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La revolución árabe no ha hecho más que empezar
La rebelión de los jóvenes ha prendido en todo el mundo árabe y se ha transformado en una revolución imparable que amenaza con barrer a los tiranos instalados durante decenios en la opresión de sus ciudadanos. Recién desencadenada esa convulsión mundial, las cancillerías occidentales, los especialistas y hasta los servicios secretos se preguntan hoy, estupefactos: ¿por qué ha estallado la juventud árabe?
¿Cómo pudo cogernos por sorpresa? ¿Hasta dónde llegará esta revolución?
“¡Qué equivocados estábamos!”, admite Roger Hardy, analista sobre Oriente Próximo del Woodrow Wilson Center de Washington. “Cuando los disturbios comenzaron en Túnez, la mayor parte de los expertos (incluido yo mismo) dijimos que el presidente Ben Alí aplastaría la revuelta y sobreviviría.
Cuando salió huyendo del país, la mayoría de los expertos (incluido yo) argumentamos que Egipto no era Túnez y que Mubarak aplastaría la rebelión y sobreviviría”.
Pocos gobernantes están tan dispuestos a reconocer semejante error de cálculo, pero los militares y jefes del espionaje que tan estrechas relaciones mantenían con los regímenes que hoy se desmoronan no pueden ocultar que fueron incapaces de prever el tsunami revolucionario que va derribando a sus socios y amigos.
Al comienzo de las manifestaciones en la plaza Tahrir de El Cairo, la cúpula del Ejército egipcio no estaba en su país, sino en Virginia, a las afueras de la capital estadounidense, participando en el Comité de Cooperación Militar conjunto, la reunión que cada año reúne a los altos mandos de Egipto y de EEUU. El jefe del Estado Mayor, el general Sami Enan encabezaba una delegación de 25 oficiales para esos encuentros con sus homólogos estadounidenses, entre ellos el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto norteamericano. El 28 de enero, los generales egipcios interrumpieron su visita y regresaron urgentemente a El Cairo.(......)"
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