*Tema mítico* : Empieza calentito el NUEVO NEGOCIOS de El Pais

muyuu

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Grafico interesante
El gráfico es muy engañoso. Japón es la segunda economía mundial muy por encima de China que es la cuarta y en 2006 no era ni la mitad, y si miramos el mapa por superficie parece lo contrario.

Para entender ese mapa hay que conocer la economía estatal de los EEUU. En la zona que representa China, solamente California es un estado con peso, mientras la zona Nor-Este que representa Japón con NY, IL, MA, es la que mayor peso tiene en el país. Alemania está representada en el mapa con estados medianos.

Si a esto le añadimos los desajustes de población, tenemos un gráfico que sirve de bien poco especialmente si no conoces bien la economía estadounidense. China tiene 5 veces la población de EEUU, Japón menos de la mitad, Alemania menos de la 4a parte, Reino Unido menos de la 5a parte.

En 2008 se ha producido un hecho curioso y mucho más interesante: el salario medio del Reino Unido es superior al de EEUU por primera vez en más de un siglo. Los siguientes "rankings" del Banco Mundial serán muy curiosos porque EEUU puede caer 3 ó 4 posiciones en la lista de países por renta per cápita, donde ahora mismo es tercero tras Luxemburgo y Noruega.
 

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ENTREVISTA: WARREN BUFFET Presidente de Berkshire Hathaway y hombre más rico del mundo
"Los bancos tienen la culpa"


CLAUDI PÉREZ 25/05/2008

Cuando el oráculo habla, los mercados escuchan con atención. Warren Buffet, el oráculo de Omaha, es uno de los inversores más influyentes del mundo. Y el más rico entre los más ricos, con una fortuna estimada en 62.000 millones de dólares, algo más que el PIB de jovenlandia. A sus 78 años no ha perdido su toque mágico y convierte en oro casi todo lo que toca, incluso en épocas de turbulencias como ésta. Así que cuando hace su entrada en el salón del hotel Palace, en Madrid -adonde ha venido dispuesto a gastar dinero en empresas españolas-, se espera de él que saque de la chistera su vena profética, su ojo clínico para diseccionar los mercados, su facilidad para el análisis certero, esas cosas. Pero el gurú tiene otras ideas en la cabeza. "Una Coca-Cola bien fría" es lo único que quiere el hombre más rico del mundo momentos antes de la entrevista.

Cuentan que Buffet (Omaha, Nebraska, 1930) irrumpió un día en su oficina de Berkshire Hathaway -el conglomerado desde el que controla sus participaciones en la propia Coca-Cola, American Express y 74 compañías más- y preguntó a sus 19 empleados cuántos impuestos pagaban. Nadie, ni el recepcionista, pagaba menos que él en proporción a sus ingresos. "La anécdota es auténtica", concede. "Mis empleados pagan un 33% de su renta y yo, sin asesores ni planificación ni paraísos fiscales, limitándome a hacer lo que dicta el Congreso, el 17%".

Pregunta. ¿Cree que los excesos de los últimos años, las ideas neocon que hay tras esas bajadas de impuestos para los ricos y la desregulación financiera pueden ser una de las semillas de la crisis actual?

Respuesta. Es cierto que durante la era de Bush ha habido una rebaja gradual de los impuestos que pagan las grandes fortunas, mientras que las clases medias pagan cada vez más. Y aprovecho cada ocasión que tengo para denunciarlo. En cuanto a la crisis, es evidente que después de lo que ha pasado tiene que haber más regulación. Hasta el Fondo Monetario Internacional es partidario de eso. Tal vez no a muy corto plazo, pero toda crisis provoca cambios regulatorios. No creo que sean profundos, pero sin lugar a dudas lo que ha sucedido con la banca y con los bancos de inversión estadounidenses llevará a una normativa financiera más estricta.

P. ¿Qué ha fallado para que las hipotecas basura desaten esta tormenta? ¿Hay que achacar los errores a la banca o a la supervisión bancaria?

R. Los bancos se han expuesto demasiado, han asumido demasiados riesgos. Así que el problema es evidentemente de los bancos. Son quienes tienen la culpa. No hay por qué echársela a nadie más.

P. ¿Crisis o recesión?

R. Creo que los auténticos problemas podían haber surgido en caso de dejar caer a Bear Stearns. La recesión es un término técnico que define el National Bureau of Economic Research [Oficina Nacional de Investigación Económica]: dos trimestres de caída del PIB. No hemos llegado a eso, así que técnicamente no puede hablarse de recesión.

P. Si le pregunta a quien se ha quedado en paro tanto en España como en Estados Unidos...

R. Para el que pierde el trabajo por supuesto que hay recesión. Pero para mi sorpresa, la tasa de desempleo no ha variado demasiado hasta el momento. Me choca que con todo lo que ha pasado en los mercados financieros, el inmobiliario y en otros sectores el paro no haya subido más. No me sorprendería que la tasa de paro aumentara en los próximos meses.

P. ¿Eso significa que lo peor está por venir?

R. Los pasos que han dado las autoridades y los supervisores han contenido la posibilidad de que surjan problemas de mayor calibre. No creo que la situación empeore en los mercados financieros. Las condiciones generales en el mundo de los negocios empeorarán, pero sólo durante un tiempo.

P. ¿Va a haber más víctimas después de Bear Stearns?

R. En marzo atravesamos el peor momento y en mi opinión la decisión de la Reserva Federal en el caso de Bear Stearns fue un gran paso adelante. Fue un momento decisivo para el sistema financiero. Una línea de arena para contener la crisis. Ese episodio ayudó a que el problema desapareciese, o al menos se moderase para otros bancos de inversión.

P. ¿Los bancos centrales han hecho lo necesario con las bajadas de tipos en EE UU y las inyecciones de liquidez?

R. En general, sí.

P. Pero la situación no acaba de normalizarse. ¿Cuándo se reanudará el crecimiento?

R. Ni idea.

P. ¿Y cuándo cree que se normalizarán los mercados?

R. Una vez más, ni idea. Lo veremos en un plazo de seis meses a dos años. No sé lo que va a hacer la Bolsa estadounidense en ese plazo. Pero yo pienso encontrar buenos negocios e invertir en ellos.

P. ¿Es optimista?

R. Sí. La economía estadounidense saldrá adelante. No creo que las empresas estadounidenses vayan a ir mejor el próximo año o en los dos próximos años, pero eso no cambia mi opinión sobre el panorama empresarial.

P. ¿Ve la crisis como una oportunidad para sacar tajada?

R. Si hubiera estallado el caos -afortunadamente eso no ha sucedido-, no habríamos tenido la oportunidad de seguir creciendo. Pero cuando los mercados se muestran caóticos es una ventaja para nosotros. Podemos sacarle partido a eso.

P. Hace 10 años decidió no invertir en las puntocom y a pesar de las críticas, acertó de pleno. ¿Dónde hay que buscar la próxima burbuja?

R. No lo sé. Eso sólo se sabe cuando pasa...

P. Pero hay problemas graves, muy especialmente en Estados Unidos.

R. Tenemos una enorme burbuja en el sector inmobiliario. No en todo el país, pero en Estados como California, Arizona o Florida sí tenemos una burbuja de verdad. Y la tenemos porque muchas de esas viviendas se financiaron al 95% o incluso al 100% por bancos que en muchos casos ni siquiera sabían lo que estaban comprando. Combinadas con la crisis financiera, las repercusiones de todo eso van a ser muy dolorosas.

P. Se ha desplazado a Europa en busca de nuevos negocios por primera vez en mucho tiempo. ¿Qué está buscando?

R. La razón por la que estoy en Europa es porque tengo la impresión de que aquí no me conocen y quiero que lo hagan, quiero se acuerden de mí cuando los empresarios piensen en vender su negocio, como sucede en Estados Unidos. Mi nombre... Hay gente que ha emprendido negocios con mucho éxito en España y en otros países, pero no creo que me tengan en mente a la hora de vender. Y hay que cambiar eso.

P. ¿Por qué la vieja Europa y no economías emergentes como China o India, que crecen a toda velocidad?

R. Queremos comprar grandes empresas que ganen al menos 50 millones de euros brutos (antes de impuestos), y hay más de ésas en Europa que en otras partes del mundo. Hay muchos negocios que marchan muy bien en toda Europa, incluso en España, muchos más de los que se encuentran en los nuevos mercados. La mejor manera de pescar es encontrar un estanque en el que haya muchos peces. Y éste es el estanque que hemos elegido.

P. ¿En qué tipo de empresas está pensando?

R. Mi modo de ver los negocios es buscar cosas que entienda perfectamente, de las que pueda sacar beneficios en un plazo de hasta 20 o 25 años, así que busco empresas que tengan una ventaja competitiva fuerte, que tengan una gestión que yo admire y en la que confíe y claro, que pueda comprar a un precio razonable.

P. ¿Las empresas inmobiliarias podrían estar en su radar?

R. Podría ser. Pero yo no pienso en sectores. Cuando el teléfono suena y te dicen, "tengo una empresa que vender", lo único que me importa es que sea un negocio que yo entienda y que tenga futuro.

P. Se lo pregunto porque hay varios grupos inmobiliarios españoles que atraviesan una época de graves problemas.

R. No busco empresas que tengan grandes problemas. Ése no es mi juego. Busco negocios que tengan éxito y cuya gestión pueda hacer que sigan creciendo en el futuro.

P. Es la primera vez que viene a Madrid. ¿Cómo ve España?

R. Como un país atractivo, con negocios que funcionan muy bien.

P. En sus primeros contactos con los empresarios, ¿ve diferencias con los de otros países?

R. Todo el mundo es diferente en todas partes, incluso dentro de un mismo país. Los empresarios suelen ser individuos que sienten una gran pasión por su negocio; eso ocurre en EE UU, aquí y en todas partes. Son gente excepcional, que trabaja a una escala extraordinaria y que tiene una visión muy clara de lo que quiere construir. Y gente así se encuentra en todos los países.

P. ¿No ve diferencias con los empresarios de su país?

R. No demasiadas. En todos ellos puede detectarse el mismo impulso básico. Es mucho más amor por el negocio que amor por el dinero. Por lo general, las grandes empresas las construyen gentes que en primer lugar aman su negocio y que por el camino ganan dinero, pero el dinero no les impulsa tanto como las ganas de triunfar con su empresa.

P. ¿Cómo ve el futuro inmediato de la economía española?

R. La economía española lo va a hacer bien, como la estadounidense...

P. ¿Como la estadounidense?

R. No sé lo que va a pasar en los próximos meses, pero le garantizo que si vive en España, sus hijos van a vivir mucho mejor dentro de 10 años de lo que viven ustedes ahora.

P. Algunos economistas relacionan el pinchazo inmobiliario o el déficit exterior de España con los de Estados Unidos. ¿Qué le parece esa comparación?

R. Tenemos problemas, y a lo mejor el aumento del déficit le recuerda al de Estados Unidos, donde por cierto ya ha dejado de aumentar. Eso no afecta a lo que va a ser un país en un plazo de 10 o 20 años.

P. Ante esos problemas, el Gobierno de Bush ha puesto en marcha un paquete de ayudas. ¿Está haciendo lo que debe?

R. Creo que no ha tenido opción. Cuando cometes errores, hay que pagar por ello.

P. Bush es partidario de un dólar fuerte.

R. Al menos eso dice...

P. ¿Y usted?

R. Estoy de acuerdo con las políticas que con el tiempo tengan como consecuencia un dólar razonablemente fuerte. Pero en los últimos años las medidas que se han tomado han provocado que tengamos una moneda débil. Eso se ha demostrado con la venta masiva de dólares en el extranjero en los últimos años.

P. No parece muy contento con lo sucedido en la era de Bush. Entre los demócratas, ¿Barack Obama o Hillary Clinton?

R. Me volcaría por completo con ambos.

P. ¿Obama o McCain?

R. Cualquiera de los dos demócratas antes que el candidato republicano, aunque McCain es un buen tipo, con ideas políticas notables. Apoyaré al 100% al candidato demócrata.

P. ¿Por qué?

R. Estoy más cercano a sus ideas sobre el sistema de impuestos, sobre el modelo sanitario, sobre el derecho al aborto, el derecho de la mujer a elegir si quiere tener un hijo o no. John McCain es un hombre maravilloso, pero no estaría de acuerdo conmigo en eso. Creo que si McCain gana, no va a hacer nada al respecto.

P. ¿Se plantea su sucesión en Berkshire Hathaway?

R. Claro, es algo que tengo que asumir...

P. ¿Lo tiene encarrilado?

R. Sí, toda la directiva coincide en que hay tres nombres sobre la mesa que serían buenos sucesores. Así que si me sucede algo una noche, ya saben a quién nombrar a la mañana siguiente.

P. ¿Puede dar un nombre?

R. No, eso sería mucha ventaja para usted...

P. ¿Va a continuar con sus actividades filantrópicas?

R. Todos los beneficios que procedan de mis acciones en Berkshire Hathaway van a ir destinados a organizaciones filantrópicas. Todos.
Los poderes del oráculo

- Un holding gigantesco. Berkshire Hathaway era en 1965 una empresa textil en crisis. Buffet tomó el mando de la sociedad por unos 22 millones de dólares y la convirtió en un holding inversor con una fuerte presencia en el sector asegurador. Participa en 76 sociedades y su valor en Bolsa supera los 190.000 millones de dólares.- Rentabilidad a prueba de crash. Buffet presume de batir a la Bolsa y a todos los índices, con una rentabilidad media anual para los accionistas superior al 20%. Berkshire emplea a 19 trabajadores.- Coca-Cola. Entre las empresas en la que participa el holding de Buffet están American Express, Wells Fargo, Procter & Gamble, Kraft, Johnson & Johnson o Wal-Mart. Pero sobre todo Coca-Cola, de la que es primer accionista y gran consumidor.- Más rico que Bill Gates. Buffet superó a Gates en la lista de ricos de 'Forbes' en febrero de este año. Con una fortuna estimada en 62.000 millones de dólares, hace unos años hizo la mayor donación de la historia: 30.000 millones de dólares a una fundación: la de la familia Gates.
 

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TRIBUNA: laboratorio de ideas JOSEPH E. STIGLITZ
El fracaso de las metas de inflación


JOSEPH E. STIGLITZ 25/05/2008

Los gobernadores de los bancos centrales del mundo son un club unido, muy dado a las modas y a las tendencias. A principios de la década de los ochenta, cayeron bajo el hechizo del monetarismo, una teoría económica simplista promovida por Milton Friedman. Después de que el monetarismo cayera en desgracia -para gran detrimento de aquellos países que habían sucumbido a él-, empezó la búsqueda de un nuevo mantra.

La respuesta vino en forma de "metas de inflación", según las cuales siempre que el aumento de los precios supere un tope establecido se deben aumentar los tipos de interés. Esta rudimentaria receta no se basa apenas en la teoría económica o en las pruebas empíricas: no hay razón para esperar que, "independientemente de la fuente de la inflación", la mejor respuesta sea incrementar los tipos de interés. Uno espera que la mayoría de los países tengan el sentido común de no aplicar las metas de inflación; mis condolencias a los desafortunados ciudadanos de los países que lo hagan (en la lista de los que han adoptado oficialmente las metas de inflación de una u otra forma están Israel, República Checa, Polonia, Brasil, Chile, Colombia, Suráfrica, Tailandia, Corea, México, Hungría, Perú, Filipinas, Eslovaquia, Indonesia, Rumania, Nueva Zelanda, Canadá, Reino Unido, Suecia, Australia, Islandia y Noruega).

Hoy en día, las metas de inflación se están poniendo a prueba, y lo más seguro es que no la superen. Los países en vías de desarrollo se enfrentan a tasas más altas de inflación, no porque la macrogestión sea peor, sino porque el precio del petróleo y de los alimentos se está poniendo por las nubes y estos elementos representan una parte del presupuesto familiar medio mucho mayor que en los países ricos. En China, por ejemplo, la inflación está acercándose al 8% o más. En Vietnam está aún más alta y se espera que roce el 18,2% este año, y en la India es del 5,8%. En cambio, la inflación de Estados Unidos se encuentra en el 3%. ¿Significa eso que estos países en vías de desarrollo deberían aumentar sus tipos de interés mucho más que Estados Unidos?

La inflación en estos países es, en gran medida, "importada". El aumentar los tipos de interés no va a tener un impacto muy grande sobre los precios internacionales de los cereales o el petróleo. De hecho, teniendo en cuenta el tamaño de la economía de Estados Unidos, sería concebible que una recesión en ese país tuviera un impacto mucho mayor sobre los precios globales que una crisis en cualquier país en vías de desarrollo, lo que da a entender que, desde una perspectiva global, los tipos de interés que se tendrían que incrementar no son los de los países en vías de desarrollo sino los de Estados Unidos.

Si los países en vías de desarrollo siguen estando integrados en la economía global -y no toman medidas para aliviar el impacto de los precios internacionales en los precios nacionales-, los precios nacionales del arroz y de otros cereales están abocados a aumentar sobremanera cuando los precios internacionales lo hagan. Para muchos países en vías de desarrollo, el petróleo y los alimentos a precios elevados representan una triple amenaza: los países importadores no sólo tienen que pagar más por los cereales, sino que también tienen que pagar más para llevarlos hasta su país y aún más para repartirlos entre los consumidores, que puede que vivan a mucha distancia de los puertos.

El aumentar los tipos de interés puede reducir la demanda agregada, lo que es posible que ralentice la economía y frene las subidas del precio de algunos bienes y servicios, sobre todo de los bienes y servicios no comerciales. Pero estas medidas, a menos que se lleven hasta un punto intolerable, no pueden reducir por sí solas la inflación hasta los niveles estipulados. Por ejemplo, aunque la energía global y el precio de los alimentos aumentara a un ritmo más moderado que en la actualidad -por ejemplo, a un 20% anual- y esto se reflejara en los precios nacionales, para llevar la inflación general al 3%, pongamos por caso, sería necesario que los precios sufrieran una bajada acusada en otros lugares. Esto implicaría casi seguro una aguda crisis económica y un paro elevado. Sería peor el remedio que la enfermedad.

Entonces ¿qué se debería hacer? En primer lugar, no se debe culpar a los políticos -o a los gobernadores de los bancos centrales- por la inflación importada, al igual que no se pueden llevar los laureles por una inflación baja cuando la coyuntura global es propicia. Ahora se admite que gran parte de la culpa por el actual caos económico en Estados Unidos corresponde al ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos Alan Greenspan. Pero a veces también se le adjudica el mérito de haber mantenido una inflación baja en Estados Unidos durante su presidencia. Pero lo cierto es que en los años de Greenspan Estados Unidos se benefició de un periodo de descenso de los precios de los productos básicos y de la deflación en China, lo que contribuyó a mantener controlados los precios de los bienes manufacturados.

En segundo lugar, hemos de reconocer que unos precios elevados pueden provocar mucha tensión, sobre todo para los individuos con bajos ingresos. Las revueltas y las protestas en algunos países en vías de desarrollo son simplemente la peor manifestación de lo anterior.

Los defensores de la liberalización del comercio vendieron a bombo y platillo sus ventajas; pero nunca fueron completamente sinceros respecto a sus riesgos, frente a los que los mercados no suelen poder proporcionar un seguro adecuado. Hace más de 25 años demostré que, si las circunstancias lo permiten, la liberalización del comercio podría hacer que todo el mundo estuviera mucho peor. No estaba defendiendo el proteccionismo, sino más bien dando una nota de aviso de que teníamos que ser conscientes de los riesgos que había en contrapartida y estar preparados para enfrentarnos a ellos.

En cuanto a la agricultura, los países desarrollados, como Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea, aíslan tanto a consumidores como a agricultores de estos riesgos. Pero la mayor parte de los países en vías de desarrollo carecen de las estructuras institucionales -o de los recursos- para hacer lo propio. Muchos imponen medidas de emergencia como impuestos o prohibiciones a la exportación, que ayudan a sus ciudadanos, pero a expensas de los de otros países.

Si queremos evitar una reacción aún más fuerte contra la globalización, Occidente debe responder con firmeza y rapidez. Las ayudas a los biocombustibles, a raíz de las cuales los terrenos se dedican a la producción de energía en vez de alimentos, se tienen que revocar. Además, algunos de los miles de millones de euros que se han invertido en subvencionar a los agricultores occidentales se deberían emplear ahora para ayudar a los países en vías de desarrollo más pobres a cubrir sus necesidades básicas de alimentos y energía.

Y lo que es más importante, tanto los países en vías de desarrollo como los países desarrollados tienen que abandonar las metas de inflación. Los esfuerzos para adaptarse al aumento de los precios de los alimentos y la energía ya son lo suficientemente difíciles de por sí. La economía más débil y el paro más elevado que traen consigo las metas de inflación no tendrán un impacto muy grande sobre la inflación; lo único que van a conseguir es que la tarea de sobrevivir en estas condiciones sea aún más ardua.

Joseph E. Stiglitz es catedrático de Economía de la Universidad de Columbia y ganador del Premio Nobel de Economía en 2001. Traducción de News Clips. © Project Syndicate, 2008.
 

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REPORTAJE: Economía global
La locomotora tira de nuevo
Alemania muestra su fuerza en medio de la crisis internacional


JUAN GÓMEZ 25/05/2008

"¿Crisis? ¿Qué crisis?", se preguntaba el jueves un analista económico del diario alemán Die Welt. La primera economía de Europa parece estar capeando con éxito las turbulencias internacionales de los últimos meses. Expertos y analistas se confiesan sorprendidos por los buenos datos coyunturales de los últimos meses, que superan con creces las previsiones de los diversos institutos y organizaciones que vigilan la marcha de la economía alemana.

Si bien sufrió durante años por la ausencia de un auge inmobiliario semejante al que vivieron muchos países industrializados en la última década, la hasta 2005 renqueante economía alemana no tiene ahora que afrontar una crisis del sector comparable a la de España. Para 2008, los analistas consultados por este periódico esperan un crecimiento económico de entre el 2 y el 2,5%. Pese a todo, cuentan con una desaceleración económica a medio plazo.

El pasado día 15, la Oficina Federal de Estadística sorprendió a propios y a extraños al anunciar que el Producto Interior Bruto (PIB) alemán creció durante el primer trimestre de 2008 en 1,5% con respecto al trimestre anterior, el mayor tirón en 12 años. El crecimiento medio en la eurozona se quedó en el 0,7%.

Son también excelentes los datos sobre población activa publicados esta semana: se han creado 1.400.000 empleos desde el primer trimestre de 2006. Este aumento, que equivale al 3,7%, es el mayor anotado desde 1990 en un periodo de dos años. En cuanto a la inflación, se redujo en abril al 2,6%, siete décimas menos que en el mes de marzo.

Como guinda, el índice de confianza empresarial que cada mes confecciona el instituto económico Ifo dio el miércoles un significativo espaldarazo a los optimistas, al subir 1,1 puntos respecto a abril. Todo indica que el ciclo de expansión iniciado por Alemania en 2005 está aún por concluir y que la locomotora económica de Europa marcha a buen ritmo, alimentada por carteras de pedidos llenas desde hace años. La economía alemana está demostrando una singular autonomía en el contexto internacional, que podría servir de ancla a sus socios europeos con mayores dificultades, como España o el Reino Unido.

Sin embargo, estos números alentadores no ahuyentan el fantasma de la recesión. Desde que la crisis crediticia estadounidense cruzó el Atlántico el pasado mes de agosto, los expertos y analistas económicos no han dejado de advertir en Alemania sobre sus posibles consecuencias. Su impacto no se ha notado aún demasiado, pero planean tres amenazas inmediatas: la fortaleza del euro frente al dólar, el precio rampante del crudo y las secuelas de una posible recesión en Estados Unidos.

En primer lugar, muchos expertos se temen que el sensacional crecimiento del 1,5% medido en el primer trimestre se deba a causas circunstanciales. La Oficina Federal de Estadística señaló en su informe del 15 de mayo que el inesperado crecimiento se debió sobre todo a las inversiones empresariales en construcción y en maquinaria. Sorprendidos por lo erradas que se mostraron la mayoría de sus previsiones para el primer trimestre, los analistas aseguran que ambos sectores atravesaron una época inusualmente propicia en los primeros meses de este año.

El invierno de 2008 ha sido inusualmente benigno y ha permitido que la industria de la construcción se saltara la pausa que por lo común imponen los inviernos gélidos de Centroeuropa. Las constructoras acometieron ya en pleno invierno proyectos previstos para la actual primavera. Se lo permitieron las temperaturas moderadas y la escasa nieve caída en los meses invernales. Por otra parte, con el año 2007 acabó también la vigencia de una regulación fiscal que permitía ciertas exenciones a las empresas por la compra de material. Los analistas calculan que muchos de los pedidos acumulados en 2007 se han entregado y cobrado en 2008.

Por mucho que estas contingencias permitan prever que el 1,5% no se repetirá en los trimestres restantes del año, también es seguro que se han quedado desfasados todos los pronósticos para 2008, como el birrioso 1,4% de crecimiento que preveía en abril para Alemania el Fondo Monetario Internacional.

Cuando hablan de comercio exterior, los medios alemanes suelen ufanarse de que el país es "campeón del mundo en exportaciones". Éste ha sido, de hecho, el principal motor económico de Alemania en la última década.

Pero el euro cotizaba el jueves a 1,57 dólares. El encarecimiento de la moneda única respecto al dólar también encarece los productos europeos y dificulta las exportaciones fuera de la Unión. En marzo de este año, Alemania exportó bienes por valor de 84.000 millones de euros, sólo el 0,2% más que en marzo de 2007. En enero y febrero, las exportaciones alemanas habían registrado sendos aumentos de casi el 9% respecto a los mismos meses de 2007. La sorpresa en esta estadística es que, pese a la muy comentada influencia del dólar en el comercio exterior alemán, lo cierto que es que el estancamiento se debe sobre todo al descenso de las exportaciones a la Eurozona, con diferencia el área económica más importante para el comercio exterior de Alemania. La demanda de países como España e Italia ha descendido por el enfriamiento de sus respectivas economías. Fuera de la Unión Europea, la demanda de productos alemanes aumentó en marzo el 3,5%.

Axel Lindner, economista del Instituto de Investigación Económica de Halle, señala la importancia de los países emergentes en las carteras de pedidos de las empresas alemanas y la "enorme popularidad que los productos alemanes disfrutan en todo el mundo". Países como China o la India son clientes fijos de la industria alemana porque invierten en infraestructuras y compran sobre todo maquinaria pesada o de precisión, para cuya venta el tipo de cambio o incluso el precio no son factores decisivos. En muchos casos, estos productos carecen de cualquier competencia fuera del made in Germany.

El superávit comercial alemán alcanzó en marzo los 16.700 millones de euros. Significa una reducción del 10,69% respecto a marzo de 2007, pero aún es una cifra enorme. Demuestra que, por lo menos de momento, las exportaciones a los países en desarrollo han compensado la caída de la demanda en Estados Unidos.

Sin embargo, si la crisis se agravara en Estados Unidos y se extendiera a las economías emergentes, Alemania tendría que contar con sus propios consumidores. Éste es precisamente el talón de Aquiles de la economía del país. La incentivación de la demanda interna es una de las asignaturas pendientes del Gobierno alemán. Además, su aumento beneficiaría a los principales socios comerciales del país, que son los miembros veteranos de la Unión Europea.

"Algunas deficiencias estructurales de Alemania se revelan en que el consumo es independiente del patrimonio", advierte Christian Dreger. El jefe de la sección de coyuntura del instituto berlinés de investigación económica DIW describe cómo "el aumento de los precios inmobiliarios o la subida de la Bolsa, que hacen que aumente también el patrimonio de las familias, no se refleja en el consumo privado en Alemania".

El fenómeno, sin duda beneficioso en tiempos de crisis financiera e inmobiliaria como el actual, "lleva a que el consumo dependa sólo de los ingresos fijos, lo que probablemente demuestra cierto anquilosamiento en la liquidez", opina Dreger.

Este menguado aumento del consumo aun en tiempos de bonanza y la reticencia de los alemanes a pedir créditos podría deberse, además, a la política de contención salarial mantenida por la patronal alemana en los últimos lustros y, sobre todo, a la profunda desconfianza de la población respecto a las drásticas reformas del Estado del bienestar emprendidas el mismo periodo. El miedo de las clases medias a la precarización aumentó en los últimos años con cada recorte de las prestaciones sociales en Alemania. Algunos analistas sostienen, sin embargo, que la caída del paro y una posible reducción de impuestos podrían derivar en un repunte del consumo privado en los próximos meses. Estos procesos, sin embargo, han demostrado en el pasado una lentitud notable.

Mejor humor se registra en los despachos de los ejecutivos, según demuestra la más reciente encuesta sobre confianza empresarial del instituto muniqués Ifo. Los 103,5 puntos que ha alcanzado este mes indican que los empresarios alemanes esperan un aterrizaje suave del auge económico.

Ni siquiera el precio del crudo, disparado desde hace meses, logra enturbiar del todo las perspectivas alemanas. Dreger alude al menor coste energético de la economía del país, donde "cada punto porcentual del PIB cuesta menos energía que, por ejemplo, en Estados Unidos". Es el resultado de la política de ahorro energético, aplicada desde hace décadas. La mayor amenaza del crudo sobre la economía europea descansa para Dreger en su influencia sobre la inflación y, por ende, sobre el consumo.

Tanto en la Federación de la Industria Alemana (BDI) como en la Cámara de Industria y Comercio (DIHK) confían en que el precio del crudo no va a repercutir de manera crucial en los resultados económicos de las empresas. Axel Lindner considera incluso que Alemania se beneficia del precio del petróleo "porque los países productores, los de la OPEC y Rusia son excelentes clientes, porque invierten parte de sus enormes ganancias en infraestructuras". Se entiende que made in Germany. -
El futuro de la clase media

El último informe sobre la pobreza en Alemania, presentado por el Gobierno esta semana, cayó como un puñetazo. Uno de cada ocho alemanes es pobre y lo sería uno de cada cuatro si se suprimiesen las ayudas sociales. El propio ministro de Trabajo, Olaf Scholz, destacaba el lunes el dato más preocupante del informe: ha crecido el número de trabajadores en activo con un nivel de ingresos inferior al límite de la pobreza.

A estas noticias se suma un informe redactado por la consultora McKinsey y conocido a principios de mes, que avisa de la mengua de la clase media en

el país. Si se mantiene el nivel actual de crecimiento, sólo el 50% de los

alemanes disfrutarán de ingresos

medios en el año 2020. El instituto berlinés DIW anunció en un estudio previo que entre 2000 y 2006, la clase media alemana se redujo del 62% al 54% de la población. La mayoría de los alemanes considera que el crecimiento económico de los últimos dos años no ha beneficiado su situación social o económica.

Consultado por este periódico,

incluso un economista de la Cámara Alemana de Industria y Comercio DIHK, que representa los intereses empresariales, se decía el pasado jueves "orgulloso de la economía social de mercado" alemana. Tres años después del llamativo "debate sobre el capitalismo" que calentó la precampaña electoral de 2005, los partidos de la

gran coalición entre socialdemócratas (SPD) y democristianos (CDU) que gobierna Alemania han encontrado en este desarrollo un filón para perfilar sus diferencias ante los votantes.

En la CDU de la canciller Angela Merkel aumenta el coro de voces que pide un recorte fiscal. La semana pasada, el grupo parlamentario

formado por la CDU y su partido hermano bávaro CSU fue escenario de una nueva alianza entre el ala social

y el ala liberal, que se unieron para llevar la contraria al Gobierno y apoyar una rebaja de impuestos. Los socialdemócratas, por su parte,

plantean el aumento de la presión fiscal sobre los ricos e insisten en la introducción de un salario mínimo interprofesional en Alemania. -
 

Eddy

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El aumentar los tipos de interés puede reducir la demanda agregada, lo que es posible que ralentice la economía y frene las subidas del precio de algunos bienes y servicios, sobre todo de los bienes y servicios no comerciales. Pero estas medidas, a menos que se lleven hasta un punto intolerable, no pueden reducir por sí solas la inflación hasta los niveles estipulados. Por ejemplo, aunque la energía global y el precio de los alimentos aumentara a un ritmo más moderado que en la actualidad -por ejemplo, a un 20% anual- y esto se reflejara en los precios nacionales, para llevar la inflación general al 3%, pongamos por caso, sería necesario que los precios sufrieran una bajada acusada en otros lugares. Esto implicaría casi seguro una aguda crisis económica y un paro elevado. Sería peor el remedio que la enfermedad.
La aversión que tienen estos tíos (los keynesianos) a los "altos" tipos de interés raya en lo enfermizo.

Y fíjense que en el mismo artículo raya contra los altos precios de los alimentos, al mismo tiempo que tiembla ante una caída de precios en otros sectores.

Su referente básico es la grán depresión (una crisis de demanda), y a partir de ahí, como dicen "al que tiene un martillo, todos los problemas le parecen un clavo".

Pero la crisis actual tiene más paralelismos con las crisis de abastecimientos que se daban en el siglo XIX, motivadas por malas cosechas . Entonces, había que importar alimentos, más caros, y había que reducir el gasto en todo lo demás, lo que provocaba subidas de precios en los alimentos, bajadas de precios en todo lo demás, y crisis económica general. Por supuesto, los agricultores y especuladores afortunados se forraban en estos casos, pero ellos no eran los causantes de las malas cosechas, sólo sus beneficiariios.


Y el envío adicional de dinero al exterior (vía mayores importaciones), se traducía en tensiones de liquidez en los bancos, subidas de tipos, y quiebras de empresas y sectores apalancados.

Pero esta subida de tipos no era caprichosa: el capital se había vuelto realmente más escaso por la caída del ahorro motivada a su vez por los altos precios de los alimentos. Y las necesidades de liquidez se habían vuelto más apremiantes.

Ahora, con bancos centrales obsesionados por mantener los tipos bajos, los efectos son que se van a mantener artificialmente con vida negocios que ya no tienen perspectivas (refinanciaciones de inmobiliarias), se va a mantener bajo el ahorro nacional (obligando a los bancos a seguir dependiendo del caprichoso ahorro externo), se va a impedir que el capital se desplace a los sectores donde es más necesario (sector primario, energía), al no reducirse los precios de los factores (tierra, locales, etc).

Y se va a seguir alimentando la subida de los alimentos y las materias primas.
 

Marai

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La aversión que tienen estos tíos (los keynesianos) a los "altos" tipos de interés raya en lo enfermizo.

Y fíjense que en el mismo artículo raya contra los altos precios de los alimentos, al mismo tiempo que tiembla ante una caída de precios en otros sectores.

Su referente básico es la grán depresión (una crisis de demanda), y a partir de ahí, como dicen "al que tiene un martillo, todos los problemas le parecen un clavo".

Pero la crisis actual tiene más paralelismos con las crisis de abastecimientos que se daban en el siglo XIX, motivadas por malas cosechas . Entonces, había que importar alimentos, más caros, y había que reducir el gasto en todo lo demás, lo que provocaba subidas de precios en los alimentos, bajadas de precios en todo lo demás, y crisis económica general. Por supuesto, los agricultores y especuladores afortunados se forraban en estos casos, pero ellos no eran los causantes de las malas cosechas, sólo sus beneficiariios.


Y el envío adicional de dinero al exterior (vía mayores importaciones), se traducía en tensiones de liquidez en los bancos, subidas de tipos, y quiebras de empresas y sectores apalancados.

Pero esta subida de tipos no era caprichosa: el capital se había vuelto realmente más escaso por la caída del ahorro motivada a su vez por los altos precios de los alimentos. Y las necesidades de liquidez se habían vuelto más apremiantes.

Ahora, con bancos centrales obsesionados por mantener los tipos bajos, los efectos son que se van a mantener artificialmente con vida negocios que ya no tienen perspectivas (refinanciaciones de inmobiliarias), se va a mantener bajo el ahorro nacional (obligando a los bancos a seguir dependiendo del caprichoso ahorro externo), se va a impedir que el capital se desplace a los sectores donde es más necesario (sector primario, energía), al no reducirse los precios de los factores (tierra, locales, etc).

Y se va a seguir alimentando la subida de los alimentos y las materias primas.
Tú critica se refiere a la política monetaria en EEUU y la eurozona y la de Stiglitz a la política monetaria en países emergentes. Stiglitz defiende que las economías emergentes no la endurezcan y tú pareces defender que las economías ricas si lo deberían hacer.

No creo que haya soluciones sencillas ni exentas de peligro a los problemas de inflación o las burbujas de activos, pero en algo estoy de acuerdo con Stiglitz: la política monetaria no es por si sóla la solución.
 

BLICHON

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El éxito llama al fracaso(PAUL KRUGMAN 25/05/2008)

El éxito llama al fracaso

Crucen los dedos, toquen madera; es posible, aunque no es del todo seguro, que lo peor de la crisis financiera haya pasado ya. Ésta es la buena noticia.

La mala es que, a medida que van estabilizándose los mercados, se nos podrían estar escapando las oportunidades de realizar una reforma financiera esencial. Por consiguiente, es probable que la próxima crisis sea peor que ésta. Veamos cómo se ha desarrollado la historia hasta el momento.

Tras la crisis financiera que señaló el comienzo de la gran depresión, los impulsores de la reforma del new deal regularon el sistema bancario con el objetivo de proteger a la economía de futuras crisis. El nuevo sistema funcionó bien durante medio siglo.

Sin embargo, Wall Street terminó llevando a cabo una táctica evasiva ante la regulación, haciendo uso de complejos arreglos financieros para que la mayor parte del negocio de la banca quedara fuera del alcance de los reguladores. Washington podría haber revisado las reglas para que cubrieran este nuevo sistema bancario en la sombra, pero eso habría ido en contra de la ideología de la época del culto al mercado.

En lugar de eso, los principales responsables, empezando por Alan Greenspan y siguiendo por abajo, elogiaron la innovación financiera y desdeñaron las advertencias respecto a los riesgos cada vez mayores.

Y entonces llegó la crisis. El pasado agosto, cuando los inversores empezaban a darse cuenta de la magnitud del desastre de las hipotecas, se derrumbó la confianza en el sistema financiero.

Creo que hemos tenido mucha suerte de tener a Ben Bernanke en la presidencia de la Reserva Federal (Fed) en estos tiempos difíciles. Puede que le falte el talento de Greenspan para hacerse pasar por el Mago de Oz, pero es un economista que ha reflexionado largo y tendido sobre la gran depresión y la década perdida de Japón en los años noventa, y comprende lo que está en juego. Bernanke se percató, más rápidamente que otros, de que nos encontrábamos en una situación que guardaba una semejanza muy grande con la gran crisis bancaria de 1930-1931. Su principal prioridad, por encima de cualquier otra preocupación, debía ser evitar una cascada de quiebras financieras que paralizarían la economía.

Los planes de la Reserva Federal estos últimos nueve meses me recuerdan a la antigua serie de televisión MacGyver, cuyo ingenioso héroe siempre se escapaba de situaciones complicadas montando útiles con unos cuantos objetos cotidianos y un poco de cinta adhesiva.

Como las instituciones en apuros no tenían el nombre de bancos, las herramientas habituales de la Reserva Federal para abordar los problemas financieros, diseñadas para un sistema centrado en los bancos tradicionales, resultaban en gran medida inservibles. Por eso ha improvisado unos arreglos provisionales para salir del paso. Estaban el TAF y el TSFL (no pregunten), y las líneas de crédito para los bancos de inversión, y todo culminó con el rescate sin precedentes y legal por los pelos de Bear Stearns en marzo, un rescate no del propio Bear, sino de sus contrapartes, todos aquellos que estaban en el otro lado de sus apuestas financieras.

Aún no está nada claro si todas estas improvisaciones han resuelto la crisis, pero era lo que había que hacer y, por el momento, parece que las cosas se están calmando.

Así que dos hurras por Bernanke. Desgraciadamente, su propio éxito -si es que ha tenido éxito- presenta otro problema: le da al sector financiero la oportunidad de bloquear la reforma.

Ahora sabemos que las cosas que no se llaman bancos pueden, a pesar de ello, generar crisis bancarias y que la Reserva Federal tiene que llevar a cabo rescates parecidos a los de los bancos por su bien. Por consiguiente, los fondos de cobertura, los vehículos especiales de inversión y otras cosas por el estilo requieren una normativa similar a la de la banca. En concreto, se les tiene que exigir que tengan el capital adecuado.

Pero aunque el sistema financiero fuera de control ha sido negativo para el país, ha sido muy positivo para los trapicheros, que se llevan unos honorarios astronómicos cuando las cosas parecen ir bien y luego consiguen escapar ilesos -y, de hecho, normalmente con grandes indemnizaciones por despido- cuando las cosas se tuercen. Ellos no quieren normativas; estabilizarían la economía, pero les cortarían las alas.

Y ahora que los nubarrones financieros se han disipado un poco, el viento contra una regulación razonable sopla con fuerza. Incluso la muy modesta propuesta de la Reserva Federal de limitar las hipotecas abusivas con nuevas normas está en la línea de fuego y hay signos alarmantes de que la Reserva podría echarse atrás.

A lo mejor una victoria arrolladora de los demócratas en noviembre consigue revivir la causa de la reforma financiera, pero ahora mismo parece que no vamos a tardar en volver a lo de siempre.

El paralelismo que me preocupa es el que se puede establecer con lo que pasó hace 10 años, después de que quebrara el fondo de cobertura Long-Term Capital Management (LTCM), a raíz de lo cual se congeló temporalmente todo el sistema financiero.

Gracias a la suerte y a la astucia se pudo contener esa crisis, pero en lugar de servir de advertencia, dicho episodio alimentó la creencia errónea de que la Reserva Federal contaba con todas las herramientas que necesitaba para resolver las crisis financieras. Así que no se hizo nada para remediar las vulnerabilidades que puso de manifiesto la crisis de LTCM y que son las mismas que dan origen a la crisis actual, la cual es mucho más grave.

Y si no arreglamos el sistema ya, hay buenas razones para creer que la próxima crisis será aún mayor y que la Reserva Federal no tendrá suficiente cinta adhesiva para remendar las cosas.

http://www.elpais.com/articulo/empresas/exito/llama/fracaso/elpepueconeg/20080525elpnegemp_12/Tes/
 

ronald29780

Mercutio
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REPORTAJE: Economía global
La locomotora tira de nuevo
Alemania muestra su fuerza en medio de la crisis internacional


JUAN GÓMEZ 25/05/2008

"¿Crisis? ¿Qué crisis?", se preguntaba el jueves un analista económico del diario alemán Die Welt. La primera economía de Europa parece estar capeando con éxito las turbulencias internacionales de los últimos meses. Expertos y analistas se confiesan sorprendidos por los buenos datos coyunturales de los últimos meses, que superan con creces las previsiones de los diversos institutos y organizaciones que vigilan la marcha de la economía alemana.

Si bien sufrió durante años por la ausencia de un auge inmobiliario semejante al que vivieron muchos países industrializados en la última década, la hasta 2005 renqueante economía alemana no tiene ahora que afrontar una crisis del sector comparable a la de España. Para 2008, los analistas consultados por este periódico esperan un crecimiento económico de entre el 2 y el 2,5%. Pese a todo, cuentan con una desaceleración económica a medio plazo.

El pasado día 15, la Oficina Federal de Estadística sorprendió a propios y a extraños al anunciar que el Producto Interior Bruto (PIB) alemán creció durante el primer trimestre de 2008 en 1,5% con respecto al trimestre anterior, el mayor tirón en 12 años. El crecimiento medio en la eurozona se quedó en el 0,7%.

Son también excelentes los datos sobre población activa publicados esta semana: se han creado 1.400.000 empleos desde el primer trimestre de 2006. Este aumento, que equivale al 3,7%, es el mayor anotado desde 1990 en un periodo de dos años. En cuanto a la inflación, se redujo en abril al 2,6%, siete décimas menos que en el mes de marzo.

Como guinda, el índice de confianza empresarial que cada mes confecciona el instituto económico Ifo dio el miércoles un significativo espaldarazo a los optimistas, al subir 1,1 puntos respecto a abril. Todo indica que el ciclo de expansión iniciado por Alemania en 2005 está aún por concluir y que la locomotora económica de Europa marcha a buen ritmo, alimentada por carteras de pedidos llenas desde hace años. La economía alemana está demostrando una singular autonomía en el contexto internacional, que podría servir de ancla a sus socios europeos con mayores dificultades, como España o el Reino Unido.

Sin embargo, estos números alentadores no ahuyentan el fantasma de la recesión. Desde que la crisis crediticia estadounidense cruzó el Atlántico el pasado mes de agosto, los expertos y analistas económicos no han dejado de advertir en Alemania sobre sus posibles consecuencias. Su impacto no se ha notado aún demasiado, pero planean tres amenazas inmediatas: la fortaleza del euro frente al dólar, el precio rampante del crudo y las secuelas de una posible recesión en Estados Unidos.

En primer lugar, muchos expertos se temen que el sensacional crecimiento del 1,5% medido en el primer trimestre se deba a causas circunstanciales. La Oficina Federal de Estadística señaló en su informe del 15 de mayo que el inesperado crecimiento se debió sobre todo a las inversiones empresariales en construcción y en maquinaria. Sorprendidos por lo erradas que se mostraron la mayoría de sus previsiones para el primer trimestre, los analistas aseguran que ambos sectores atravesaron una época inusualmente propicia en los primeros meses de este año.

El invierno de 2008 ha sido inusualmente benigno y ha permitido que la industria de la construcción se saltara la pausa que por lo común imponen los inviernos gélidos de Centroeuropa. Las constructoras acometieron ya en pleno invierno proyectos previstos para la actual primavera. Se lo permitieron las temperaturas moderadas y la escasa nieve caída en los meses invernales. Por otra parte, con el año 2007 acabó también la vigencia de una regulación fiscal que permitía ciertas exenciones a las empresas por la compra de material. Los analistas calculan que muchos de los pedidos acumulados en 2007 se han entregado y cobrado en 2008.

Por mucho que estas contingencias permitan prever que el 1,5% no se repetirá en los trimestres restantes del año, también es seguro que se han quedado desfasados todos los pronósticos para 2008, como el birrioso 1,4% de crecimiento que preveía en abril para Alemania el Fondo Monetario Internacional.

Cuando hablan de comercio exterior, los medios alemanes suelen ufanarse de que el país es "campeón del mundo en exportaciones". Éste ha sido, de hecho, el principal motor económico de Alemania en la última década.

Pero el euro cotizaba el jueves a 1,57 dólares. El encarecimiento de la moneda única respecto al dólar también encarece los productos europeos y dificulta las exportaciones fuera de la Unión. En marzo de este año, Alemania exportó bienes por valor de 84.000 millones de euros, sólo el 0,2% más que en marzo de 2007. En enero y febrero, las exportaciones alemanas habían registrado sendos aumentos de casi el 9% respecto a los mismos meses de 2007. La sorpresa en esta estadística es que, pese a la muy comentada influencia del dólar en el comercio exterior alemán, lo cierto que es que el estancamiento se debe sobre todo al descenso de las exportaciones a la Eurozona, con diferencia el área económica más importante para el comercio exterior de Alemania. La demanda de países como España e Italia ha descendido por el enfriamiento de sus respectivas economías. Fuera de la Unión Europea, la demanda de productos alemanes aumentó en marzo el 3,5%.

Axel Lindner, economista del Instituto de Investigación Económica de Halle, señala la importancia de los países emergentes en las carteras de pedidos de las empresas alemanas y la "enorme popularidad que los productos alemanes disfrutan en todo el mundo". Países como China o la India son clientes fijos de la industria alemana porque invierten en infraestructuras y compran sobre todo maquinaria pesada o de precisión, para cuya venta el tipo de cambio o incluso el precio no son factores decisivos. En muchos casos, estos productos carecen de cualquier competencia fuera del made in Germany.

El superávit comercial alemán alcanzó en marzo los 16.700 millones de euros. Significa una reducción del 10,69% respecto a marzo de 2007, pero aún es una cifra enorme. Demuestra que, por lo menos de momento, las exportaciones a los países en desarrollo han compensado la caída de la demanda en Estados Unidos.

Sin embargo, si la crisis se agravara en Estados Unidos y se extendiera a las economías emergentes, Alemania tendría que contar con sus propios consumidores. Éste es precisamente el talón de Aquiles de la economía del país. La incentivación de la demanda interna es una de las asignaturas pendientes del Gobierno alemán. Además, su aumento beneficiaría a los principales socios comerciales del país, que son los miembros veteranos de la Unión Europea.

"Algunas deficiencias estructurales de Alemania se revelan en que el consumo es independiente del patrimonio", advierte Christian Dreger. El jefe de la sección de coyuntura del instituto berlinés de investigación económica DIW describe cómo "el aumento de los precios inmobiliarios o la subida de la Bolsa, que hacen que aumente también el patrimonio de las familias, no se refleja en el consumo privado en Alemania".

El fenómeno, sin duda beneficioso en tiempos de crisis financiera e inmobiliaria como el actual, "lleva a que el consumo dependa sólo de los ingresos fijos, lo que probablemente demuestra cierto anquilosamiento en la liquidez", opina Dreger.

Este menguado aumento del consumo aun en tiempos de bonanza y la reticencia de los alemanes a pedir créditos podría deberse, además, a la política de contención salarial mantenida por la patronal alemana en los últimos lustros y, sobre todo, a la profunda desconfianza de la población respecto a las drásticas reformas del Estado del bienestar emprendidas el mismo periodo. El miedo de las clases medias a la precarización aumentó en los últimos años con cada recorte de las prestaciones sociales en Alemania. Algunos analistas sostienen, sin embargo, que la caída del paro y una posible reducción de impuestos podrían derivar en un repunte del consumo privado en los próximos meses. Estos procesos, sin embargo, han demostrado en el pasado una lentitud notable.

Mejor humor se registra en los despachos de los ejecutivos, según demuestra la más reciente encuesta sobre confianza empresarial del instituto muniqués Ifo. Los 103,5 puntos que ha alcanzado este mes indican que los empresarios alemanes esperan un aterrizaje suave del auge económico.

Ni siquiera el precio del crudo, disparado desde hace meses, logra enturbiar del todo las perspectivas alemanas. Dreger alude al menor coste energético de la economía del país, donde "cada punto porcentual del PIB cuesta menos energía que, por ejemplo, en Estados Unidos". Es el resultado de la política de ahorro energético, aplicada desde hace décadas. La mayor amenaza del crudo sobre la economía europea descansa para Dreger en su influencia sobre la inflación y, por ende, sobre el consumo.

Tanto en la Federación de la Industria Alemana (BDI) como en la Cámara de Industria y Comercio (DIHK) confían en que el precio del crudo no va a repercutir de manera crucial en los resultados económicos de las empresas. Axel Lindner considera incluso que Alemania se beneficia del precio del petróleo "porque los países productores, los de la OPEC y Rusia son excelentes clientes, porque invierten parte de sus enormes ganancias en infraestructuras". Se entiende que made in Germany. -
El futuro de la clase media

El último informe sobre la pobreza en Alemania, presentado por el Gobierno esta semana, cayó como un puñetazo. Uno de cada ocho alemanes es pobre y lo sería uno de cada cuatro si se suprimiesen las ayudas sociales. El propio ministro de Trabajo, Olaf Scholz, destacaba el lunes el dato más preocupante del informe: ha crecido el número de trabajadores en activo con un nivel de ingresos inferior al límite de la pobreza.

A estas noticias se suma un informe redactado por la consultora McKinsey y conocido a principios de mes, que avisa de la mengua de la clase media en

el país. Si se mantiene el nivel actual de crecimiento, sólo el 50% de los

alemanes disfrutarán de ingresos

medios en el año 2020. El instituto berlinés DIW anunció en un estudio previo que entre 2000 y 2006, la clase media alemana se redujo del 62% al 54% de la población. La mayoría de los alemanes considera que el crecimiento económico de los últimos dos años no ha beneficiado su situación social o económica.

Consultado por este periódico,

incluso un economista de la Cámara Alemana de Industria y Comercio DIHK, que representa los intereses empresariales, se decía el pasado jueves "orgulloso de la economía social de mercado" alemana. Tres años después del llamativo "debate sobre el capitalismo" que calentó la precampaña electoral de 2005, los partidos de la

gran coalición entre socialdemócratas (SPD) y democristianos (CDU) que gobierna Alemania han encontrado en este desarrollo un filón para perfilar sus diferencias ante los votantes.

En la CDU de la canciller Angela Merkel aumenta el coro de voces que pide un recorte fiscal. La semana pasada, el grupo parlamentario

formado por la CDU y su partido hermano bávaro CSU fue escenario de una nueva alianza entre el ala social

y el ala liberal, que se unieron para llevar la contraria al Gobierno y apoyar una rebaja de impuestos. Los socialdemócratas, por su parte,

plantean el aumento de la presión fiscal sobre los ricos e insisten en la introducción de un salario mínimo interprofesional en Alemania. -
Sloamente un par de aclaraciones:

Si el invierno 2007/2008 ha sido menos frio que la media estadistica.
Pero, el invierno 2006/2007 era mas más suave aun.
Así en la estadistica interanual, el invierno pasado no debe verse como especial.

Otra cosa:
Alemania, desde su cupula del gobierno y de las grandes empresas, hasta el ciudadano "de a pie", tiene un comportamiento de un superpetrolero.
Tanto en la velocidad de las reacciones, como en la mentalidad de las reservas de seguridad precisas.

Gran parte de la ultima decada estaba dedicada a dar un curso nuevo, hacia un estado más delgado y una economia más productiva. Desde el año pasado se empieza a recoger la fruto del camino espinoso.

Las consequencias para España son dificiles de vislumbrar:

La mentalidad del superpetrolero lo afecta ahora en primera persona, vease los continuos cambios del tipo de interés por parte del BCE en los ultimos 8 meses. Y algo me da, que el BCE seguirá con su politica de tipos (relativamente) altos, mientras la economia alemana sigue el camino mencionado.

Como tampoco se puede usar la medida clasica de incentivar las exportaciones, devaluar la peseta, no veo mucha alternativa a seguir el modelo aleman de la ultima decada:
Deflacion asimetrica, bajada de salarios y prestaciones sociales, una apuesta por la formacion, politica de incentivo puntual y fin de la regadera e intentar de cambiar el modelo estructural del pais.

Y, dado la situacion existente, va a ser un camino mucho más dificil que allí.
 

El_Presi

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La desconfianza se adueña de la economía
Los expertos creen que el frenazo del consumo revela que la crisis afecta ya a todos los sectores


ALEJANDRO BOLAÑOS 01/06/2008

La economía es una ciencia extraña, que se expresa en números pero habla de sensaciones. Y el recién acabado mes de mayo es una muestra de lo rápido que puede virar el estado de ánimo. Si a principios de año el debate se centraba en dar con la medida de la desaceleración, ahora la percepción generalizada es que la crisis ya está aquí, es intensa, afecta a todos los sectores y no tiene intención de irse pronto.

En la última década, los números contaban una economía boyante, con claroscuros (precariedad laboral, alto endeudamiento, burbuja inmobiliaria), pero con un crecimiento superior al de la mayoría de los países avanzados. Desde el verano, describían un avance trastabillado por dos obstáculos puestos desde el exterior, la crisis de hipotecas basura de EE UU y el alza de las materias primas, y un lastre doméstico, el anunciado ajuste inmobiliario. En los últimos días, los números alimentan el desasosiego.

Mayo empezó bajo el impacto del repunte de la tasa de desempleo (9,6% en el primer trimestre, según la EPA), amplificado después por las cifras de paro registrado de abril. La contabilidad nacional del primer trimestre empeoró el panorama: reflejó un crecimiento interanual del PIB del 2,7%, el más bajo desde 2002, con una debilidad del avance trimestral alarmante (un 0,3%, el peor dato en 13 años).

Y el goteo de malos datos se convirtió en torrente esta semana. El alza del petróleo encendió las protestas de pescadores y transportistas y acelera la inflación. Las estadísticas de hipotecas, visados y compraventa de viviendas revelan un abrupto desplome en la construcción. El superávit público se encoge a marchas forzadas.

"La rapidez con la que se ha producido el deterioro de la economía española es el reverso de la burbuja inmobiliaria en la que ha vivido el país en la última década", opina Carles Boix, profesor de la Universidad de Princeton (EE UU) y colaborador del servicio de estudios de La Caixa. La construcción de viviendas, incentivada por los altos precios y la demanda, ha llegado a rozar el 9% del PIB, un peso que sólo Irlanda supera entre los países occidentales. Pero en el primer trimestre, la inversión residencial retrocedió por primera vez en seis años, aunque los expertos vaticinaban un deterioro mayor. Servicios de estudios como el de la Fundación de Cajas de Ahorros prevén que llegue a caer un 15% en 2009.

El precio de las viviendas aún aguanta, pero todo apunta a que la posibilidad de un ajuste inmobiliario gradual en la que se parapetó el Gobierno es muy baja. "La crisis financiera internacional, al restringir el crédito, ha exacerbado los problemas del sector, pero las condiciones para una fuerte caída de la demanda residencial ya se daban antes", mantiene José Luis Alzola, jefe de análisis de Citigroup en Londres. Alzola recuerda que la economía española cogió impulso en 2003, cuando los tipos de interés estaban en el 2% y el barril de petróleo a 20 dólares. Ahora los tipos están en el 4%, las tensiones financieras empujan el Euríbor (de referencia en las hipotecas) al 5% y el endeudamiento acumulado por los hogares equivale ya al PIB español de un año. Y el barril de crudo está en 130 dólares.

Para los expertos en esta ciencia sentimental que es la economía lo más preocupante es lo que ocurre con el gasto de las familias y con los sondeos que se afanan por medir su confianza. El consumo privado, que supone cerca del 60% del PIB español, creció entre enero y marzo al menor ritmo en 13 años. El indicador de sentimiento económico que elaboran reputados estadistas de Bruselas refleja que los españoles tienen las peores vibraciones desde la recesión de 1993. La marcha atrás en las ventas de coches y de los comercios da más pistas.

La preocupación se debe a que un parón del consumo revela que la crisis afecta o afectará pronto a todos los sectores. "El deterioro de la confianza de los hogares está siendo más rápido que el deterioro del empleo", advierte Carlos Maravall, de Analistas Financieros Internacionales. Una circunstancia que, señala, puede ser el inicio de una deriva peligrosa: "La contracción del consumo impactará en el resultado de las empresas y entonces sí que se puede acelerar la pérdida de empleos".

La falta de confianza de las familias se debe, según Maravall, a la alta inflación y al mayor coste de las hipotecas, que limitan la renta disponible y eleva la sensibilidad a las malas noticias.

Un somero repaso al último boletín del Banco de España, también publicado la semana pasada, evidencia que la crisis hace mella en casi todos los sectores, más allá del ajuste de la construcción, "que se acelera". En la inversión en bienes de equipo, que ha tenido un comportamiento extraordinario en los dos últimos años, "los indicadores reflejan una pérdida de dinamismo". De la industria, llamada por el Gobierno a ser palanca de crecimiento, el supervisor destaca su "atonía" y las estadísticas su retroceso.

Para pulsar la situación del sector primario, basta de nuevo con las sensaciones. Pescadores y agricultores, apretados por la brutal escalada del petróleo, multiplican sus actos de protesta para lograr ayudas que alivien sus maltrechas economías. Los transportistas, corazón del determinante sector logístico, también amagan con movilizaciones.

Las miradas de expertos y Administración escrutan lo que ocurre en los servicios, que concentra más del 60% de la oferta española. Se espera que su fortaleza sirva para capear el temporal y absorber empleo de la construcción. El boletín del miércoles arrojaba una lectura desigual: la cifra de negocios cayó un 0,5% en marzo, pero el turismo, que suma casi la mitad del sector, logró una buena cifra de visitantes extranjeros (hubo un 5% más) en el primer trimestre.

La medida de la marcha real del turismo tendrá que esperar a verano, pero nuevos datos publicado el viernes por el propio Banco de España y el INE cambian ya la perspectiva. Las pernoctaciones de extranjeros hasta abril sólo aumentan un 1,3% y el crecimiento real del gasto acumulado hasta marzo sólo sube un 0,6%. Globalia y Orizonia, dos de las principales agencias de viajes españolas, han advertido que las ventas no van bien. El presidente de Iberia, Fernando Conte, añadió este jueves que la situación de las aerolíneas, de nuevo por el petróleo, es "dramática". "Si el primer eslabón de la cadena está así, hay motivos para preocuparse", señala José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, organización que prevé un aumento del 1,6% en el PIB turístico.

Los números del frente exterior tampoco tranquilizan. Las exportaciones crecen al 5%, pero hay malos augurios sobre la evolución económica de la zona euro, cliente esencial de las ventas españolas. Y las importaciones, que debían haberse desinflado con la desaceleración, crecen por el alto coste de la factura energética. El déficit exterior equivale ya al 11,3% del PIB, de nuevo un máximo histórico.

Con este escenario, las previsiones sobre la evolución de la economía española se suceden con la intensidad de una puja a la baja y la palabra recesión se ha colado en los análisis. "Hablar de crisis es enormemente exagerado", opuso este viernes el vicepresidente económico, Pedro Solbes, que descarta que el PIB español retroceda. El jueves admitió que su última previsión (2,3% de crecimiento en 2008 y 2009) puede no cumplirse, sólo un mes después de haberla revisado.

El frenazo de la economía concita ahora tanta atención internacional como lo hizo su acelerado crecimiento. The Economist, biblia del periodismo económico anglosajón, prepara un reportaje especial sobre la situación española. Martin Wolf, columnista estrella en The Financial Times, insistió esta semana en que España debe bajar sus costes laborales si quiere evitar una larga etapa de débil crecimiento como la que viven Italia o Portugal. Es un vaticinio que comparte Olivier Blanchard, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts. "No está claro qué puede sustituir a la construcción", añade.

El Gobierno recuerda la previsión del FMI -crecimientos superiores al 3% a partir de 2010- para mantener que la salida será rápida. Su primera respuesta, un plan valorado en 10.000 millones, ha sido acogido con poco entusiasmo. El propio Solbes reconoció este mes que su principal medida, la deducción de 400 euros en el IRPF, "se tomó como consecuencia de los procesos electorales" y agota ya el margen de actuación que daba el superávit público.

"Hay que gastar dinero público en infraestructuras de agua y energía, flexibilizar el mercado de trabajo y bajar el impuesto de sociedades y las cotizaciones sociales a los empresarios", aconseja Juan Iranzo, del Instituto de Estudios Económicos, próximo a la patronal. Otros expertos, como Alzola o Maravall, creen que la mano de obra inmigrante ya facilita los ajustes rápidos en el mercado laboral y destacan la pujanza de los servicios a empresas (tecnologías de información, consultoría y marketing) o financieros.

En la industria, la biotecnología, la aeronáutica o las energías renovables son buenas bazas para el futuro y pueden alcanzar un peso equivalente al 6% del PIB en esta legislatura. "El gasto en infraestructuras o rebajas temporales en los impuestos son posibles respuestas a corto plazo", afirma la responsable de uno de los principales servicios de estudios. Pero, recalca, lo importante es comprobar si el Gobierno, inmerso en esta zozobra, es capaz de mantener apuestas a medio plazo, como la apertura de mercados, la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevos servicios sociales. -
 

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VIVIENDA. El agujero que no ve salida

L. DONCEL 01/06/2008

Ya nadie se acuerda del famoso "aterrizaje suave" que anticipaban Gobierno y empresarios el año pasado. Nadie se acuerda porque la avalancha de datos catastróficos del sector inmobiliario parece no tener fin. Sólo en esta semana se ha sabido que las compraventas de pisos y la concesión de hipotecas cayeron en marzo casi un 40%; y que el desplome en los visados de viviendas fue todavía mayor, del 60%.

Y si esto parece malo, las previsiones son peores. Los propios promotores, que antes negaban los embates de la crisis, ahora pronostican un futuro aún más oscuro. El G-14, asociación que actúa como lobby del sector, asegura que la situación es más problemática de lo que reflejan las estadísticas.

El mismo sector que ha hecho tan ricos a tantas personas durante la última década se ha convertido en una fábrica de parados, que ha expulsado en el último año a 114.000 trabajadores.

El fondo del problema radica en el exceso de viviendas que se construyeron durante el boom, y sus precios desorbitados. La única salida al túnel pasa ahora por un fuerte ajuste en los precios. -
 

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AUTOMOCIÓN. La venta de coches frena en seco

S. HERNÁNDEZ 01/06/2008

Si se matriculan coches, es que la economía va bien. El automóvil, uno de los símbolos externos más fiables para medir la salud del bolsillo de las familias, ha puesto el freno de mano ante la gran curva que se avecina. Después de cuatro años de vacas obesas, con matriculaciones por encima de 1,6 millones de unidades (por encima de 1,5 millones es un buen año, dice el sector), las ventas han caído a final de abril el 11,5% y los fabricantes ya dan por hecho que el año se cerrará con un retroceso del 10%. Eso si no sigue subiendo el carburante, los tipos de interés y el paro porque al final de 2008 las cifras pueden ser aún peores.

Se acabó el pedir un crédito hipotecario amplio y dedicar una pequeña parte a cambiar de coche. Se acabó el llenar las ciudades de los todoterreno de gran consumo y contaminantes, el fenómeno de los últimos años con crecimiento en las ventas del 20%. Menos mal que las 13 fábricas del territorio español destinan el 80% de su producción al mercado exterior.

Hasta abril la producción creció el 2,9% y el sector cree que cerrará el año con más de tres millones de unidades, como en sus mejores ejercicios. -
 

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COMERCIO. Menos artículos para el hogar

S. H. 01/06/2008

El comercio es otro de los sectores que encaran un difícil momento. Son cinco meses de descensos en las ventas y las perspectivas tampoco apuntan mejoras importantes. En el pasado mes de abril la caída ha sido del 3,4% sobre el mismo mes de 2007.

La alimentación se salva de este panorama y logra un aumento del 1,2%. No obstante, en este segmento se está produciendo un trasvase de las marcas más caras a las más baratas y a las denominadas marcas blancas. Los bienes que sufren más la crisis son los de equipamiento del hogar (muebles, electrodomésticos, ordenadores), cuya vida se alarga por la crisis de confianza de las familias.

Son las grandes superficies las que más sufren la caída de ventas, con el 2,3% en abril pasado. El sector de la distribución aborda un año con dificultades por la caída del consumo y por la presión de los precios en origen.

Aunque los productores acusan a la distribución de incrementar sus márgenes, las tres patronales del sector (Anged, Asedas, CEC) coinciden en algo: el esfuerzo por reducir el margen está incrementando la competencia entre los distintos tipos de comercio. -
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BANCOS Y CAJAS DE AHORROS. Alarma por la jovenlandesesidad

ÍÑIGO DE BARRÓN 01/06/2008

En los manuales de banca, crisis es sinónimo de jovenlandesesidad. Da lo mismo si es por falta de liquidez o porque los activos inmobiliarios están sobrevalorados.

El Banco de España no olvida la crisis de Banesto (1993) ni la de Rumasa (1983). Por eso, ha obligado a las entidades a reforzarse con provisiones extraordinarias que no existen en otros países. Según el supervisor, si llegara una crisis como la de 1993, la banca perdería el 60% de este colchón de provisiones, que ya suman 35.000 millones.

Pero el dato no tranquiliza a nadie. Sobre todo por la rapidez con la que se está deteriorando la situación y por la fuerte implicación de bancos y cajas con el ladrillo.

El último ejemplo son las cajas de ahorros. Según sus resultados hasta abril, los activos dudosos suman 13.000 millones, un 140% más que el mismo mes del año pasado. Pero lo peor es que sólo en abril entraron 2.026 millones en jovenlandesa. Un ritmo endiablado. Ahora las cajas tienen 1,44% de jovenlandesesidad hasta abril mientras que los bancos están en el 1% hasta marzo. Son ratios lejanos al 8% que hubo en 1993, pero la fiesta no ha hecho más que empezar. -
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ENERGÍA. La sed de crudo lastra las cuentas

A. B. 01/06/2008

España tiene más sed de petróleo que otras economías europeas. Para producir lo mismo, el engranaje español emplea un volumen de crudo mayor que la media. A esa carencia se une la alta dependencia exterior; más del 70% del consumo energético se nutre de importaciones, lo que hace muy vulnerable a la economía. Son deficiencias onerosas: el saldo entre importaciones y exportaciones energéticas roza los 5.000 millones de euros.

Los consumidores españoles han visto en muy poco tiempo cómo se dispara el desembolso necesario para llenar el depósito. El litro de gasolina ha superado por primera vez 1,2 euros, tras encarecerse más de un 8% en cinco meses. El gasóleo aún registra niveles superiores, lo que está retrayendo el consumo, según los datos de recaudación del impuesto sobre hidrocarburos.

El panorama a corto plazo no es muy alentador, a la vista de cómo evoluciona el precio del petróleo. El barril de crudo brent, de referencia europea, ha superado los 130 dólares y amenaza con seguir subiendo. Si los expertos aciertan, oscilará entre 115 y 140 dólares a final de año. -
 

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Lo peor del paro está por llegar
Los expertos defienden reglas de flexibilidad interna antes de recurrir a despidos

LUCÍA ABELLÁN 01/06/2008

Empezaron siendo unos cuantos trabajadores de la construcción afectados por el fin de la era dorada. La plaga se extendió a otros servicios afines y, más adelante, a actividades menos ligadas al ladrillo. Ahora ningún sector escapa a la nueva coyuntura. El paro se ha instalado en diferentes ámbitos de la economía, aunque hay algunos, como el turismo y la hostelería, que de momento parecen inmunes. España cuenta hoy con 318.000 desempleados más que hace un año. Y lo peor, dicen los expertos, está por venir.

El primer sobresalto llegará el próximo martes, con los datos del paro registrado referentes a mayo. Tras la cascada de malas noticias que ha deparado ese registro en los últimos meses, analistas y agentes sociales se preparan para otro revés. "La situación puede ser peor si el consumo se desacelera más de lo previsto", advierte Juan José Méndez, director de estudios y proyectos de Ceprede, el centro de predicción económica de la Universidad Autónoma de Madrid.

Las perspectivas a corto plazo son funestas. Este analista se atreve a pronosticar una tasa de paro del 14% -ahora alcanza el 9,6%- con el siguiente argumento: la construcción es un sector muy intensivo en mano de obra y su declive podría enviar al paro a casi la mitad de los trabajadores nuevos a los que ha empleado desde 1997. Méndez sostiene que, lejos de frenar a partir de 2009, el desempleo seguirá aumentando hasta 2011.

Sindicatos y empresarios se muestran más reacios a las previsiones. Son conscientes de que todas, incluidas las oficiales, se han revisado al alza y restan importancia a la idea de contar con un nivel de referencia. "Vamos a atravesar una etapa cruda", admite Jesús Pérez, responsable de Empleo y de UGT. Las cifras del Gobierno van ya por el 10% de desempleo para el año próximo, una tasa que muy posiblemente se rozará antes. El Consejo Económico y Social, órgano consultivo del Gobierno, considera preocupantes los datos conocidos en lo que va de año.

Más que acertar en las previsiones, urge encontrar salidas al desconcierto actual. A corto plazo no hay muchas. Reforzar la obra civil, la rehabilitación de viviendas y fomentar la reinserción de los parados en otras actividades. "Pero hay que pensar en el largo plazo, en un cambio de modelo productivo. Identificar las actividades -industriales, de servicios tecnológicos- que se quiere sean tirón de la nueva economía y fomentarlas", apunta Lola Liceras, secretaria de empleo de Comisiones Obreras.

Tanto Liceras como sus homólogos en UGT y en la patronal coinciden en que este giro de política económica sólo da frutos a medio plazo. Pero insisten en que hay que hacerlo ahora porque, de lo contrario, la economía nunca abandonará la dependencia endémica de actividades poco cualificadas.

Los agentes sociales ponen el acento en la necesidad de alternativas para los trabajadores expulsados del mercado, principalmente de la construcción. Pero dudan de que la recolocación sea inmediata: "El trasvase a otro tipo de actividades es difícil", explica Fernando Moreno, responsable de relaciones laborales de CEOE. Tanto Moreno como los sindicatos y los expertos coinciden en que los servicios públicos de empleo no están cumpliendo la labor de recolocación, lo que obliga a reformarlos. La CEOE es partidaria de que la iniciativa privada colabore con los servicios públicos para aumentar su eficacia y cree fundamental la coordinación entre los diferentes servicios autonómicos. El objetivo es que las vacantes generadas en Murcia puedan llegar a oídos, por ejemplo, de un empresario cántabro.

Antes de recolocar a los trabajadores despedidos, Fernando Moreno es partidario de ensayar mecanismos de flexibilidad interna en las empresas para capear el temporal. Moreno antepone esas herramientas a nuevas reformas laborales u otros cambios normativos: "A veces es cuestión de imaginación, son técnicas de recursos humanos". Como ejemplo, el dirigente de la CEOE cita computar la jornada laboral en dos años y utilizar en cada uno el tiempo más conveniente según la coyuntura.

Marta Alamán, socia de Landwell-PriceWaterhouseCoopers, respalda este tipo de soluciones. Esta experta se refiere a medidas "poco utilizadas en España", como reducciones de jornada que permitan aliviar costes a la empresa sin perder contacto con el trabajador o suspensiones temporales de contratos indefinidos ante una situación de crisis. Por lo general, los representantes de los trabajadores recelan de estas alternativas, pues sumen al empleado en la incertidumbre y en ocasiones lo dejan sin recursos económicos.

Casi tan importante como los datos reales que revelan destrucción de empleo es el efecto arrastre que generan estas noticias sobre los planes de futuro de las empresas. "Es un círculo vicioso. Si pienso que se va a consumir menos produzco menos y, para ello, contrato a menos gente", resume Juan José Méndez, de Ceprede.

Aunque la incertidumbre afecta a toda Europa, España es el único país comunitario donde el paro ha aumentado tan bruscamente. Casi todos los demás registran aún descensos o mantienen el nivel de hace meses. "Lo que nos ha pasado es que estábamos en una burbuja privilegiada y esta nueva situación nos ha pillado de improviso", concluye Marta Alamán. -
http://www.elpais.com/articulo/semana/crisis/vacia/despensa/elpepueconeg/20080601elpneglse_10/Tes/

La crisis vacía la despensa
El aumento del paro y el fin del 'boom' inmobiliario pulverizan el superávit

CONCHA MARTÍN 01/06/2008

Cuando el vicepresidente económico, Pedro Solbes, presentó los Presupuestos de 2008, atacó duramente al PP porque le habían dejado "vacía la despensa" de las cuentas públicas. En ese momento, septiembre del pasado año, no imaginaba, seguramente, que sus palabras se las iba a llevar por delante el huracán de la crisis. No hay superávit que resista al desempleo, la desaceleración del consumo y el desplome del sector inmobiliario.

Solbes logró realizar el sueño de todo ministro que, como él, había heredado un enorme agujero presupuestario, tras la recesión de principios de los noventa. Cerró el año 2005 con el primer superávit de la democracia y lo ha mantenido tres años más. Una gran lección para los demás ministros europeos. Una ventaja inestimable frente al PP, que jamás lo ha conseguido.

Ahora toca despertar del sueño. "Si se pierde el superávit quiere decir que vamos a ser más vulnerables frente a la crisis financiera internacional", afirma Cristóbal Montoro, predecesor de Solbes y en la actualidad portavoz de Economía del PP. "No estamos en una situación normal de desaceleración, sino que sufrimos sobre todo un choque exterior".

El superávit, que ahora puede quedar pulverizado, se ha logrado gracias a los ingresos pero también a los gastos. En los últimos 10 años, los recursos de las administraciones públicas han ganado 2,71 puntos al PIB y los gastos han perdido 2,81 puntos. Las sucesivas rebajas del IRPF se han visto más que compensadas por los ingresos del boom inmobiliario y la masiva incorporación de pagapensiones al mercado laboral.

La inquietud que se destila en los ambientes económicos no parece haber empapado en las esferas oficiales. El Gobierno cree que mantendrá el superávit al menos hasta 2011. Carlos Ocaña, secretario de Estado de Hacienda, quiere lanzar un mensaje de calma. En la situación actual, dice, no se ven las cuentas públicas "como un problema, sino como una fortaleza". Que no haya un superávit "no significa que no tengamos margen de maniobra".

"Toda la lógica de tener superávit en las etapas expansivas, es para que puedas tener déficit en las recesivas", opina José Luis Feito, director del Departamento de Economía de la CEOE. Pero Feito cree que la política fiscal debería haber aprovechado mejor estos años de bonanza y que, por no haberlo hecho, "tenemos un alto diferencial de inflación y somos más vulnerables a los tipos de interés".

Federico Prades, asesor económico de la Asociación Española de Banca (AEB), también cree que "no pasa nada porque desaparezca el superávit, para eso está, para cuando vengan mal dadas". El barco flota si hay agua, dice como metáfora, "la cuestión es si se gasta bien el dinero". Y ahí es donde viene la crítica con medidas como, por ejemplo, la de los 400 euros, el cheque fiscal que el Gobierno da a los contribuyentes del IRPF para que capeen la crisis. "Estoy en contra de este tipo de medidas discrecionales", señala Prades.

Es una medida "equivocada", coincide Cristóbal Montoro; "un sinsentido", añade José Luis Feito. De hecho, el Gobierno la planteó como una forma de devolver a los contribuyentes del IRPF una parte del superávit que han contribuido a generar. En total, 6.000 millones de euros, casi medio punto del PIB. El problema es que ahora el superávit se ha volatilizado.

Toni Ferrer, secretario de Acción Sindical de UGT, dice que "no es para hacer una fiesta, pero tampoco hay que sacralizar ni el déficit... ni el superávit". Recuerda que España está lejos del nivel de protección social con relación al PIB que tienen los países avanzados, pese a que hemos tenido un crecimiento económico superior. El Pacto de Estabilidad con la UE permite tener un déficit en época de vacas flacas. -
 

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TRIBUNA: Primer plano MIGUEL ÁNGEL GARCÍA DÍAZ
El deterioro de los fundamentos

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA DÍAZ 01/06/2008

El deterioro de los fundamentos de la economía española reflejado en el elevado endeudamiento de familias y empresas, el insostenible saldo negativo de la balanza de pagos, el espectacular incremento en el precio de la vivienda y la falta de control de precios anticipaban una desaceleración profunda y brusca del ritmo de crecimiento disfrutado en los últimos 14 años. La crisis financiera internacional ha colaborado a profundizar los daños. Un crecimiento del PIB alrededor del 1,5% en el presente año y probablemente inferior en el próximo tendrá repercusiones negativas sobre el empleo, pero también sobre unos ingresos públicos, acostumbrados a continuos aumentos en la recaudación fruto de la elevada actividad y la fuerte presencia de las operaciones inmobiliarias.

La nueva etapa de la que ya se puede hablar reducirá significativamente los ingresos por impuestos indirectos, en especial del IVA, pero también del impuesto de sociedades y del impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados. El primero es determinante en los ingresos de la Administración central, y el segundo, en los presupuestos de las comunidades autónomas. Los efectos de una ralentización tan acusada en la actividad se trasladarán al IRPF y cuotas sociales al próximo año, con el consiguiente efecto sobre las cuentas de la Seguridad Social.

Este escenario de disminución de ingresos públicos está acompañado de un aumento del gasto provocado por los estabilizadores automáticos, en especial las prestaciones por desempleo; política que, con la información conocida para el primer trimestre, puede aumentar como mínimo en una tercera parte el número de beneficiarios y, por tanto, las necesidades de recursos del servicio público de empleo. Éste ya presentaba un déficit de 782,58 millones de euros en el presupuesto aprobado con un cuadro macro mucho más optimista.

Las conductas enunciadas, a las que sumar el coste de la rebaja en el IRPF aprobada por el Gobierno de la nación (5.000 millones de euros) dibuja un panorama de deterioro de las cuentas públicas con un más que previsible déficit en 2008 en todas las administraciones, con excepción de la Seguridad Social, que podría aguantar con saldo positivo hasta la mitad del próximo ejercicio.

Las circunstancias han cambiado, y del uso de la contabilidad creativa para presentar un aparente superávit, que en el caso de la Administración General del Estado se tornaba en déficit si se incluían las profusas inversiones excluidas del presupuesto al haber sido traspasadas a las sociedades públicas mercantiles (ADIF, SEITSA, AENA, ...), se ha pasado a un difícil escenario. En él, con bastantes menos ingresos, se debe afrontar un cambio de modelo productivo y la protección de las personas menos favorecidas, si se pretende que no se conviertan en víctimas de la crisis.

Pasado el tiempo que permitía el discurso de bajadas de impuestos y elevación del gasto tan en boga entre los políticos españoles en el pasado reciente, ahora se deben elegir cuidadosamente las políticas de gasto, mientras se buscan fórmulas de ingresos que permitan no superar los niveles de déficit obligados por la Unión Europea (máximo del 3% del PIB). Desde este criterio, hubiera sido más coherente utilizar como fórmula alternativa a la rebaja del IRPF destinar el dinero a desarrollar una política amplia en materia de alquiler, ampliar la educación gratuita para los niños de cero a tres años y dinamizar la puesta en práctica de la Ley de Servicios a las personas en situación de dependencia.

El nuevo escenario va a permitir también medir la solidez del sistema de descentralización para afrontar las funciones atribuidas a los diferentes niveles de gobierno, y el grado de responsabilidad fiscal de todos los implicados para no caer en un indeseable proceso de eludir responsabilidades trasladando culpas a terceros. x

Miguel Ángel García Díez es director del Gabinete Técnico Confederal de CC OO.
http://www.elpais.com/articulo/semana/presion/precios/elpepueconeg/20080601elpneglse_12/Tes/

TRIBUNA: Primer plano ANTONI ESPASA
La presión de los precios

ANTONI ESPASA 01/06/2008

El análisis de la economía española tiene que centrarse en el contexto económico internacional que, como es ya bien sabido, se caracteriza por dos hechos importantes. Uno es la crisis financiera que está teniendo efectos sobre las economías reales de los diferentes países, siendo éstos más graves en los países que tenían fuertes necesidades de financiación exterior, como España. Esta necesidad de financiación de la economía española estaba muy relacionada con la fuerte expansión del sector de la construcción, con lo que dicho sector ha entrado en un proceso de recesión agudo. Otro hecho relevante en el ámbito internacional es la fuerte subida de los precios de muchas materias primas, debido, entre otras cosas, pero fundamentalmente, a una mayor demanda mundial que la oferta no puede atender adecuadamente por el momento. Esto es especialmente importante en el caso de ciertos productos agrícolas y del petróleo. La consecuencia de todo ello es que se están generando presiones inflacionistas fuertes en muchos países. En el caso del petróleo la oferta está operando cerca del límite de su capacidad productiva y las subidas de precios están produciendo un cambio permanente en los precios relativos. Esto implica que en países que no son productores de petróleo como España va a ser necesario que se adapten las estructuras productivas y hábitos de consumo a esta nueva realidad en los precios, y que cuanto antes se haga, mejor.

El contexto internacional es de fuerte desaceleración o incluso recesión de la economía de Estados Unidos y de desaceleración a escala global. Con los últimos datos algunos economistas parecen descartar la recesión en ese país. Para la economía de la zona euro se viene prediciendo igualmente una desaceleración, aunque de menor magnitud que la esperada para EE UU. Sin embargo, hay que destacar que con el dato de mayo del indicador de sentimiento económico, el Boletín de Inflación y Análisis Macroeconómico (BIAM) de la Universidad Carlos III ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento dando para 2008 una tasa anual en el rango de 1,4%-2,0% y de 1,2%-2,0% en 2009. Este contexto de bajo crecimiento económico se produce en una situación en la que la inflación ha alcanzado en el pasado mes de mayo, según se ha conocido, una tasa muy elevada, del 3,6%, siendo previsible que el objetivo inflacionista del Banco Central Europeo no se alcance a lo largo de 2008 y 2009, con lo que el BCE será muy reticente a bajar su tipo de interés de referencia del nivel actual del 4%.

En cuanto al crecimiento económico en España, las predicciones del BIAM señalan que las tasas de crecimiento en 2008 y 2009 estarán en los rangos 1,6%-2,1% y 0,7%-2,0%, respectivamente. Comparadas con las predicciones para la zona euro se observa que la crisis en España va a ser más aguda, es decir, se va a reducir más el crecimiento sobre los niveles que se tenían en 2007, y va a durar algo más. Sobre el perfil de esta desaceleración económica el dato del indicador de sentimiento económico publicado este viernes es relativamente esperanzador en el sentido de que su caída ha sido exactamente en la magnitud esperada, es decir, según este indicador en mayo no se han producido innovaciones que agraven las expectativas de bajo crecimiento económico que ya se tenían. Así, trimestre a trimestre se espera que la economía española se desacelere fuertemente a lo largo de 2008 con tasas de crecimiento anual, de un trimestre sobre el mismo trimestre del año anterior, que pasarán de un máximo cíclico del 4,1% en el primer trimestre de 2007 a un mínimo de 0,9% en el último trimestre de 2008.

En cuanto a la inflación, es muy probable que en agosto se registre un pico inflacionista con una tasa superior al 5% y que valores por debajo del 4% no se registren hasta finales de este año. Para 2009 en el BIAM se predice una tasa de inflación en el intervalo 2,1%-3,5%. Este perfil de tasas de inflación en 2008 muy por encima de las de 2007 es común a la zona euro, pero entre España y dicha área se registra un diferencial importante entre las correspondientes inflaciones subyacentes, que procede de los precios de los servicios, ya que en los precios de los bienes, excluidos alimentos y energía, el diferencial de inflación es favorable para España. Parece, pues, que las medidas para luchar contra la inflación en España deben centrarse en propiciar mayor competencia y flexibilidad en el sector de servicios.

Antoni Espasa es catedrático de Econometría, director del Instituto Flores de Lemus.
 

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TRIBUNA: Primer plano JOSEP OLIVER
El final de la década prodigiosa

JOSEP OLIVER 01/06/2008

Las malas noticias se suceden, y con ellas proliferan los indicadores negativos de actividad. Y crece el temor de los ciudadanos, que se interrogan acerca de qué nos ha pasado, y hacia dónde se dirige nuestra economía. Una adecuada respuesta a estas preguntas exige situar las razones del frenazo en curso. Cuatro son los factores que lo explican.

En primer lugar, hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades, gastando más de lo que ingresábamos (desde un 3% del PIB en 2000 a cerca del 10% en 2007). Esos excesos son los que estamos purgando con el ajuste inmobiliario y la moderación del consumo. Además, la crisis financiera internacional, por un lado, y la del petróleo y otras primeras materias, por el otro, han reducido la renta disponible de las familias y han acentuado la desaceleración inicial. A esos tres choques hay que sumar el provocado por el excesivo hundimiento de la confianza. Ahí la brutalidad del debate electoral y los temores que se generaron aparecen como la chispa que ha provocado el incendio. Y, una vez comenzado, éste se retroalimenta: menor confianza, mayor deterioro inmobiliario, menor consumo, menor empleo, menor confianza y vuelta a empezar.

No obstante, el país dispone hoy de activos inimaginables en el pasado. Uno de ellos es un sector público con uno de los endeudamientos más reducidos de Occidente (33% del PIB) y, por tanto, con una gran capacidad de actuación, a diferencia de 1992, cuando el déficit y la deuda se situaban en el 3% y el 55% del PIB, respectivamente. El euro, no obstante su apreciación, es otro factor de confianza y estabilidad en las actuales turbulencias financieras y energéticas. También la experiencia de 1992/1994 es ilustrativa: ¿dónde estaría la peseta hoy con un petróleo a 135 dólares/barril? Y ¿dónde los tipos de interés? Sin crisis energética, entonces la peseta fue devaluada varias veces y los tipos de interés del Banco de España se situaron en el entorno del 10% y los hipotecarios más allá del 15%. En tercer lugar, el empleo supera hoy los 20 millones, una cifra que contrasta con los escasamente 13 millones de 1992. Ese elevado volumen de empleo es garantía de continuidad en la demanda interna. Como lo es, finalmente, un crecimiento poblacional que es de los más elevados de Europa, y que refuerza el suelo sobre el que asentar la frenada del consumo.

A pesar de esas fortalezas, en el inmediato futuro ha de continuar el ajuste inmobiliario. Y, probablemente, deberá extenderse más allá de 2009, hasta recuperar un volumen de viviendas en el entorno de las 300.000/400.000, que es el que el país puede razonablemente absorber. Esta reconversión implica, también, reducir el peso del empleo en construcción a valores sostenibles en el medio plazo. Además, hay que esperar una elevación de la tasa de paro que, no obstante, no debería ser sustantiva, dado que dos terceras partes de los nuevos activos en los últimos años procedían de la inmi gración. Así, parte del ajuste del mercado de trabajo se desplazará al exterior, en forma de menores entradas de inmi gración. No obstante, los próximos ejercicios no vamos a contemplar aumentos relevantes de ocupación, por su inevitable destrucción en la construcción. Finalmente, un crecimiento del PIB en el entorno del 2% para 2008 y del 1,5%-1,6% para 2009, con un consumo a la baja y una demanda residencial todavía muy debilitada, aparecen hoy como el escenario más probable para los próximos trimestres.

En el corto plazo, España dispone de capacidad suficiente para afrontar la desaceleración actual, de forma que el ajuste inmobiliario y el resto de choques que sufrimos no nos conduzca a una recesión. No obstante, para más allá de 2010, hay que tomar conciencia que la década prodigiosa finalizó, y que el país debe ajustar su gasto a sus ingresos. Y dado que se necesitarán algunos años para que los hogares sitúen su nivel de deuda en valores razonables, se vislumbra, también, una nueva década menos expansiva. La fiesta del consumo, y la de la construcción residencial, finalmente terminó. Y los lemas básicos de ese nuevo futuro que nos aguarda serán productividad, competitividad, ahorro, inversión productiva y exportación. Cuanto antes lo comprendamos, mejor para todos.

Josep Oliver Alonso es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona y director de estudios de Caixa Catalunya.
http://www.elpais.com/articulo/semana/cambio/ciclo/necesario/elpepueconeg/20080601elpneglse_15/Tes/

TRIBUNA: Laboratorio de ideas CARMEN ALCAIDE
Es un cambio de ciclo necesario

CARMEN ALCAIDE 01/06/2008

La utilización de la palabra crisis para describir el momento actual de la economía española no debería asustar. El concepto de crisis ha sido utilizado de muy diversas maneras. La cultura china reúne en esta palabra dos términos lingüísticos que desde nuestro punto de vista podrían parecer contrapuestos: riesgo y oportunidad. Es decir, además de señalar la incertidumbre refleja la oportunidad de un cambio fructífero. En la Grecia antigua se utilizaba el concepto de crisis como punto de inflexión y momento de decisión en una situación determinada, normalmente en relación con la guerra (Tucídides). También en el terreno de la medicina, Hipócrates le dio un significado positivo que todavía hoy se conserva al hablar de la crisis de una dolencia o enfermedad.

Todas estas acepciones permiten reflexionar sobre el cambio de ciclo actual de la economía española como un momento inevitable de ajustes y de oportunidades para reconducir el modelo económico de los últimos años basado en el consumo y la construcción hacia un nuevo modelo más sostenible que se base en el ahorro, la inversión y las exportaciones. Una de las preguntas del momento es la intensidad y duración de la crisis ya iniciada.

Para hacer una previsión, existen unas condiciones previas de carácter internacional que nos vienen dadas como variables exógenas sobre las que las autoridades españolas no tienen capacidad de actuación pero cuyas estimaciones son necesarias, introduciéndolas a modo de parámetros en cualquier ejercicio de previsión que se haga para los próximos años. Del comportamiento futuro de estas variables dependerá en gran medida el mayor o menor grado de acierto de las previsiones realizadas.

Así, si la evolución del precio del crudo se mantiene cercana a la hipótesis más utilizada actualmente (entre 130 y 140 dólares barril) o evoluciona hacia alguno de los extremos 100 o 200 dólares, los resultados serán diferentes de los previstos en los modelos que hayan utilizado. El tipo de cambio del dólar con el euro y otras monedas, difícil de predecir, será otra de esas variables exógenas que puede hacer fracasar cualquier predicción. Por último, la evolución de los tipos de interés a corto plazo tanto en Estados Unidos como en la zona euro, decididos por las autoridades monetarias, es otro condicionante fundamental para la evolución de la economía y el acierto/fracaso de las predicciones.

Otro aspecto previo para entender las predicciones es la referencia a los diferentes tipos de tasas utilizadas en la medición y previsiones de las economías en función del crecimiento del producto interior bruto (PIB). La tasa inicial y más sencilla es siempre la tasa intertrimestral, aquella que compara los resultados obtenidos en los indicadores de un trimestre con los del trimestre anterior. Esta tasa, que puede calcularse sobre datos desestacionalizados, nos marca el primer punto de referencia para cualquier análisis pero no debe ser confundida con aquellas cuya referencia temporal es el año. El crecimiento del PIB español en el primer trimestre de 2008 fue del 0,3% en tasa intertrimestral, es decir, respecto al cuarto trimestre de 2007.

Una tasa muy utilizada en los mercados financieros y en la medición de la economía de Estados Unidos es la tasa intertrimestral anualizada, es decir, la variación de un trimestre respecto al anterior elevada a cuatro. Es una tasa que maneja la hipótesis de lo que ocurrirá si durante cuatro trimestres la variable (PIB) se comporta de igual manera que el último trimestre. Este tipo de tasas exagera, en mi modesta opinión, el comportamiento del último trimestre, aunque puede ser esclarecedora de lo que puede ocurrir en el futuro cercano. Así, con los datos del primer trimestre de 2008, el PIB español presenta un crecimiento del 1,7% en tasa intertrimestral (0,3% elevada a 4).

Otro tipo de tasa es la llamada tasa interanual que compara un trimestre con el mismo trimestre del año anterior. Su variación no depende sólo de lo que ha ocurrido durante el último trimestre sino que refleja también los efectos de lo que ha ocurrido durante los cuatro últimos trimestres. Esta tasa refleja mejor la tendencia del ciclo pero está mucho más suavizada que la anterior. Cuando esta tasa marca un claro cambio de tendencia (dos o más trimestres) puede asegurarse que se está en un cambio de ciclo. En el caso de España, el crecimiento del PIB en tasa interanual desestacionalizada tuvo su punto máximo en el primer trimestre de 2007 (4,1%) y comenzó una suave desaceleración en el segundo y tercer trimestre (4% y 3,8%), que se acentuó en el último trimestre del año (3,5%) y especialmente en el primero de 2008 (2,7%). Aunque un crecimiento del PIB del 2,7% pueda considerarse satisfactorio, está claro que la contabilidad trimestral ha señalado claramente el cambio de ciclo.

Con la información histórica disponible más la que se va obteniendo de indicadores económicos parciales más adelantados, los analistas elaboramos nuestras previsiones incluyendo hipótesis sobre las variables exógenas. En la actualidad, a medida que los indicadores disponibles van confirmando una evolución peor que la de los trimestres anteriores las previsiones se van corrigiendo a la baja. Así, mientras la media de los analistas situaba en el mes de mayo el crecimiento del PIB en 2008 en el 2,2%, cercano al último escenario del Gobierno (2,3%), las nuevas previsiones que van apareciendo se sitúan en torno al 2% e incluso por debajo de esta cifra.

La gran pregunta en este momento no es si ya estamos en crisis sino si entraremos o no en un periodo de recesión y, en el supuesto de que no se llegue a esa situación, cuánto va a durar el periodo de desaceleración. Frente a las diferentes opiniones y posibilidades, me inclino a pensar que podemos estar en un cambio de ciclo necesario cuyo ajuste debería ser, además de inevitable, rápido (la famosa V), y que las autoridades deberían aprovechar para dejar que los estabilizadores automáticos actúen y, en todo caso, para impulsar la inversión productiva en infraestructuras, y especialmente en los sectores de la energía y el agua, tan necesarios para un crecimiento futuro más estable.

Carmen Alcaide es economista y ex presidenta del INE.