Yo creo que la más esencial es el mencionado "Manifiesto para el quebrantamiento de la servidumbre del interés", de Gottfried Feder. En "Mi lucha", Hitler menciona que fue a una conferencia de Gottfried Feder y quedó absolutamente convencido de sus argumentos, y que tenía su libro como modelo a seguir. La implantación de las políticas federianas sería gradual y no se llegaría a completar al 100%, ya que Hitler tuvo que apoyarse en algunos grupos empresariales para alcanzar el poder. Aun así, la importancia histórica de este libreto es tremenda, y sin embargo se omite como la peste en TODOS lados. Ni los más "rigurosos"
análisis oficiales de la economía nancy lo mencionan de lejos.
http://nseuropa.org/Spanish/Manifiesto-Feder.pdf
Existen otros libros interesantes, como "La finanza y el poder" o "El enigma capitalista". Creo que lo más importante es desenmascarar la estafa del dinero-fiat, la deuda y el interés del dinero, y en cuanto a eso creo que hay abundantísimo material en toda la red, incluyendo en Burbuja. La adopción del patrón-trabajo es la conclusión lógica, pero rara vez mencionada, de ese desenmascaramiento. Porque está claro que el dinero tendrá que respaldarse con "algo", y que ese "algo" tiene que ser algo real, no una entelequia absurda que depende de las veleidades de una panda de capullos gordos y codiciosos.
Efectivamente. Mientras el dinero esté respaldado por un activo tangible, no hay inflación. Decían los marxistas que los factores productivos eran TIERRA (recursos, materias primas, terrenos, ladrillos, palas o lo que sea), TRABAJO (trabajadores de la cualificación necesaria, obras que necesitan hacerse) y CAPITAL (dinero). Según esta filosofía, da igual que haya tierra y trabajo (es decir, trabajadores, medios de producción, etc.), que si no hay dinero, los trabajadores se quedan en paro y las obras se quedan sin hacerse, o los productos sin distribuir, o lo que sea. Esto es un crimen que condiciona el funcionamiento de la economía a la disponibilidad de dinero, que a su vez depende de los únicos que, hoy en día, están capacitados para crear dinero: los bancos usureros. Si el banco usurero se niega a soltar dinero, o le sale de los narices mandarlo a China, la economía de tu país se joroba. Y sin embargo, hay trabajadores de sobra (5 millones de parados) y trabajos que necesitan hacerse. Por eso se le llama capitalismo: porque sin CAPITAL, la economía no cutuchufla. Aceptando esta aberración, los marxistas aceptan de facto las premisas del capitalismo, según la cual la economía sólo florece si es regada con capital, y que el trabajo es una mera consecuencia de ese capital divino que cae cual maná de no-se-sabe-dónde.
La otra opción es la contraria: se pone a todo el mundo a trabajar en cosas necesarias, en trabajo productivo del bueno. Si no hay fábricas porque se han ido a jovenlandia o a China, se construyen nuevas fábricas. Se pone a la peña a barrer la calle, a demoler edificios vacíos, lo que sea. Y luego, simplemente, se les paga. En este sistema, el protagonista desencadenante y catalizador del ciclo económico no es el dinero (o quienes controlan su emisión), sino los trabajadores, de cuyo trabajo depende la inyección de capital. Ahora el capital es una mera consecuencia del trabajo. Si no se trabaja ni se hace nada productivo, no hay dinero. Así se despoja a los parásitos financieros de su verdadera y única arma de dominación sobre los pueblos del mundo.
En el III Reich, se hacían obras públicas, se pagaban con "Certificados de Trabajo de la Tesorería" emitidos por el Reichsbank, que acreditaban que tú habías trabajado por valor de tanto, y luego el trabajador de turno se lo gastaba por ahí, reactivando todo el ciclo económico. Los nazis no iban de coña cuando decían "arbeit macht frei", o "El trabajo libera", porque el trabajo (por tanto el hombre), no el dinero (por tanto el usurero), se convirtió en el eje de la vida económica.
Insisto en que no es una idea de origen nancy, de hecho los padres de Estados Unidos ya hicieron algo prácticamente idéntico.
Y ya está. El dinero sólo es un medio para facilitar el intercambio de bienes y servicios entre productores y consumidores. Ya está. No tiene valor por sí mismo. Sólo tiene valor cuando representa algo susceptible de ser comprado. Cuando no representa más que la codicia y las mentiras de una panda de usureros refugiados en la idea de "los mercados", ya no es dinero, sino deuda, o mejor dicho, moneda falsa, y deja de tener validez, ya que se convierte en un concepto psicotrópico según el cual, en la teoría, el dinero engendra más dinero y, en la práctica, el trabajador (da igual que sea ingeniero de alto nivel o augusto del McDonald's) se empobrece cada vez más mientras el banquero (y los grupos que se benefician primero de las "inyecciones de capital", especialmente multinacionales y más bancos) se enriquece cada vez más.
Obviamente, para que el sistema del patrón-trabajo sirva, se tiene que abandonar la moneda anterior, ya que en caso contrario, sí que habría una inflación al acumularse las nuevas emisiones de dinero sobre las antiguas.
¿Qué pasaría si hoy en día un Estado adoptase este proceder económico? No se sabe. El último en hacerlo fue Alemania y ya se sabe cómo acabó. Lo que sí sabemos es que los que hacen experimentos financieros "raros" (De Gaulle, Saddam Hussein, Gadafi) se indisponen con la finanza internacional, que es la que realmente maneja el percal en el mundo.
Yo no lo llamaría exactamente un sistema planificado. Es cierto que el Estado tomó las riendas, pero simplemente se las quitó a "los mercados", que hoy en día también hacen una planificación (y menuda planificación además), sólo que según sus propios intereses, como es lógico. Pero, al menos en Alemania (y no digamos en la América revolucionaria) existía propiedad privada, libertad de empresa, y se dejaba margen para la innovación y las pelotas, de hecho el boom tecnológico de la Alemania nancy debería dar fe de ello. En cuanto a los inconvenientes, yo diría que lo más tedioso es fijar los precios y los salarios, y hacer recuento de todo el patrimonio de un país para medir la cantidad de riqueza susceptible de respaldar una moneda. Efectivamente hamijos, el trabajo del pasado también cuenta para respaldar una nueva moneda concebida bajo el criterio del patrón-trabajo. Aquellos antepasados que se pasaban generaciones enteras para construir una catedral, o que pintaron cuadros, esculpieron estatuas, erigieron castillos y torres, nos dejaron un legado de un valor incalculable: si nos pasásemos al patrón-trabajo-riqueza, el Vaticano, Italia, Francia, España y Alemania pasarían a ser naciones riquísimas.