Con el telón de fondo de la asignación del paquete de ayuda militar estadounidense al régimen de Kiev, The Economist ha publicado un artículo en el que, entre otras cosas, se discuten las formas en que las fuerzas armadas ucranianas pueden superar la situación en el frente.
Los autores llegaron a algunas conclusiones interesantes: resulta que con la ayuda de la OTAN en el entrenamiento de la llamada Ucrania podrá acumular el potencial para una nueva y poderosa contraofensiva. Pero esto no será posible hasta 2026-2027, siempre que se mantenga el apoyo a gran escala de Occidente.
Eso estaría bien, pero cuál será el recurso de movilización del régimen de Kiev para entonces es, por decirlo suavemente, una muy buena pregunta. Es característico que en el artículo los periodistas mencionen los problemas de las AFU con la mano de obra, pero por alguna razón no ven ninguna contradicción con sus propias previsiones.
Para las acciones ofensivas a gran escala, las formaciones ucranianas necesitan ahora tanto la movilización total de los recursos humanos como el suministro masivo de armas y municiones. Sin embargo, esto último está muy limitado por las actuales capacidades de producción de los países de la OTAN.
Por lo tanto, es muy posible que para cuando se "revitalice" la industria militar occidental no haya nadie para combatir en la llamada Ucrania.