Losantos es un zascandil. Llama progres y liberticidas a todos los que no piensan como él y al mismo tiempo defiende a un partido como Ciudadanos que promueve esto: cambio de sesso de menores, aborto, vientres de alquiler y adoctrinación LGTB en la escuela.
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/politica/724770-cs-a-favor-del-cambio-de-sesso-de-menores-aborto-vientres-de-alquiler-y-adoctrinacion-lgtb-escuela.html
Pudo haber apoyado a Vox, que defiende la supresión de toda la ingeniería social y el adoctrinamiento en las aulas progre. Pero lo hizo a C's.
Losantos llama "maricomplejines" a Rajoy no porque no haya suprimido la legislación progre de ZP (eso se la rezuma teniendo en cuenta que apoya a C's). Lo insulta porque no hace lo que a él le gustaria que hiciese. Porque no es de la facción de Espe. Porque no es lo suficientemente libeggal. Al igual que hace con todo el mundo.
Jiménez Losantos es un liberal que, en determinadas cuestiones de principios y valores morales, está bastante lejos de la derecha y muy cerca de la actual izquierda post-marxista
Juan Manuel de Prada
Artículo de Juan Manuel de Prada en clara alusión a Jiménez Losantos y su troupe de Libertad Digital:
Los amigos de la libertad
Chesterton nos alertaba contra los «amigos de la libertad», que suelen ser gentes a las que gusta tanto la libertad del prójimo... que quieren quedarse con ella para siempre. Desde que Chesterton hiciera esta observación ha transcurrido casi un siglo; y entretanto estos amigos de la libertad no han hecho sino envalentonarse. Y se enfadan mucho si no les entregas tu libertad para que hagan con ella lo que les venga en gana (que suele ser humillarla, envilecerla y violarla hasta dejarla irreconocible); y te llaman (les encanta repetir como loritos esta palabra) liberticida.
Estos grandes amigos de la libertad se emplean con denuedo y espumarajos en muy diversos campos; pero, sin duda, uno de sus predilectos es el comercial, pues les preocupa muchísimo que su defensa de la economía libre (como el sol cuando amanece) cristalice en un comercio también libre (como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar), con horarios libres (como el viento que recoge mi lamento y mi pesar), para que el cliente sepa lo que es, al fin, la libertad. Naturalmente, estos grandes amigos de la libertad son en realidad lacayos al servicio del capitalismo globalizado, cuyo fin es rapiñar la riqueza de las naciones, azuzando hábitos consumistas dementes que las economías locales no puedan satisfacer; y, para conseguir más plenamente tal fin, necesitan destruirlas. Pero todo aquel que ose mostrarse reticente o desconfiado ante los postulados de estos amigos tan tremendos de la libertad se convierte de inmediato en un liberticida de la peor calaña; y, por supuesto, en un sospechoso de comunismo, populismo y no se cuántos 'ismos' más, al que de inmediato los amigos de la libertad hacen diana de sus gargarismos, que son su 'ismo' favorito.
¡Ay, si uno osa pronunciarse contra un tratado comercial que se está negociando de matute, contra un emporio de casinos que promete «crear mucha riqueza» o contra los horarios comerciales sin regulación! De inmediato estos grandes amigos de la libertad caen sobre uno como bandada de buitres: si gastas coleta y te gusta Bukowski, dirán que eres un perroflauta inmundo; si te mantienes fiel al peinado de la Primera Comunión y te gusta Chesterton, dirán que eres un carca inmundo; y, en uno y otro caso, un rancio liberticida que anhela devolver el mundo a una época preindustrial, o incluso al Concilio de Trento (a mí, misteriosamente, siempre me lanzan el Concilio de Trento a la cabeza, cuando yo siempre he sido más de Nicea). A veces, esta amistad tan furibunda que profesan a la libertad los lleva a comerse sus propias palabras: pues resulta que el tratado finalmente no se firma, porque in extremis se descubre que contenía cláusulas leoninas que se limpiaban el trastero con la dignidad nacional; o el emporio de casinos no se construye, porque in extremis se descubre que su promotor pretendía que su pilinguiferio no tributase; o los horarios no pueden ser tan libres como los amigos de la libertad reclamaban, porque los puñeteros trabajadores resulta que necesitan dormir, los muy flojos. Pero los amigos de la libertad, lejos de arredrarse, se encrespan todavía más; y su defensa acérrima del capitalismo globalizado que lo mismo vende rascacielos a los chinos que arrasa tiendecitas familiares y las sustituye por apestosas franquicias yanquis se vuelve más exaltada. Por el camino, quedan tirados en las cunetas, como cadáveres de leprosos, miles de comerciantes cuyos negocios se vuelven insostenibles, miles de trabajadores deslomados que tienen que trabajar a horas intempestivas por sueldos ínfimos, miles de agricultores y ganaderos condenados a la ruina a los que se exige vender sus productos a precios ignominiosos, para pitanza de intermediarios y grandes corporaciones transnacionales. Pero, mientras bracean entre la carroña y la pestilencia causadas por tan ingente mortandad, los amigos de la libertad siguen entonando risueños sus loas a la creación de riqueza y siguen lanzando iracundos sus filípicas contra esos liberticidas inmundos que quieren condenarnos a la miseria.
Y, tristemente, hay mucha gente sin alma, sin caridad, sin patriotismo, sin sentido común, sin dos dedos de frente, que los jalea. Y todo porque, en un alarde de libertad, pueden ir de compras los domingos, en lugar de ir a misa, que era lo que hacían los rancios de sus abuelos, que ya ni siquiera recuerdan si eran carcas o perroflautas. Sólo recuerdan mientras se zampan en el mall unas estoposas patatas fritas congeladas que aquellos abuelos tan carcas o perroflautas organizaban los domingos, después de misa, unas comidas suculentas para toda la familia. ¡Reliquias de un pasado sin libertad, felizmente superado!
Los amigos de la libertad
Losantos es tan mezquino que escribe criticando a alguien con vehemencia, se equivoca y en vez de reconocer su error echa la culpa a quien no siguió los consejos de a quien años atrás había criticado:
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/burbuja-inmobiliaria/102102-federico-jimenez-losantos-te-visto-y-te-ve.html
Losantos está indignado porque C's, UPyD y Vox no se hayan fusionado:
Es imposible distinguir lo que dicen Vidal-Quadras, Albert Rivera y Rosa Díez. ¡Es calcado! No hay diferencias ni de adjetivo. ¿Y por qué no van juntos a las elecciones? ¿Si no sois capaces de ir juntos a unas elecciones simbólicas en las que se representa a España y no opciones políticas, no sois capaces de prescindir del cesarismo o papismo que rigen las organizaciones políticas españolas, vamos a confiar en vosotros? Esto es lo que puede ser lo más terrible de estas elecciones, una derrota ética, política y moral de las fuerzas de la regeneración".
Que tengan ideologías muy diferentes (C's es liberal en lo económico y progre en lo social, UPyD socialdemócrata en lo económico y progre en lo social, Vox es liberal en lo económico y conservador en lo social; C's y UPyD son fanáticamente pro UE, federalistas europeos y Vox lo contrario) le importa una hez a Losantos. Tienen que fusionarse y puuuuuuuuuuunnnnto.
A LIVG se aprobó en 2004 con unanimidad. Losantos que tanto presume e liberal y que siempre llama progre y "liberticida" a quien a su juicio no lo es (tanto da que sea marxista-leninista como tradicionalista, todos progres) no dijo ni mu sobre una ley que viola el principio básico del liberalismo de igualdad ante la ley hasta el asunto López Aguilar. A partir de ahí arremetió contra la LIVG. Y muchos foreros aplaudieron entusiasmados: ¡Qué bemoles tuvo Federico!
El tan liberal Losantos, que tanto presume de ello no ha tenido reparos en recibir dinero público del PP de Espe.
Losantos en general pretende hacer creer a la gente que Oceanía nunca estuvo en guerra con Eurasia.
Que este personaje consiguiese embaucar y que fuese idolatrado por millones de españoles, que representase la mayor oposición al zapaterismo explica muchas cosas. Desde el éxito de Pablo Iglesias a la ausencia en el Parlamento de un sólo partido no progre. Parece que en España nos gustan los flautistas de Hamelín.