Los hamerianos se oponen a la tratamiento con quimioterapia, radioterapia, e incluso a los analgésicos, porque -dicen- bloquean al cerebro, que es el responsable de ordenar el repliegue de las células cancerosas. Por eso María José H. (18 años) y María del Carmen Expósito (40) no querían la morfina ni la terapia de la medicina convencional, porque esperaban que el dolor las salvase. Pero el sufrimiento no les sirvió para nada. Las dos murieron hace unos meses.
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María del Carmen Expósito también conoció en sus carnes el método Hamer. El cáncer de mama que padecía la tenía postrada en la cama, pero sin embargo Moriano le hizo una recomendación muy específica a su marido, José Dávila: que hiciera más el amor con la enferma. Oliva Dávila Expósito, su, hija, relata que el sufrimiento de María del Carmen no fue sólo físico. "En una visita domiciliaria que le hizo Moriano a mi progenitora le dijo que todo lo que tenía era miedo, que no estaba enferma, que tenía que perder ese miedo y quitarse de una vez la máscara de oxígeno, sin la que prácticamente no podía respirar. Aquello fue una tortura psicológica para ella. Parecía que le habían puesto una venda en los ojos". Moriano le recetaba jalea real y unos frascos pequeñitos que valían unas 6.000 pesetas y que apenas duraban una semana. Además, le hizo interrumpir la quimioterapia. Murió en mayo.