Robos por descarrilamiento: un pueblo de México, capital mundial de asaltos a trenes
Robos por descarrilamiento: un pueblo de México, capital mundial de asaltos a trenes
La práctica de descarrilar un ferrocarril para saquearlo tiene una larga tradición en el país que se remonta a latinoamericano Villa, pero el fenómeno ha vuelto a dispararse, por muchas razones
Un tren de cuatro locomotoras y 39 vagones penetra a unos cien kilómetros por hora en la localidad de Orizaba, en el estado mexicano de Veracruz. El aterrorizado maquinista presiona el freno una y otra vez, tratando de reducir la velocidad del convoy, pero es inútil: los frenos han sido cortados. Tras varios minutos de pesadilla, el ferrocarril impacta a gran velocidad contra otro tren que se disponía a salir de la estación. Los vagones se aplastan unos contra otros, como un acordeón, y quedan convertidos en un amasijo de hierros atravesados sobre las vías.
Sucedió el pasado 19 de mayo. Y, por desgracia, no era un hecho aislado. La región en la que se encuentra Orizaba, en la frontera entre Veracruz y Puebla, se ha convertido en un “triángulo neցro” de los descarrilamientos intencionados de ferrocarriles. En este caso el cargamento no fue saqueado, bien porque los asaltantes no pudieron llevarse nada dado que la colisión ocurrió dentro de la propia ciudad, o bien, como sospechan muchos, porque
en realidad se trató de un sabotaje contra la compañía en represalia por no haber pagado un soborno a un grupo criminal.
“El problema no deja de empeorar todo el tiempo”, afirma Alejandro Schtulmann, analista de riesgos políticos de la consultora EMPRA, en un artículo en Bloomberg que relata el fenómeno. Las fuerzas de seguridad, explica, están tan sobrepasadas por el número de asaltantes que prevalece un sentido de impunidad en el lugar. Además de los sabotajes en el sistema de frenado, se aplican métodos más rudimentarios, como la colocación de grandes rocas en la vía.
Los criminales animan a los locales a unirse al saqueo, lo que les garantiza sus simpatías y lealtad. Y en un entorno extremadamente deprimido como es esta región, voluntarios no faltan.
Algunas empresas están optando por enviar sus productos
por carretera, lo que encarece el transporte en un 30%.
Entre enero y marzo de este año se han producido
852 robos de trenes en todo México, un verdadero récord, según un informe de la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario (ARTF). Y ni siquiera parece que el endurecimiento de las penas, como sugieren algunos diputados conservadores, o el incremento de la inversión en seguridad en los propios trenes vaya a servir de mucho: en algunos casos,
los delincuentes se llevan incluso las vías.