Comunidad en Chile, que no chilena. De hecho viven, como todo anglosajón que se precie, despreciando la cultura local en la que se asientan. Buscan compradores de tierras que paguen solo en bitcoines, es decir, que especulan no solo con el valor del bitcóin sino también con la propiedad de la tierra. Aquí tienen la web. Solo en inglés, claro. Atentos los Pepitos de ternera anglómanos de la Burbuja, esta es la vuestra:
Galt's Gulch Chile
Una comunidad libertaria de Chile opta por usar el bitcóin como moneda
(Más abajo volveré con ese asunto)
Ayn Rand, frivolísima intelectual norteamericana (no confundir con el errado pero muy talentoso forero burbujista Ayn Rand), defendía el darwinismo social y la desaparición del Estado.
El que sea pobre y no se valga por sí mismo, no merece nada; mantenerlo a cuenta del Estado es fomentar el parasitismo, venía a decirnos la señora; aunque luego la señora no tuvo inconveniente en vivir los últimos años de su vida, y no pocos, con una pensión del Estado, pagada, claro está, por el contribuyente.
Autora del famoso libro doctrinario
La rebelión de Atlas, fue también guionista de la famosa película
El manantial, que protagonizó Gary Cooper, donde un individuo se siente víctima de la sociedad porque ésta limita su libertad de acción. Y es que un liberal
yolovalguista se asemeja muchísimo al progre-peronista español, al de "España es una cosa porque no me permite ser lo mucho que yo merezco" y que aquí, en la Burbuja, habitan desde hace un tiempo en el hilo
Fabra connection, hilo construido
ad hoc para endosarle al muy corrupto Fabra el crimen de las niñas de Alcásser y culpar al franquismo de lo que otros han hecho, especialmente la izquierda. Esa similud de izquierda y liberalismo ya la señala Alain de Benoist (y al final del hilo les pongo un resumen de su excelente artículo):
"hay que reducir constantemente el sistema de los “contrapoderes” [del Estado, a manos del liberalismo], en espera del día feliz en que podamos desembarazarnos de él. Esta idea ha inspirado siempre a los teóricos liberales, y resulta notable que en su resultado final coincida con la tesis de la desaparición del Estado anunciada por Marx."
Greenspan, según la teoría aynrandiana, la del "positivismo lógico", es hoy en día enemigo de los liberales, no por su gusto sino por el de los liberales, que se ven obligados a buscar un cabeza de turco para mantener su discurso ideológico y desentenderse de la catástrofe económica y financiera a la que nos llevó el liberalismo, aunque según los liberales la culpa fue de Greenspan. Para ello siguen el truco de los soviéticos:
si falló el plan quinquenal fue por culpa de que no se aplicó el socialismo correctamente. Cosa de los sabotajes contrarrevolucionarios, en el caso liberal, de los Greenspan canallas.
Entre esos liberales está la Escuela Austríaca, excuso decir los seguidores de Ayn Rand. Pero es que Greenspan, como nuestros liberales, es muchas cosas al mismo tiempo, y como
cree en el liberalismo, él se verá como liberal cuando dice uno y lo contrario, cuando quiere un imperio anglosajón y cuando se queja de que todo haya salido mal.
Y es que igualito que los progretarios hispanistaníes hacen los liberales que buscan un chivo expiatorio, por eso dejan a Greenspan solo,
como si fuera posible otra política económica diferente a la llevada a cabo por Greenspan para mantener la hegemonía anglosajona:
La primera pregunta está relacionada con las constantes contradicciones de Greenspan. No es normal hacer el mayor mea culpa de la historia y declarar que se le ha derrumbado la fé en el libre mercado, para luego desdecirse de lo dicho; o señalar con gran euforia que se deben derogar todas las rebajas de impuestos de la era Bush, para luego afirmar que el camino correcto… es la rebaja de impuestos. Rebajar los impuestos es lo que aconsejó Greenspan a Ronald Reagan, George Bush I, Bill Clinton y George Bush II. Rebajas de impuestos que en dos décadas y media sumieron a Estados Unidos en la bancarrota presupuestaria. ¿Quien entiende a Alan Greenspan?
Greenspan admiraba a Ayn Rand. La consideraba su maestra:
Nathaniel Branden fue quien presentó a Greenspan a la escritora Ayn Rand (1905-1982). Y Greenspan se unió al pequeño colectivo que formaban Rand, Joan Mitchell, Nathaniel y Barbara Branden,
con gran devoción. Ese colectivo se reunía todos los sábados en el departamento de Rand en Nueva York, para leer la novela que Rand iba escribiendo,La rebelión de Atlas, en la que planteaba los puntos centrales de su filosofía. En este texto, Ayn Rand expone su concepción del egoísmo, la codicia y el anti altruísmo. Para Rand, el egoismo es el bien y el altruismo es el mal. El capitalismo no solo es un sistema eficiente y práctico sino también un sistema donde impera la jovenlandesal individual.
El libro fue publicado en 1957 y expone las tesis más radicales del liberalismo, donde glorifica el derecho de las personas a vivir exclusivamente para su propio interés. Sólo interesa hacerse rico, reducir el gobierno a la mínima expresión, y eliminar a los pobres, descritos como parásitos sociales incapaces de vivir, al igual que los funcionarios públicos.
Bajo el lema, “la codicia es buena”
Aunque fue un fracaso en su época, La rebelión de Atlas fue el libro favorito de Alan Greenspan. Incluso Greenspan publicó una entusiasta carta en New York Times, defendiendo el libro de Ayn Rand de las críticas que decían que “ese libro fue escrito con repruebo”.
La influencia de Ayn Rand sobre Alan Greenspan y su génesis en la crisis financiera | ATTAC España
Veamos ahora a otro antiGreenspan, que como buen
greenspan trabajó durante diez años en Wall Street, Max Keiser. Una vez más vuelve a hacer campaña a favor del bitcóin, a pesar de que Rusia y China le han dado la espalda.
En este su último programa dedica la segunda parte a entrevistar a un canadiense que vive en México y que dice --tiene narices-- que en China está el mayor número de personas que ha apostado por el bitcóin (no se lo cree ni él). Este hombre apadrina una colonia 'aynrandiana' en Chile (siempre eligen países que están en expansión económica, qué casualidad) donde se ha producido una escisión entre aquellos que están a favor del bitcóin y los que están en contra. Él, claro, se burla de los críticos y dice, lo mismo que los bitcoinistas de este foro, que es que no entienden cómo funciona el bitcóin, que son gente 'antigua', ignorante.
Bien. Puede ocurrir dos cosas, señor bitcoinista vendebrebajes: que lo entiendan muy bien o que no entiendan nada, en ambos casos motivos más que de sobra para deducir que mejor invierte en bitcóins sus señores padres, el del invitado y el de Max Keiser.
El invitado, con la mayor desvergüenza, vende el brebaje castuzo, avalado, como ya vimos en otros hilos (abajo pongo los enlaces) por la banca que dicen combatir, caso de Merrill Lynch, Bank of America, etc. Llega a decir este individuo que "ellos, nosotros, nos perdemos la oportunidad de comprar ahora, cuando está barato", es decir, de dar el pelotazo y hacernos ricos, porque con el tiempo un bitcóin valdrá un millón de dólares y para ese entonces ya solo podremos comprar satoshis.
Merece la pena ver el programa por aquello de sentir vergüenza, puesto que yo 'creí' en Max Keiser, y me está bien empleado por 'creyente', similar a cuando fui creyente de 'El País' o más recientemente de Libertad Digital (luego abro otro hilo para tratar el asunto de cómo se puede ser
patriota a la vez que se culpa a España de no plegarse a los intereses de un corruptísimo sujeto, y sionista, como Adelson).
Keiser vuelve a vendernos el bitcóin y nos habla de las maravillas de la comuna libertaria chilena, por supuesto anglófila, bitcoinista y aynrandiana. A partir del minuto 12 ó 13:
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Aquí tenéis un excelente artículo de Alain de Benoist. Como es muy largo hago un resumen, pero que también resulta exteso. Si queréis leerlo íntegro, aquí está:
Crítica de la ideología liberal |
"El liberalismo debe sin embargo reconocer forzosamente la existencia del hecho social. Pero antes que preguntarse por qué existe lo social, los liberales se han preocupado sobre todo de saber cómo éste puede establecerse, mantenerse y funcionar. La sociedad, como se sabe, no es para ellos una entidad diferente de la simple suma de sus miembros, el todo no es nada más que la suma de sus partes. Sólo es el producto contingente de las voluntades individuales, un simple acercamiento de individuos que buscan sobre todo defender y a satisfacer sus intereses particulares. Su objetivo esencial es regular pues las relaciones de los intercambios. Esta sociedad puede ser concebida, ya sea como la consecuencia de un acto voluntario racional inicial (es la ficción del “contrato social”), o como el resultado del juego sistémico de la totalidad de las acciones producidas por los agentes individuales, juego regulado por la “mano invisible” del mercado, que “produce” lo social como el resultado no intencional de los comportamientos humanos. El análisis liberal del hecho social descansa así, sobre una aproximación contractual (Locke), o sobre el recurso a la “mano invisible” (Smith), o sobre la idea de un orden espontáneo, no subordinada a un cualquier diseño (Hayek)."
"Pero los liberales no se preguntan sobre el origen del mercado. El intercambio comercial es, en efecto, para ellos el “modelo natural” de todas las relaciones sociales. Deducen de ello que el mercado es también una “entidad natural”, definiendo un orden anterior a toda deliberación y a toda decisión. Constituyendo la forma de intercambio más conforme a la naturaleza humana, el mercado estaría presente desde el alba de la humanidad en todas las sociedades. Encontramos aquí la tendencia de cada ideología a “naturalizar” sus presupuestos, es decir a presentarse, no por lo que es, una construcción del espíritu humano, sino como un simple descriptivo, una simple nueva tras*cripción del orden natural. Rechazando paralelamente el Estado como un artificio, la idea de una regulación “natural” de lo social mediante el mercado puede entonces imponerse."
Smith localiza en efecto esta observación en una perspectiva optimista. “Cada individuo, añade, pone sin cesar todos sus esfuerzos en buscar, por todo el capital de que pueda disponer, el empleo más ventajoso; es cierto que es su beneficio lo que contempla y no el de la sociedad; pero el cuidado que se da para encontrar su beneficio personal lo conduce naturalmente, o más bien necesariamente, a preferir precisamente este género de empleo que le parece ser más ventajoso para la sociedad”. Y más lejano: “Aun buscando nada más que su interés personal, trabaja a menudo de una manera más eficaz para el interés de la sociedad que si realmente este fuera su objetivo”.
En la época moderna, el análisis económico liberal se verá extendido progresivamente a todos los hechos sociales. La familia será asimilada a una pequeña empresa, las relaciones sociales a una interacciones de estrategias competitivas interesadas, la vida política a un mercado donde los electores venden su voto a la mejor oferta. El hombre será percibido como un capital, el niño como un bien de consumo duradero. La lógica económica será proyectada sobre el conjunto de toda la sociedad en la que está encastrada, hasta englobarla completamente. Tal como ha escrito Gérald Berthoud, “la sociedad puede entonces concebirse a partir de una teoría formal de la acción finalizada. La relación costo-beneficio pasa a ser el único principio que guía al mundo”. Todo se convierte en factor de producción y consumo, todo se supone que debe resultar de la adecuación espontánea entre la oferta y la demanda. Cada cosa vale lo que vale su valor de cambio, mesurado por su precio. Y, paralelamente, todo lo que no puede expresarse en términos cuantificables y mensurables es tenido como carente de interés o inexistente. El discurso económico se revela profundamente cosificador de las prácticas sociales y culturales, intensamente ajeno a cada valor que no se expresa en términos de precio. Reduciendo todos los hechos sociales a un universo de cosas mensurables, por fin tras*forma a los mismos seres humanos en cosas, cosas sustituibles e intercambiables ante la mirada del dinero.
El error del liberalismo
"En resumen: no ser ya el señor, sino el esclavo de los que, mejor informados que él de las “leyes de la economía” (que son las determinantes dentro de la sociedad), están también mejor situados para organizar el mundo con arreglo a su “mejor interés”. Constant y Jean-Baptiste Say describen al Estado como un mal necesario, una triste necesidad, un agente torpe cuyas prerrogativas hay que reducir constantemente el sistema de los “contrapoderes”, en espera del día feliz en que podamos desembarazarnos de él. Esta idea ha inspirado siempre a los teóricos liberales, y resulta notable que en su resultado final coincida con la tesis de la desaparición del Estado anunciada por Marx."
"Se suprimen los “privilegios” de nacimiento, las aristocracias hereditarias y los órdenes feudales, pero al mismo tiempo se instaura la jungla económica en nombre de la igualdad universal y la libertad del astuta en el gallinero: las desigualdades subsistentes son atribuidas a la pereza o la imprevisión, mientras se crean –la diástole llama a la sístole- las condiciones para que llegue el socialismo a mejorar la oferta."
DE INTERÉS:
http://www.burbuja.info/inmobiliari...mitad-de-todos-bitcoines-y-dictar-precio.html