Biblioteca no pogre. Como salvar la salud mental de nuestras familias. Hagamos una puesta en común de títulos imprescindibles.

Billy Ray

Será en Octubre
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—Mientras el neցro sea neցro y el blanco sea blanco, ni el blanco entenderá al neցro, ni el neցro al blanco.

—La mitad del conflicto se debe a la estupidez de los blancos —dijo Roberts haciendo una pausa para beber unos sorbos de Abú-Hamed y maldecir en términos afectuosos al camarero samoano—. Si se molestaran un poco en entender cómo piensan los neցros, la mayoría de los problemas podrían evitarse.

—He conocido a unos cuantos que decían comprender a los neցros —respondió el capitán—, y he comprobado que han sido siempre los primeros en terminar kai-kai (comidos). Ahí tiene a los misioneros de Nueva Guinea y de las Nuevas Hébridas, a los de la isla mártir de Erromanga y a todos los demás. Recuerde lo que ocurrió a los miembros de aquella expedición austríaca que descuartizaron en las Salomón, en las selvas de Guadalcanal, y a tantos comerciantes que, con veinte años de experiencia a sus espaldas, presumían de que no había quien pudiera con ellos y cuyas cabezas adornan hoy las casas-canoas de los nativos. Ahí tiene también el caso de Johnny Simons. Veintiséis años llevaba recorriendo las costas de la Melanesia. Juraba que leía en los nativos como en un libro abierto y que jamás acabarían con él, y, sin embargo, murió en la laguna Marovo de Nueva Georgia. Le cortaron la cabeza un par de neցros, una Mary (mujer) y un viejo al que solo le quedaba una pierna porque la otra se la había dejado en la boca de un tiburón mientras pescaba en aguas previamente dinamitadas. Y recuerde a Billy Watts, famoso por sus matanzas de nativos y hombre capaz de asustar al mismísimo malo. Aún me acuerdo de cuando atracó en Cabo Little, en Nueva Irlanda, y le robaron medio cajón de tabaco que le había costado, como mucho, tres dólares y medio. En venganza volvió, mató a seis neցros, destrozó sus canoas de guerra y quemó dos de sus aldeas. Y fue allí mismo, en Cabo Little, donde le atacaron cuatro años después cuando se hallaba con cincuenta bukus que había llevado con él para pescar cohombro de mar. A los cinco minutos estaban todos muertos, a excepción de tres hombres que huyeron en una canoa. No me venga con historias. La misión del hombre blanco es colonizar el mundo y bastante tiene con eso. ¿Cree que le queda tiempo para entender a los neցros?

—Eso es cierto —dijo Roberts—, y por otra parte, tampoco parece que le sea muy necesario. Precisamente la estupidez de los blancos está en proporción directa con el éxito que han tenido en colonizar el mundo…

—Y en implantar el temor de Dios en el corazón del neցro —le interrumpió el capitán Woodward—. Quizá tenga usted razón, Roberts. Quizá sea la estupidez lo que le haya hecho triunfar, y sin duda que un aspecto de esa estupidez es su incapacidad para entender a otras razas. Pero una cosa es segura: que el blanco ha de desplazar al neցro le comprenda o no. Es un proceso inevitable. Es el destino.

—Y, naturalmente, el hombre blanco es inevitable. Es el destino del neցro —le interrumpió Roberts—. Dígale a un blanco cualquiera que hay madreperla en una laguna infestada por decenas de miles de caníbales vociferantes, e inmediatamente se pondrá en camino con un reloj despertador que utilizará a modo de cronómetro y media docena de buceadores canacas, todos apretados como sardinas en lata en un espacioso queche de cinco toneladas. Susúrrele al oído que se ha descubierto oro en el Polo Norte, y esa misma criatura de tez blanca, ese ser inevitable, partirá sin dilación, armado de pico, pala y el último modelo de artesa. Y lo que es más, llegará a su destino. Hágale saber que hay diamantes en las ardientes murallas del infierno, y el hombre blanco asaltará esas murallas y pondrá a trabajar al mismísimo Satán con su pico y con su pala. Ahí tiene el resultado de ser menso e inevitable.
 

n_flamel

Madmaxista
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—Mientras el neցro sea neցro y el blanco sea blanco, ni el blanco entenderá al neցro, ni el neցro al blanco.

—La mitad del conflicto se debe a la estupidez de los blancos —dijo Roberts haciendo una pausa para beber unos sorbos de Abú-Hamed y maldecir en términos afectuosos al camarero samoano—. Si se molestaran un poco en entender cómo piensan los neցros, la mayoría de los problemas podrían evitarse.

—He conocido a unos cuantos que decían comprender a los neցros —respondió el capitán—, y he comprobado que han sido siempre los primeros en terminar kai-kai (comidos). Ahí tiene a los misioneros de Nueva Guinea y de las Nuevas Hébridas, a los de la isla mártir de Erromanga y a todos los demás. Recuerde lo que ocurrió a los miembros de aquella expedición austríaca que descuartizaron en las Salomón, en las selvas de Guadalcanal, y a tantos comerciantes que, con veinte años de experiencia a sus espaldas, presumían de que no había quien pudiera con ellos y cuyas cabezas adornan hoy las casas-canoas de los nativos. Ahí tiene también el caso de Johnny Simons. Veintiséis años llevaba recorriendo las costas de la Melanesia. Juraba que leía en los nativos como en un libro abierto y que jamás acabarían con él, y, sin embargo, murió en la laguna Marovo de Nueva Georgia. Le cortaron la cabeza un par de neցros, una Mary (mujer) y un viejo al que solo le quedaba una pierna porque la otra se la había dejado en la boca de un tiburón mientras pescaba en aguas previamente dinamitadas. Y recuerde a Billy Watts, famoso por sus matanzas de nativos y hombre capaz de asustar al mismísimo malo. Aún me acuerdo de cuando atracó en Cabo Little, en Nueva Irlanda, y le robaron medio cajón de tabaco que le había costado, como mucho, tres dólares y medio. En venganza volvió, mató a seis neցros, destrozó sus canoas de guerra y quemó dos de sus aldeas. Y fue allí mismo, en Cabo Little, donde le atacaron cuatro años después cuando se hallaba con cincuenta bukus que había llevado con él para pescar cohombro de mar. A los cinco minutos estaban todos muertos, a excepción de tres hombres que huyeron en una canoa. No me venga con historias. La misión del hombre blanco es colonizar el mundo y bastante tiene con eso. ¿Cree que le queda tiempo para entender a los neցros?

—Eso es cierto —dijo Roberts—, y por otra parte, tampoco parece que le sea muy necesario. Precisamente la estupidez de los blancos está en proporción directa con el éxito que han tenido en colonizar el mundo…

—Y en implantar el temor de Dios en el corazón del neցro —le interrumpió el capitán Woodward—. Quizá tenga usted razón, Roberts. Quizá sea la estupidez lo que le haya hecho triunfar, y sin duda que un aspecto de esa estupidez es su incapacidad para entender a otras razas. Pero una cosa es segura: que el blanco ha de desplazar al neցro le comprenda o no. Es un proceso inevitable. Es el destino.

—Y, naturalmente, el hombre blanco es inevitable. Es el destino del neցro —le interrumpió Roberts—. Dígale a un blanco cualquiera que hay madreperla en una laguna infestada por decenas de miles de caníbales vociferantes, e inmediatamente se pondrá en camino con un reloj despertador que utilizará a modo de cronómetro y media docena de buceadores canacas, todos apretados como sardinas en lata en un espacioso queche de cinco toneladas. Susúrrele al oído que se ha descubierto oro en el Polo Norte, y esa misma criatura de tez blanca, ese ser inevitable, partirá sin dilación, armado de pico, pala y el último modelo de artesa. Y lo que es más, llegará a su destino. Hágale saber que hay diamantes en las ardientes murallas del infierno, y el hombre blanco asaltará esas murallas y pondrá a trabajar al mismísimo Satán con su pico y con su pala. Ahí tiene el resultado de ser menso e inevitable.
¿libro?
 

Billy Ray

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El inevitable hombre blanco, narración corta de Jack London.

Pero lo he puesto como muestra, CUALQUIER otra narración o novela de Jack London, está empapada de la misma cantidad descomunal de REALIDAD. Que es lo mismo que decir que está empapada de anti-Wokismo.
 
Última edición:

Gurney

Purasangre de la sangre más pura
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El inevitable hombre blanco, narración corta de Jack London.


Es curioso que Jack London se declaraba como comunista, pero que de prácticamente todos los protagonistas de sus cuentos son concreciones de un individualismo darwinista extremo, absolutamente amoral, basado en la ley del más fuerte

Toda su obra es no pogre

Mi cuento favorito es el de "Una destilería hiperbórea", en el que el inevitable hombre blanco lleva a una tribu de indios la ruina absoluta, en forma de alambique casero
 

Billy Ray

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Es curioso que Jack London se declaraba como comunista, pero que de prácticamente todos los protagonistas de sus cuentos son concreciones de un individualismo darwinista extremo, absolutamente amoral, basado en la ley del más fuerte

Toda su obra es no pogre

Mi cuento favorito es el de "Una destilería hiperbórea", en el que el inevitable hombre blanco lleva a una tribu de indios la ruina absoluta, en forma de alambique casero
Mi narración favorita es "Una odisea nórdica", es absolutamente atiquense, completamente.
Debería de ser el relato de cabecera del ático.
 

fayser

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[PDF] El varón domado de Esther Vilar libro electrónico | Perlego

Tiene 50 años, pero sigue vigente:

¿Por qué no utilizan las mujeres el cerebro? No lo utilizan
porque no necesitan capacidad intelectual alguna para sobrevivir.
En teoría es posible que una mujer hermosa tenga menos
inteligencia que un chimpancé, por ejemplo, y que, sin embargo
de ello, triunfe en el medio humano.
No más tarde de los doce años -edad a la cual la mayoría de

las mujeres ha decidido ya emprender la carrera de cortesana (o
sea, la carrera que consiste en hacer que un hombre trabaje
para ella a cambio de poner intermitentemente a su disposición,

como contraprestación, la vagina)-, la mujer deja de desarrollar
la inteligencia y el espíritu. Aún hace, ciertamente, que la preparen,
y se hace con diplomas de todas clases -pues el varón se
cree que una mujer que se ha aprendido algo de memoria sabe
de hecho alguna cosa (dicho de otro modo: un diploma eleva el
valor de la mujer en el mercado)-, pero en realidad los caminos
de los dos sexos se separan aquí definitivamente.
 

Ricohombre

Botifler
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Mi narración favorita es "Una odisea nórdica", es absolutamente atiquense, completamente.
Debería de ser el relato de cabecera del ático.
Lo leeré, una novela ultratiquense de London es Martin Eden, que de hecho explora los dos rasgos clave de la personalidad femenina, la hibristofilia y la hipergamia y como el personaje protagonista digiere esos conocimientos.

Es curioso que Jack London se declaraba como comunista, pero que de prácticamente todos los protagonistas de sus cuentos son concreciones de un individualismo darwinista extremo, absolutamente amoral, basado en la ley del más fuerte

Toda su obra es no pogre

Mi cuento favorito es el de "Una destilería hiperbórea", en el que el inevitable hombre blanco lleva a una tribu de indios la ruina absoluta, en forma de alambique casero
Totalmente de acuerdo, de hecho era un supremacista blanco, mas que comunista el se denominaba socialista, pero no en el sentido marxista sino seguramente en lo que después fueron los fascistas, aunque London también era bastante individualista. Estoy seguro que de haber vivido en los años 30 habría apoyado a Hitler.

A mi El Lobo de Mar me parece que refleja muy bien todo el asunto nietzscheano, aunque realmente el filósofo del que mas bebe es Herbert Spencer, padre del darwinismo social y muy popular en esa época. El personaje de la novela Martin Eden es un admirador de Spencer.

Si no has leido El Lobo de Mar te la recomiendo encarecidamente, también el Vagabundo de las Estrellas que es un novelón de aventuras y la obra menos atea de Jack London.


Martin-Eden-Cover.jpg 9788415717270.jpg 81F3vEJAd2L._AC_UF894,1000_QL80_.jpg
 

Billy Ray

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Lo leeré, una novela ultratiquense de London es Martin Eden, que de hecho explora los dos rasgos clave de la personalidad femenina, la hibristofilia y la hipergamia y como el personaje protagonista digiere esos conocimientos.



Totalmente de acuerdo, de hecho era un supremacista blanco, mas que comunista el se denominaba socialista, pero no en el sentido marxista sino seguramente en lo que después fueron los fascistas, aunque London también era bastante individualista. Estoy seguro que de haber vivido en los años 30 habría apoyado a Hitler.

A mi El Lobo de Mar me parece que refleja muy bien todo el asunto nietzscheano, aunque realmente el filósofo del que mas bebe es Herbert Spencer, padre del darwinismo social y muy popular en esa época. El personaje de la novela Martin Eden es un admirador de Spencer.

Si no has leido El Lobo de Mar te la recomiendo encarecidamente, también el Vagabundo de las Estrellas que es un novelón de aventuras y la obra menos atea de Jack London.


Ver archivo adjunto 1895679 Ver archivo adjunto 1895680 Ver archivo adjunto 1895681
Pues no la he leído, recojo su recomendación con gusto.
 

Sr. del Cojon

SOCIAL-PAGAFANTAS.
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Septimo Circulo del Infierno pagafantil.
—Mientras el neցro sea neցro y el blanco sea blanco, ni el blanco entenderá al neցro, ni el neցro al blanco.

—La mitad del conflicto se debe a la estupidez de los blancos —dijo Roberts haciendo una pausa para beber unos sorbos de Abú-Hamed y maldecir en términos afectuosos al camarero samoano—. Si se molestaran un poco en entender cómo piensan los neցros, la mayoría de los problemas podrían evitarse.

—He conocido a unos cuantos que decían comprender a los neցros —respondió el capitán—, y he comprobado que han sido siempre los primeros en terminar kai-kai (comidos). Ahí tiene a los misioneros de Nueva Guinea y de las Nuevas Hébridas, a los de la isla mártir de Erromanga y a todos los demás. Recuerde lo que ocurrió a los miembros de aquella expedición austríaca que descuartizaron en las Salomón, en las selvas de Guadalcanal, y a tantos comerciantes que, con veinte años de experiencia a sus espaldas, presumían de que no había quien pudiera con ellos y cuyas cabezas adornan hoy las casas-canoas de los nativos. Ahí tiene también el caso de Johnny Simons. Veintiséis años llevaba recorriendo las costas de la Melanesia. Juraba que leía en los nativos como en un libro abierto y que jamás acabarían con él, y, sin embargo, murió en la laguna Marovo de Nueva Georgia. Le cortaron la cabeza un par de neցros, una Mary (mujer) y un viejo al que solo le quedaba una pierna porque la otra se la había dejado en la boca de un tiburón mientras pescaba en aguas previamente dinamitadas. Y recuerde a Billy Watts, famoso por sus matanzas de nativos y hombre capaz de asustar al mismísimo malo. Aún me acuerdo de cuando atracó en Cabo Little, en Nueva Irlanda, y le robaron medio cajón de tabaco que le había costado, como mucho, tres dólares y medio. En venganza volvió, mató a seis neցros, destrozó sus canoas de guerra y quemó dos de sus aldeas. Y fue allí mismo, en Cabo Little, donde le atacaron cuatro años después cuando se hallaba con cincuenta bukus que había llevado con él para pescar cohombro de mar. A los cinco minutos estaban todos muertos, a excepción de tres hombres que huyeron en una canoa. No me venga con historias. La misión del hombre blanco es colonizar el mundo y bastante tiene con eso. ¿Cree que le queda tiempo para entender a los neցros?

—Eso es cierto —dijo Roberts—, y por otra parte, tampoco parece que le sea muy necesario. Precisamente la estupidez de los blancos está en proporción directa con el éxito que han tenido en colonizar el mundo…

—Y en implantar el temor de Dios en el corazón del neցro —le interrumpió el capitán Woodward—. Quizá tenga usted razón, Roberts. Quizá sea la estupidez lo que le haya hecho triunfar, y sin duda que un aspecto de esa estupidez es su incapacidad para entender a otras razas. Pero una cosa es segura: que el blanco ha de desplazar al neցro le comprenda o no. Es un proceso inevitable. Es el destino.

—Y, naturalmente, el hombre blanco es inevitable. Es el destino del neցro —le interrumpió Roberts—. Dígale a un blanco cualquiera que hay madreperla en una laguna infestada por decenas de miles de caníbales vociferantes, e inmediatamente se pondrá en camino con un reloj despertador que utilizará a modo de cronómetro y media docena de buceadores canacas, todos apretados como sardinas en lata en un espacioso queche de cinco toneladas. Susúrrele al oído que se ha descubierto oro en el Polo Norte, y esa misma criatura de tez blanca, ese ser inevitable, partirá sin dilación, armado de pico, pala y el último modelo de artesa. Y lo que es más, llegará a su destino. Hágale saber que hay diamantes en las ardientes murallas del infierno, y el hombre blanco asaltará esas murallas y pondrá a trabajar al mismísimo Satán con su pico y con su pala. Ahí tiene el resultado de ser menso e inevitable.
De que libro es ese fragmento??
 

Ricohombre

Botifler
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Pues no la he leído, recojo su recomendación con gusto.
Creo que es la novela mas larga y psicológica de Jack London, a diferencia de la mayoría del resto que narran travesías o exploraciones por Alaska esta transcurre practicamente toda en el mundo civilizado, creo recordar que en San Francisco, se aleja un poco del resto en cuanto a la acción, pero las ideas, el mensaje y el pensamiento de Jack London se desarrollan mucho mas, especialmente respecto al éxito y las mujeres. Es un anticipo de lo que luego se llamaría la red pill.
 

ATARAXIO

Madmaxista
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