La Reorganización Alemana de Europa
La "reorganización" alemana de las fronteras europeas
La Reorganización Alemana de Europa
1871-1918
La "reorganización" de Europa es una justificación recurrente, así como un objetivo explícito de la política expansionista alemana. Cuando se fundó el Imperio Germánico (1870/1871), esta "reorganización" había sido llevada a cabo por medio de la guerra, en aquel momento, una guerra contra Francia. Durante el siguiente periodo el Imperio Alemán continuó armándose. La expansión política y económica hizo uso de varias estructuras teóricas para disfrazar el deseo de conquista. Las peores consecuencias nacieron de la teoría de una "reorganización" dictada por supuestas leyes de "raza", "tierra" y "territorio". Numerosos eruditos consideran esas teorías como la expresión de una visión medieval del mundo. Parece que no hayan sido influidas por la Ilustración y contienen elementos de crueldad primitiva.
Esta peculiar forma de agresión alemana tomó forma en la política colonial (campañas de exterminio en África). Poco después del periodo de adquisición colonial, en los prolegómenos de la I Guerra Mundial, una "reorganización de Europa" ya no satisfacía al programa imperial de expansión. Ahora se luchaba por el dominio del mundo. Grandes sectores de la población alemana se prestaron a ser incorporados a este propósito. Un sentimiento nacionalista en aumento neutralizó las demandas sociales, así se evitó con creces cualquier fricción debida a las contradicciones internas presentes en la sociedad. Para lograr el apoyo de la oposición y de los alemanes escépticos con esta política de "reorganización de Europa", se presentó como una obligación alemana peculiar. Su objetivo explícito era la liberación de los pueblos oprimidos de Europa y la expansión del progreso político y económico. La "reorganización de Europa" era algo ostensiblemente perseguido, pero sólo para preservar la paz.
1918-1945
Después de perder la guerra, la política exterior alemana modificó sus métodos, pero no sus objetivos. La "reorganización de Europa" se iba a desarrollar ahora en varias fases:
• Una revisión del Tratado de Versalles para recuperar los territorios perdidos.
• Adquisición de un rango similar al de las potencias europeas.
• Un papel de líder en el continente.
Después de la prohibición de armarse, después de 1918, se utilizaron medios diplomáticos ordinarios. Estos incluían acciones subversivas en los estados vecinos europeos. En la segunda fase, se comenzó el rearme (secretamente). Siguieron descaradas amenazas de recurrir a la violencia y de ocupación territorial, desencadenando una nueva guerra mundial. A pesar de numerosos intereses conflictivos entre las burocracias y los grupos económicos privados, el proyecto alemán permaneció constante durante las tres fases: el área de soberanía alemana se debía expandir económicamente a un área mayor y, políticamente, a toda Europa. África y Asia iban a ser "áreas suplementarias". Los elementos racistas contenidos en la política goepolítica adquirieron mayor importancia de fase a fase. En el tramo final de la expansión alemana, el racismo predominaba incluso sobre los intereses económicos. Las llamadas a las leyes de la "raza", el "suelo" y el "territorio" levantaron el entusiasmo entre la mayor parte de la población alemana. Entre la "comunidad tradicional", este tipo particular de agresión alemana escaló hasta cometer crímenes inimaginables.
1945-1989
La reanudación del potencial alemán siguió el modelo de la República de Weimar: ahora los resultados de la guerra se sometieron a revisión; sobre todo, hubo una demanda para recuperar los territorios perdidos. La Alemania occidental prometió permanecer en paz y esto estaba garantizado en el marco de una "Europa unida". Después de un periodo muy corto de debilidad, se comenzó la reconstrucción económica y militar. La República Federal de Alemania se elevó hasta ser una potencia líder en Europa, pero permaneció políticamente constreñida en la situación de los 80, porque no pudo acceder a la Europa del este. El crecimiento de su fuerza económica estuvo acompañado por una llamada en voz alta a la "reorganización" europea. Los políticos en Bonn empezaron a pedir a sus vecinos que vencieran una "actitud nacional anticuada" e hicieran que los derechos de la soberanía alemana parte de una "Europa" común. Mientras que aumentaban las presiones a los países de la Europa occidental para que se desnacionalizaran, la República Federal mantuvo con insistencia su política nacional y logró la incorporación territorial de la RDA. Los escritores publicaron en periódicos liberales que la pérdida del "lebensraum del este" debía de ser recuperado. La política seguida desde 1945 por los vencedores de la II Guerra Mundial de subordinar a Alemania, por encima de otros objetivos, a la política de los USA, acabó en 1989 en un fracaso.
1989-2002
El final de la división de Alemania llevó a los alemanes a una reflexión sobre su historia; a esto se denominó "normalización". Se decía que una Alemania reunificada debía ahora de asumir su "responsabilidad europea por la paz". Dondequiera que la "autonomía de un pueblo" o "etnia" estuviera en peligro, Berlín debía intervenir. En última instancia, Alemania debía llevar a cabo acciones de "mantenimiento de la paz interviniendo en los conflictos", esto es, debía de financiar la guerra. Como en sus periodos iniciales de potencia imperialista, la "reorganización de Europa" permanece tanto como justificación como objetivo de la lucha alemana por el dominio. Se busca participar en acciones operativas, especialmente, en el este y en el sudeste del continente. La política centroeuropea practicada en tiempos del Káiser y de los nazis se actualizó. La política exterior alemana alcanza ahora a Asia y a África. Para mediados de los 90 y posteriormente, las reivindicaciones alemanas están dirigidas contra los Estados Unidos y Alemania pone en cuestión su liderazgo y lo discute con frecuencia creciente. Se mantiene que "Europa" sólo se puede desarrollar en oposición a América y Alemania debe emerger de su papel subalterno. Esta idea empieza a tender puentes entre los grupos que tienen diferencias políticas, llevando a los socialdemócratas, socialistas y grupos antisistema a vocear peticiones para una "presencia internacional alemana".