Creo que es pertinente re-copiar este artículo, saludos, buenas noches y a dormir en las trincheras con la bayoneta calada.
Crisis y “solución final”: el blindaje financiero.
“La pregunta inicial acerca del blindaje argentino fue si hubiese tenido un destino diferente al de sus antecesores y si hubiese ayudado a salir de la difícil coyuntura en la que se encontraba nuestro país. O si, simplemente, hubiese servido apenas para postergar el default”
Los que apostaban a la primera alternativa decían que ese crédito extraordinario despejaría el horizonte financiero por un año, lapso en el cual la Argentina podría retomar el crecimiento. La respuesta final fue que el blindaje argentino solo sirvió para postergar el default.-
El blindaje no resolvía el estancamiento argentino, alertaban otros que, si no se tomaban medidas que impulsaran la inversión y el empleo, la ayuda extraordinaria podría apenas servir para renovar las deudas del 2001 y evaporarse a través de una fuga de capitales.- El socorro financiero llegaba a la Argentina porque en el 2001 vencían deudas públicas y privadas por unos 23.000 millones de dólares y había que financiar un déficit fiscal de 7.000 millones. Todo esto en el contexto de crecimiento de las tasas de interés para los llamados países emergentes.-
El blindaje en este contexto de deuda externa, servía como reaseguro de que Argentina pagaría en el 2001 los servicios de la deuda. La clave era que la Argentina no tuviera que recurrir a ese préstamo especial porque hacia fines del 2001, la historia volvería a repetirse en condiciones agravadas.-
A escala interna, la operación financiera servía para ratificar la vigencia del plan de convertibilidad y permitía que bajasen las tasas de interés para la economía. Situación que de no aumentar la inestabilidad política, tendría que acelerar el crecimiento económico. Según el presidente del FMI, Horst Köhler, “servirá para recrear un mejor clima de inversión en la Argentina, se debe esperar solo la reacción de los mercados”.[2]-
Se debe destacar una cuestión importante. Si bien como ya fuera mencionado en el desarrollo de este trabajo, se habían concretado varios casos de rescate internacional, es decir, ya se registraban antecedentes de operaciones financieras concertadas internacionalmente con el objetivo de asistir en el tratamiento de crisis financieras, el caso argentino presenta singularidades.-
En primer lugar, el blindaje argentino se produce antes del estallido de la crisis. Barbeito comparando el blindaje argentino con los anteriores casos nos dice que: “... la diferencia es que ahora afirma el carácter de un operativo destinado a producir efectos antes del estallido de la crisis y no después como ocurrió en la mayoría de las experiencias anteriores”[3].-
Ésta perspectiva destaca que las operaciones de salvataje parecen ir apuntando cada vez con más claridad a evitar la propagación de los efectos desestabilizadores en los mercados financieros y a resguardar a los acreedores de eventuales cesaciones de pagos que pudieren declararse.-
El blindaje consistió para la Argentina, en un cronograma de aportes financieros por un valor de 40.000 millones de dólares, compuesto por fondos del FMI, de otros organismos y entidades financieras internacionales y de gobiernos del grupo del G - 7, con los que se esperaba afrontar el pago de la deuda de 2001.-
La ayuda financiera asociada al programa contaba con la siguiente composición: 14.000 millones del FMI, 5.000 millones del BM y del Banco Interamericano de Desarrollo, y 1.000 millones del gobierno de España. Los 14.000 millones de dólares del FMI, correspondían a una cifra del 520 % de la cuota argentina en el organismo, en sí misma elevada considerando con el límite normal de la cuota (300 %) que un miembro puede utilizar de los recursos del FMI, de acuerdo a su nivel de aporte.-
De acuerdo con el FMI, el paquete de rescate también incluía cerca de 20.000 millones de financiamiento del sector privado, dependientes del apoyo voluntario del mercado, destinados a complementar el objetivo de la Argentina consistente en acceder a los mercados internacionales de capital tan luego volviera la confianza. Ese dinero sólo ingresaría al país si el programa tenía éxito.-
Es importante tomar en cuenta que la ayuda no era tan amplia como parecía. En realidad, sólo fueron garantizados 10.000 millones de dólares del FMI que se concretarían a medida que el gobierno iba cumpliendo sus promesas de “reformas estructurales” como la desregulación de las obras sociales, profundizar la flexibilización laboral y terminar con la privatización del sistema jubilatorio bajo control de la Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones. (AFJP). El resto lo constituían propósitos de financiamiento, por tanto de bancos y AFJP a tasas de mercado.-
En cuanto al papel de los bancos, aportan un financiamiento eventual y no un compromiso firme. En cuanto a los canjes de la deuda sólo servían para prorrogar vencimientos, por lo que tampoco estaban directamente asociados con el blindaje.-
Procurando de esta manera emitir señales de tranquilidad para el resto de los operadores financieros, se buscaba evitar que las condiciones de incertidumbre derivaran en un comportamiento “en manada” (sheep) de los tenedores de activos financieros en busca de zonas más confiables, lo que comúnmente se denomina “vuelo hacia la calidad” (flight to quality).-
Argentina pidió el blindaje ante las dudas por parte los acreedores sobre la capacidad del gobierno de cumplir con los pagos de la deuda externa. Por esta razón, bancos y fondos internacionales y locales cobrarían al gobierno una tasa de interés muy alta - que llegó a ser del 16 % anual - para renovar los vencimientos de la deuda.-
Con este préstamo excepcional, si los acreedores insisten en cobrar una tasa de interés alta, el gobierno podía usar el crédito del FMI, que tiene una tasa de interés más baja (un 8 % promedio) y cancelar los vencimientos de la deuda.-
Se buscaba una disminución de las tasas de interés y un descenso del riesgo país. Es importante destacar que la liberalización financiera y el desarrollo de mercados de bonos aumentó la importancia de las clasificaciones del riesgo país.-
La disminución de tasas de interés y de riesgo - país se lograría gracias a la mayor confianza internacional, a los prestamos del FMI a tasas más bajas, lo que teóricamente debería hacer descender las tasas si se piden nuevos créditos.-
Como nos recuerda Rapoport: “Aunque esto no implica una caída de los intereses de los créditos ya tomados, favorecería un mayor acceso del sector privado al sistema bancario y al mercado de capitales y podría significar una reanudación del flujo de capitales productivos externos”[4].-
El Ministro de Economía José Luis Machinea sostenía el mismo día que fuera aprobado el blindaje que “permitirá restablecer la confianza en los acreedores, bajar el riesgo – país y la tasa de interés, restablecer el flujo de ingreso de capitales y, por esta vía, reactivar la economía”[5].-
Como sostiene el economista Claudio Lozano: “El blindaje termina inmolando en el altar de la solvencia de corto plazo la propia posibilidad de la política económica”[6].-
Hubo también hechos de política interna relacionados. La crisis política que generó la renuncia del vicepresidente Carlos Alvarez produjo entre los inversores la sensación de que la Argentina, sin crecimiento económico, no estaba en condiciones de generar los recursos que se necesitaban para poder pagar los vencimientos de la deuda pública. La inestabilidad de la política interna se convertía una vez más en un factor que contribuía fuertemente a la crisis. Como había sucedido en el Sudeste Asiático y, sobre todo, en México.-
Horst Köhler, Director del FMI, en una entrevista para Le Monde comentaba que: “El FMI debería haber estado más atento a la solidez de las instituciones argentinas y a sus valores sociales El desenlace de la situación política y económica es la última etapa de un declive que ya había comenzado décadas atrás y que afecta a la sociedad entera”[7].-
En Argentina, el blindaje se identificaba con dos tipos de compromisos asumidos por el gobierno. Dos compromisos que se pueden enmarcar dentro del debate acerca de la continuidad – cambio del modelo.-
Se aceptaba la reforma del régimen provisional, la apertura del mercado de la salud en lo referido a las obras sociales a la intención de abrir nuevas áreas de rentabilidad para instituciones bancarias y AFJP antes que lograr superávit fiscal y generar divisas.-
En aquel momento se escuchaba que lo peor que podía pasar al país era verse en la necesidad de usar el blindaje. Su uso indicaba el resultado de haber sufrido nuevamente un gran desorden financiero y con el cual el país habría quedado con una gran carga por el servicio de la deuda. Algunos economistas ya habían calculado que cerca del 90 % de ese financiamiento estaba destinado al pago de la deuda, por tanto debería de usarse.-
Sin embargo, los cálculos indicaban que, de todas maneras, la deuda externa de la Argentina aumentaría y efectivamente esto sucedió. Pero no por el blindaje en sí mismo, sino porque una parte de los créditos se usaba para financiar un déficit fiscal de unos 7.000 millones y por los nuevos intereses que se generaban. Se estimaba que en el 2001 la deuda crecería en unos 10.000 millones.-
Aunque los paquetes de salvataje se ocuparán de la refinanciación de la deuda, no garantizaría que los tipos de interés internos se redujesen significativamente sin reavivar la evasión de capitales (Soros, 1999).-Lo que hacía la situación tan compleja era que, justamente, el programa de garantía de préstamos no pretendía ser utilizado para la refinanciación de la deuda interna. El hecho que estuviera disponible para el endeudamiento internacional tendría una repercusión directa sobre los tipos de interés internos y podría marcar la diferencia entre el fracaso y el éxito.-
En este sentido, López, Oddone y von Oertel sostenían que: “La verdadera importancia de los blindajes se ve con el paso del tiempo. Si los gobiernos mantienen una posición pasiva, creyendo que lo que hacían estaba bien, y sólo enfrentaban la incomprensión de los mercados - ahora reemplazada por el blindaje -, en pocos meses se verá que este respaldo no fue un punto de inflexión. Se dirá que el país sólo cambió de acreedor y el blindaje sólo habrá servido para postergar el fantasma de la cesación de pagos que apareció en noviembre de 2000. El gobierno necesitaba algo que hasta ese momento no había tenido: una estrategia de crecimiento diferenciada. Pero repetimos, sólo el paso del tiempo diría si el blindaje había servido o no”[8].-
Camdessus, ya a mediados de la década del noventa nos recordaba la importancia de los factores políticos al tomar este tipo de medidas económicas. “Los mercados no son indiferentes a la calidad de los consensos políticos. Los mercados detectan las fallas, su reacción puede ser gregaria, brutal y hasta excesiva, peor esa es la lógica de un mundo en el que las crisis pueden desatarse de improviso (...). Vivimos de hoy en más en la economía globalizada del siglo XXI y las estrategias y las instituciones deben situarse en ese horizonte mundial”[9].-
Si uno se pregunta: “¿Qué contribución positiva cabe esperar del operativo blindaje? Básicamente tiempo. ¿Qué es lo que resuelve? Nada”[10]. Por si misma la asistencia financiera comprometida no alivia las restricciones estructurales de la economía. Sólo ponía en evidencia las falencias del modelo. La solvencia fiscal y externa de la Argentina eran temas pendientes sin solución en plazos tan cortos como los que implicaba el operativo del blindaje, cuyo alcance era puramente coyuntural.-
Con el tiempo se verificaría que: En Argentina el blindaje solo sirvió para postergar el default, y poner fin de manera brusca al plan de Convertibilidad.- A causa del pago, y no a pesar de ese pago, el país debe cerca 20 veces lo que debía antes de 1976, gran parte de los préstamos han servido para refinanciar deudas anteriores que vencían o para asegurar el pago de los próximos vencimientos. Los pagos de la deuda argentina han sido y son un formidable mecanismo de transferencia de riqueza, y por tanto símbolo de nuestra dependencia estructural.-
El blindaje, para la comunidad financiera internacional, sería la estructuración de un plan de prevención no sólo para el rescate de los estados nación en situación financiera peligrosa y con cierto grado de posibilidad de declarar el default, sino también para prevenir la caída de los financistas internacionales, es decir, para rescatar al sector privado en crisis. Este parecería ser el nuevo rol del FMI o el gran cambio de sus prioridades a partir del auge de la ola neoliberal.-
En el caso de Argentina, el blindaje ha sido visto de manera idealizada, producto de la prensa del gobierno y del propio FMI, pero no sería más que un neologismo que solo se identifica con una situación de seguridad económica nacional deseada.-
Un factor presente en estos procesos es el denominado “riesgo moral”, lo que potencia la crisis que se quiere prevenir o desactivar. Esos rescates incentivan la especulación contra el deudor más insolvente y eso les permite obtener ganancias extraordinarias a los grandes grupos financieros. Así, deudores y acreedores tienen incentivos para especular, y de esta manera aumenta la posibilidad de una crisis que termina pagada por los habitantes de los países endeudados.-
Stanley Fischer expresaba en 1998 que: “Veamos el tema del azar moral. Debemos poner en la balanza el tema del azar moral y el costo para el sistema de una inestabilidad agravada por la falta de asistencia a los países en dificultades. Ésta cuestión está estrechamente ligada a la de saber cómo lograr que el sector privado refinancie sus deudas en lugar de buscar romper el compromiso contraído a toda costa”[11].-
Cuando un país se endeuda internacionalmente su población siempre es la codeudora. Además los rescates no son gratuitos, y para recuperar lo que prestaron, los organismos financieros pasan a exigir más austeridad en lo que parece ser una carrera interminable.-
Françoise Nicolas en un artículo titulado “El FMI en el banquillo”[12] describe la situación de la siguiente manera: “Parece ser que una de las principales causas de las dificultades se deben a la incoherencia entre el grado de liberalización financiera y el grado de madurez de las instituciones financieras locales. Por eso, la conclusión que parece imponerse es la de reforzar las defensas de las economías emergentes que enfrentan las turbulencias provocadas por la globalización financiera. A corto plazo podría ser cuestión de reducir los efectos de la globalización limitando la movilidad de los capitales y, a más largo plazo, de lograr un escenario institucional más sólido”.-
Desde el paquete de ayuda a México en 1995, estas operaciones de rescate han recibido muchos comentarios y críticas. La preocupación básica se debe a que la decisión de brindar dichos paquetes a países que enfrentar crisis financieras externas tiende a generar un riesgo moral que podría volver más factible estas crisis y aumentar las consecuencias negativas sobre las poblaciones locales.-
Incluso el informe de la Comisión Asesora de las Instituciones Financieras Internacionales, conocida como Comisión Meltzer, y por tanto se lo llama “Informe de la comisión Meltzer” fue bastante crítico hacia las operaciones de este tipo encaradas por el FMI ante estas crisis financieras y recomendó el abandono de las ayudas por parte del FMI.-
Más allá de estas criticadas medidas, en la situación inmediata post-blindaje la economía seguía en recesión, los ingresos públicos se mantenían por debajo de lo esperado y los inversores del extranjero no recuperaban su confianza en la solvencia fiscal de nuestro país. Todo parecía indicar, que las consecuencias negativas sobre la población local se habían aumentado.-
El sector público ya no disponía de financiamiento en el mercado de crédito externo (recordemos que el blindaje es visto por la comunidad internacional como la última solución posible ante la crisis), por tanto el costo se reflejaba en las tasas de interés que pedían los acreedores para renovar los títulos de la deuda pública, costos que aumentarían aún más después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 a los Estados Unidos.-
En junio de 2001, se exigió una tasa de 15 %. El Ministro Cavallo se negó y decidió lanzar una operación de canje de títulos ya existente por otros en los que esperaba tener tasas más bajas, que fue conocido como “megacanje”[13].-
El canje de bonos de la deuda, en el caso argentino “megacanje”, es una medida que han tomado varios países emergentes. La cuestión es en que momento se toma esa decisión.-
El “megacanje” es simplemente la decisión del gobierno argentino de canjear los bonos de la deuda. Nada tiene que ver con la estrategia del blindaje. Éste mecanismo de canje fue producto de la decisión del gobierno argentino y según la prensa del momento no fue una decisión tomada bajo la influencia del FMI. Fue vista como la última estrategia posible antes de la debacle.-
El único país que canjeo bonos de su deuda en el proceso que va desde el blindaje a la devaluación es Argentina. Por tanto se hace difícil sostener que éste tipo de canje haya contribuido en el proceso devaluatorio. Si así lo fuera, solo lo encontramos en el caso argentino y no en los comparados.-
El “megacanje” sería necesariamente una variable a analizar, repetimos, si en los casos anteriores y en especial, en el caso mexicano y del sudeste asiático, se hubiera tomado la misma medida de canje de bonos de la deuda posteriormente al blindaje y en un período cercano a la devaluación. Esto no quiere decir que no lo hayan hecho en otro momento de su historia particular.-
El canje de la deuda llevado a cabo en esos términos es interpretado de tal manera como un acto de desesperación de un deudor que puede prometer casi cualquier cosa, en el largo plazo, a cambio de un alivio modesto de la deuda en el corto plazo.-La siguiente medida consistió en un Plan de Déficit Cero. Este plan disponía el recorte del 13 % en salarios y jubilaciones y establecía el pago de los sueldos solo previo pago de la deuda pública.-
La evolución del déficit fiscal es una pieza clave en el funcionamiento de lo que fue la convertibilidad y la crisis. Si bien la ortodoxia protesta por el aumento del gasto público, éste en términos reales aumento muy poco y la mayor parte de su aumento se dio al pago de intereses de la deuda externa. El déficit fiscal también se acumuló por la caída en los ingresos debido a las exenciones impositivas dadas a las empresas, la baja imposición a las ganancias y la tolerancia a la evasión impositiva, previsional y aduanera. La privatización del sistema jubilatorio también constituye un factor de desequilibrio.-
El Plan de Déficit Cero solo sirvió para que el FMI diera un nuevo préstamo de 8.000 millones de dólares, con entregas escalonadas y a condicionalidad de cumplimiento de metas fiscales.-
Pero el déficit crecía y ante este incremento y la falta de financiamiento, el gobierno dispuso un sistema de rescate de títulos de deuda para reducir sus compromisos. Esto dio a las grandes empresas la oportunidad de obtener nuevamente rentas financieras, en la medida que podían cancelar deudas fiscales y bancarias con bonos. A los fines, el Estado se convertía en socio de empresas en crisis[14].-