Prometheus es uno de los GRANDES TRUÑOS de la historia del cine.

Javiser

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27 Mar 2013
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En el guion cortado y descartado se explicaban muchas cosas...
El space jockey se levantaba cabreado porqué le habían despertado estando infectado de un "alien",
El robot se revelaba al entrar en contacto con tecnología exterior y su mente quedaba"libre" y así miles de cosas más que eran mucho mejor que la hez que hicieron..
Explica porque el biólogo se acerca al primer bicho que ve a acariciarle como si fuese un York shire sin saber aún si es peligroso o no y porque el que se pierde es precisamente el topógrafo que hace los mapas? Lo digo porque si ha conseguido explicar eso con lógica al guionista hay que hacerle un monumento.
 

necromancer

Madmaxista
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Hombre lo que se espera de una saga como Alien es un tratamiento respetuoso, pero despues de truños como Alien 4, AVP, etc, pues poco se puede esperar de la FOX, para los directivos no es más que una franquicia para sacar dinero, pero se la van a cargar, como todo lo que tocan los powerpoinistas...
 

eltonelero

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Ya lo he comentado otras veces. El Establishment ha hecho campaña en contra de la nueva trilogía, por lo politicamente incorrecta que es.

Claro, claro.....

Una megaproducción con un merchandising acojonante y miles de compañias comerciales de juguetes, fast-food, productoras de videojuegos, video, música, moda, medio Jewillood metido, todas haciendo propaganda a favor de ella en su dia, los medios de comunicación de medio mundo haciendose eco de la trilogia, etc......

Todo en realidad era una campaña orquestada contra la nueva trilogia. :roto2:


En cambió el público de a pie, los fans antiguos, los chavales de las nuevas generaciones que opinaron que la trilogia es una hez de alguna forma fueron influenciados por el establishment :tragatochos:

Que si que si, que todos van conduciendo en sentido contrario. :D
 

Ejquelosfajsistassonellos

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Claro, claro.....

Una megaproducción con un merchandising acojonante y miles de compañias comerciales de juguetes, fast-food, productoras de videojuegos, video, música, moda, medio Jewillood metido, todas haciendo propaganda a favor de ella en su dia, los medios de comunicación de medio mundo haciendose eco de la trilogia, etc......

Todo en realidad era una campaña orquestada contra la nueva trilogia. :roto2:


En cambió el público de a pie, los fans antiguos, los chavales de las nuevas generaciones que opinaron que la trilogia es una hez de alguna forma fueron influenciados por el establishment :tragatochos:

Que si que si, que todos van conduciendo en sentido contrario. :D
Lo llevó todo Lucas y lo hizo para llevarlo a su forma, que los grandes estudios no le jodieran. Tenía dinero para hacerlo él solito.

Y ahi las pruebas:

-La Reina Amidala es femenina y quiere dejar la política para ser madre
-El paso de República a Imperio, muy maduro, nada que ver con las giliprogreces que habitualmente pone el cine.
-la caída al Lado Oscuro de Anakin de forma claramente paralela la vuelta en la trilogía original
-Quitarse de hezs New Age añadiendo cosas como los midiclorianos, algo que hizo rebuznar a toda la izquierda progre budista que amaba Star Wars

Porque claro, la trilogía original, con todo el Imperio con parafernalia nancy y los rebeldes luchando contra ellos es algo sublime e innovador que no veas
 

californio

Himbersor
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5 Jul 2015
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Yo creo que esta versión de Alien va a envejecer bien. Cuando una película la ves en el cine y años después quieres volver a verla, es que no está tan mal. Esto me pasa con Alien 1 y poco más. Alien 2, pues no está mal, es una del tipo corre que te pillo, pero nada más, ni de coña se acerca al nivel de misterio de la primera y del resto, pues a partir de Alien 2, solo a ido de mal en peor, hasta esta de Prometheus.

Esta de Prometheus deja muchas puertas abiertas para que se puedan seguir haciendo versiones de Alien en el futuro pero como ya dije, no es mala película, es entretenida, quizás en algunos puntos se aleja bastante de Alien y hay algunas situaciones absurdas de difícil explicación pero bueno, es lo que hay.
 
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21 Ene 2012
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Qué me fuisteis decido del señor de los anillos:
Intentaré responder... partiendo de que es una película fantástica y no corresponde a la realidad cotidiana, a priori más fácil de explicar (aunque no siempre! :p)

- Ojo que si Sauron pilla el anillo el mundo está acabado, sin embargo cuando ya lo tenía, el emperador de nosedónde le corta los dedos y le muere. cachopo ¿pero no era que Sauron + Anillo = todo perdido? A cualquiera de vosotros os cortan los dedos y sería muy doloroso y traumático pero no reventáis como una rana en un microondas, sois más fuertes que Sauron, o por lo menos más resistentes.
Sauron con el anillo puesto es hiper polludo: en la primera peli, en la batalla épica, cuando Sauron tenía el anillo, con un mazo se cascaba a los soldados de Isuldur de 10 en 10, con sólo un "swing".

Pero el amigo Isildur, justo cuando Sauron mata a su padre y después lo va a aplastar a él, le corta los dedos. Podría haber sido la mano, pero así queda más espectacular y cinematográfico: no es lo mnismo ver caer una mano que cinco dedos de una mano, uno de ellos con el anillo ensartado.

Sauron sin el anillo deja de ser corpóreo. No muere, ya que su energía vital está ligada a el anillo, pero no puede hacerse corpóreo. Por eso, al separarle del anillo, deja de existir (sólo físicamente, su espíritu sigue vivo).

- A frodo le pudieran haber llevado las águilas desde el principio hasta los montes del destino, ah que nadie puede cargar con el portador del anillo ¿entonces porque la astuta elfa se lo lleva a caballo? ¿Y Sam cargando con el al final?
Sauron, o los Nashgul, o alguien de Mordor las habría visto y habrían acabado con ellas de ipsofacto. No son rival para los Nashgul no muertos. Las águilas sólo entran en Mordor cuando Sauron ha muerto y los pocos orcos que quedan están huyendo en desbandada.

Sí que podían cargar con Frodo... lo que no podían era cargar con el anillo en sí.

- El único punto débil de Sauron es que alguien lleve el anillo al volcán ese. De los cientos de miles de orcos que tiene, no pueden designar a un pelotón que tenga vigilada 24 horas la entrada al volcán. Y ENCIMA SABIENDO QUE EL OBJETIVO DE SU ENEMIGO ES IR AHÍ A TIRAR EL ANILLO, NI UN TRISTE TRASGO CON UN PALO GUARDANDO LA PUERTA.
Sauron no se imagina que alguien quiera realmente destruir el anillo, ya que, a lo largo de la historia, todo el mundo siempre lo ha querido para sí mismo o para su raza, su señor o su rey.

Y de hacerlo, de querer destruirlo, sería llevado al monte del destino por todo un ejército, no por un escurridizo hobbit.

Además, imagina una invasión de Mordor (algo bastante ridículo por otra parte, sobre todo justo después de la batalla de Góndor) y lleva a todas sus tropas restantes ante la puerta negra (que por cierto, saludo a mi amiga S. y a mi amiga N., que son de un barrio colindante :roto2:)

taluec!
 
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Ming I

Charo resident
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12 Sep 2013
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- Ojo que si Sauron pilla el anillo el mundo está acabado, sin embargo cuando ya lo tenía, el emperador de nosedónde le corta los dedos y le muere. cachopo ¿pero no era que Sauron + Anillo = todo perdido? A cualquiera de vosotros os cortan los dedos y sería muy doloroso y traumático pero no reventáis como una rana en un microondas, sois más fuertes que Sauron, o por lo menos más resistentes.

Noooo, Saurón hace un montón de anillos y convence a los Elfos, a los enanos y a los hombres de que esos anillos son la rehostia en vinagre y se los da a los reyes Elfos , enanos y humanos. En realidad los anillos son una pedazo de trampa, porque en secreto crea el anillo único que controla al resto de los anillos.
Peeeero cuando crea el anillo único deja en el, su voluntad de dominarlos a todos. Por lo tanto se convierte en su mayor arma, pero también en su mayor debilidad.



- A frodo le pudieran haber llevado las águilas desde el principio hasta los montes del destino, ah que nadie puede cargar con el portador del anillo ¿entonces porque la astuta elfa se lo lleva a caballo? ¿Y Sam cargando con el al final?


Los dioses que controlan las aguilas están semiretirados en Benidorm (no me acuerdo como se llama la isla donde están). Su posición es ambigua siempre, por un lado quieren ayudar, pero por otro lado no quieren intervenir mas en el mundo de las personas. Si hubiese querido podrian haber aparecido en persona y hostiarse con Sauron, pero no querian y delegan es Gandolf y el resto de los magos esa misión.


- El único punto débil de Sauron es que alguien lleve el anillo al volcán ese. De los cientos de miles de orcos que tiene, no pueden designar a un pelotón que tenga vigilada 24 horas la entrada al volcán. Y ENCIMA SABIENDO QUE EL OBJETIVO DE SU ENEMIGO ES IR AHÍ A TIRAR EL ANILLO, NI UN TRISTE TRASGO CON UN PALO GUARDANDO LA PUERTA.


Aquí te doy la razón menuda cagada táctica. Debemos concluir pues que Sauron como mago y señor oscuro era la bomba, pero como táctico era un elemento

taluec a ti tambien
 

Ejquelosfajsistassonellos

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A mí me gusta Alien 3.

Está bien la idea de que por salir de un perro, el alien sea algo diferente, color bronce, más pequeño y ligero, más animalesco, pocas veces sale erguido como el alien común nacido de un hombre, suele ir a 4 patas siempre.



En alien 3 respetan algo más que en la 4 la idea de que alien no se vea mucho, que así da más miedo. Tiene escenas y tal, pero son rápidas o medio a oscuras.

Por primera vez vemos a un alien haciendo algo que no sea sólo dar de baja de la suscripción de la vida, sino además ver qué hacen con los cuerpos muertos, podemos verle comiendo.

taluec
Por cierto, en Alien 5 se ve que seguirán de la 2; no considerarán como válidas la 3 y la 4
 

Cetero

Madmaxista
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17 Oct 2013
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Volviendo a Prometheus.
Me lo pasé mejor con el articulo de Jotdown que con la pelicula, que desgraciadamente, pague para ver:
[Mucho ojo: este artículo es un SPOILER de Prometheus de principio a fin, recomiendo ver la película antes de leer el texto]

Sin rodeos: Perdidos es la mayor y más retorcida estafa de la historia de la televisión. 121 capítulos, 6 temporadas y 86 horas de emisión cuyo único mérito consiste en un soberbio uso del suspense. Pero que Damon Lindelof, el principal arquitecto de la tortuosa trama de Perdidos junto con J.J. Abrams, sea un maestro a la hora de idear y diseminar cliffhangers no implica que sea un buen guionista. De hecho, Lindelof es un pésimo guionista. Además del profesional más sobrevalorado de la industria televisiva y cinematográfica actual. Un Rob Liefeld del audiovisual, para entendernos.

¿Argumentos? Uno, y más que suficiente. Los guiones de Damon Lindelof carecen de coherencia interna. No parece un pecado demasiado grave, ¿cierto? Error. La coherencia interna no es un detalle anecdótico para estudiantes de narrativa: es la piedra de clave de todas las obras de ficción. Sin coherencia interna, cualquier guión, cualquier historia, se viene abajo al más pequeño roce.

Perdidos es un ejemplo de libro de incoherencia interna. Lindelof y Abrams se dedicaron durante seis temporadas a cambiar la lógica de la serie con cada nuevo capítulo. ¿Cuál era su justificación? “Solucionamos viejos enigmas a medida que planteamos otros nuevos”. Lo cierto es que las reglas de los nuevos enigmas contradecían por completo las establecidas para los viejos. Así que los espectadores se pasaron seis años de su vida rellenando los innumerables agujeros del guión de la serie con decenas de teorías de fabricación casera, a cual más delirante.

Eran tantos y tan heterogéneos los palos que se pretendían tocar en Perdidos, tan torrencial la catarata de referencias que se mencionaban y de las que jamás se volvía a saber nada, tan enormes las contradicciones internas de la trama, tan absurdas las acciones de los personajes, que cualquier explicación servía. Perdidos es el camarote de los Hermanos Marx de las series de TV. ¿El corazón de las tinieblas de Conrad? Por supuesto. ¿Alicia en el País de las Maravillas? Por qué no. ¿Física cuántica? Una cucharada. ¿El mago de Oz? Que pase el siguiente. ¿Viajes en el tiempo? A tutiplén. ¿Mikhail Bakunin, David Hume y John Locke? Y dos bemoles duros.

Perdidos, en definitiva, basa todo su prestigio en lo que se supone que es y no en lo que es en realidad: un desordenado y muy rococó ejercicio de name-dropping alargado hasta la extenuación. Perdidos triunfó porque entendió a la perfección a su público, una generación de telespectadores educados a partir de referentes literarios y culturales de primer nivel pero sin la capacidad necesaria para entenderlos y analizarlos de forma crítica. Una generación a la que le basta la simple apariencia de profundidad, el primer párrafo de la entrada de la Wikipedia, para darse por saciada. Una generación, en definitiva, a la que resulta fácil, muy fácil, estafar intelectualmente.

Por eso la noticia de que Damon Lindelof era el elegido para escribir el guión definitivo de Prometheus cayó como una losa entre aquellos que sospechaban hace ya mucho tiempo que el rey anda desnudo. Y no fueron precisamente pocos los que vaticinaron que la nueva película de Ridley Scott iba a ser un espectáculo visual apabullante construido sobre el armazón de un guión pretencioso, adolescente y con más agujeros que un queso gruyere.

Y eso es Prometheus. Un Perdidos espacial. Un épico espectáculo visual cuyo guión mezcla varios de los mitos de la Biblia con las teorías de la secta de los raelianos, la mitología egipcia, El paraíso perdido de Milton, En las montañas de la locura de Lovecraft y decenas de otros referentes históricos, filosóficos y científicos en una especie de pastiche indigesto capaz de atragantar al más dispuesto de los cinéfilos. El resultado es tan demencial, tan absurdo, tan infantiloide y tan decepcionante que te hace preguntarte qué cachopo pasaba por la cabeza de Ridley Scott mientras dirigía la película.

Damon Lindelof: Eh, Ridley, he añadido una escena en la que dos de los miembros de la expedición se pierden en la pirámide y quedan atrapados en ella durante la tormenta y…

Ridley Scott: ¿Qué personajes?

DL: Bueno, el geólogo responsable de cartografiar los mapas y…

RS: Espera, espera… ¿el responsable de cartografiar los mapas?

DL: Sí, ese.

RS: ¿No debería ser precisamente ese personaje el menos indicado para perderse en ningún lado?

DL ¿Por qué?

RS: Bueno, pues porque se supone que ese tipo ha sido escogido para participar en una expedición científica espacial a una galaxia lejana por su capacidad para, entre otras cosas, no perderse.

DL Ehhh… bueno… es un detalle menor, se ve que el tipo confunde la derecha y la izquierda y tal.

RS: ¿Confunde la derecha y la izquierda? ¿Un geólogo encargado de cartografiar estructuras y planetas de otras galaxias y que está siendo monitorizado en tiempo real por el centro de control de su nave? ¿No podemos hacer que se pierda la lesbiana?

DL: No, no, ha de ser el geólogo. Déjame pensar… le ponemos una cresta y un par de tatuajes y le hacemos fumar marihuana. Lo pintamos como un tipo duro pero drojata, paranoico y tal.

RS: Ya veo.

DL: Y rodamos una escena en la que aúlle como un lobo tras entrar en la pirámide.

RS: Como un lobo.

DL: Exacto.

RS: ¿Tras entrar en la pirámide, eh? Es justo lo que haría un científico que acaba de entrar en una construcción alienígena aterradora e inhóspita. Ponerse a aullar.

DL: A aullar.

RS: Tiene toda la lógica del mundo.

DL: Tú lo has dicho.

RS: ¿Y cómo encaja eso en la trama? ¿Qué sentido tiene meter a un geólogo aullador, macarra y drojata con tendencia a perderse en una expedición científica que ha costado un billón de dólares? ¿No les hacen tests de estabilidad psicológica a estos tipos antes de criogenizarlos durante dos años y mandarlos al quinto cachopo en busca de una forma de vida alienígena que podría ser hostil?

DL: Teníamos un problema y lo hemos solucionado con una cresta, un aullido y un poco de marihuana, no le des más vueltas. El tema es que el geólogo drojata y el botánico se quedan atrapados en la pirámide y entonces aparece una serpiente alienígena acojonantemente amenazadora. El botánico se acerca a ella, empieza a acariciarla y…

RS: ¿A acariciarla?

DL: Sí, ¿qué pasa?

RS: Bueno, se supone que el botánico se ha perdido en la pirámide precisamente porque ha sufrido un ataque de pánico y ha intentado salir de ella sin esperar a sus compañeros.

DL: ¿Y?

RS: ¿Que no es un poco contradictorio que un personaje al que acabamos de caracterizar como un filtro se lance a acariciar una serpiente alienígena acojonantemente amenazadora en la misma estancia que antes le ha hecho cagarse de miedo? No parece un comportamiento muy coherente, la verdad. Además, ¿no debería ser el botánico de la expedición el más cauteloso frente a cualquier tipo de vida alienígena?

DL: Estooo… No te preocupes por eso, los espectadores ya pensarán alguna justificación absurda para ello. Lo publicarán en sus blogs y en sus twitters y nosotros no diremos ni que sí ni que no para alimentar las especulaciones. ¡No te puedes ni imaginar la de simbolismos que es capaz de ver la gente en las chorradas más obesas! Y cuando insistan, diremos que no queríamos dárselo todo mascado y que hemos dejado la película abierta a las interpretaciones.

RS: Lo que estás diciendo es que ellos harán tu trabajo intentando dotar de coherencia interna a un guión que carece de ella por completo.

DL: Ehhh, bueno, es una manera de verlo, sí…

RS: O sea que todos los detalles del guión han de ser lo suficientemente vagos y difusos como para que puedan ser interpretados en un sentido determinado… o en el contrario.

DL: Exacto.

RS: ¡Qué cachopo! Eres el guionista de Perdidos. ¡Seguro que sabes adónde se dirige la historia! A rodar.

Solamente imagina qué podría haber hecho Grant Morrison con un material de partida como el de Prometheus y con dos horas de metraje por delante. Pero Grant Morrison no ha guionizado Prometheus. Lo ha hecho El Adolescente Lindelof. Buena noticia para los quinceañeros con media lectura a cuestas y mala, muy mala, para el resto de nosotros.

Prometheus tiene un prólogo que promete mucho más de lo que acaba dando la película. En un planeta que podría ser la tierra antes de que aparezca en ella la más mínima brizna de vida, un alienígena de facciones humanas y proporciones perfectas se suicida (más bien se sacrifica) bebiendo el líquido oscuro contenido en un extraño recipiente. El líquido provoca la descomposición del ADN del alienígena y el vertido de este en un río cercano. El ADN desintegrado del alienígena se recombina en el agua dando el disparo de salida para la evolución de la vida.

Ridley Scott fue preguntado hace unas semanas por dicha escena. Contestó esto: “Podría ser cualquier planeta. Todo lo que está haciendo ese personaje es actuar como un jardinero del espacio. Sólo que la semilla es su propia desintegración. Puedes encontrar un paralelismo con otros sacrificios históricos, como los de los mayas o los incas. Vivían un año como príncipes y al cabo de ese año eran sacrificados a los dioses con la esperanza de que estos mejoraran las cosechas, el clima o lo que fuera”.

No es una idea nueva. La rama dorada, un libro escrito por el antropólogo escocés J.G. Frazer en 1890, estudia la idea de un dios que se sacrifica y muere de forma cíclica en beneficio de la humanidad. Begotten, la película de terror experimental dirigida por E. Elias Merhige en 1991, gira alrededor de la misma idea y se abre con la escena de un dios que se sacrifica y muere entre horribles tormentos para que la madre tierra emerja de su cadáver y se fecunde con su esperma. La secta de los raelianos cree que la vida en la tierra fue creada por alienígenas mediante ingeniería genética. El libro Recuerdos del futuro, escrito en 1968 por el suizo Erich von Däniken, defiende la idea de que las primeras religiones, así como los primeros avances tecnológicos, fueron revelados a los primitivos seres humanos por astronautas procedentes de civilizaciones alienígenas. Como dijo Arthur C. Clarke, cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Y por ello Däniken creía probable que esos astronautas fueran recibidos en su momento como dioses. Atentos a la rechoncha figura japonesa del período Jōmon que Däniken interpretó como la representación de un astronauta alienígena con su casco, su traje y sus correajes correspondientes.

Así que la idea ya tiene sus años.

Prometeo es en la mitología griega un titán amigo de los hombres. Nuestro protector. Prometeo es castigado por Zeus por robar el fuego de los dioses, un atributo que se supone divino, y entregárselo a sus protegidos. Tras ser encadenado a una montaña del Cáucaso, un águila devora su hígado. Pero la herida del inmortal se cierra y su hígado crece de nuevo durante la noche. El águila vuelve al día siguiente y devora de nuevo el hígado de Prometeo. El tormento se repite de forma cíclica durante toda la eternidad. Quedémonos con la imagen de Prometeo, el gran benefactor de la humanidad, siendo condenado por los dioses por revelar el secreto de la tecnología. Quedémonos también con la imagen del estómago abierto de Prometeo. Dicho simbolismo se repite una y otra vez durante toda la película.

Y esa parece ser la clave de Prometheus. Sólo que no lo es. Durante la película, Prometeo parece ser Peter Weiland, el personaje interpretado por Guy Pearce, un genial científico multimillonario que pretende acceder al conocimiento divino prohibido para entregárselo a los seres humanos. Pero también parecen serlo los Ingenieros, que es el nombre con el que los miembros de la expedición bautizan a los alienígenas humanoides del planeta LV-223. ¿Y por qué deberían dos personajes antagónicos simbolizar el mismo referente mitológico? Vete a saber. Probablemente por la misma razón por la que uno de los personajes es olvidado por completo por los guionistas tras ser violado oralmente por una serpiente alienígena. Los fans de la saga saben que nuestro entrañable xenomorfo es incubado en el cuerpo de los desdichados receptores tras ser introducido en el estómago de estos por un parásito. Precisamente por eso la mencionada escena de la serpiente alienígena activa en el espectador el chip de la coherencia interna: aquí va a ocurrir algo.

Pero no sucede nada.

Lindelof se olvida del personaje. La serpiente violadora no tiene nada que ver con el xenomorfo o con su parásito. Y entonces, ¿por qué utilizar precisamente una imagen cargada de tanto significado en el universo de la saga si no existe la más mínima relación con su lógica original? ¿Por qué no hacer que la serpiente mate al personaje de cualquier otra manera menos confusa? Por la misma razón por la que otro de los personajes se convierte en un zombi titánico sin que eso tenga ni la más remota relación con la lógica de la película. Por la misma razón por la que los Ingenieros, supuestamente acosados por el engrudo oscuro, se refugian en una sala abarrotada de urnas que almacenan engrudo oscuro. O por la misma razón por la que Charlize Theron presume de disponer para ella sola de una estación médica carísima y dotada de la más avanzada tecnología… pero que sólo acepta pacientes de sesso masculino.

¿Por qué, por qué, por qué?

Porque Lindelof es un guionista atroz, ese es el porqué. Porque Lindelof cree que la confusión y la indefinición serán percibidas por el espectador como un enigma a resolver en vez de como una señal de elemental incompetencia.

Lo maquiavélico del asunto es que todas las preguntas planteadas en los párrafos anteriores pueden ser contestadas por el espectador de forma más o menos chapucera sin salirse demasiado de la ciclotímica lógica de la película. “Quizá la estación médica de la Theron no está destinada a ella sino a los Ingenieros”. “Quizá es para su padre, Peter Weiland”. “Quizá la Theron es un androide y por eso no necesita la estación”. Pero entonces, ¿cómo sabían los ingenieros y fabricantes de la mencionada estación médica que la anatomía alienígena se corresponde con la de un ser humano de sesso masculino? ¿No cabe la posibilidad de que existan alienígenas hembra? ¿Y el moribundo Peter Weiland? ¿No se supone que ha viajado criogenizado millones de kilómetros para conocer a su creador y dar con el secreto de la vida eterna? ¿Para qué cachopo quiere Weiland entonces la estación médica? Y si la Theron es un androide, ¿qué pinta ahí esa estación?

¿Queda claro? Todos los enigmas de la película pueden ser solucionados con explicaciones que de forma indefectible acaban desembocando en nuevos enigmas. Como en Perdidos. Porque el guión no está acabado. No está cerrado. No es coherente con su propia lógica interna. Lo que los fans de Lindelof y de Perdidos interpretan como enigmas no son más que agujeros de guión. Podrías pasarte toda la vida respondiendo a un enigma cuya respuesta plantea otro enigma cuya respuesta plantea otro enigma… y así hasta morir de ardor de estomago. Porque el punto de partida ideado por Lindelof es tan deficiente que no tienes ni la más remota posibilidad de llegar a ningún lado. No hay soluciones para la ecuación porque la ecuación está mal planteada.

Pero volvamos a las referencias y los simbolismos de Prometheus. A lo largo de la película, la imagen de varios personajes con el pecho o el estómago abierto se convierte en una machacona constante. No hace falta darle muchas vueltas a la cabeza para topar de bruces con un evidente simbolismo cristiano: Jesucristo recibiendo una lanzada en el costado tras su crucifixión. El parto dador de vida. De hecho, ya en Alien Ridley Scott jugó con ese simbolismo haciendo que el alienígena hiciera acto de presencia tras explotar el pecho de John Hurt.

¿Más simbolismos cristianos? La Santísima Trinidad. Janek, el capitán interpretado por Iris Elba, acompañado a derecha e izquierda por sus dos copilotos y estrellando la nave Prometheus contra el destructor alienígena para evitar que este se dirija a la Tierra y aniquile la raza humana. Y Meredith Vickers, el personaje interpretado por Charlize Theron, huyendo de esa misma nave en una cápsula de salvamento con forma de sarcófago, flanqueada por otras dos cápsulas vacías. Atentos de nuevo al simbolismo: Janek sacrifica su vida para que otros conserven la suya y por ello es acompañado en la muerte por dos de sus compañeros. Meredith rechaza sacrificarse por la vida de los demás y por ello muere sola, de forma simbólica, en un sarcófago. ¿Por qué esos personajes actúan así? Enigma. Los personajes de Prometheus logran que los de Street Fighter parezcan bien desarrollados.

Más. Los murales que la expedición encuentra en una de las salas de la pirámide. En uno de ellos aparece un Ingeniero con el costado abierto y que parece acariciar a una criatura parecida al xenomorfo adoptando una postura forzada similar a la de algunas de las figuras de La Capilla Sixtina. En el otro aparece nuestro viejo y conocido xenomorfo. ¿Lo pillan? A un lado, el dador de vida. El pecho abierto. Jesucristo. El Vaticano. El dios que muere en beneficio de sus criaturas. Yo me sacrifico para que tú puedas vivir. Al otro lado, la muerte. Satanás. Yo te sacrifico para que yo pueda vivir. Sólo que en el mural, el xenomorfo aparece con los brazos en cruz. Es decir crucificado. ¿Qué sentido tiene eso? Habrá que preguntárselo a Lindelof.

El hecho de que la película no aclare cuál es la relación entre los Ingenieros y los xenomorfos deja abierto el enigma para que este sea aclarado en una posible segunda o tercera parte de Prometheus. ¿Y por qué narices hemos de esperar a una hipotética secuela para obtener las respuestas que no se dan en Prometheus? ¿Por qué no puede ser Prometheus una película normal, autoconclusiva y autoexplicativa?

¿Quieren más preguntas sin respuesta? Ahí van:

¿Es el xenomorfo dios o un arma biológica? Si es un arma, ¿para luchar en qué guerra? ¿Son los Ingenieros ángeles? Y si lo son, ¿lo son de dios o del malo? Si los Ingenieros nos han creado a nosotros, ¿quién ha creado a los Ingenieros? ¿Y quién ha creado al creador de Los Ingenieros?

¿Más rompecabezas? El epílogo de la película muestra a una criatura que parece ser el primero de los xenomorfos naciendo del pecho del último de los Ingenieros. El nacimiento de ese xenomorfo es producto del más absoluto azar y no obedece a plan alguno por parte de los Ingenieros o de los miembros de la expedición científica. Entonces, ¿por qué el xenomorfo aparece en el mural de la pirámide? ¿Cómo conocían los Ingenieros la apariencia del xenomorfo siglos antes de que el primero de su especie nazca?

Basura.

Damon Lindelof está dejando los cabos sueltos porque no tiene NI LA MÁS REMOTA IDEA de cuál es la estación de destino de todo este polvorón indigesto de referencias religiosas y simbolismos incoherentes. ¿Quieren un final abierto como dios manda? La semilla del diablo de Polanski. Origen, de Christopher Nolan. ¿Quieren espesuras metafísicas sobre el concepto del sacrificio cristiano? Rompiendo las olas de Lars von Trier. ¿Quieren una película de serie B sobre la fe y con un guión redondo, inteligente y autoconclusivo? La niebla, de Frank Darabont. Como ya ocurrió con Perdidos, son los espectadores y los fans de la saga los que están rellenando en estos momentos los agujeros del guión de Prometheus con teorías en bastantes ocasiones mucho más inteligentes y coherentes que las presentadas en la película.

DL: Ridley, he tenido una idea cojonuda.

RS: ¿Otra?

DL: Esta es para cagarse. El engrudo oscuro.

RS: ¿El que bebe el Ingeniero en el prólogo de la película?

DL: Sí. Bueno… no.

RS: ¿Sí o no?

DL: Lo vamos a dejar abierto. Ese engrudo aparecerá más tarde en varios momentos de la película. Será uno de los elementos clave. Como los números de Perdidos.

RS: Pero los números de Perdidos no tenían ningún sentido. Tú mismo dijiste que ni los guionistas de la serie sabíais qué cachopo significaban.

DL: Cierto, cierto.

RS: Brillante. ¿Y qué piensas hacer con el engrudo oscuro?

DL: Haremos que sea ingerido por varios personajes.

RS: ¿Y para qué quieres descomponer el ADN de esos personajes?

DL: No, no, ahí está la gracia: el engrudo oscuro actuará de forma diferente a como actúa en el cuerpo del Ingeniero del prólogo.

RS: Entonces no es el mismo engrudo oscuro. ¿Por qué no le das un color diferente a la sustancia? Para que los espectadores sepan que son dos sustancias diferentes, digo.

DL: Es que ahí está el intríngulis: el espectador no sabrá si la sustancia es la misma o es otra.

RS: ¿Y qué sentido tiene eso?

DL: Es… enigmático.

RS: Vale, pero yo soy el director de la película, a mí puedes decírmelo. ¿Es la misma sustancia o no?

DL: Ni idea. Le daremos el engrudo oscuro a un minúsculo e inofensivo gusano alienígena y lo convertiremos en una serpiente capaz de arrancarte un brazo.

RS: ¿De dónde sale ese gusano?

DL: ¿Qué?

RS: El gusano, ¿qué pinta ahí? ¿Es un especie nativa del planeta? ¿Lo han traído los Ingenieros?

DL: jorobar, es un puñetero gusano, yo qué sé… Esta ahí, sin más.

RS: Ya veo.

DL: Quizá el gusano… ¡es dios!

RS: Me lo imaginaba.

DL: Luego haremos que el engrudo oscuro embadurne el casco de uno de los personajes. Y entonces actuará como un ácido, corroyéndole el casco y la cara. Más tarde ese personaje se convertirá en una especie de zombi monstruoso que arreará unas palos como panes. Luego nos las arreglaremos para que el engrudo caiga en la bebida de otro personaje y haremos que este enferme de forma horrible. Y, por cierto, haré que este último personaje se sacrifique con los brazos abiertos. ¿Lo pillas?

RS: ¿Jesucristo?

DL: ¡Exacto!

RS: No está mal, sólo llevábamos 47 simbolismos cristianos. El 48 es la guinda del pastel. ¿Y todo esto lleva a algún lado o estás metiendo simbolismos por meterlos?

DL: Eso ya lo dirán los espectadores. Yo les lanzo las piezas del puzzle y ellos tratan de reconstruir la imagen de conjunto.

RS: ¿Pero las piezas encajan?

DL: Ahí le has dado: ni por el forro de los narices.

RS: Y entonces, ¿qué es el engrudo oscuro?

DL: Vete a saber. Quizá es una sustancia artificial creada por los Ingenieros para acelerar la evolución. Quizá es un arma creada por los alienígenas para exterminar la raza humana. Quizá simboliza el aliento divino dador de vida. Quizá es el agua de la vida, que necesita del cáliz de Jesucristo para desarrollar su verdadero potencial benéfico, como en Indiana Jones y la Última Cruzada. Quizá simboliza el pecado y entonces actúa diferente en función de la bondad o la maldad del receptor: pervirtiendo su ser si su alma es perversa y dando a luz nueva vida si su alma es pura. Quizá es sólo una sustancia asquerosamente asquerosa.

RS: Tiene toda la coherencia. A rodar.

Lindelof no sólo pretende que el espectador rellene por su cuenta los agujeros del guión. Pretende que leas. Libros. Libros supuestamente profundos y sesudos que por supuesto él no ha leído jamás. Un analfabeto pretencioso, este Lindelof. Un verdadero representante de la generación más preparada de la historia. Así que tú lees. Y, por supuesto, nada de lo que lees acaba aclarando nada.

Un ejemplo: el nombre del planeta en el que transcurre la película: LV-223.

Es decir, Levítico 22:3:

“Diles: Si alguno de entre vuestros descendientes en todas vuestras generaciones se acerca a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran al Señor, estando inmundo, esa persona será cortada de mi presencia. Yo soy el Señor”.

¿Y cómo encaja eso en la película? Pues como a ti te salga de los narices, por supuesto. Si tienes una mente lógica supondrás que los hijos de Israel son los Ingenieros. Y que los descendientes impuros son los seres humanos. Así que los seres humanos deben ser exterminados por haber osado acercarse, con toda su impureza a cuestas, a la ofrenda sagrada. ¿Pero por qué son impuros los seres humanos? ¿Quizá por su dominio del fuego primitivo de los dioses, es decir de la tecnología? ¿Por sus guerras? ¿O por haber osado crear vida (el androide David, interpretado de forma magistral por Michael Fassbender, sin duda lo mejor de la película)? ¿Y cuál es esa ofrenda sagrada mancillada por los seres humanos? ¿El xenomorfo? ¿La misma creación de vida? Añade a un guión premeditadamente confuso una referencia a un texto sagrado famoso por su oscuridad, un texto escrito mucho antes del siglo 5 aC y que presenta dificultades hasta para los estudiosos de la Torá, y obtendrás una de las trampas para ratones típicas de Lindelof.

Porque con Lindelof ninguna de las posibles respuestas será limpia. Siempre habrá algún detalle que no encaje, algo que chirríe, algo que se dé de palos con el resto de elementos del guión. Lindelof no tiene claro antes de empezar a escribir qué es lo que quiere contar. Sus tramas no están definidas antes de plasmarse en imágenes: se van conformando a base de superponer elementos heterogéneos, como quien añade una capa de chocolate sobre una capa de macarrones sobre una capa de chocolate sobre una capa de macarrones. Lindelof guioniza por aproximación, a golpe de ocurrencia. Tiene una idea que flota en su cabeza, una idea que quizá podría dar bastante de sí en manos de un guionista competente. Nada demasiado especial, las preguntas habituales de la ciencia ficción filosófica: ¿De dónde venimos? ¿Estamos solos? ¿Somos los primeros o sólo un eslabón más de la cadena? Pero en sus manos, esas ideas se convierten en una avalancha de reiteraciones e incongruencias. Lindelof dispara a bulto. Improvisa.

¿Otro ejemplo? La flauta que los Ingenieros utilizan para iniciar los sistemas de mando de sus naves. ¿Y por qué cachopo una flauta? Pues porque en los Mitos de Cthulhu de Lovecraft la presencia del dios Yog-Sothoth en la tierra tras visitar al dios Azatoth en su encierro cósmico se anuncia con el tenue sonido de una flauta. ¿Y cómo encaja eso en Prometheus? A estas alturas de la película ya deberías saberlo, criatura: no encaja en absoluto. O sí: a martillazos. Es sólo un referente pretencioso más. Pienso para los pollos.

Prometheus también insinúa que el pecado original de los humanos es haber asesinado a Jesucristo. De acuerdo a la cambiante lógica interna de la película, Jesucristo es uno más de los Ingenieros, un alienígena enviado a la Tierra para reconducir el rumbo de una humanidad que está empezando a corromperse. ¿Y qué hacemos nosotros con el emisario de los Ingenieros? Nos lo cargamos. Añadamos a la lista de palos que toca la película el del deicidio. Sólo que la idea del sacrificio dador de vida es central en Prometheus: si los Ingenieros dan vida a través de su sacrificio, ¿por qué se putean por el hecho de que hayamos crucificado a Jesucristo? ¿No forma parte eso del gran plan divino? A fin de cuentas, la muerte de Jesús es el detonante de la expansión en la Tierra de la religión más exitosa de la historia de la humanidad. ¿No debería ser eso un punto a favor nuestro?

Más palos: el del aborto. El personaje interpretado por Noomi Rapace aborta un bebé alienígena con forma de calamar. El 24 de diciembre. Lo repito: el 24 de diciembre. Pero para poder extraerlo de su cuerpo, Rapace necesita engañar al robot médico y que este le practique una cesárea en vez de un aborto. Tras la operación, Rapace no destruye el feto abortado. Lo esteriliza. ¿Por qué cree Noomi que una simple esterilización matará a un ente alienígena más jodidamente duro que un Navy Seal? Enigma número 5.134. Demos una vuelta más a la tuerca: Noomi Rapace es cristiana y estéril. ¿Una cristiana estéril inseminada por el esperma de un ser humano infectado por ese engrudo oscuro que quizá simboliza el aliento divino? ¿La Virgen María inseminada por el Espíritu Santo? Sí. O no. Quizá. Así que el calamar es Jesucristo, ¿cierto? Sólo que no lo es, porque ese calamar insemina poco más tarde al último de los Ingenieros para que este dé a luz al primero de los xenomorfos. Así que este sí debe ser Jesucristo. O su némesis, Satanás. O dios. O lo que tú quieras. Bienvenido al circo de cinco pistas de Lindelof.

Aquí sólo faltan los orcos de El Señor de los Anillos.

¿Por qué funcionaba Alien? ¿Por qué funcionaba Blade Runner? Porque ambas películas se limitaban a una idea, una única idea que se exprimía hasta dar todo lo que esta podía dar de sí. No se pretendía hablar en ellas de lo divino y lo humano, de la fe, de la redención, de la culpa, del pecado original, del deicidio, de la ciencia, del sentido de la vida, del conocimiento prohibido, del sacrificio, de las dualidades cósmicas y del Sursum Corda en una misma película. Uno solo de esos temas es material suficiente para sepultar al más curtido de los guionistas. Mézclalos todos y obtendrás un pastiche infecto. Que es lo que es Prometheus. Un soufflé visualmente arrollador y de atmósferas soberbias pero que esconde en su interior el más insondable de los vacíos. Ceniza pura. Prometheus es una película que se pretende lovecraftiana y que aspira a pronunciar la última palabra en el terreno del horror cósmico. Pero eso es lo que era Alien. Aquí el único horror cósmico que se intuye es el de la misma Prometheus. Y Lindelof es su Azathoth.

Un Azatoth increíblemente carente de talento, ciego y menso, pero que roe, gime y babea como el primero.
 

Ladrillo Mortal

Será en Octubre
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- A frodo le pudieran haber llevado las águilas desde el principio hasta los montes del destino, ah que nadie puede cargar con el portador del anillo ¿entonces porque la astuta elfa se lo lleva a caballo? ¿Y Sam cargando con el al final?


taluec
Porque las águilas no son puñeteros taxis.
 

Bestiaju

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Volviendo a Prometheus.
Me lo pasé mejor con el articulo de Jotdown que con la pelicula, que desgraciadamente, pague para ver:
[Mucho ojo: este artículo es un SPOILER de Prometheus de principio a fin, recomiendo ver la película antes de leer el texto]

Sin rodeos: Perdidos es la mayor y más retorcida estafa de la historia de la televisión. 121 capítulos, 6 temporadas y 86 horas de emisión cuyo único mérito consiste en un soberbio uso del suspense. Pero que Damon Lindelof, el principal arquitecto de la tortuosa trama de Perdidos junto con J.J. Abrams, sea un maestro a la hora de idear y diseminar cliffhangers no implica que sea un buen guionista. De hecho, Lindelof es un pésimo guionista. Además del profesional más sobrevalorado de la industria televisiva y cinematográfica actual. Un Rob Liefeld del audiovisual, para entendernos.

¿Argumentos? Uno, y más que suficiente. Los guiones de Damon Lindelof carecen de coherencia interna. No parece un pecado demasiado grave, ¿cierto? Error. La coherencia interna no es un detalle anecdótico para estudiantes de narrativa: es la piedra de clave de todas las obras de ficción. Sin coherencia interna, cualquier guión, cualquier historia, se viene abajo al más pequeño roce.

Perdidos es un ejemplo de libro de incoherencia interna. Lindelof y Abrams se dedicaron durante seis temporadas a cambiar la lógica de la serie con cada nuevo capítulo. ¿Cuál era su justificación? “Solucionamos viejos enigmas a medida que planteamos otros nuevos”. Lo cierto es que las reglas de los nuevos enigmas contradecían por completo las establecidas para los viejos. Así que los espectadores se pasaron seis años de su vida rellenando los innumerables agujeros del guión de la serie con decenas de teorías de fabricación casera, a cual más delirante.

Eran tantos y tan heterogéneos los palos que se pretendían tocar en Perdidos, tan torrencial la catarata de referencias que se mencionaban y de las que jamás se volvía a saber nada, tan enormes las contradicciones internas de la trama, tan absurdas las acciones de los personajes, que cualquier explicación servía. Perdidos es el camarote de los Hermanos Marx de las series de TV. ¿El corazón de las tinieblas de Conrad? Por supuesto. ¿Alicia en el País de las Maravillas? Por qué no. ¿Física cuántica? Una cucharada. ¿El mago de Oz? Que pase el siguiente. ¿Viajes en el tiempo? A tutiplén. ¿Mikhail Bakunin, David Hume y John Locke? Y dos bemoles duros.

Perdidos, en definitiva, basa todo su prestigio en lo que se supone que es y no en lo que es en realidad: un desordenado y muy rococó ejercicio de name-dropping alargado hasta la extenuación. Perdidos triunfó porque entendió a la perfección a su público, una generación de telespectadores educados a partir de referentes literarios y culturales de primer nivel pero sin la capacidad necesaria para entenderlos y analizarlos de forma crítica. Una generación a la que le basta la simple apariencia de profundidad, el primer párrafo de la entrada de la Wikipedia, para darse por saciada. Una generación, en definitiva, a la que resulta fácil, muy fácil, estafar intelectualmente.

Por eso la noticia de que Damon Lindelof era el elegido para escribir el guión definitivo de Prometheus cayó como una losa entre aquellos que sospechaban hace ya mucho tiempo que el rey anda desnudo. Y no fueron precisamente pocos los que vaticinaron que la nueva película de Ridley Scott iba a ser un espectáculo visual apabullante construido sobre el armazón de un guión pretencioso, adolescente y con más agujeros que un queso gruyere.

Y eso es Prometheus. Un Perdidos espacial. Un épico espectáculo visual cuyo guión mezcla varios de los mitos de la Biblia con las teorías de la secta de los raelianos, la mitología egipcia, El paraíso perdido de Milton, En las montañas de la locura de Lovecraft y decenas de otros referentes históricos, filosóficos y científicos en una especie de pastiche indigesto capaz de atragantar al más dispuesto de los cinéfilos. El resultado es tan demencial, tan absurdo, tan infantiloide y tan decepcionante que te hace preguntarte qué cachopo pasaba por la cabeza de Ridley Scott mientras dirigía la película.

Damon Lindelof: Eh, Ridley, he añadido una escena en la que dos de los miembros de la expedición se pierden en la pirámide y quedan atrapados en ella durante la tormenta y…

Ridley Scott: ¿Qué personajes?

DL: Bueno, el geólogo responsable de cartografiar los mapas y…

RS: Espera, espera… ¿el responsable de cartografiar los mapas?

DL: Sí, ese.

RS: ¿No debería ser precisamente ese personaje el menos indicado para perderse en ningún lado?

DL ¿Por qué?

RS: Bueno, pues porque se supone que ese tipo ha sido escogido para participar en una expedición científica espacial a una galaxia lejana por su capacidad para, entre otras cosas, no perderse.

DL Ehhh… bueno… es un detalle menor, se ve que el tipo confunde la derecha y la izquierda y tal.

RS: ¿Confunde la derecha y la izquierda? ¿Un geólogo encargado de cartografiar estructuras y planetas de otras galaxias y que está siendo monitorizado en tiempo real por el centro de control de su nave? ¿No podemos hacer que se pierda la lesbiana?

DL: No, no, ha de ser el geólogo. Déjame pensar… le ponemos una cresta y un par de tatuajes y le hacemos fumar marihuana. Lo pintamos como un tipo duro pero drojata, paranoico y tal.

RS: Ya veo.

DL: Y rodamos una escena en la que aúlle como un lobo tras entrar en la pirámide.

RS: Como un lobo.

DL: Exacto.

RS: ¿Tras entrar en la pirámide, eh? Es justo lo que haría un científico que acaba de entrar en una construcción alienígena aterradora e inhóspita. Ponerse a aullar.

DL: A aullar.

RS: Tiene toda la lógica del mundo.

DL: Tú lo has dicho.

RS: ¿Y cómo encaja eso en la trama? ¿Qué sentido tiene meter a un geólogo aullador, macarra y drojata con tendencia a perderse en una expedición científica que ha costado un billón de dólares? ¿No les hacen tests de estabilidad psicológica a estos tipos antes de criogenizarlos durante dos años y mandarlos al quinto cachopo en busca de una forma de vida alienígena que podría ser hostil?

DL: Teníamos un problema y lo hemos solucionado con una cresta, un aullido y un poco de marihuana, no le des más vueltas. El tema es que el geólogo drojata y el botánico se quedan atrapados en la pirámide y entonces aparece una serpiente alienígena acojonantemente amenazadora. El botánico se acerca a ella, empieza a acariciarla y…

RS: ¿A acariciarla?

DL: Sí, ¿qué pasa?

RS: Bueno, se supone que el botánico se ha perdido en la pirámide precisamente porque ha sufrido un ataque de pánico y ha intentado salir de ella sin esperar a sus compañeros.

DL: ¿Y?

RS: ¿Que no es un poco contradictorio que un personaje al que acabamos de caracterizar como un filtro se lance a acariciar una serpiente alienígena acojonantemente amenazadora en la misma estancia que antes le ha hecho cagarse de miedo? No parece un comportamiento muy coherente, la verdad. Además, ¿no debería ser el botánico de la expedición el más cauteloso frente a cualquier tipo de vida alienígena?

DL: Estooo… No te preocupes por eso, los espectadores ya pensarán alguna justificación absurda para ello. Lo publicarán en sus blogs y en sus twitters y nosotros no diremos ni que sí ni que no para alimentar las especulaciones. ¡No te puedes ni imaginar la de simbolismos que es capaz de ver la gente en las chorradas más obesas! Y cuando insistan, diremos que no queríamos dárselo todo mascado y que hemos dejado la película abierta a las interpretaciones.

RS: Lo que estás diciendo es que ellos harán tu trabajo intentando dotar de coherencia interna a un guión que carece de ella por completo.

DL: Ehhh, bueno, es una manera de verlo, sí…

RS: O sea que todos los detalles del guión han de ser lo suficientemente vagos y difusos como para que puedan ser interpretados en un sentido determinado… o en el contrario.

DL: Exacto.

RS: ¡Qué cachopo! Eres el guionista de Perdidos. ¡Seguro que sabes adónde se dirige la historia! A rodar.

Solamente imagina qué podría haber hecho Grant Morrison con un material de partida como el de Prometheus y con dos horas de metraje por delante. Pero Grant Morrison no ha guionizado Prometheus. Lo ha hecho El Adolescente Lindelof. Buena noticia para los quinceañeros con media lectura a cuestas y mala, muy mala, para el resto de nosotros.

Prometheus tiene un prólogo que promete mucho más de lo que acaba dando la película. En un planeta que podría ser la tierra antes de que aparezca en ella la más mínima brizna de vida, un alienígena de facciones humanas y proporciones perfectas se suicida (más bien se sacrifica) bebiendo el líquido oscuro contenido en un extraño recipiente. El líquido provoca la descomposición del ADN del alienígena y el vertido de este en un río cercano. El ADN desintegrado del alienígena se recombina en el agua dando el disparo de salida para la evolución de la vida.

Ridley Scott fue preguntado hace unas semanas por dicha escena. Contestó esto: “Podría ser cualquier planeta. Todo lo que está haciendo ese personaje es actuar como un jardinero del espacio. Sólo que la semilla es su propia desintegración. Puedes encontrar un paralelismo con otros sacrificios históricos, como los de los mayas o los incas. Vivían un año como príncipes y al cabo de ese año eran sacrificados a los dioses con la esperanza de que estos mejoraran las cosechas, el clima o lo que fuera”.

No es una idea nueva. La rama dorada, un libro escrito por el antropólogo escocés J.G. Frazer en 1890, estudia la idea de un dios que se sacrifica y muere de forma cíclica en beneficio de la humanidad. Begotten, la película de terror experimental dirigida por E. Elias Merhige en 1991, gira alrededor de la misma idea y se abre con la escena de un dios que se sacrifica y muere entre horribles tormentos para que la madre tierra emerja de su cadáver y se fecunde con su esperma. La secta de los raelianos cree que la vida en la tierra fue creada por alienígenas mediante ingeniería genética. El libro Recuerdos del futuro, escrito en 1968 por el suizo Erich von Däniken, defiende la idea de que las primeras religiones, así como los primeros avances tecnológicos, fueron revelados a los primitivos seres humanos por astronautas procedentes de civilizaciones alienígenas. Como dijo Arthur C. Clarke, cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Y por ello Däniken creía probable que esos astronautas fueran recibidos en su momento como dioses. Atentos a la rechoncha figura japonesa del período Jōmon que Däniken interpretó como la representación de un astronauta alienígena con su casco, su traje y sus correajes correspondientes.

Así que la idea ya tiene sus años.

Prometeo es en la mitología griega un titán amigo de los hombres. Nuestro protector. Prometeo es castigado por Zeus por robar el fuego de los dioses, un atributo que se supone divino, y entregárselo a sus protegidos. Tras ser encadenado a una montaña del Cáucaso, un águila devora su hígado. Pero la herida del inmortal se cierra y su hígado crece de nuevo durante la noche. El águila vuelve al día siguiente y devora de nuevo el hígado de Prometeo. El tormento se repite de forma cíclica durante toda la eternidad. Quedémonos con la imagen de Prometeo, el gran benefactor de la humanidad, siendo condenado por los dioses por revelar el secreto de la tecnología. Quedémonos también con la imagen del estómago abierto de Prometeo. Dicho simbolismo se repite una y otra vez durante toda la película.

Y esa parece ser la clave de Prometheus. Sólo que no lo es. Durante la película, Prometeo parece ser Peter Weiland, el personaje interpretado por Guy Pearce, un genial científico multimillonario que pretende acceder al conocimiento divino prohibido para entregárselo a los seres humanos. Pero también parecen serlo los Ingenieros, que es el nombre con el que los miembros de la expedición bautizan a los alienígenas humanoides del planeta LV-223. ¿Y por qué deberían dos personajes antagónicos simbolizar el mismo referente mitológico? Vete a saber. Probablemente por la misma razón por la que uno de los personajes es olvidado por completo por los guionistas tras ser violado oralmente por una serpiente alienígena. Los fans de la saga saben que nuestro entrañable xenomorfo es incubado en el cuerpo de los desdichados receptores tras ser introducido en el estómago de estos por un parásito. Precisamente por eso la mencionada escena de la serpiente alienígena activa en el espectador el chip de la coherencia interna: aquí va a ocurrir algo.

Pero no sucede nada.

Lindelof se olvida del personaje. La serpiente violadora no tiene nada que ver con el xenomorfo o con su parásito. Y entonces, ¿por qué utilizar precisamente una imagen cargada de tanto significado en el universo de la saga si no existe la más mínima relación con su lógica original? ¿Por qué no hacer que la serpiente mate al personaje de cualquier otra manera menos confusa? Por la misma razón por la que otro de los personajes se convierte en un zombi titánico sin que eso tenga ni la más remota relación con la lógica de la película. Por la misma razón por la que los Ingenieros, supuestamente acosados por el engrudo oscuro, se refugian en una sala abarrotada de urnas que almacenan engrudo oscuro. O por la misma razón por la que Charlize Theron presume de disponer para ella sola de una estación médica carísima y dotada de la más avanzada tecnología… pero que sólo acepta pacientes de sesso masculino.

¿Por qué, por qué, por qué?

Porque Lindelof es un guionista atroz, ese es el porqué. Porque Lindelof cree que la confusión y la indefinición serán percibidas por el espectador como un enigma a resolver en vez de como una señal de elemental incompetencia.

Lo maquiavélico del asunto es que todas las preguntas planteadas en los párrafos anteriores pueden ser contestadas por el espectador de forma más o menos chapucera sin salirse demasiado de la ciclotímica lógica de la película. “Quizá la estación médica de la Theron no está destinada a ella sino a los Ingenieros”. “Quizá es para su padre, Peter Weiland”. “Quizá la Theron es un androide y por eso no necesita la estación”. Pero entonces, ¿cómo sabían los ingenieros y fabricantes de la mencionada estación médica que la anatomía alienígena se corresponde con la de un ser humano de sesso masculino? ¿No cabe la posibilidad de que existan alienígenas hembra? ¿Y el moribundo Peter Weiland? ¿No se supone que ha viajado criogenizado millones de kilómetros para conocer a su creador y dar con el secreto de la vida eterna? ¿Para qué cachopo quiere Weiland entonces la estación médica? Y si la Theron es un androide, ¿qué pinta ahí esa estación?

¿Queda claro? Todos los enigmas de la película pueden ser solucionados con explicaciones que de forma indefectible acaban desembocando en nuevos enigmas. Como en Perdidos. Porque el guión no está acabado. No está cerrado. No es coherente con su propia lógica interna. Lo que los fans de Lindelof y de Perdidos interpretan como enigmas no son más que agujeros de guión. Podrías pasarte toda la vida respondiendo a un enigma cuya respuesta plantea otro enigma cuya respuesta plantea otro enigma… y así hasta morir de ardor de estomago. Porque el punto de partida ideado por Lindelof es tan deficiente que no tienes ni la más remota posibilidad de llegar a ningún lado. No hay soluciones para la ecuación porque la ecuación está mal planteada.

Pero volvamos a las referencias y los simbolismos de Prometheus. A lo largo de la película, la imagen de varios personajes con el pecho o el estómago abierto se convierte en una machacona constante. No hace falta darle muchas vueltas a la cabeza para topar de bruces con un evidente simbolismo cristiano: Jesucristo recibiendo una lanzada en el costado tras su crucifixión. El parto dador de vida. De hecho, ya en Alien Ridley Scott jugó con ese simbolismo haciendo que el alienígena hiciera acto de presencia tras explotar el pecho de John Hurt.

¿Más simbolismos cristianos? La Santísima Trinidad. Janek, el capitán interpretado por Iris Elba, acompañado a derecha e izquierda por sus dos copilotos y estrellando la nave Prometheus contra el destructor alienígena para evitar que este se dirija a la Tierra y aniquile la raza humana. Y Meredith Vickers, el personaje interpretado por Charlize Theron, huyendo de esa misma nave en una cápsula de salvamento con forma de sarcófago, flanqueada por otras dos cápsulas vacías. Atentos de nuevo al simbolismo: Janek sacrifica su vida para que otros conserven la suya y por ello es acompañado en la muerte por dos de sus compañeros. Meredith rechaza sacrificarse por la vida de los demás y por ello muere sola, de forma simbólica, en un sarcófago. ¿Por qué esos personajes actúan así? Enigma. Los personajes de Prometheus logran que los de Street Fighter parezcan bien desarrollados.

Más. Los murales que la expedición encuentra en una de las salas de la pirámide. En uno de ellos aparece un Ingeniero con el costado abierto y que parece acariciar a una criatura parecida al xenomorfo adoptando una postura forzada similar a la de algunas de las figuras de La Capilla Sixtina. En el otro aparece nuestro viejo y conocido xenomorfo. ¿Lo pillan? A un lado, el dador de vida. El pecho abierto. Jesucristo. El Vaticano. El dios que muere en beneficio de sus criaturas. Yo me sacrifico para que tú puedas vivir. Al otro lado, la muerte. Satanás. Yo te sacrifico para que yo pueda vivir. Sólo que en el mural, el xenomorfo aparece con los brazos en cruz. Es decir crucificado. ¿Qué sentido tiene eso? Habrá que preguntárselo a Lindelof.

El hecho de que la película no aclare cuál es la relación entre los Ingenieros y los xenomorfos deja abierto el enigma para que este sea aclarado en una posible segunda o tercera parte de Prometheus. ¿Y por qué narices hemos de esperar a una hipotética secuela para obtener las respuestas que no se dan en Prometheus? ¿Por qué no puede ser Prometheus una película normal, autoconclusiva y autoexplicativa?

¿Quieren más preguntas sin respuesta? Ahí van:

¿Es el xenomorfo dios o un arma biológica? Si es un arma, ¿para luchar en qué guerra? ¿Son los Ingenieros ángeles? Y si lo son, ¿lo son de dios o del malo? Si los Ingenieros nos han creado a nosotros, ¿quién ha creado a los Ingenieros? ¿Y quién ha creado al creador de Los Ingenieros?

¿Más rompecabezas? El epílogo de la película muestra a una criatura que parece ser el primero de los xenomorfos naciendo del pecho del último de los Ingenieros. El nacimiento de ese xenomorfo es producto del más absoluto azar y no obedece a plan alguno por parte de los Ingenieros o de los miembros de la expedición científica. Entonces, ¿por qué el xenomorfo aparece en el mural de la pirámide? ¿Cómo conocían los Ingenieros la apariencia del xenomorfo siglos antes de que el primero de su especie nazca?

Basura.

Damon Lindelof está dejando los cabos sueltos porque no tiene NI LA MÁS REMOTA IDEA de cuál es la estación de destino de todo este polvorón indigesto de referencias religiosas y simbolismos incoherentes. ¿Quieren un final abierto como dios manda? La semilla del diablo de Polanski. Origen, de Christopher Nolan. ¿Quieren espesuras metafísicas sobre el concepto del sacrificio cristiano? Rompiendo las olas de Lars von Trier. ¿Quieren una película de serie B sobre la fe y con un guión redondo, inteligente y autoconclusivo? La niebla, de Frank Darabont. Como ya ocurrió con Perdidos, son los espectadores y los fans de la saga los que están rellenando en estos momentos los agujeros del guión de Prometheus con teorías en bastantes ocasiones mucho más inteligentes y coherentes que las presentadas en la película.

DL: Ridley, he tenido una idea cojonuda.

RS: ¿Otra?

DL: Esta es para cagarse. El engrudo oscuro.

RS: ¿El que bebe el Ingeniero en el prólogo de la película?

DL: Sí. Bueno… no.

RS: ¿Sí o no?

DL: Lo vamos a dejar abierto. Ese engrudo aparecerá más tarde en varios momentos de la película. Será uno de los elementos clave. Como los números de Perdidos.

RS: Pero los números de Perdidos no tenían ningún sentido. Tú mismo dijiste que ni los guionistas de la serie sabíais qué cachopo significaban.

DL: Cierto, cierto.

RS: Brillante. ¿Y qué piensas hacer con el engrudo oscuro?

DL: Haremos que sea ingerido por varios personajes.

RS: ¿Y para qué quieres descomponer el ADN de esos personajes?

DL: No, no, ahí está la gracia: el engrudo oscuro actuará de forma diferente a como actúa en el cuerpo del Ingeniero del prólogo.

RS: Entonces no es el mismo engrudo oscuro. ¿Por qué no le das un color diferente a la sustancia? Para que los espectadores sepan que son dos sustancias diferentes, digo.

DL: Es que ahí está el intríngulis: el espectador no sabrá si la sustancia es la misma o es otra.

RS: ¿Y qué sentido tiene eso?

DL: Es… enigmático.

RS: Vale, pero yo soy el director de la película, a mí puedes decírmelo. ¿Es la misma sustancia o no?

DL: Ni idea. Le daremos el engrudo oscuro a un minúsculo e inofensivo gusano alienígena y lo convertiremos en una serpiente capaz de arrancarte un brazo.

RS: ¿De dónde sale ese gusano?

DL: ¿Qué?

RS: El gusano, ¿qué pinta ahí? ¿Es un especie nativa del planeta? ¿Lo han traído los Ingenieros?

DL: jorobar, es un puñetero gusano, yo qué sé… Esta ahí, sin más.

RS: Ya veo.

DL: Quizá el gusano… ¡es dios!

RS: Me lo imaginaba.

DL: Luego haremos que el engrudo oscuro embadurne el casco de uno de los personajes. Y entonces actuará como un ácido, corroyéndole el casco y la cara. Más tarde ese personaje se convertirá en una especie de zombi monstruoso que arreará unas palos como panes. Luego nos las arreglaremos para que el engrudo caiga en la bebida de otro personaje y haremos que este enferme de forma horrible. Y, por cierto, haré que este último personaje se sacrifique con los brazos abiertos. ¿Lo pillas?

RS: ¿Jesucristo?

DL: ¡Exacto!

RS: No está mal, sólo llevábamos 47 simbolismos cristianos. El 48 es la guinda del pastel. ¿Y todo esto lleva a algún lado o estás metiendo simbolismos por meterlos?

DL: Eso ya lo dirán los espectadores. Yo les lanzo las piezas del puzzle y ellos tratan de reconstruir la imagen de conjunto.

RS: ¿Pero las piezas encajan?

DL: Ahí le has dado: ni por el forro de los narices.

RS: Y entonces, ¿qué es el engrudo oscuro?

DL: Vete a saber. Quizá es una sustancia artificial creada por los Ingenieros para acelerar la evolución. Quizá es un arma creada por los alienígenas para exterminar la raza humana. Quizá simboliza el aliento divino dador de vida. Quizá es el agua de la vida, que necesita del cáliz de Jesucristo para desarrollar su verdadero potencial benéfico, como en Indiana Jones y la Última Cruzada. Quizá simboliza el pecado y entonces actúa diferente en función de la bondad o la maldad del receptor: pervirtiendo su ser si su alma es perversa y dando a luz nueva vida si su alma es pura. Quizá es sólo una sustancia asquerosamente asquerosa.

RS: Tiene toda la coherencia. A rodar.

Lindelof no sólo pretende que el espectador rellene por su cuenta los agujeros del guión. Pretende que leas. Libros. Libros supuestamente profundos y sesudos que por supuesto él no ha leído jamás. Un analfabeto pretencioso, este Lindelof. Un verdadero representante de la generación más preparada de la historia. Así que tú lees. Y, por supuesto, nada de lo que lees acaba aclarando nada.

Un ejemplo: el nombre del planeta en el que transcurre la película: LV-223.

Es decir, Levítico 22:3:

“Diles: Si alguno de entre vuestros descendientes en todas vuestras generaciones se acerca a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran al Señor, estando inmundo, esa persona será cortada de mi presencia. Yo soy el Señor”.

¿Y cómo encaja eso en la película? Pues como a ti te salga de los narices, por supuesto. Si tienes una mente lógica supondrás que los hijos de Israel son los Ingenieros. Y que los descendientes impuros son los seres humanos. Así que los seres humanos deben ser exterminados por haber osado acercarse, con toda su impureza a cuestas, a la ofrenda sagrada. ¿Pero por qué son impuros los seres humanos? ¿Quizá por su dominio del fuego primitivo de los dioses, es decir de la tecnología? ¿Por sus guerras? ¿O por haber osado crear vida (el androide David, interpretado de forma magistral por Michael Fassbender, sin duda lo mejor de la película)? ¿Y cuál es esa ofrenda sagrada mancillada por los seres humanos? ¿El xenomorfo? ¿La misma creación de vida? Añade a un guión premeditadamente confuso una referencia a un texto sagrado famoso por su oscuridad, un texto escrito mucho antes del siglo 5 aC y que presenta dificultades hasta para los estudiosos de la Torá, y obtendrás una de las trampas para ratones típicas de Lindelof.

Porque con Lindelof ninguna de las posibles respuestas será limpia. Siempre habrá algún detalle que no encaje, algo que chirríe, algo que se dé de palos con el resto de elementos del guión. Lindelof no tiene claro antes de empezar a escribir qué es lo que quiere contar. Sus tramas no están definidas antes de plasmarse en imágenes: se van conformando a base de superponer elementos heterogéneos, como quien añade una capa de chocolate sobre una capa de macarrones sobre una capa de chocolate sobre una capa de macarrones. Lindelof guioniza por aproximación, a golpe de ocurrencia. Tiene una idea que flota en su cabeza, una idea que quizá podría dar bastante de sí en manos de un guionista competente. Nada demasiado especial, las preguntas habituales de la ciencia ficción filosófica: ¿De dónde venimos? ¿Estamos solos? ¿Somos los primeros o sólo un eslabón más de la cadena? Pero en sus manos, esas ideas se convierten en una avalancha de reiteraciones e incongruencias. Lindelof dispara a bulto. Improvisa.

¿Otro ejemplo? La flauta que los Ingenieros utilizan para iniciar los sistemas de mando de sus naves. ¿Y por qué cachopo una flauta? Pues porque en los Mitos de Cthulhu de Lovecraft la presencia del dios Yog-Sothoth en la tierra tras visitar al dios Azatoth en su encierro cósmico se anuncia con el tenue sonido de una flauta. ¿Y cómo encaja eso en Prometheus? A estas alturas de la película ya deberías saberlo, criatura: no encaja en absoluto. O sí: a martillazos. Es sólo un referente pretencioso más. Pienso para los pollos.

Prometheus también insinúa que el pecado original de los humanos es haber asesinado a Jesucristo. De acuerdo a la cambiante lógica interna de la película, Jesucristo es uno más de los Ingenieros, un alienígena enviado a la Tierra para reconducir el rumbo de una humanidad que está empezando a corromperse. ¿Y qué hacemos nosotros con el emisario de los Ingenieros? Nos lo cargamos. Añadamos a la lista de palos que toca la película el del deicidio. Sólo que la idea del sacrificio dador de vida es central en Prometheus: si los Ingenieros dan vida a través de su sacrificio, ¿por qué se putean por el hecho de que hayamos crucificado a Jesucristo? ¿No forma parte eso del gran plan divino? A fin de cuentas, la muerte de Jesús es el detonante de la expansión en la Tierra de la religión más exitosa de la historia de la humanidad. ¿No debería ser eso un punto a favor nuestro?

Más palos: el del aborto. El personaje interpretado por Noomi Rapace aborta un bebé alienígena con forma de calamar. El 24 de diciembre. Lo repito: el 24 de diciembre. Pero para poder extraerlo de su cuerpo, Rapace necesita engañar al robot médico y que este le practique una cesárea en vez de un aborto. Tras la operación, Rapace no destruye el feto abortado. Lo esteriliza. ¿Por qué cree Noomi que una simple esterilización matará a un ente alienígena más jodidamente duro que un Navy Seal? Enigma número 5.134. Demos una vuelta más a la tuerca: Noomi Rapace es cristiana y estéril. ¿Una cristiana estéril inseminada por el esperma de un ser humano infectado por ese engrudo oscuro que quizá simboliza el aliento divino? ¿La Virgen María inseminada por el Espíritu Santo? Sí. O no. Quizá. Así que el calamar es Jesucristo, ¿cierto? Sólo que no lo es, porque ese calamar insemina poco más tarde al último de los Ingenieros para que este dé a luz al primero de los xenomorfos. Así que este sí debe ser Jesucristo. O su némesis, Satanás. O dios. O lo que tú quieras. Bienvenido al circo de cinco pistas de Lindelof.

Aquí sólo faltan los orcos de El Señor de los Anillos.

¿Por qué funcionaba Alien? ¿Por qué funcionaba Blade Runner? Porque ambas películas se limitaban a una idea, una única idea que se exprimía hasta dar todo lo que esta podía dar de sí. No se pretendía hablar en ellas de lo divino y lo humano, de la fe, de la redención, de la culpa, del pecado original, del deicidio, de la ciencia, del sentido de la vida, del conocimiento prohibido, del sacrificio, de las dualidades cósmicas y del Sursum Corda en una misma película. Uno solo de esos temas es material suficiente para sepultar al más curtido de los guionistas. Mézclalos todos y obtendrás un pastiche infecto. Que es lo que es Prometheus. Un soufflé visualmente arrollador y de atmósferas soberbias pero que esconde en su interior el más insondable de los vacíos. Ceniza pura. Prometheus es una película que se pretende lovecraftiana y que aspira a pronunciar la última palabra en el terreno del horror cósmico. Pero eso es lo que era Alien. Aquí el único horror cósmico que se intuye es el de la misma Prometheus. Y Lindelof es su Azathoth.

Un Azatoth increíblemente carente de talento, ciego y menso, pero que roe, gime y babea como el primero.
En un señor tocho, pero merece la pena....

Lo SUSCRIBO punto por punto. Y el parrafo subrayado es justamente lo que pienso hace ya años. Es aplicable a multitud de peliculas y series que he visto los últimos años. Es uno de los males de buena parte del cine actual.

Por lo demas una crítica ACOJONANTE. Ya quisieran muchos supuestos críticos tener las ideas tan claras y reflejarlas tb.

Es por estas cosas que me encanta internet y doy gracias porque se haya inventado. ;)

---------- Post added 10-sep-2015 at 22:09 ----------

Ahi no estoy de acuerdo.
Te podrá gustar mas o menos el estilo de...Ni... del Hindú del sexto sentido o que sus historias te parezcan chorras, lentas, etc pero al final deja todo atadito y resuelto.
Se me había pasado el mensaje... :)

A ver el hindú es un director magnífico. Solo un tipo con mucho talento es capaz de sacar una peli de miedo que funciona cojonudamente bien de un mamotreto de guión como es "Señales".

Pero el hecho es que si bien no deja tantos cabos sueltos como Prometheus, Lost u cualquier otra hez "hipster" sobrevalorada, el planteamiento de fondo de la peli no es que sea pueril, sino que roza lo ridiculo. Alienigenas que son vulnerables al agua invadiendo un planeta que es muy mayoritariamente agua y poblado por seres que son en su composición practicamente todo agua.... :D

En fin..... ;)
 

FULANITODETALYCUAL

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Aqui para el que sepa ingles que lo lea The 8 Worst Parts of Prometheus Made Sense In the Original Script

basicamente todo tiene sentido,
la nave no se llama "prometeusm,sino magallanes
Los protas no se quitan los cascos,los protas no se ponen a jugar con animalitos..
El tio del scaner se asusta por "algo"
el alien eplota el pecho de la prota en el Robot medico,pero es salvada por la maquina que le cierra la herida ,y va por ahi laiandola
y el planeta es la luna LV 426
y el alien seira algo asi