Salvando las distancias, terminará pasando como en Sudafrica, donde las empresas tienen que contratar por narices una respetable cuota de personas de color, incluso para la dirección. Como resulta que la mayoria de los personas de color no sirven para directivos ni para puestos de gran responsabilidad, al final son los blancos los que hacen todo el trabajo y las empresas, para cumplir con la ley, mantienen en plantilla y pagan el salario correspondiente a personas de color que terminan por ni siquiera ir a trabajar.