Tratan a la gente como basura. Sueldos de miseria, horas extras sin pagar, presión, exigencias, amenazas... y la gente calla y agacha la cabeza. Eso no puede ser, los trabajadores tienen que hacerse valer y decir a los jefes hasta aquí. Pero claro, cipotecas, hijos...y tienen más miedo que vergüenza.
Las hipotecas y el sistema para adquirir viviendas se gestó de tal forma para que sirviera como creación del empleado quemado y esclavo de su empresa.
Comprarse una casa a 30 años era una locura, nadie lo quería reconocer. Si cometes tal burrada, quedaba claro que para pagar lo que supone ese coste deberías quedarte agachando la cabeza en tu trabajo; el que se quedara claro, que nadie vio la que estaba por venir y no tuvieron en cuenta una cosa que se llama despido.
Las cabezas pensantes lo tenían todo muy bien atado, pero el resto de la población no pensó mucho cuando desde el año 2000 la cosa empezó a cambiar de manera radical en el mundo laboral.
Lo peor de todos esos trabajadores que agachan la cabeza, tragan y calla es que cada vez son más jóvenes, parece que no hayan visto cómo por la lucha de los padres y de la gente que se la jugó por los derechos de los más hubo un tiempo en el que disfrutamos de unos derechos sociales y laborales.
Me da una grima espectacular ver a gente joven que busca ser el perro faldero del jefe mendigando aprobación en vez de pararle los pies a esa gente.
Me han contado la que se lió en una del IBEX hace poco y me da algo de esperanza: cantidades de hasta 30 empleados de golpe abandonando los puestos de trabajo y dejando a la empresa tirada, fenómeno que se viene haciendo desde mayo. Hasta que no han visto que se les iba todo el mundo, no han cambiado las condiciones en esa empresa.
Se tiene que liar muy parda para que cambie la situación, pero eso mismo es lo que pasa: hipotecas, niños, obligaciones.