didáctico (patente n.º 117853).

El puntero proyectable, también conocido como puntero láser se basa en la sombra producida por un cuerpo opaco que se mueve cerca de la placa proyectada, esta sombra es la que utilizaría como puntero. Para ello diseñó un sistema articulado que permitía desplazar, a voluntad del ponente, un punto o puntos al lado de la placa de proyección, lo que permitía señalar las zonas de interés en la transparencia. Torres Quevedo expresa así la necesidad de este invento: «Bien conocidas son las dificultades con las que tropieza un profesor para ilustrar su discurso, valiéndose de proyecciones luminosas. Necesita colocarse frente a la pantalla cuidando de no ocultar la figura proyectada para llamar la atención de sus alumnos sobre los detalles que más les interesan y enseñárselos con un puntero».

También construyó un proyector didáctico que mejoraba la forma en la que las diapositivas se colocaban sobre las placas de vidrio para proyectarlas.

Principales Patentes

Título de la patentenúmero de patenteFecha
Un procedimiento mecánico de señales para orientarse en las poblaciones, que denomino Indicadores Coordenados.2704206-02-1901
Un sistema de camino funicular aéreo de alambres múltiples.734817/09/1887
Un sistema denominado "Telekine" para gobernar a distancia un movimiento mecánico.3191810/06/1903
Un sistema denominado "Telekine" para gobernar a distancia un movimiento mecánico.3304121/12/1903
Un nuevo sistema de globos fusiformes.3869211/07/1906
Un nuevo procedimiento destinado a copiar sin necesidad de acudir a la taquigrafía un discurso cualquiera a medida que se pronuncia.3979803/01/1907
Un nuevo sistema de globos fusiformes.4495620/02/1909
Un nuevo tipo de buque denominado "buque-campamento".5613931/07/1913
Globos fusiformes deformables.5762202/03/1914
Enganche y freno automáticos para transbordadores aéreos.5962722/01/1915
Un proyector didáctico.11785325/04/1930
Puntero proyectable.11677006/02/1930
Un nuevo procedimiento de paginación marginal de libros.9917616/08/1926
Una máquina especialmente construida para disponer la paginación marginal de toda clase de libros.9917716/08/1926
Un perfeccionamiento de las máquinas de escribir.8742822/11/1923
Perfeccionamientos en las máquinas de escribir.8615513/07/1923
Perfeccionamientos en las máquinas de escribir.8236926/07/1922
Perfeccionamientos en las máquinas de escribir.8012102/12/1921

Biografía de D. Leonardo Torres Quevedo | ITEFI.csic.es

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Inventos de Leonardo Torres Quevedo - TorresQuevedo
Una barbaridad Torres Quevedo, uno de los padres de la computación y la cibernética, sin duda.
 
Se pueden mencionar otros cuantos: Narciso monturiol, Isaac Peral, Cosme García y Antonio Sanjurjo, pioneros de la navegacion submarina mundial. Severo Ochoa, aportaciones fundamentales a la biologia, premio nobel de medicina., detalles que por supuesto gustaran a nuestro @silenus y a @Azog el Profanador

Saludos
 
Última edición:
Lo mas increible de todo esto es lo desconocidos que son algunos de ellos en España. El único país en el que debe ocurrir algo así
 
Por cierto, hay que mencionar también a Luis Álvarez, nieto de españoles, premio nobel de física, y fundamental en el proyecto manhattan.

Tiene un papel, por cierto, en el biopic "Oppenheimer" dirigida por Nolan.
 
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