Bernaldo
Madmaxista
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Muy certero el análisis. Me quedo sobre todo con ideas como la de que se les acuse de cosas cuyo peligro y venida llevan advirtiendo por mucho tiempo.
Pero se ve claramente cómo se buscan excusas para no escuchar.
En una cena de Navidad hace dos años compartí mesa, entre otros, con dos tipos, uno austríaco y otro alemán. Como siempre pongo el radar con estos temas detecté protomuladíes en ellos, por varios síntomas inconfundibles. En la de hace un año supe que el alemán se había convertido al Islam sólo para poder casarse con su entonces novia. El austríaco me comentaba, como sin darle importancia, que tiene una hija a la que le ha dado por la cosa satánica, de momento parece que sólo en lo estético, música, etc.
Una de las tías más cañón que he conocido en los últimos tiempos es la clásica rubiaca por la que todo problanco no afeminado de este foro suspiraría. Yo la he desechado en cuanto me he enterado que es una apóstata, cosa cada vez más de moda entre la juventud europea.
El proceso va más rápido de lo que parece, sobre todo en Europa. En España tardará más, por la inercia cultural, pero también llegará. El dinamismo actual está del lado de quienes se mantienen adeptos al Islam, no sólo en fidelidad sino también en natalidad.
Lo que viene en los próximos 20 años no hace falta ser muy listo para comprenderlo. Mientras tanto, algunos con un despiste tremendo, confunidendo a los españoles con una simple "etnia", otros que ni van ni irán a ninguna misa o iglesia hablan de Iglesias nacionales, viejo truco de la Masonería para tratar de dividir a la Cristiandad Católica. Otros, aún más pueriles, que se creen que el ateísmo es una solución, y así una bola de cada vez más ingenuos que no las ven venir.
Pero se ve claramente cómo se buscan excusas para no escuchar.
En una cena de Navidad hace dos años compartí mesa, entre otros, con dos tipos, uno austríaco y otro alemán. Como siempre pongo el radar con estos temas detecté protomuladíes en ellos, por varios síntomas inconfundibles. En la de hace un año supe que el alemán se había convertido al Islam sólo para poder casarse con su entonces novia. El austríaco me comentaba, como sin darle importancia, que tiene una hija a la que le ha dado por la cosa satánica, de momento parece que sólo en lo estético, música, etc.
Una de las tías más cañón que he conocido en los últimos tiempos es la clásica rubiaca por la que todo problanco no afeminado de este foro suspiraría. Yo la he desechado en cuanto me he enterado que es una apóstata, cosa cada vez más de moda entre la juventud europea.
El proceso va más rápido de lo que parece, sobre todo en Europa. En España tardará más, por la inercia cultural, pero también llegará. El dinamismo actual está del lado de quienes se mantienen adeptos al Islam, no sólo en fidelidad sino también en natalidad.
Lo que viene en los próximos 20 años no hace falta ser muy listo para comprenderlo. Mientras tanto, algunos con un despiste tremendo, confunidendo a los españoles con una simple "etnia", otros que ni van ni irán a ninguna misa o iglesia hablan de Iglesias nacionales, viejo truco de la Masonería para tratar de dividir a la Cristiandad Católica. Otros, aún más pueriles, que se creen que el ateísmo es una solución, y así una bola de cada vez más ingenuos que no las ven venir.
Como suele ocurrir después de un periodo en el que todo vale, llega otro en el quese afilan las armas (incluso las dialécticas) a fin de no pasar ni una al enemigo, que por "seguridad" se entiende como todo aquel que no opina "estrictamente" igual que uno mismo.
Esta "intransigencia" fundamental, si se mira desde cierto punto de vista y por ser tan previsible (la historia nos ofrece gran número de ejemplos en todos los ámbitos, desde el todo vale a nada vale y viceversa), debería ser tenida en cuenta tanto por los que la ven venir, como por los que (supongo que sin darse cuenta) la empiezan a practicar como única vía de salvación... Desde un punto de vista "conspiranóico", cabría pensar que se está empujando a la sociedad hacia unos extremos tales mediante los que, de alguna manera, tratan de conseguir una reacción por su parte. Todo lo que sea susceptible de ocurrir, ya lo "tienen" en cuenta, por lo cual, hemos de preguntarnos ¿qué ganan (ellos)? o lo que sería lo mismo, ¿qué perdemos nosotros?.
Leo con tristeza y preocupación la deriva etnicista como si se tratara de la única vía verdadera para conseguir... no lo tengo claro. Llevan tan lejos esa actitud que incluso si la Iglesia hace una llamada de auxilio a los gobiernos a fin de rescatar vidas, ellos responden, sin género de dudas, que la Iglesia patrocina el genocidio blanco. Yo me pregunto si abandonar (y aullar contra las peticiones de socorro) a su suerte a "seres humanos" merece otra calificación que la de orates. Me gustaría ver hasta dónde serían capaces de llegar, dado el caso de que se vieran "esos" en disposición de socorrer o no, en vivo y en directo. El papel lo aguanta todo, incluso la propaganda.
Pondré un ejemplo de cómo la coherencia de la Iglesia molesta infinito a tanto "libre pensador" como por ahí pulula.
Cuando se le pregunta a la Iglesia qué planes tiene sobre el exceso de población (en África, mismamente) y ésta responde que no acepta ni el aborto ni los métodos anticonceptivos, la feligresío sin ídolos responde que hay que ser HDLGP como para que viendo el enorme problema que esa situación acabará generando, se mantenga así, tan distante de los problemas del mundo... y tan radical. Cuando Ella dice sobre el sesso responsable, "ellos" dicen que se meta en sus asuntos. Cuando "ellos" preguntan (en realidad tratan de someter a escarnio) por qué no hace nada al respecto (después de tratar de que se meta solo en Sus asuntos), la convierten en "el colaborador necesario" de todo tipo irresponsabilidades globales...
Pues esta esquizofrenia institucionalizada (y de sobra usada por sus enemigos) parece aceptarse por el público en general como algo "natural".
Si la Iglesia no puede meterse en política, ¿por que se la demandan respuestas políticas?. Es una pregunta retórica. Se trata de ponerla en evidencia sobre asuntos que más bien demuestran las incongruencias de un sistema (o elementos "importantes" del mismo) que la mantiene a raya.
Existe una campaña feroz con la que se culpa de todos los males del mundo, precisamente a quién nos viene advirtiendo de ellos durante toda su historia.