Yo no soy antiatlético, antivalencianista o antisevillista. Sigo animando y alegrándome de los éxitos internacionales de esos equipos, cuando los hay. Soy antibarcelonista desde fecha muy reciente y porque ellos me obligaron.
Pero el antimadridismo generalizado y tintado de política que sufrimos es da repelúsnte, uno de los fenómenos sociales y culturales más enfermizos que conozco a nivel mundial, y aviso que durante mucho tiempo estuve muy metido en estudios de sectas chungas.
Y está bien que esos pobres mastuerzos que están empapados de pensamiento mágico negativo se vean confrontados a todas estas gestas del Real Madrid, que son mágicas, pero de verdad.